Homenaje al compañero Jorge Zabalza, un
luchador social, el fuego de la historia: ¡Presente hoy y siempre!...
Por
Néstor Kohan, Escritor, analista internacional.
Red
Latina sin Frontreras/ADDHEE.ONG.
23
de Febrero 2023.
A
la memoria del Tambero, compañero querido y entrañable
Y
llegó la hora nomás. Durante estos días, escuché y leí de mis amigas y amigos
latinoamericanos, muchos de ellos más ateos que yo, “¡ojalá haya un milagro!”.
Yo también sentí esa necesidad. Desde Cuba a Chile, desde Venezuela a Bolivia,
desde Uruguay a la Argentina. Pero no. Se nos vino encima la tristeza
previsible. Una avalancha de mensajes nos anunciaba su partida, después de
resistir tanto en el hospital, contra el cáncer y el covid, al mismo tiempo. El
golpe en el pecho duele igual, aunque ya sabíamos.
El
legendario líder histórico del MLN-Tupamaros, Jorge “el Tambero” Zabalza
[Uruguay, 1943-2022], se había ido. En la noche. Quizás para pasar
desapercibido y no perder la costumbre de tantos años de clandestinidad.
Cuando
nos encontramos personalmente por última vez, hace siete años, ya tenía cáncer.
El médico que lo atendió en Brasil dijo, según recuerda su gente querida, “este
hombre es un tractor”. Casi una década batallando contra esa enfermedad
demoníaca. Pero no fue su única batalla. Fue tan sólo la última de una lista
interminable.
Recuerdo
un “asado” que comimos la última vez en Montevideo, donde el Tambero pudo
ingerir tan sólo unas rodajitas de zanahoria. Pero sin quejarse. Con una
dignidad absoluta. La noche anterior habíamos presentado junto al músico Daniel
Viglietti, el escritor Samuel Blixen y sus innumerables compañeros y compañeras
de militancia uno de sus últimos libros, del cual copio a continuación el
prólogo que me pidió.
Para
mí fue un honor. Y lo sigue siendo. No sólo ese pedido sino haberlo podido
conocer. Lo había visto por primera vez varios años antes, en Buenos Aires, en
el Hotel Bauen (recuperado y gestionado por su clase trabajadora, experiencia
hostigada hasta el cansancio por diferentes administraciones políticas y jueces
de Argentina que no se aguantaban ese ejemplo de rebeldía obrera de trabajar
sin patrón). Allí, en una sala gigantesca del Hotel Bauen cedida generosamente
por su gente trabajadora, presentamos desde la Cátedra Comandante Dr. Ernesto
Guevara de la Serna su biografía política.
Una
multitud de jóvenes de las tendencias ideológicas más diversas (que muchas
veces ni se hablan entre sí) se encontraron y fueron a verlo con una admiración
compartida que me cuesta describir en palabras. La misma que volví a ver y
sentir años más tarde en Montevideo, cuando Daniel Viglietti le rindió homenaje
y las y los “gurises” hacían fila para que él les firmara su libro.
Lejos
de la fascinación por las cámaras, las luces y la farándula (que tanto han
seducido a otros viejos compañeros suyos, al punto de terminar aceptando
elogios envenenados de los neoliberales capitalistas más rancios), el
Tambero Zabalza se movía entre los jóvenes con una naturalidad de un muchacho
de barrio. Porque eso era. No casualmente trabajó años en una carnicería y
vivió hasta el final de su vida en uno de los barrios más pobres y humildes de
la periferia de Montevideo.
Pero
su simpleza, su frugalidad y su práctica de no robar (compartida por otros ex
tupamaros mucho más “famosos” que llegaron a la presidencia de Uruguay y a
altos cargos frente a las Fuerzas Armadas), para Zabalza no alcanzaban. ¡No es
suficiente “ser honesto”! ¡No alcanza con “no robar”! Las carmelitas descalzas
y la Madre Teresa de Calcuta no son nuestro faro ni nuestra guía para terminar
con las injusticias del sistema capitalista, el imperialismo y la
dependencia.
La
clave está en mantener en alto, con un claro sentido del momento histórico y
sin perder la brújula, la coherencia de la perspectiva revolucionaria. Porque
si un militante político “no roba”, tranquilamente y sin ningún problema puede
convertirse en modelo de “eficiencia de gestión” y “buena administración” para
la Embajada estadounidense, para los capitalistas más gordos, para los burgueses
neoliberales/colonos mentales
más salvajes y la derecha más sibarita troglodita. ¿O no? En cambio, si
la simpleza y la honestidad personal van acompañadas de la persistencia en la
lucha antiimperialista y el proyecto anticapitalista, ahí la cosa cambia 180
grados. Y los poderosos lo saben.
Esa
diferencia política, básica y fundamental, separó aguas, océanos y mares entre
los “rehenes históricos” de la antigua dirección del MLN-Tupamaros.
El
“Bebe” Raúl Sendic [1925-1989], principal líder y estratega revolucionario, no
era sólo “un señor honesto que no roba”. Mantuvo hasta sus últimos días,
incluso cuando al salir de la cárcel casi no podía hablar por los sufrimientos
padecidos durante más de una década de cautiverio y torturas, una coherencia
revolucionaria a prueba de todo. No le temblaba el pulso para solidarizarse con
las insurgencias más radicales de Nuestra América. Defendía la Revolución
Cubana, abrazaba a Fidel y admiraba al comandante Dr. Guevara de la Serna
como cuando tenía 20 años. Y Ruy Mauro Marini [1932-1997], el principal
intelectual de la teoría marxista de la dependencia, le prologó uno de sus
libros.
El
Tambero Jorge Zabalza era de la misma escuela irreductible del “Bebe” Sendic.
Al igual que su joven hermano (al que siempre llevaba en el corazón), caído en
combate cuando recién empezaba la lucha insurgente en Uruguay y ambos eran
apenas unos muchachos.
El
Tambero jamás hubiera compartido sumisamente un asado con el presidente Bush
para “agasajarlo” (mientras el comandante Hugo Chávez Frias lo
enfrentaba, asimilándolo con picardía al diablo por “el olor a azufre” que el
presidente estadounidense dejaba tras de sí…). No se le hubiera ocurrido amagar
con fracturar el MERCOSUR haciendo guiños a la geopolítica del imperialismo estadounidense.
Nunca hubiera perdonado a los torturadores y violadores seriales del terrorismo
de Estado, en nombre de “la gobernabilidad”. Nos duela o no reconocerlo, entre
los nueve “rehenes históricos” había diferencias de fondo, nada folclóricas,
por cierto.
En
Uruguay eso ha tenido y tiene consecuencias políticas hasta el día de hoy (23
de febrero de 2022).
Más
allá de comparaciones, valoraciones diversas y balances posibles, lo central es
destacar que Zabalza deja encendida la fogata, la llama o la chispa insumisa de
Sendic. Todas sus intervenciones provocadoras, sus libros, sus entrevistas,
tenían un objetivo claro: las juventudes de Uruguay y el Cono Sur
latinoamericano. No intentaba “convencer” a aquellos viejos compañeros que ya
habían decidido marchar para otro lado y caminar por la vereda de enfrente. El
Tambero apuntaba a la gente joven, es decir, al futuro. Más allá de sectas,
capillas o grupúsculos.
Esa
obsesión por rescatar la historia, la que hacen los pueblos dignos, luchando
por su libertad,, por rechazar la manipulación de quienes pretendían borrar
las rebeldías que marcaron profundamente la sociedad en Uruguay (“el que maneja
el presente, maneja el pasado”) en nombre del pragmatismo contemporizador,
el posibilismo y la realpolitik, era, es y será uno de sus principales legados.
Nunca le movió un pelo una candidatura a diputado, o “la fama” ni rodearse de
alabanzas de “gente decente” y trajes caros. Por el contrario. Apostaba al
resurgimiento de nuevas rebeldías. Por eso el subtítulo de su libro eracasi
como una confesión: “pensando en futuras insurgencias”.
Como
el Bebe Sendic, como las canciones-himnos de Daniel Viglietti que nos
acompañaron desde la adolescencia, el flaco Zabalza, el Tambero, quedará en la
memoria popular de su país, del Cono Sur y de toda Nuestra América. Ojalá una
nueva generación se anime a desobedecer y retome su camino.
Para que Uruguay deje de ser la corrupta y obsecuente “Suiza de América” y el paraíso fiscal de los millonarios argentinos, lúmpenes y mediocres, que fugan capitales. Para que “el paisito” (como lo denomina irónicamente el propio pueblo uruguayo) vuelva a ser, por fin, la tierra orgullosa y desbordante de dignidad que gritó ¡Libertad o muerte! y nos dejó el ejemplo imborrable de los fogones del General Libertador Artigas Arnal.
Brindo
con un mate amargo, como el nombre de la revista tupamara que dirigías, por tus
enseñanzas, tu amistad y tu entrañable memoria, querido Tambero.
¡Hasta
la victoria siempre!. ¡Presente hoy y siempre!
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.