Ante la complejidad de los problemas políticos,
económicos y sociales a vencer en el mal llamado período de “crisis” a nivel
nacional e internacional, que se echan unos a otros los políticos, que no están
a la altura de las circunstancias y obligaciones, parafraseando al maestro
libertador José Martí Pérez, les decimos, a los trabajadores, a los
jóvenes y a las personas conscientes “la libertad es el derecho que toda
persona, ser humano, tiene a ser honrado, a pensar por sí mismo y hablar sin
hipocresía. Una persona que obedece a un mal gobierno sin luchar para
cambiarlo, no es una persona honrada, honesta, etc. El niño, el joven que no
piensa en lo que sucede a su alrededor y se contenta con sobrevivir sin saber
si vive honradamente, es como un individuo, que vive del trabajo de un bribón y
está en camino de ser bribón…”
A los trabajadores, a la juventud, a nuestros
asociados, le hacemos llegar adjunto la clase magistral de un ser humano leal,
honesto, digno y consecuente que hizo historia, el Presidente de Chile
Dr. Salvador Allende Gossens, dada en la Logia de Colombia,
mirífica, didáctica, orientadora y muy vigente que nos precisa que “el pasado
no está olvidado, muerto, ni siquiera ha pasado”. “En tiempos infames como el
actual en que reina la mentira, decir la verdad es un acto revolucionario…”
“Rompan el aislamiento, vuelvan a sentir la
satisfacción de un acto de dignidad, de libertad, hagan circular esta
información…”
“… LAS PERSONAS SIN IDEAS ARRAIGADAS Y SIN PRINCIPIOS,
SON COMO LAS EMBARCACIONES, QUE PERDIDO EL TIMÓN, ENCALLAN EN LOS ARRECIFES”
Plan :. pronunciada por el Q :. H:. Salvador
Allende, presidente de Chile, durante la Ten:. del Gran Ori :. de la Gran
Log:. de Colombia, con sede en Santafé de Bogotá, el día 28 de agosto de
1971.
Serenísimo Gran Maes:. de la Gran Log:. de
Colombia, QQ:.HH:. Integrantes del Sup:. Con:. Altos
Dig :. de la Orden, QQ:.HH:. todos:
Pienso, mirando hacia el comienzo de mi vida, y aún
joven, que no recibí con facilidad el derecho de ser miembro de la Gran
Logia de Chile, porque había sido un estudiante rebelde. Y si golpeé las
puertas de la Resp:. Log:. Progreso # 4 de Valparaíso,
lo hice con la profunda convicción y teniendo el acervo de los principios
masónicos inculcados en mi hogar y en el hogar de mi padre.
El Q:.H:. Ramón Allende Padin, fue
Serenísimo Gran Maestro de la Gran Logia de Chile y fundador de la Logia cuyas
puertas se abrieron para mí en Valparaíso, siendo la segunda Logia en el país.
Tenía plena conciencia de que la Orden no es ni una secta, ni es un partido.
Que al desbastar el hombre la piedra bruta, se preparará para actuar en el
mundo profano y es obligación de los masones actuar en él sobre las bases de
los principios permanentes de la masonería. Por eso no diré para agradecer,
porque me parece que ese es un término impropio entre HH:., sino para
testimoniar el contenido generoso de las palabras del Soberano Gran Comendador
y del Serenísimo Gran Maestro para un hermano que tengo que recordar también la
noche de mi Iniciación, cuando oí por vez primera, en el ritual, que los
hombres sin principios y sin ideas arraigadas, son como las embarcaciones que
roto su timón, se estrellan contra los arrecifes. También supe que en nuestra
Orden no había ni jerarquías sociales ni fortunas. Por eso desde el primer
instante se fortaleció mi convicción de que los principios de la Orden,
proyectados al mundo profano, podían y debían significar una contribución al
gran proceso renovador y bullente, que buscan los pueblos en todo el orbe y,
sobre todo, los pueblos de este Continente cuya dependencia política y
económica acentúa la tragedia dolorosa de los países en vía de desarrollo.
Por eso, teniendo la seguridad de que la tolerancia es
una de las virtudes más profundas y sólidas, a lo largo de mi vida masónica,
que alcanza ya a los 33 años, planteé en las planchas masónicas en las diversas
Logias de mi patria la seguridad, cierta para mí, de que podía coexistir dentro
de los Templos con mis HH:. , a pesar de que para muchos era difícil imaginar
que lo pudiera hacer una persona que en la vida profana públicamente dice que
es marxista. Este hecho, comprendido dentro de las logias, fue muchas veces
incomprendido en mi propio partido. Más de una vez en los congresos del partido
que fundara nada menos que un Ex Serenísimo Gran Maestro de la Orden Masónica
de Chile, Eugenio Matte Hurtado, se planteó la incompatibilidad
entre ser masón y ser socialista. Es más dura la intolerancia en los partidos
políticos. Yo sostuve mi derecho a ser masón y ser socialista. Manifesté
públicamente en esos Congresos, que si se planteaba esa incompatibilidad,
dejaría de ser militante del partido socialista, aunque jamás dejaría de ser
socialista en cuanto a ideas y principios; de la misma manera, sostuve
que el día que en la Orden se planteara, cosa que no me podía imaginar, la
incompatibilidad entre mi ideario y mi doctrina Marxista y ser masón, dejaría
los Talleres, convencido de que la tolerancia no era una virtud practicada. He
podido sortear esta realidad y creo que tan solo puedo ofrecer a los HH:. de la
Gran Logia de Colombia una vida leal a los principios de la Orden, dentro de la
Orden, y en el Mundo Profano.
Durante muchos años, desde estudiante, que supe de la
cárcel y de la exclusión de la Universidad y de la relegación, hasta hoy, he sido
consecuente con mis convicciones. Mis batallas en un mundo político
convulsionado, pero en un país que políticamente ha alcanzado altos niveles, a
veces sin ninguna posibilidad y seguro de ello, de llegar al solio de los
presidentes de Chile.
Me interesaba abrir un surco, sembrar una semilla,
regarla con el ejemplo de una vida esforzada para que algún día diera su fruto
esta siembra, no para mí, sino para mi pueblo, para el de mi patria, que
necesita una existencia distinta. Chile, si bien es cierto que es un país que
políticamente ha alcanzado -como lo dijera hace un instante- niveles más altos
en el desarrollo político que otros países de este Continente; si bien es
cierto que Chile, es un país donde la democracia burguesa ha permitido el
desarrollo de todas las ideas; si bien es cierto -repito- que esto es así, ello
se ha alcanzado por la lucha de los sectores populares, a fin de que se respete
el derecho del ciudadano y las conquistas alcanzadas por el pueblo y que han
sido logradas en heroicas batallas por la dignidad, por el pan y por el
trabajo. Si bien es cierto que Chile ha logrado en lo político ser un país
independiente, desde el punto de vista económico no lo es; y nosotros pensamos
que es fundamental alcanzar esa independencia económica para que sea nuestro
país auténticamente libre en lo político. Y pensamos que es fundamental que
ello se logre, como pueblo, nación o país; así como es fundamental que el
ciudadano de mi tierra pierda el temor a la vida, rompa con la sumisión, tenga
derecho al trabajo, a la educación, a la cultura, a la vivienda, a la salud y a
la recreación.
Pensamos que el ser humano de Chile tiene que vivir el
contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los
fundamentos masónicos: FRATERNIDAD, IGUALDAD Y LIBERTAD. Hemos sostenido que no
puede haber igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tiene nada.
Pensamos que no puede haber fraternidad cuando la explotación del hombre por el
hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la libertad
abstracta debe dar paso a la Libertad Plena. Por eso hemos luchado. Sabemos que
es dura la tarea y tenemos conciencia de que cada país tiene su propia
realidad, su propia modalidad, su propia historia, su propia idiosincrasia. Y
respetamos por cierto las características que dan perfil propio a cada nación
del mundo y con mayor razón a las de este Continente. Pero sabemos también, y a
la plenitud de conciencia, que estas naciones emergieron rompiendo el correaje
por el esfuerzo solitario de Seres humanos que nacieron en distintas tierras,
que tenían banderas diferentes, pero que se unieron bajo la misma bandera
ideal, para hacer posible una América independiente y unida.
La historia nos enseña que unas pocas Logias irregulares, como las Lautarianas,
fueron la semilla y la simiente de las luchas emancipadoras, y aquí, en la Gran
Logia de Colombia, puedo recordar con profunda satisfacción que Bolívar escribió
a O´Higgins directamente desde Sucre, y que su
palabra encontró eco en el Padre de la Patria Nuestra, que “entregara la
lección de tenacidad” cuando supo de las derrotas, pero supo también de la
entereza para resarcirse de ellas; y en tierra hermana argentina buscara junto
a San Martín, la posibilidad de la batalla decisiva que liberara a Chile;
y tuvo la visión en el Cono Sur de la América que tuvo Bolívar en su ansia
justa, para el resto del Continente. Por eso, un día 20 de Agosto, desde la
Rada de Valparaíso despidió con estas palabras a los barcos de la expedición
libertadora del Perú: “De estas cuatro tablas depende el porvenir
de América”. Fueron soldados de Chile y Argentina los que
contribuyeron a la liberación del Perú. Por eso, con modestia en la dimensión
de la realidad, y sabiendo que en el mundo contemporáneo, más que la persona,
son los pueblos los que deben ser y son los actores fundamentales de la
historia, busqué la posibilidad de hacer que este pueblo, el de Chile, tomara
conciencia de su propia fuerza y supiera encontrar su propio camino. No ha
habido, por lo tanto, más que un aporte en lo personal. Han sido las grandes
mayorías populares chilenas, las mayorías nacionales, integradas por campesinos
y obreros, por estudiantes, empleados, técnicos, profesionales, intelectuales y
artistas; han sido ateos y creyentes, masones y cristianos, laicos; han sido
personas con definición política en partidos centenarios, como el radical, o
sin domicilio político, los que convergieron en un programa que levantó la
voluntad combatiente del Pueblo Chileno, para enfrentar al reformismo de la democracia
cristiana y a la candidatura que representaba lo tradicional del
capitalismo del señor Jorge Alessandri. Chile, por lo tanto, vivió
la etapa prolongada y no estéril de los gobiernos típicamente capitalistas.
Digo no estéril, porque he sostenido que nuestro país ha sido o es uno de
aquellos en que la democracia burguesa ha funcionado propiamente como tal.
Las Instituciones chilenas tienen una firmeza más que
centenaria; y este año el congreso de mi patria, del cual formé parte
durante 27 años, dos años como Diputado y 25 como Senador, va a cumplir 160
años, casi en ininterrumpida labor. Yo diría de ininterrumpida labor. Por
eso no renegamos de lo que antes se hizo, pero comprendemos que el camino de
ayer no puede ser el mismo camino de mañana. Por eso en el proceso político al
viejo sistema sucedió la brillante esperanza, sembrada demagógicamente, de una
revolución y libertad caracterizadas por el reformismo de la democracia
cristiana. Tampoco niego que ese gobierno, al cual sucede el gobierno del
pueblo, no hiciera avances en el campo económico, social y político; pero
siempre están en pié los grandes déficit que caracteriza la existencia de
pueblos como los nuestros: vivienda, trabajo, salud, educación y cultura. No
hay ningún país en vía de desarrollo que haya logrado solucionar cualquiera
estos rubros esenciales y menos en este Continente donde un vasto sector humano
ha sido negado y desconocido; sean los descendientes de Atahualpa o
los hijos de Lautaro en mi Patria del heroico Pueblo
mapuche, el indígena, el mestizo; han sido y, lamentablemente, a pesar de
que dieron la simiente de nuestra raza, preteridos, postergados y aún negados
en muchos países. Por eso nuestro combate y nuestra decisión tenían que ser no
un cambio político, no el traspaso del gobierno de un hombre a otro, sino la
entrega de un régimen a un pueblo que quiere la transformación profunda en lo
económico, en lo político y en lo social. Para abrir el camino dentro de su
legítimo derecho al socialismo, Chile -he dicho, Serenísimo Gran Maestro- tiene
su propia historia, como la tienen los otros pueblos con sus propias
características. Y Colombia sella como Chile su vocación
democrática y libertaria. Pero nosotros vivimos en 1938 una etapa distinta a
todos los pueblos de este Continente y a la mayoría de los pueblos de Europa y
de otros Continentes. Chile fue uno de los tres países del mundo en que hubo un
“Frente Popular”. Y un ser humano masón y radical, Pedro Aguirre Cerda,
alcanzaba el poder por las fases políticas del entendimiento entre el partido
radical, más que centenario, y los partidos marxista, comunista, socialista y
el partido democrático. En mi Patria, y más allá de mi Patria, se combatió la
posibilidad de la victoria del Frente Popular. Se echaron a vuelo
las campanas del terror y del pánico. Se habló de los ” tontos útiles” para
decir que los comunistas y los socialistas se aprovecharían de los radicales
para instaurar una dictadura. Y Aguirre Cerda, radical liberal, se engrandeció
en el ejercicio del poder porque vitalizó el contacto con el pueblo y su
lealtad hacia él. Y cuando un día aciago, soldados que no respetaron el
compromiso contraído con su conciencia y con la Constitución política, se
levantaron con el pretexto fútil de que un trapo rojo ondeaba en La
Moneda de Chile, porque un pabellón partidario se había apoyado en su
muralla, fue el pueblo el que rodeó los cuarteles.
Fue el pueblo sin armas el que los obligó a rendirse,
sin que sus heroicos soldados dispararan un solo tiro frente a una multitud
dispuesta a defender a un radical masón, pero maestro y estadista. Por eso en
la raíz del proceso de la evolución política chilena, hay antecedentes que no
tienen otros paralelos, y por eso se hace difícil entender lo que hoy acontece
en mi Patria; y por eso es raro que hoy se tema la presencia de un masón o de
un marxista/socialista en el gobierno de Chile. La verdad es, Serenísimo Gran
Maestro, que nadie en mi Patria, ni más allá de las fronteras, puede llamarse a
engaño. Durante más de un año dimos a conocer el programa de la Unidad
Popular -repito- integrada por laicos, marxistas y cristianos, por
hombres de la pluma, del arado y del riel. Nadie que lo quiso, dejó de conocer
por qué luchábamos y para qué luchábamos. Siempre sostuve que era difícil ganar
en las elecciones, que era más difícil asumir el gobierno, que aún era más
difícil construir el socialismo. Siempre expresé que esa era tarea que no la
podía hacer una persona o un grupo de partidos, sino un pueblo
organizado, disciplinado, consciente, responsable de su gran tarea histórica, y
los hechos han comprobado lo que yo sostuviera. Fuimos tan combatidos
como en el año 38. Y yo, que he sido varias veces candidato, tengo la
experiencia de hasta qué métodos se recurre para impedir el avance de los
pueblos. Una impresionante cruzada se gestó en el 69 para diseminar el pánico
de la persecución religiosa, el temor de que fueran eliminadas las fuerzas
armadas de Chile, de que fuese suprimido el Cuerpo de Carabineros;
argumentos sencillos, pero capaces con su maldad encubierta, de ser asimilados
para negarnos los votos que necesitábamos. Siempre sostuve que cada país, de
acuerdo con su propia realidad, debía buscar el camino. Por lo tanto,
agregué que, desde el punto de vista teórico, para mí por lo menos, el foco
guerrillero, la insurgencia armada, el pueblo en armas o las elecciones, eran
caminos que podrían elegir los pueblos dentro de su propia realidad. Yo no
tengo ambages en decirlo.
Hay países en que nadie se puede imaginar que puede
haber elecciones porque no hay congreso, ni partidos ni organizaciones
sindicales. Por eso pisamos ese sendero dentro de las leyes de la democracia
burguesa, comprometidos a respetarlas, pero al mismo tiempo a
transformarlas, para hacer posible que el ciudadano de Chile tenga una
existencia distinta y que Chile sea auténticamente una Patria para todos los
chilenos. Hemos planteado una revolución auténticamente chilena, hecha
por chilenos, para Chile. No exportamos la revolución chilena, por razones muy
sencillas: porque algo sabemos de las características de cada país. Para
exportar democracia y libertad tiene que haber algunas condiciones que no
tienen la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos. Por eso es que entre
Hermanos, en la Gran Logia de Colombia, pueden darse cuenta ahora de la
sinceridad de nuestra postura de no intervención. Es la entrega franca del
planteamiento de un Hermano, frente a Hermanos. La batalla nuestra es muy dura
y muy difícil porque, indiscutiblemente, para elevar las condiciones de vida de
nuestro pueblo, necesitamos hacer las grandes transformaciones revolucionarias
que hieren intereses: intereses foráneos, el capital extranjero, intereses
imperialistas, intereses nacionales de los monopolios y de la alta banca. Estamos
convencidos de que no podremos derrotar el retraso y la ignorancia, y la
miseria, moral y fisiológica, si no utilizamos los excedentes que produce
nuestra propia economía para sembrarlos en escuelas, universidades, hospitales,
caminos, haciendas trabajadas con técnica moderna, para hacer posible -repito-
el rendimiento en nuestra propia patria, de lo que legítimamente nos pertenece.
Solo puedo ilustrar, para que se entienda nuestra posición, el caso de
Chile, con el cobre, por ejemplo: riqueza fundamental,
pilar de nuestra economía, representa el 82% del presupuesto de divisas del
país, y nos da el 24% del ingreso fiscal, Serenísimo Gran Maestro. Y
esto ha estado manejado por manos que no son chilenas. La inversión
inicial de las compañías estadounidenses del cobre no superó hace 50 años los
13 millones de dólares; y a lo largo de estos años han salido de Chile 3.200
millones de dólares para ir a fortalecer a los grandes imperios industriales.
En estas condiciones, ¿cómo podemos progresar? ¿Cómo un pueblo que tiene las
más grandes reservas de cobre del mundo y la más grande mina del mundo que
es Chuquicamata, no puede controlar ni los precios, ni los niveles
de producción, ni los mercados, cuando la variación en un centavo en el precio
de la libra de cobre representa un mayor y nuevo ingreso para Chile de 12
millones de dólares? ¿Cómo es posible, que ese que yo he llamado con razón el
sueldo de Chile, sea manejado por manos que no son chilenas? Yo declaro que en
esta actitud nuestra de rescate de nuestras riquezas fundamentales no hay, QQ:.
HH:., una actitud ni discriminatoria ni contraria a los pueblos.
Respetamos a los Estados Unidos como
nación; sabemos su historia y comprendemos perfectamente bien la frase de Lincoln cuando
dijo: “Esta nación -refiriéndose a su patria- es mitad esclava y mitad libre”.
Esa misma palabra, esa misma frase, puede aplicarse a nuestros pueblos
aparentemente libres pero esclavos en la realidad moderna. Por eso hemos
luchado y por eso somos combatidos. He puesto el ejemplo del cobre y podría
hablar del hierro, del acero, del carbón y del salitre, y podría hablar de la
tierra. En un país que puede alimentar a 20 millones de habitantes o más, se
tiene que importar todos los años carne, trigo, grasa, mantequilla y aceite,
por un valor superior a los 180 ó 200 millones de dólares. Si continuara el
proceso de aumento vegetativo de la población a razón del 2,9% al año, y no
aumentara la producción agrícola, en el año 2000 Chile tendría que importar mil
millones de dólares en alimentos. Y todo el comercio exterior de Chile en este
instante, Serenísimo Gran Maestro, son 1.200 millones de dólares, de los cuales
el cobre representa 1.030 millones. En estas condiciones tampoco podría estar
ausente de la mente nuestra, la necesidad de un profunda reforma agraria, que
es parte del proceso de desarrollo económico de un país, y que no es sólo el
cambio de propiedad de la tierra sino la elevación del nivel intelectual y
moral del trabajador de la tierra. Nosotros hemos hecho nuestra la frase de Tupac-Amaru,
el cacique Inca del Perú, cuando dijo a sus hermanos de raza: “El patrón no
comerá más de tu hambre”. Hemos querido efectivamente que el trabajador de la
tierra sea el que tenga derecho también a comer lo que la tierra produce. Y yo,
que soy médico, y que he sido cinco años Presidente del Colegio Médico
de Chile, siendo combatiente senador socialista, que sé lo que es la vida
gremial, y que puedo decir con satisfacción a mis hermanos que los médicos de
mi Patria me respetaron y me respetan, puedo señalar con dolor chileno, lo que
seguramente también pasa en otros pueblos: 600.000 niños de mi patria,
Serenísimo Gran Maestro, que han alcanzado el nivel político que he mostrado
aquí, son retrasados mentales, porque no recibieron proteínas en los primeros
seis meses de su existencia. Frente a estas realidades no cabe el
conformismo. Frente a este panorama cabe la explicación en el mundo profano de
los principios que a mí me enseñaron y aprendí en la Orden. Por eso he
combatido, y por eso, no en lo personal, sino en función de vocero de un
pueblo, soy Presidente de mi Patria, para cumplir sin vacilaciones el programa
que levantara la frente al pueblo; porque tengo un compromiso ante mi
conciencia, y es un compromiso de un masón frente a la conciencia de un masón,
y tengo un compromiso con la historia y tengo un compromiso con mi Patria. Esto
va a significar represalias. Herir intereses es duro, y que esos intereses se
defienden, lo sabemos y ya lo estamos viendo. Pero, ¿hasta dónde los pueblos de
este Continente van a aceptar que seamos manejados por control remoto? Durante
20 años se ha hablado del Fondo Monetario Internacional, de la
convertibilidad de la moneda en oro. Y de la noche a la mañana, cuando le
interesa al país hegemónico estadounidense, se cambian las reglas del juego y
se golpean nuestras débiles economías. Durante 15 ó 20 años hemos visto que a
las Naciones Unidas no puede ingresar la República
Popular China, país de 900 millones de habitantes. Pero cuando conviene al
problema interno de un país, en vísperas de elecciones, se puede decir que se
reconocerá a China y puede viajar el Presidente de los Estados Unidos a
conversar conMao Tse Tung. Pero nosotros no podemos hacerlo antes.
¿Hasta cuándo no vamos a ver nosotros que tenemos derecho a trazar nuestro
propio camino, a recorrer nuestro propio sendero, a tomar las banderas
libertarias de los próceres de este Continente americano para convertirlas en
realidad, porque esa es la tarea que nos entregaron? Si eso es ser
revolucionario, yo lo soy, pero si eso es ser masón, también sostengo que lo
soy.
Por eso puedo decirles también a los QQ:. HH:. de la
Gran Logia de Colombia: en mi patria no hay un hombre encarcelado ni una mujer
encarcelada por motivos políticos; en mi patria se respetan todos los derechos.
Y esta noche he tenido el agrado de llegar a este Templo acompañado del
Embajador de Chile en Colombia, Q:.H:. Hernán Gutiérrez. Viene
también con nosotros el Director General de Carabineros, General José
María Sepúlveda que es también un Hermano nuestro, y él sabe
perfectamente bien, como lo sabe el Q:. H:. Gutiérrez, que es cierto lo que
estoy diciendo. Y si hubiere todavía que buscar un testimonio, aquí está
presente un H:. que vio aquí la luz masónica, porque es colombiano, que es
embajador de Colombia en Chile, que no ha olvidado que es masón y que yo tuve
el agrado y la suerte de estrechar su mano después de ser triunfante en las
urnas, dentro de un Templo Masónico, donde llegó siendo diplomático como llega
Gutiérrez a cumplir en las Logias con su obligación masónica. Por eso sostengo
que frente al clima artificial creado antes o durante la elección, seguirán
hechos mucho más duros, que tenemos que confrontar. Pero, si hay
gobernantes o gobiernos que creen que es legítimo defender los intereses de
unos pocos, por muy grandes que sean, yo sostengo el derecho a defender el
interés de mi pueblo y de mi Patria frente a los intereses de unos pocos.
Si alguien piensa que, a estas alturas de la vida, la amenaza material puede
doblegar a los pueblos, se equivoca. Estados Unidos tiene que aprender la
lección de Vietnam. Y la lección de Vietnam es una lección para
todos los países pequeños, porque es la lección del heroísmo y la dignidad. Y
nosotros debemos entender que hay países que gastan cien mil millones
de dólares al año en una guerra, en un continente que no es el suyo, para
impedir que un pueblo se dé el destino que quiera, frente a una América Latina
que tiene que estar con manos tendidas e implorantes, para conseguir
empréstitos pequeños, gotas de leche de la gran ubre del país más poderoso del
capitalismo; en circunstancias que de este Continente, en la última
década, han salido muchos más millones por amortización de las utilidades e
intereses, que los que ingresan como aporte de capitales.América Latina,
continente pobre, es exportador de capitales, frente a la realidad del país más
poderoso del mundo, del capitalismo internacional. Es por eso que ésta
es nuestra lucha, y es por eso que uso este lenguaje que es un lenguaje de
claridad, como es la obligación de hacerlo frente a mis Hermanos. Es una lucha
frontal que no sólo será en Chile; que está dándose en todas partes del mundo,
porque vivimos el minuto trascendente en que los viejos sistemas crujen, y es
obligación nuestra mirar con ojos abiertos lo que va a ocurrir mañana, para
analizar si somos capaces de encontrar los cauces que permitan a las grandes
mayorías continuar un camino que no sea el de la violencia innecesaria y del
costo del capital elevado. Yo lo he dicho en mi país, y lo repito aquí en el
seno de los Hermanos de Colombia: yo no soy una represa, pero sí soy el
cauce para que el pueblo pueda caminar con la seguridad de que sus derechos
serán respetados. No pueden detenerse las avalanchas de la historia. No pueden
las leyes represivas calmar el hambre de los pueblos. Transitoriamente
podrán aplazarse algunos años; y quizá hasta una generación, pero tarde o
temprano se rompen los diques y la marea humana inunda, pero esta vez con
violencia -y a mi juicio justa- porque también su hambre y sufrimiento son más
que milenarios en algunas partes, y centenarios, por lo menos en nuestro
Continente americano. Si viejas Instituciones como la iglesia ven transformarse
el contenido de su propia existencia; si los obispos reunidos en Medellín hablan
un lenguaje que pudiera haber sido revolucionario hace 5 ó 10 años atrás, es
porque comprenden que el verbo de Cristo tienen que
recuperarlo para que la Iglesia católica se salve como institución,
porque si la ven siempre comprometida con los intereses de unos pocos, nadie va
a creer mañana en la verdad de la enseñanza del que la dio: el Maestro de
Galilea, considerado por mí, por lo menos como ser humano. Es por eso que
yo pienso y sueño. Sueño en la noche de la iniciación, cuando recordaba estas
palabras: que las personas sin ideas arraigadas y sin principios, son
como las embarcaciones, que perdido el timón, encallan en los arrecifes. Yo
quiero que los Hermanos de Colombia sepan que no voy a perder el timón de mis
principios masónicos. Es más difícil hacer una revolución en que no haya costo
social y es duro estrellarse contra poderosos intereses internacionales y
poderosos intereses nacionales. Pero lo único que quiero es llegar mañana,
cumplido mi mandato, y entrar por la puerta de mi Templo, como he entrado ahora
siendo Presidente de Chile.
Dr. Salvador Allende Gossens
Presidente de Chile
Colombia, Bogotá, 28 de agosto de 1971
Gentileza de Prof. Moreno Peralta, Secretario
Ejecutivo ADDHEE/ONG
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