miércoles, 28 de junio de 2017

CARTA DE PETICIÓN DE CESE MASÓNICO del DR. SALVADOR ALLENDE GOSSENS

Al Querido Hermano:
Luis Olguín Blanco
Venerable Maestro de la
Respetable Logia Simbólica "Hiram" No. 65
Presente.-

Creo que, tal vez, en ninguna alternativa anterior de mi existencia había experimentado una emoción más intensa y compleja como la que afronto en la presente oportunidad: he de esperar que esta comunicación traduzca ante el Querido Hermano y Venerable Maestro y mis Hermanos, lo más genuino y auténtico de mi pensamiento.

Las alternativas propias de un destino profano pletórico de contingencias de lucha, me connaturalizaron con el principio de que es esencial el frío análisis colectivo para adoptar resoluciones de gran trascendencia.

Pero en tales coyunturas siempre -antes que ahora- comprendí que actuaba en función de procesos sociales y políticos e igualmente en función de organizaciones de muy claras concepciones interpretativas de la historia, regidas por programas concretos y atendidas a estrategias y tácticas consecuentes.

Capté que no era yo, aún acerca de mis propios actos, el árbitro supremo y exclusivo.

Encarné aspiraciones de carácter general que personificaban a miles de chilenos y, por lo mismo, aunque se me dispensara el honor máximo de las más elevadas responsabilidades cívicas, medí los hechos con un compás de justo brazo y según una cabal escala de valores objetivos.
Mis pasos tenían que reflejar un fenómeno amplio.

Y conforme a este criterio, jamás me dejé arrastrar por la jactancia de echar sobre mis hombros el fardo de algo que me transformara en una especia de agente de lo irreparable.

Siempre me miré, antes que nada, en la faz de mi conciencia; pero aboné mis procederes y eligiré su peso, en lo que consideré como una correcta interpretación del sentir de la comunidad.

En este instante no he consultado a ser humano alguno, porque ello no procede.

Obro, teniéndome a mí mismo como único consejero.

Por un impulso íntimo e inducido por ansias y anhelos nutridos de lo bueno y alimentado también por el ambiente familiar, con humildad y fe en lo positivo de la condición del hombre, detuve mi ruta profana.

Golpeé, hace cerca de 30 años y en plena muchachez, ante las puertas de la Orden.

Dejé oír mi solicitud iniciática; Hoy, al cabo de tan larga etapa de trabajo y convivencia, he resuelto cerrar esta dilatada trayectoria, sin haber interrumpido jamás mi asiduidad a los Talleres.

 ME ACOJO A MI TEMPLO ÍNTIMO

Me alejo de los templos, por magníficos que ellos aparezcan ahora en la suntuosidad de su arquitectura y me acojo al templo íntimo que, en plena madurez de condiciones, he logrado edificar para mí mismo.
Este Templo, construido con los sólidos muros del idealismo; traducido en la justicia social, la libertad concreta extraña a toda alienación; apoyado en la fraternidad por la proscripción de las clases sociales y de la igualdad por la derogación de cualquier discriminación, ya sea racial, religiosa, económica o cultural, es obra de múltiples experiencias acumuladas con el correr del tiempo.

Surge mi formación, de estudios hechos, de circunstancias y emociones tan variadas como ricas, en las que el éxito y el fracaso se confundieron; en que las amarguras y las decepciones se borraron ante el desinterés de los humildes y los ejemplos anónimos y edificantes y también de mis muchas jornadas de mi alternancia Masónica.

Cuanto acumulé a través de treinta años de trabajo en los talleres de la Orden, tiene inobjetablemente caracteres de piedra fundamental para mí.

Pero no deseo que semejante cimiento angular sufra menoscabo y velando por preservarlo ante mis ojos con fuerza y vigor he resuelto poner entre lo actual y contingente y los grandes valores, la neutralidad de la distancia y su benévola perspectiva.

Me alejo sin reservas espirituales de ningún especie; con hondo sentido de la fraternidad hacia todos mis hermanos y ansiando solo que se me excuse, si inadvertidamente, con actos o palabras dijera, siquiera rocé espiritualmente a algún Hermano en nuestros Talleres.

Solicito mi carta de retiro por imperativo de mi conciencia.
Y ante esta, todo requerimiento extraño al propio yo, ha de detenerse y todo sentimiento ha de postergarse.

El precio de semejante estrictez es muy duro.

Pero se alcanza una compensación: la conformidad consigo mismo y la paz que traen el tiempo y su transcurrir.

Aspiro que mi último contacto material con los Talleres pueda ser de alguna utilidad.

Ello es mi deber postrero como Masón activo.

Por lo mismo, pensaré en voz alta, con el único ánimo de que mi franqueza contribuya a clarificar conceptos, a evitar dudas en los iniciados -ojalá así sea-, también a enriquecer a quienes han alcanzado la plenitud Masónica, ya que el acervo moral no cesa jamás de perfeccionarse por la adición incesante de puntos de vista.

Estudiante en un período de fragor social y político y médico joven, de acción profesional amplia y anónima, fui tremendamente golpeado por el impacto de la realidad patria y que, por decirlo sintéticamente, en su estructura económica, cultural, social y política, es la de toda América Latina.

De ambiente familiar sin prejuicios dogmáticos y atraído por el papel protagónico de los Masones desde los albores de la independencia; por la dura tarea de la Orden en su inalterable lucha contra el mal y por el bien; por la acción profana de la institución en sus afanes de eliminar la desigualdad social; por sus esfuerzos para barrer la intolerancia y superar el oscurantismo y por imponer un régimen de igualdad de derechos y de expectativas para todos los hombre ingresé a la Orden.

Es no escasa medida también ejerció influencia en mis preocupaciones de bien público, mi devoción hacia la figura de mi abuelo, el doctor Ramón Allende Padín, ex Gran Maestro de la Orden y fundador de la primera escuela laica de Chile. 

Larga trayectoria en la que he recibido honrosas muestras de confianza de mis Hermanos, como la Maestría y la jefatura de mi Taller, me han hecho formarme un juicio que estimo apoyado en la realidad de nuestro ámbito fraternal.

Además, imagino que son muy escasos los Hermanos que han visitado tantas Logias como yo, a través del territorio nacional, durante tantos y tantos años que llevo procurando descubrir en su integridad social a Chile y las características de sus gentes.

UN INCENTIVO DE SUPERACIÓN

Desde un punto genuinamente teórico, la Orden Masónica es una institución perfecta.

Esencialmente aspira a una meta que carece de ubicación determinada en el tiempo y que, por lo mismo, representa un incentivo permanente del más alto nivel: la superación del hombre en sí.

Los métodos que sustenta para promover semejante proceso son inobjetables por su contenido y significación.

En efecto, su sistema de gradación iniciática, sinónimo de esfuerzo, disciplina, constancia, etc., no puede merecer el más leve reparo.

Su lenguaje simbólico, más allá de la belleza que encierra en sí, ofrece la enorme  ventaja de que las imágenes, que superan el frío significado preciso de los términos, ponen en vibración sugestiva y creadora todos los resortes de la imaginación interpretativa y de los sentimientos.

Y el Ritual del intimo contacto  de los símbolos,  planea  fórmulas expresionales y hasta organizativas  que ennoblecen la convivencia.

La Orden, en sus aspiraciones de fondo, podría mirarse quizá si como la más acabada expresión del humanismo, ya que no incurre en dogmas  - sinónimo de drama histórico- que singularizan las religiones.

En su aspecto formal, la Orden también reconoce principios de una vigencia indiscutible: genuina democracia; una indispensable jerarquización funcional de valores y una precisión nítida de las delimitaciones entre los diversos órganos de su estructura.

Obviamente,  dentro de los Talleres se crea,  así una realidad que debería  hacer de cada Hermano un hombre libre, de buenas costumbres, apto para cultivar la igualdad, la fraternidad, la tolerancia, y en suma, un ciudadano auténtico de la libertad integral.

En la sociedad Masónica y en el pueblo Masónico nace, en cierto modo, un mundo que refleja el ideal de estructura  de la comunidad, no solo ya en su carácter  nacional,  sino en la esfera universal.

 APERTURA AL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Este mundo ideal en que vive  el pueblo Masónico,  ¿puede bastar al hombre real,  al hombre común,  que se desenvuelve  dentro de los imperativos tan concretos de una nación?

En este interrogante radica un gran problema, pues, en los hechos, se aprecia una contradicción.

Los Masones giramos en torno de la Igualdad, la Libertad, la Fraternidad como suprema síntesis de la convivencia colectiva.

Procede hacer una observación: ¿quiénes integran nuestra Orden?

¿Podría, con honestidad intelectual, imaginarse que su composición refleja a la sociedad chilena de hoy?

La respuesta, al menos en mi comprobada  experiencia, tiene que ser negativa.

En la Orden solo se cobijan elementos de la burguesía.

No hay éste aserto calificativo de ninguna especie. Es un hecho y nada más.

En consecuencia, los principios que animan la vida Masónica son practicados por un grupo -no el más vasto- de nuestra comunidad.

¿Debe la Orden permanecer  indiferente ante una vacancia de la clase trabajadora como la que enuncio?

Más aún,  ¿se trata de un fenómeno accidental?

La ausencia de elementos extraños a la burguesía es grave, tanto  mas cuanto que fenómeno tiende a acentuarse, ya que la historia acredita que hubo épocas en que nuestros Talleres se vieron decorados por muchos  y preclaros  Hermanos, que respondían, por lo menos a una extracción  artesanal y que también predominaba en el mutualismo.

¿Ingresa a la Orden en forma ininterrumpida, una raudalosa corriente de juventud, de estudiantes, de elementos representativos de la intelectualidad nacional en marcha?

Tengo la impresión de que la respuesta, aunque menos categórica  que en el caso de los trabajadores, tiene también que ser adversa.

En mi trayectoria  de Masón activo, siempre me promoví estas cuestiones.

Las conclusiones fluyen con extrema  facilidad: determinados sectores sociales y aun estratos muy influyentes de la burguesía progresista no sienten que la Orden responda a los requerimientos del mundo contemporáneo.

¿Por  qué? Por dos razones principales: por el desconocimiento de lo que es en sí la Orden y por la actitud de algunos Hermanos, que contradicen en el mundo profano lo que se imagina deben ser los principios de la institución.

En su incesante afán de superación humana,  la Orden tiene,  sin embargo, metas que son esenciales para que tal perfeccionamiento pueda alcanzarse. Se plantean como tales la Igualdad, la Libertad,  y la Fraternidad, y sus derivaciones.

Algunos Hermanos consideran estos elementos en una órbita exclusivamente abstracta  y formalista, eludiendo toda consideración de sus aspectos reales en la convivencia y que aparecen como algo sine qua non para el imperio de estos principios.

Puede argumentarse que la Orden, si entra en estas actitudes temporales, pasaría  rápidamente hacia su transformación en un partido político.

Hay en esta apreciación un juicio simplista que exige análisis.

En primer término, tiene que pensarse en la época en que la institución Masónica afianzó su etapa moderna, ya que no es del caso remontarse a entidades esotéricas del mundo antiguo, del Renacimiento o del feudalismo.

La actual trayectoria corresponde a un período en que recién se comenzó a luchar por la emancipación del hombre con un sentido propiamente "humanista".
¿Cuál era el nivel en que podía librarse esta confrontación de valores?

Sólo en los espíritus selectos que, por su capacitación intelectual captaban que las únicas expectativas de progreso radicaban en el afianzamiento de ciertos conceptos de derecho, sinónimo de garantías individuales.

Se promovió, así,  el avance y perfeccionamiento de las instituciones constitutivas del Estado, al libre examen y al desarrollo capitalista como oposición al medioevo.
La Orden partió en su ruta actual bajo el imperativo de fortificar las instituciones políticas y sus estructuras .

Es decir, fue reflejo de una etapa en que las condiciones predominantes restringían las posibilidades de los seres superiores a hacer más y más correctas las manifestaciones superestructurales y formalistas de la sociedad.

Y nadie puede ignorar que semejante enfoque se abría solo para los espíritus más cultos y generosos de la burguesía  y de la intelectualidad.

Y, desde entonces, la Orden para muchos Hermanos ha fincado su supervivencia en subrayar el carácter abstracto de su contenido.

Me inquiero, ¿puede una institución mantener su fuerza y su vigor situándose al margen del "devenir" histórico y preocupándose sólo de conceptos relativos?

A mi juicio ello sería una vana aspiración que,  a lo más relegaría  la Orden a una labor ateneísta y de grata convivencia  puertas adentro.


LA REALIDAD CON MIRADA VIGILANTE

A mi juicio, la Orden  tiene que medir la realidad que la circunda, tanto nacional como latinoamericana y universal, con mirada vigilante y actual.

La declaración de principios y reiterados Conventos así lo disponen.

No se puede sobrevivir sólo en razón de bellas tradiciones y del mérito del papel que se desempeñó en acontecimientos históricos.

Nadie ignora que los deslumbrantes avances científicos y técnicos han transformado en sus raíces mismas muchos conceptos.

Diríase que la mayoría  de las palabras conservan su sentido esencial; pero que resultan ineficaces para expresar las dimensiones de los nuevos valores que trastocan el mundo en sus elementos determinantes.

Es acertado imaginar que un régimen jurídico liberal, a través de las  disposiciones constitucionales, podría, por ejemplo, garantizar la libertad de los hombres, en el sentido de evitar la presión arbitraria.
Evidentemente, el régimen jurídico representa un progreso sobre la etapa en que predominaban el absolutismo y la arbitrariedad.

Igualmente constituyó un enorme avance la división  y la autonomía de los Poderes del Estado, etc.
Nuestra Orden cumplió en ese sentido una noble misión, no solo por la filosofía que imprimió en sus afiliados, sino por la batalla que libró frente a instituciones que, como la Iglesia, eran sinónimos de un status quo absolutista.

Pero, ¿Puede hoy restringir sus esfuerzos a semejantes aspiraciones?

No, y por una razón muy simple: en el estado actual alcanzado por las ciencias y sus técnicas derivadas, es dable ir más allá: se está en condiciones de organizar un régimen que origine un humanismo, claramente configurado.

Es alcanzable hoy la libertad  concreta, y no solo la libertad de espíritu.

Antes, la gente de privilegiada sensibilidad y cultura se limitaba a alcanzar la hegemonía de su propia conciencia mientras las grandes mayorías quedaban al margen de todo avance.

Hoy, nadie debe ignorarlo, resulta viable procurar a todos los seres los elementos que requieren para satisfacer sus necesidades biológicas, espirituales y culturales, en cualquiera de sus expresiones y matices.

Es posible dar estructura a una comunidad en que haya sistemas planificados, aptos para derrotar las alienaciones efectivas que subordinan al hombre.

Y un ser liberado en términos concretos tiene acceso a la más genuina, fecunda y típicamente  humana existencia del espíritu y a una moral también genuinamente humana y social.

Hoy, el hombre puede, en forma efectiva, desarrollar los tributos que lo diferencian de los demás seres.

Es factible construir una comunidad en forma y en marcha.

En forma, para responder eficazmente a los requerimientos que singularizan al hombre y su presencia, y en marcha, por la experiencia que es posible alcanzar ininterrumpidamente metas que la imaginación se revela incapaz de concebir.

Es dable, así,  cumplir integralmente, en el espíritu y la materia, un humanismo que, por si, justifica nuestra Orden y que, a mi juicio, traduce el símbolo del Gran Arquitecto del Universo.

¿Cómo podría o debería proceder nuestra Orden en su labor para alcanzar tan loables finalidades?

La exclusión parece ser el método más adecuado para responder.

No puede, sin lugar a dudas, enunciar fórmulas programáticas definitorias para dar solución a los problemas objetivos de la realidad, porque con ello seguramente alteraría  la fraternidad, constituyéndose en un partido político o en una suerte de organización semejante, cuyo destino, en último término, habría  de ser predominio institucional, con todas las proyecciones y consecuencias que esto trae consigo.

No puede, igualmente,  desentenderse de semejante realidad, ya que los hechos son porfiados y las vacancias que se comprueban en la composición de la Orden -vacancias tanto cualitativas como cuantitativas- revelan que algo origina esta falta de atracción en la comunidad.

 UNA MISIÓN GRANDE Y EXCELSA

A mi modo de ver, la Orden tiene una misión grande y excelsa: sin precisar enunciados de soluciones programáticas debe inculcar a sus afiliados que hay que definir con vara actual los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad  para que surja una sociedad exenta  de alienaciones, eliminando la cesantía abierta o disfrazada por los salarios insuficientes; para que se evite la enfermedad suprimible; para que no se operen las muertes anticipadas; para que exista un sistema de seguridad social funcionalmente correcto y eficaz en su acción, para que se erradique el analfabetismo y para que se abra a todos el acceso a las anchas rutas de la educación/cultura en sus múltiples expresiones y creaciones; para que se reconozca el derecho a la vivienda que llevan en si todos los seres y para que el esparcimiento se encuentre al alcance de la generalidad, tanto en el orden físico y espiritual y no represente, como hoy acontece, un privilegio económico de los sectores que menos lo requieren por su vida grata cotidiana.

Trasladados estos conceptos al orden internacional, se eliminará el subdesarrollo de los países; se afianzará la paz y se impondrán los derechos entre los Estados, más allá de las fórmulas organizativas o de su poderío bélico.


LA LUCHA CONTRA LA OLIGARQUÍA EMPRESARIAL AGRÍCOLA-CITADINA
Esta posición de nuestra Orden necesariamente la llevará a luchar con quienes, acéptenlo o no, son índices de postergación generalizada y con quienes disfrutan de las ventajas de un status quo insostenible por antihumano y antisocial.

Estas mismas batallas se libraron ayer y ahora ellas deberán librarse contra la oligarquía empresarial, el feudalismo agrario; la concentración financiera monopólica; el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, y el oscurantismo religioso y dogmático.

La Orden, si acepta tal actitud consecuentemente con las responsabilidades de nuestra hora, no podrá guardar silencio y enclaustrarse en sus templos.

Sus filas, en cambio, se verán engrosadas y fortificadas de modo que sus enseñanzas trascenderán decisivamente al medio.

Pero una Orden que nada dice cuando se siembra el terror psicológico masivo sobre la base de la mentira internacional  durante nuestros procesos cívicos, es algo sin valor espiritual.
Una Orden que no reacciona para procurar que no se vulneren la soberanía y la libre determinación de los pueblos, es algo también sin vida.

Una Orden que nada dice cuando se invaden y masacran  los pueblos porque una nación se reserva  el derecho  de determinar, por sí  y por su poderío bélico, cual es el sistema político  y económico que considera aceptable, es una institución que no vela por la Libertad, ni por la Igualdad ni por la Fraternidad.

Nadie puede inferir en estas apreciaciones que yo pretenda que la Orden se transforme en movimiento político.

Pido, sencillamente, que forme a sus miembros en los conceptos que son su razón de existir, pero trasladados éstos a su significado, contenido y dimensiones presentes.

A través de toda mi labor,  principalmente en los últimos años he procurado que los Hermanos adquieran una conciencia de estos hechos.

En importantes actos de la Gran Logia he denunciado la colusión gigantesca puesta en marcha entre la Iglesia, el imperialismo y la oligarquía empresarial nacional e internacional para preservar el statu quo que origina que la sociedad chilena no esté al margen de los riesgos colectivos - hoy técnicamente eliminables -  siempre que impere un régimen político  y de Gobierno que así lo desee.

El sistema en vigencia hace que las mayorías no se revelen integradas por seres humanos  "libres y de buenas costumbres", sino en alta cuota por seres alienados, frustrados y agobiados por las taras de la miseria, la explotación, la marginación, la enajenación, etc.

A través de una muy prolongada jornada también he tratado de contribuir a que en los talleres se desentrañen objetivamente los elementos que configuran la realidad, definiendo en todos sus grandes lineamientos los factores que, en conjunto dan pie al subdesarrollo en Chile.

Hasta ahora, he de reconocerlo, esta adaptación de las concepciones  de mis Hermanos al mundo de hoy se torna difícil.

He hecho un esfuerzo grande, a pesar de que mis tareas profanas me absorbían en inmensa medida.
He cumplido conmigo mismo.

En el aspecto interno se han adoptado normas institucionales que,  en mi concepto,  vulneran gravemente el sentido democrático de la institución.

Tal juicio me merece  y lo representé en forma del todo regular, la última enmienda constitucional que ha llevado a posibilitar la reelección del Serenísimo Gran Maestro.

Esgrimí objeciones morales y también genuinamente institucionales, ya que toda entidad, de cualquier naturaleza que ella sea, ha de abrir válvulas para la renovación.

Si no se considera conveniente brindar tales expectativas,  se llega al corolario de que la misión del Sembrador no ha sido útil, pues no se ha dado origen a los frutos de cuya nobleza se tenga certidumbre.
Podría, ante todos los hechos que he analizado, adoptar una alternativa: seguir junto a quienes comparten mis ansias de renovación dentro del pueblo Masónico o darme por vencido y guardar silencio.
Pero no haré ninguna de ambas cosas.

No creo útil para los Hermanos, cuyos puntos de vista comparto en su alto significado Masónico mi permanencia en la tarea junto a ellos, pues soy un político de acción militante muy definida y, por lo mismo, resulta fácil esgrimir la mezquindad de imputaciones partidistas para desconocer y desnaturalizar la raíz Masónica de mis afanes.

No me acojo al silencio y envío esta nota a mis Hermanos explicando con franqueza mis ideas.
Aspiro que esta comunicación sea juzgada en su exacta dimensión y que ella llegue a constituir un incentivo más para las inquietudes de tantos Hermanos.

Me resta formular algunas explicaciones estrictamente subjetivas.

Experimento desgarramiento al alejarme de la casa que, espiritualmente, fue la mía por tantas épocas.
Tengo conciencia de que, dentro y fuera de los Talleres, me comporté como un Masón.

Siempre, aun a riesgo de mi posición política, reivindiqué públicamente mi formación iniciática; ante el ataque  aleve contra la Orden siempre se me halló delante,  ya sea en el Parlamento, en el Comité o en la Asamblea Popular.

Aun dentro de los organismos superiores dentro de mi partido hube de poner de realce la no incompatibilidad entre los principios de la Orden y los programas de tipo socialista: entonces, al igual que esta comunicación trate de analizar la realidad de lo que es, en esencia, nuestra institución Masónica.

Es decir, creo que en mi la siembra fue fecunda y al incurrir en esta mención, recuerdo con recogimiento y gratitud a quienes me brindaron la iniciación, a quienes me prodigaron la generosidad de su ejemplo y a quienes me estimularon a desbastar la piedra bruta.

Mi emoción solidaria se traslada igualmente hacia los Hermanos que, sin vulnerar la prescindencia política de la Orden me procuraron su inapreciable apoyo a mi trayectoria  profana, me alentaron con la fe en los postulados de justicia social y me entregaron tantos y tantos testimonios de solidaridad abierta y extraños a cualquier propósito subalterno.

Me acojo a retiro.
Formulo votos por la prosperidad de la Orden dentro de una efectiva misión social, para bien de la Patria Continente América Latina y del mundo.
Deseo que la felicidad más genuina marque el destino de todos y cada uno de quienes son y seguirán siendo mis Hermanos de verdad.
Saluda muy fraternalmente al Venerable Maestro

Firmado:
Dr. Salvador Allende Gossens.
Santiago, 21 de junio de 1965.

N. de la redacción: En la investigación realizada por el Centro de Estudios Políticos Latinoamericanos General Libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco, de la Fundación Presidente Dr. Salvador Allende Gossens de España, se precisó, que la respuesta de la Logia, de fecha 5 de Agosto de 1965, comunica que aquella “habiéndose reafirmado una vez más la coincidencia de nuestros planteamientos , acuerda, por una unanimidad, rechazar la solicitud de la carta de retiro presentada por el hermano Salvador Allende Gossens.

Lo subrayado es nuestro.


Valparaíso, 26 de Junio de 2017.

Compañero Presidente Dr. Salvador Allende Gossens

Siempre es 26 de Junio para su Pueblo Chileno que tanto amó.

De hijo en hijo –bien nacido-, mientras nuestra Patria Continente América Latina y El Caribe viva, el eco de su nombre y de su heroico ejemplo estará presente y resonará en lo más viril y honrada de nuestras entrañas. “Oímos ruidos de cadenas que se rompen”, es el espíritu del luchador social, del libre pensador, del Prometeo del Pueblo Chileno, el compañero Presidente Dr. Salvador Allende Gossens que lucha por la liberación de su Pueblo.

“Con serena firmeza y viril energía: la herencia maldita; heredamos una sociedad lacerada por las desigualdades sociales. Una sociedad dividida en clases antagónicas de explotadores y explotados. Una sociedad en que la violencia está incorporada a las instituciones mismas y que condena a los individuos a la codicia insaciable, a las más inhumanas formas de crueldad e indiferencias ante el sufrimiento ajeno [...] Los chilenos seremos verdaderamente libres, cuando no haya ignorancia, cesantía, explotación del hombre por el hombre, ni miseria moral ni fisiológica en nuestra Patria”.- 
Dr. Salvador Allende Gossens, Presidente de Chile. 5/11/1970.

Con esperanza y memoria.


Lic. Yirsela Peirano Cofré.
Asistente ADDHEE.ONG

Certificó:
Prof. Moreno Peralta/IWA

Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG

jueves, 22 de junio de 2017

Conferencia de Salvador Allende en la Gran Logia de Colombia


Ante la complejidad de los problemas políticos, económicos y sociales a vencer en el mal llamado período de “crisis” a nivel nacional e internacional, que se echan unos a otros los políticos, que no están a la altura de las circunstancias y obligaciones, parafraseando al maestro libertador José Martí Pérez, les decimos, a los trabajadores, a los jóvenes y a las personas conscientes “la libertad es el derecho que toda persona, ser humano, tiene a ser honrado, a pensar por sí mismo y hablar sin hipocresía. Una persona que obedece a un mal gobierno sin luchar para cambiarlo, no es una persona honrada, honesta, etc. El niño, el joven que no piensa en lo que sucede a su alrededor y se contenta con sobrevivir sin saber si vive honradamente, es como un individuo, que vive del trabajo de un bribón y está en camino de ser bribón…”
A los trabajadores, a la juventud, a nuestros asociados, le hacemos llegar adjunto la clase magistral de un ser humano leal, honesto, digno y consecuente que hizo historia, el Presidente de Chile Dr. Salvador Allende Gossens, dada en la Logia de Colombia, mirífica, didáctica, orientadora y muy vigente que nos precisa que “el pasado no está olvidado, muerto, ni siquiera ha pasado”. “En tiempos infames como el actual en que reina la mentira, decir la verdad es un acto revolucionario…”
“Rompan el aislamiento, vuelvan a sentir la satisfacción de un acto de dignidad, de libertad, hagan circular esta información…”
“… LAS PERSONAS SIN IDEAS ARRAIGADAS Y SIN PRINCIPIOS, SON COMO LAS EMBARCACIONES, QUE PERDIDO EL TIMÓN, ENCALLAN EN LOS ARRECIFES”
Plan :. pronunciada por el Q :.  H:. Salvador Allende, presidente de Chile, durante la Ten:. del Gran Ori :. de la Gran Log:.  de Colombia, con sede en Santafé de Bogotá, el día 28 de agosto de 1971.
Serenísimo Gran Maes:. de la Gran Log:. de Colombia, QQ:.HH:. Integrantes del Sup:. Con:. Altos Dig :. de la Orden, QQ:.HH:. todos:
Pienso, mirando hacia el comienzo de mi vida, y aún joven, que no recibí con facilidad el derecho de ser miembro de la Gran Logia de Chile, porque había sido un estudiante rebelde. Y si golpeé las puertas de la Resp:. Log:. Progreso # 4 de Valparaíso, lo hice con la profunda convicción y teniendo el acervo de los principios masónicos inculcados en mi hogar y en el hogar de mi padre.
El Q:.H:. Ramón Allende Padin, fue Serenísimo Gran Maestro de la Gran Logia de Chile y fundador de la Logia cuyas puertas se abrieron para mí en Valparaíso, siendo la segunda Logia en el país. Tenía plena conciencia de que la Orden no es ni una secta, ni es un partido. Que al desbastar el hombre la piedra bruta, se preparará para actuar en el mundo profano y es obligación de los masones actuar en él sobre las bases de los principios permanentes de la masonería. Por eso no diré para agradecer, porque me parece que ese es un término impropio entre HH:., sino para testimoniar el contenido generoso de las palabras del Soberano Gran Comendador y del Serenísimo Gran Maestro para un hermano que tengo que recordar también la noche de mi Iniciación, cuando oí por vez primera, en el ritual, que los hombres sin principios y sin ideas arraigadas, son como las embarcaciones que roto su timón, se estrellan contra los arrecifes. También supe que en nuestra Orden no había ni jerarquías sociales ni fortunas. Por eso desde el primer instante se fortaleció mi convicción de que los principios de la Orden, proyectados al mundo profano, podían y debían significar una contribución al gran proceso renovador y bullente, que buscan los pueblos en todo el orbe y, sobre todo, los pueblos de este Continente cuya dependencia política y económica acentúa la tragedia dolorosa de los países en vía de desarrollo.
Por eso, teniendo la seguridad de que la tolerancia es una de las virtudes más profundas y sólidas, a lo largo de mi vida masónica, que alcanza ya a los 33 años, planteé en las planchas masónicas en las diversas Logias de mi patria la seguridad, cierta para mí, de que podía coexistir dentro de los Templos con mis HH:. , a pesar de que para muchos era difícil imaginar que lo pudiera hacer una persona que en la vida profana públicamente dice que es marxista. Este hecho, comprendido dentro de las logias, fue muchas veces incomprendido en mi propio partido. Más de una vez en los congresos del partido que fundara nada menos que un Ex Serenísimo Gran Maestro de la Orden Masónica de Chile, Eugenio Matte Hurtado, se planteó la incompatibilidad entre ser masón y ser socialista. Es más dura la intolerancia en los partidos políticos. Yo sostuve mi derecho a ser masón y ser socialistaManifesté públicamente en esos Congresos, que si se planteaba esa incompatibilidad, dejaría de ser militante del partido socialista, aunque jamás dejaría de ser socialista en cuanto a ideas y principios; de la misma manera, sostuve que el día que en la Orden se planteara, cosa que no me podía imaginar, la incompatibilidad entre mi ideario y mi doctrina Marxista y ser masón, dejaría los Talleres, convencido de que la tolerancia no era una virtud practicada. He podido sortear esta realidad y creo que tan solo puedo ofrecer a los HH:. de la Gran Logia de Colombia una vida leal a los principios de la Orden, dentro de la Orden, y en el Mundo Profano.
Durante muchos años, desde estudiante, que supe de la cárcel y de la exclusión de la Universidad y de la relegación, hasta hoy, he sido consecuente con mis convicciones. Mis batallas en un mundo político convulsionado, pero en un país que políticamente ha alcanzado altos niveles, a veces sin ninguna posibilidad y seguro de ello, de llegar al solio de los presidentes de Chile.
Me interesaba abrir un surco, sembrar una semilla, regarla con el ejemplo de una vida esforzada para que algún día diera su fruto esta siembra, no para mí, sino para mi pueblo, para el de mi patria, que necesita una existencia distinta. Chile, si bien es cierto que es un país que políticamente ha alcanzado -como lo dijera hace un instante- niveles más altos en el desarrollo político que otros países de este Continente; si bien es cierto que Chile, es un país donde la democracia burguesa ha permitido el desarrollo de todas las ideas; si bien es cierto -repito- que esto es así, ello se ha alcanzado por la lucha de los sectores populares, a fin de que se respete el derecho del ciudadano y las conquistas alcanzadas por el pueblo y que han sido logradas en heroicas batallas por la dignidad, por el pan y por el trabajo. Si bien es cierto que Chile ha logrado en lo político ser un país independiente, desde el punto de vista económico no lo es; y nosotros pensamos que es fundamental alcanzar esa independencia económica para que sea nuestro país auténticamente libre en lo político. Y pensamos que es fundamental que ello se logre, como pueblo, nación o país; así como es fundamental que el ciudadano de mi tierra pierda el temor a la vida, rompa con la sumisión, tenga derecho al trabajo, a la educación, a la cultura, a la vivienda, a la salud y a la recreación.
Pensamos que el ser humano de Chile tiene que vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los fundamentos masónicos: FRATERNIDAD, IGUALDAD Y LIBERTAD. Hemos sostenido que no puede haber igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tiene nada. Pensamos que no puede haber fraternidad cuando la explotación del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la libertad abstracta debe dar paso a la Libertad Plena. Por eso hemos luchado. Sabemos que es dura la tarea y tenemos conciencia de que cada país tiene su propia realidad, su propia modalidad, su propia historia, su propia idiosincrasia. Y respetamos por cierto las características que dan perfil propio a cada nación del mundo y con mayor razón a las de este Continente. Pero sabemos también, y a la plenitud de conciencia, que estas naciones emergieron rompiendo el correaje por el esfuerzo solitario de Seres humanos que nacieron en distintas tierras, que tenían banderas diferentes, pero que se unieron bajo la misma bandera ideal, para hacer posible una América independiente y unida. La historia nos enseña que unas pocas Logias irregulares, como las Lautarianas, fueron la semilla y la simiente de las luchas emancipadoras, y aquí, en la Gran Logia de Colombia, puedo recordar con profunda satisfacción que Bolívar escribió a O´Higgins directamente desde Sucre, y que su palabra encontró eco en el Padre de la Patria Nuestra, que “entregara la lección de tenacidad” cuando supo de las derrotas, pero supo también de la entereza para resarcirse de ellas; y en tierra hermana argentina buscara junto a San Martín, la posibilidad de la batalla decisiva que liberara a Chile; y tuvo la visión en el Cono Sur de la América que tuvo Bolívar en su ansia justa, para el resto del Continente. Por eso, un día 20 de Agosto, desde la Rada de Valparaíso despidió con estas palabras a los barcos de la expedición libertadora del Perú: “De estas cuatro tablas depende el porvenir de América”. Fueron soldados de Chile y Argentina los que contribuyeron a la liberación del Perú. Por eso, con modestia en la dimensión de la realidad, y sabiendo que en el mundo contemporáneo, más que la persona, son los pueblos los que deben ser y son los actores fundamentales de la historia, busqué la posibilidad de hacer que este pueblo, el de Chile, tomara conciencia de su propia fuerza y supiera encontrar su propio camino. No ha habido, por lo tanto, más que un aporte en lo personal. Han sido las grandes mayorías populares chilenas, las mayorías nacionales, integradas por campesinos y obreros, por estudiantes, empleados, técnicos, profesionales, intelectuales y artistas; han sido ateos y creyentes, masones y cristianos, laicos; han sido personas con definición política en partidos centenarios, como el radical, o sin domicilio político, los que convergieron en un programa que levantó la voluntad combatiente del Pueblo Chileno, para enfrentar al reformismo de la democracia cristiana y a la candidatura que representaba lo tradicional del capitalismo del señor Jorge Alessandri. Chile, por lo tanto, vivió la etapa prolongada y no estéril de los gobiernos típicamente capitalistas. Digo no estéril, porque he sostenido que nuestro país ha sido o es uno de aquellos en que la democracia burguesa ha funcionado propiamente como tal.
Las Instituciones chilenas tienen una firmeza más que centenaria; y este año el congreso de mi patria, del cual formé parte durante 27 años, dos años como Diputado y 25 como Senador, va a cumplir 160 años, casi en ininterrumpida labor. Yo diría de ininterrumpida labor. Por eso no renegamos de lo que antes se hizo, pero comprendemos que el camino de ayer no puede ser el mismo camino de mañana. Por eso en el proceso político al viejo sistema sucedió la brillante esperanza, sembrada demagógicamente, de una revolución y libertad caracterizadas por el reformismo de la democracia cristiana. Tampoco niego que ese gobierno, al cual sucede el gobierno del pueblo, no hiciera avances en el campo económico, social y político; pero siempre están en pié los grandes déficit que caracteriza la existencia de pueblos como los nuestros: vivienda, trabajo, salud, educación y cultura. No hay ningún país en vía de desarrollo que haya logrado solucionar cualquiera estos rubros esenciales y menos en este Continente donde un vasto sector humano ha sido negado y desconocido; sean los descendientes de Atahualpa o los hijos de Lautaro en mi Patria del heroico Pueblo mapuche, el indígena, el mestizo; han sido y, lamentablemente, a pesar de que dieron la simiente de nuestra raza, preteridos, postergados y aún negados en muchos países. Por eso nuestro combate y nuestra decisión tenían que ser no un cambio político, no el traspaso del gobierno de un hombre a otro, sino la entrega de un régimen a un pueblo que quiere la transformación profunda en lo económico, en lo político y en lo social. Para abrir el camino dentro de su legítimo derecho al socialismo, Chile -he dicho, Serenísimo Gran Maestro- tiene su propia historia, como la tienen los otros pueblos con sus propias características. Y Colombia sella como Chile su vocación democrática y libertaria. Pero nosotros vivimos en 1938 una etapa distinta a todos los pueblos de este Continente y a la mayoría de los pueblos de Europa y de otros Continentes. Chile fue uno de los tres países del mundo en que hubo un “Frente Popular”. Y un ser humano masón y radical, Pedro Aguirre Cerda, alcanzaba el poder por las fases políticas del entendimiento entre el partido radical, más que centenario, y los partidos marxista, comunista, socialista y el partido democrático. En mi Patria, y más allá de mi Patria, se combatió la posibilidad de la victoria del Frente Popular. Se echaron a vuelo las campanas del terror y del pánico. Se habló de los ” tontos útiles” para decir que los comunistas y los socialistas se aprovecharían de los radicales para instaurar una dictadura. Y Aguirre Cerda, radical liberal, se engrandeció en el ejercicio del poder porque vitalizó el contacto con el pueblo y su lealtad hacia él. Y cuando un día aciago, soldados que no respetaron el compromiso contraído con su conciencia y con la Constitución política, se levantaron con el pretexto fútil de que un trapo rojo ondeaba en La Moneda de Chile, porque un pabellón partidario se había apoyado en su muralla, fue el pueblo el que rodeó los cuarteles.
Fue el pueblo sin armas el que los obligó a rendirse, sin que sus heroicos soldados dispararan un solo tiro frente a una multitud dispuesta a defender a un radical masón, pero maestro y estadista. Por eso en la raíz del proceso de la evolución política chilena, hay antecedentes que no tienen otros paralelos, y por eso se hace difícil entender lo que hoy acontece en mi Patria; y por eso es raro que hoy se tema la presencia de un masón o de un marxista/socialista en el gobierno de Chile. La verdad es, Serenísimo Gran Maestro, que nadie en mi Patria, ni más allá de las fronteras, puede llamarse a engaño. Durante más de un año dimos a conocer el programa de la Unidad Popular -repito- integrada por laicos, marxistas y cristianos, por hombres de la pluma, del arado y del riel. Nadie que lo quiso, dejó de conocer por qué luchábamos y para qué luchábamos. Siempre sostuve que era difícil ganar en las elecciones, que era más difícil asumir el gobierno, que aún era más difícil construir el socialismo. Siempre expresé que esa era tarea que no la podía hacer una persona o un grupo de partidos, sino un pueblo organizado, disciplinado, consciente, responsable de su gran tarea histórica, y los hechos han comprobado lo que yo sostuviera. Fuimos tan combatidos como en el año 38. Y yo, que he sido varias veces candidato, tengo la experiencia de hasta qué métodos se recurre para impedir el avance de los pueblos. Una impresionante cruzada se gestó en el 69 para diseminar el pánico de la persecución religiosa, el temor de que fueran eliminadas las fuerzas armadas de Chile, de que fuese suprimido el Cuerpo de Carabineros; argumentos sencillos, pero capaces con su maldad encubierta, de ser asimilados para negarnos los votos que necesitábamos. Siempre sostuve que cada país, de acuerdo con su propia realidad, debía buscar el camino. Por lo tanto, agregué que, desde el punto de vista teórico, para mí por lo menos, el foco guerrillero, la insurgencia armada, el pueblo en armas o las elecciones, eran caminos que podrían elegir los pueblos dentro de su propia realidad. Yo no tengo ambages en decirlo.
Hay países en que nadie se puede imaginar que puede haber elecciones porque no hay congreso, ni partidos ni organizaciones sindicales. Por eso pisamos ese sendero dentro de las leyes de la democracia burguesa, comprometidos a respetarlas, pero al mismo tiempo a transformarlas, para hacer posible que el ciudadano de Chile tenga una existencia distinta y que Chile sea auténticamente una Patria para todos los chilenos. Hemos planteado una revolución auténticamente chilena, hecha por chilenos, para Chile. No exportamos la revolución chilena, por razones muy sencillas: porque algo sabemos de las características de cada país. Para exportar democracia y libertad tiene que haber algunas condiciones que no tienen la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos. Por eso es que entre Hermanos, en la Gran Logia de Colombia, pueden darse cuenta ahora de la sinceridad de nuestra postura de no intervención. Es la entrega franca del planteamiento de un Hermano, frente a Hermanos. La batalla nuestra es muy dura y muy difícil porque, indiscutiblemente, para elevar las condiciones de vida de nuestro pueblo, necesitamos hacer las grandes transformaciones revolucionarias que hieren intereses: intereses foráneos, el capital extranjero, intereses imperialistas, intereses nacionales de los monopolios y de la alta banca. Estamos convencidos de que no podremos derrotar el retraso y la ignorancia, y la miseria, moral y fisiológica, si no utilizamos los excedentes que produce nuestra propia economía para sembrarlos en escuelas, universidades, hospitales, caminos, haciendas trabajadas con técnica moderna, para hacer posible -repito- el rendimiento en nuestra propia patria, de lo que legítimamente nos pertenece. Solo puedo ilustrar, para que se entienda nuestra posición, el caso de Chile, con el cobre, por ejemplo: riqueza fundamental, pilar de nuestra economía, representa el 82% del presupuesto de divisas del país, y nos da el 24% del ingreso fiscal, Serenísimo Gran Maestro. Y esto ha estado manejado por manos que no son chilenas. La inversión inicial de las compañías estadounidenses del cobre no superó hace 50 años los 13 millones de dólares; y a lo largo de estos años han salido de Chile 3.200 millones de dólares para ir a fortalecer a los grandes imperios industriales. En estas condiciones, ¿cómo podemos progresar? ¿Cómo un pueblo que tiene las más grandes reservas de cobre del mundo y la más grande mina del mundo que es Chuquicamata, no puede controlar ni los precios, ni los niveles de producción, ni los mercados, cuando la variación en un centavo en el precio de la libra de cobre representa un mayor y nuevo ingreso para Chile de 12 millones de dólares? ¿Cómo es posible, que ese que yo he llamado con razón el sueldo de Chile, sea manejado por manos que no son chilenas? Yo declaro que en esta actitud nuestra de rescate de nuestras riquezas fundamentales no hay, QQ:. HH:., una actitud ni discriminatoria ni contraria a los pueblos.
Respetamos a los Estados Unidos como nación; sabemos su historia y comprendemos perfectamente bien la frase de Lincoln cuando dijo: “Esta nación -refiriéndose a su patria- es mitad esclava y mitad libre”. Esa misma palabra, esa misma frase, puede aplicarse a nuestros pueblos aparentemente libres pero esclavos en la realidad moderna. Por eso hemos luchado y por eso somos combatidos. He puesto el ejemplo del cobre y podría hablar del hierro, del acero, del carbón y del salitre, y podría hablar de la tierra. En un país que puede alimentar a 20 millones de habitantes o más, se tiene que importar todos los años carne, trigo, grasa, mantequilla y aceite, por un valor superior a los 180 ó 200 millones de dólares. Si continuara el proceso de aumento vegetativo de la población a razón del 2,9% al año, y no aumentara la producción agrícola, en el año 2000 Chile tendría que importar mil millones de dólares en alimentos. Y todo el comercio exterior de Chile en este instante, Serenísimo Gran Maestro, son 1.200 millones de dólares, de los cuales el cobre representa 1.030 millones. En estas condiciones tampoco podría estar ausente de la mente nuestra, la necesidad de un profunda reforma agraria, que es parte del proceso de desarrollo económico de un país, y que no es sólo el cambio de propiedad de la tierra sino la elevación del nivel intelectual y moral del trabajador de la tierra. Nosotros hemos hecho nuestra la frase de Tupac-Amaru, el cacique Inca del Perú, cuando dijo a sus hermanos de raza: “El patrón no comerá más de tu hambre”. Hemos querido efectivamente que el trabajador de la tierra sea el que tenga derecho también a comer lo que la tierra produce. Y yo, que soy médico, y que he sido cinco años Presidente del Colegio Médico de Chile, siendo combatiente senador socialista, que sé lo que es la vida gremial, y que puedo decir con satisfacción a mis hermanos que los médicos de mi Patria me respetaron y me respetan, puedo señalar con dolor chileno, lo que seguramente también pasa en otros pueblos: 600.000 niños de mi patria, Serenísimo Gran Maestro, que han alcanzado el nivel político que he mostrado aquí, son retrasados mentales, porque no recibieron proteínas en los primeros seis meses de su existencia. Frente a estas realidades no cabe el conformismo. Frente a este panorama cabe la explicación en el mundo profano de los principios que a mí me enseñaron y aprendí en la Orden. Por eso he combatido, y por eso, no en lo personal, sino en función de vocero de un pueblo, soy Presidente de mi Patria, para cumplir sin vacilaciones el programa que levantara la frente al pueblo; porque tengo un compromiso ante mi conciencia, y es un compromiso de un masón frente a la conciencia de un masón, y tengo un compromiso con la historia y tengo un compromiso con mi Patria. Esto va a significar represalias. Herir intereses es duro, y que esos intereses se defienden, lo sabemos y ya lo estamos viendo. Pero, ¿hasta dónde los pueblos de este Continente van a aceptar que seamos manejados por control remoto? Durante 20 años se ha hablado del Fondo Monetario Internacional, de la convertibilidad de la moneda en oro. Y de la noche a la mañana, cuando le interesa al país hegemónico estadounidense, se cambian las reglas del juego y se golpean nuestras débiles economías. Durante 15 ó 20 años hemos visto que a las Naciones Unidas no puede ingresar la República Popular China, país de 900 millones de habitantes. Pero cuando conviene al problema interno de un país, en vísperas de elecciones, se puede decir que se reconocerá a China y puede viajar el Presidente de los Estados Unidos a conversar conMao Tse Tung. Pero nosotros no podemos hacerlo antes. ¿Hasta cuándo no vamos a ver nosotros que tenemos derecho a trazar nuestro propio camino, a recorrer nuestro propio sendero, a tomar las banderas libertarias de los próceres de este Continente americano para convertirlas en realidad, porque esa es la tarea que nos entregaron? Si eso es ser revolucionario, yo lo soy, pero si eso es ser masón, también sostengo que lo soy.
Por eso puedo decirles también a los QQ:. HH:. de la Gran Logia de Colombia: en mi patria no hay un hombre encarcelado ni una mujer encarcelada por motivos políticos; en mi patria se respetan todos los derechos. Y esta noche he tenido el agrado de llegar a este Templo acompañado del Embajador de Chile en Colombia, Q:.H:. Hernán Gutiérrez. Viene también con nosotros el Director General de Carabineros, General José María Sepúlveda que es también un Hermano nuestro, y él sabe perfectamente bien, como lo sabe el Q:. H:. Gutiérrez, que es cierto lo que estoy diciendo. Y si hubiere todavía que buscar un testimonio, aquí está presente un H:. que vio aquí la luz masónica, porque es colombiano, que es embajador de Colombia en Chile, que no ha olvidado que es masón y que yo tuve el agrado y la suerte de estrechar su mano después de ser triunfante en las urnas, dentro de un Templo Masónico, donde llegó siendo diplomático como llega Gutiérrez a cumplir en las Logias con su obligación masónica. Por eso sostengo que frente al clima artificial creado antes o durante la elección, seguirán hechos mucho más duros, que tenemos que confrontar. Pero, si hay gobernantes o gobiernos que creen que es legítimo defender los intereses de unos pocos, por muy grandes que sean, yo sostengo el derecho a defender el interés de mi pueblo y de mi Patria frente a los intereses de unos pocos. Si alguien piensa que, a estas alturas de la vida, la amenaza material puede doblegar a los pueblos, se equivoca. Estados Unidos tiene que aprender la lección de Vietnam. Y la lección de Vietnam es una lección para todos los países pequeños, porque es la lección del heroísmo y la dignidad. Y nosotros debemos entender que hay países que gastan cien mil millones de dólares al año en una guerra, en un continente que no es el suyo, para impedir que un pueblo se dé el destino que quiera, frente a una América Latina que tiene que estar con manos tendidas e implorantes, para conseguir empréstitos pequeños, gotas de leche de la gran ubre del país más poderoso del capitalismo; en circunstancias que de este Continente, en la última década, han salido muchos más millones por amortización de las utilidades e intereses, que los que ingresan como aporte de capitales.América Latina, continente pobre, es exportador de capitales, frente a la realidad del país más poderoso del mundo, del capitalismo internacional. Es por eso que ésta es nuestra lucha, y es por eso que uso este lenguaje que es un lenguaje de claridad, como es la obligación de hacerlo frente a mis Hermanos. Es una lucha frontal que no sólo será en Chile; que está dándose en todas partes del mundo, porque vivimos el minuto trascendente en que los viejos sistemas crujen, y es obligación nuestra mirar con ojos abiertos lo que va a ocurrir mañana, para analizar si somos capaces de encontrar los cauces que permitan a las grandes mayorías continuar un camino que no sea el de la violencia innecesaria y del costo del capital elevado. Yo lo he dicho en mi país, y lo repito aquí en el seno de los Hermanos de Colombia: yo no soy una represa, pero sí soy el cauce para que el pueblo pueda caminar con la seguridad de que sus derechos serán respetados. No pueden detenerse las avalanchas de la historia. No pueden las leyes represivas calmar el hambre de los pueblos. Transitoriamente podrán aplazarse algunos años; y quizá hasta una generación, pero tarde o temprano se rompen los diques y la marea humana inunda, pero esta vez con violencia -y a mi juicio justa- porque también su hambre y sufrimiento son más que milenarios en algunas partes, y centenarios, por lo menos en nuestro Continente americano. Si viejas Instituciones como la iglesia ven transformarse el contenido de su propia existencia; si los obispos reunidos en Medellín hablan un lenguaje que pudiera haber sido revolucionario hace 5 ó 10 años atrás, es porque comprenden que el verbo de Cristo tienen que recuperarlo para que la Iglesia católica se salve como institución, porque si la ven siempre comprometida con los intereses de unos pocos, nadie va a creer mañana en la verdad de la enseñanza del que la dio: el Maestro de Galilea, considerado por mí, por lo menos como ser humano. Es por eso que yo pienso y sueño. Sueño en la noche de la iniciación, cuando recordaba estas palabras: que las personas sin ideas arraigadas y sin principios, son como las embarcaciones, que perdido el timón, encallan en los arrecifes. Yo quiero que los Hermanos de Colombia sepan que no voy a perder el timón de mis principios masónicos. Es más difícil hacer una revolución en que no haya costo social y es duro estrellarse contra poderosos intereses internacionales y poderosos intereses nacionales. Pero lo único que quiero es llegar mañana, cumplido mi mandato, y entrar por la puerta de mi Templo, como he entrado ahora siendo Presidente de Chile.
Dr. Salvador Allende Gossens
Presidente de Chile
Colombia, Bogotá, 28 de agosto de 1971
Gentileza de Prof. Moreno Peralta, Secretario Ejecutivo ADDHEE/ONG