Presos políticos mapuche desde cárcel de Temuco
Saludamos a las autoridades ancestrales mapuche, a pu peñi
ka pu lamgen, y a la opinión pública en general.
Desde siempre, la elite social amparada en el Estado de
Chile, ha buscado someter política y militarmente al pueblo mapuche,
despojándolo de sus tierras e instalando su modelo económico devastador e
insostenible. Ejemplo claro de aquello es la implementación de su modelo forestal
y agrícola, focalizado en pequeños grupos familiares que monopolizaron dichos
rubros. Durante mucho tiempo, los menoko, leufu, winkul y demás, han “estado a
merced de estos grupos, que a costa de su supuesto “progreso, han destruido y
arrasado con la naturaleza que el mapuche siempre defendió y defenderá.
Por ende, es necesario contextualizar, de cierto modo,
nuestro quehacer frente a este ecocidio, para dar un mejor entendimiento a
nuestro actual proceso.
Así, es que transcurría el año 2020, y como consecuencia de
la ineficiencia en los procesos de devolución de tierras al mapuche, diferentes
territorios, lof y comunidades optaron por intensificar las recuperaciones
territoriales con el fin de controlar, proteger y restaurar el itrofillmogen,
aumentando día tras día la propagación de fundos en recuperación. En Imperial,
Labranza, Lautaro y distintos puntos del Kautin, las comunidades mapuche se
movilizaban por una demanda transversal e histórica: La devolución del territorio
usurpado por latifundistas y forestales. Así pues, entre controles sanitarios
evadidos, caminos alternativos y pases de movilidad, se llevaban adelante los
txawun por las justas reivindicaciones territoriales y la unidad en el weichan.
Por un lado, José Miguel y su familia, miembros del lof Rengalil, participaban
de diversos txawun convocados en Imperial, Boroa, Santos Kilapan, Metrenco, entre
otras, posicionando el peligroso desarrollo del plano regulador en Labranza, en
pos del avance inmobiliario, así como también denunciaban y combatían contra la
instalación de subestaciones eléctricas y líneas de alta tensión por la empresa
multinacional Besalco, las que venían a sepultar y profanar espacios sagrados
como nguillatuwe, paliwe, y eltuwe. Paralelamente, Gino Bianco del lof Muko,
asumía compromisos en justas reivindicaciones territoriales, redoblando
esfuerzos para participar en diferentes txawun e instancias de nutramkawvn,
nutriéndose de la historia local, aquella de los históricos años 60 y 70, en
dónde las corridas de cerco devolvían las esperanzas a los chachay de recuperar
el territorio usurpado en fundos emblemáticos como el fundo Huerqueco y el
fundo tres Hijuelas, de los latifundistas Guillermo Faure Silva y Carlos Taladril,
respectivamente. Por otro lado, Nelson Queupil del lof Ladquihue de Labranza, unos
años antes (2016), ya hacia ingreso junto a su lof al fundo La Montaña, en
aquel entonces en manos de las familias Ibáñez y García, y de Jaime Muro Cuadra.
Se familiarizaba con procesos abiertos en conflicto en territorios controlados,
realizando siembras, nguillatun, y trabajos productivos en espacios recuperados,
reafirmando sus convicciones en pos del proyecto de reconstrucción del pueblo.
Hoy, el denominador común de estas tres personas es su posicionamiento antagonista
al modelo económico establecido, que destruye y saquea la ñuke mapu; es su
compromiso y su consciencia social, y ser partícipes activos de la lucha por la
reconstrucción y liberación mapuche. Por esto, el proceso de persecución, criminalización
y encarcelamiento de diferentes actores sociales se ha vuelto una constante por
el estado chileno, con el fin de defender los intereses económicos de la elite
empresarial, quienes al verse vulnerados por las diferentes expresiones
sociales y políticas mapuche, presionaron a los diferentes poderes del Estado
en busca de la creación de leyes que pudieran frenar el avance inminente por la
liberación y reconstrucción de nuestro pueblo.
Libertad a los presos políticos mapuche
Nelson Queupil Soto,
Gino Bianco Menares,
José Miguel Vejar Hernández.





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