Solicitada:
"La reforma de la curia: la apuesta definitiva del
Papa francisco por una Iglesia sinodal, universal, más laica y profundamente
samaritana que entrará en vigor el 5 de julio: Praedicate Evangelium.
El Papa reclama "tiempo, determinación y, sobre todo, la colaboración
de todos"
“Esta nueva Constitución Apostólica se propone armonizar mejor el ejercicio
actual del servicio de la Curia con el camino de evangelización que la Iglesia,
especialmente en este tiempo, está experimentando”
“Esta vida de comunión da a la Iglesia el rostro de la sinodalidad; una
Iglesia, es decir, de escucha mutua, en la que cada uno tiene algo que
aprender"
“La Curia Romana no se interpone entre el Papa y los Obispos, sino que se
pone al servicio de ambos en las formas propias de la naturaleza de cada uno”
"El Papa, los obispos y otros ministros ordenados no son los únicos
evangelizadores en la Iglesia”
"La actualización de la Curia debe prever la participación de los
laicos, también en funciones de gobierno y responsabilidad”
"La reforma de la Curia romana será real y posible si surge de una
reforma interior”
"Debe quedar claro que la reforma no es un fin en sí mismo, sino un
medio para dar un fuerte testimonio cristiano; para fomentar una evangelización
más eficaz; para promover un espíritu ecuménico más fructífero; para fomentar
un diálogo más constructivo con todos"
19.03.2022 Jesús
Bastante
Nueve
años de pontificado, decenas de encuentros con el grupo de cardenales que lo
asesora, dificultades, trabas y un trabajo que ya estaba siendo realizado, de
facto, en los distintos dicasterios. Todo, con el único objetivo de
“predicar el Evangelio”. Y hacerlo mejor, pensando en los preferidos
del Señor, y no tanto en una Curia anquilosada y autorreferencial. Estos son
los ejes de
‘Praedicate Evangelium’, la esperada reforma de la Curia, que hoy ha visto la
luz, completamente por sorpresa, coincidiendo con el noveno aniversario del
comienzo del Pontificado de Francisco, y que entrará en vigor el
próximo 5 de junio, fiesta de Pentecostés.
“Se
trata de un ejercicio que refuerza la unidad de la fe y la comunión del
Pueblo de Dios, y promueve la misión de la Iglesia en el mundo.
Ciertamente, alcanzar tal objetivo no es fácil: requiere tiempo, determinación
y, sobre todo, la colaboración de todos”, apunta el Papa en su preámbulo.
Y es
que, más allá de la reducción y reordenación de los dicasterios, y de la
reforma económica, que ya estaba en marcha, Francisco hace hincapié en que el
servicio de la Iglesia no es otro que “anunciar el Evangelio del Hijo
de Dios, Cristo el Señor, y con él incitar a todos los pueblos a
escuchar la fe”, y que “la Iglesia cumple su mandato sobre todo cuando da
testimonio, de palabra y de obra, de la misericordia que ella misma ha recibido
gratuitamente”.
Continuidad con otras reformas
Para
Francisco, es vital “la conversión misionera” de la propia Iglesia, que debe ir
renovándose continuamente. Porque la Iglesia solo es útil “cuando sirve al
Evangelio”. En ese contexto es donde sitúa Bergoglio la reforma de la Curia
romana, que compara con otros momentos de la historia de la Iglesia, como la
reforma de Sixto V en 1588, tras el vendaval de la Reforma; o
en 1908, durante el Pontificado de Pío X. También tras el Concilio Vaticano II,
recuerda Francisco, cuando “Pablo VI, refiriéndose explícitamente a los deseos
expresados por los Padres Conciliares”, acometió una profunda reforma. También
Juan Pablo II, en 1988, promulgó la “Pastor Bonus” para “promover
siempre la comunión en todo el organismo de la Iglesia”.
“Esta
nueva Constitución Apostólica se propone armonizar mejor el ejercicio actual
del servicio de la Curia con el camino de evangelización que la Iglesia,
especialmente en este tiempo, está experimentando”, explica el Papa, quien
invita a comprender que, “en la Iglesia la misión está tan
estrechamente ligada a la comunión que se puede decir que la finalidad
de la misión es precisamente la de ‘dar a conocer y hacer experimentar a todos
la nueva comunión que en el Hijo de Dios hecho carne es la nueva comunión de la
Iglesia”.
El rostro de la sinodalidad
“Esta
vida de comunión da a la Iglesia el rostro de la sinodalidad; una Iglesia, es
decir, de escucha mutua, en la que cada uno tiene algo que aprender",
subraya. Y cuando dice todos, se refiere a todos: “El pueblo fiel, el Colegio
de Obispos, el Obispo de Roma: cada uno escuchando a los demás, y todos
escuchando al Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, para saber lo que
dice a las Iglesias”.
Esta
sinodalidad de la Iglesia, confirma el Papa, se entenderá como el "caminar
juntos del rebaño de Dios por los caminos de la historia hacia Cristo
el Señor".
“La
renovación de la Iglesia y, en ella, también de la Curia Romana, no puede sino
reflejar esta reciprocidad fundamental para que la comunidad de creyentes se
acerque lo más posible a la experiencia de comunión misionera vivida por los
Apóstoles con el Señor durante su vida terrenal y, después de Pentecostés, bajo
la acción del Espíritu Santo, por la primera comunidad de Jerusalén”. Esto es: una
Iglesia en la que todos tengan voz.
El Papa y el Colegio de Obispos
En
cuanto al papel del Papa y de los obispos, Francisco admite que, aún hoy, “en
la Iglesia, una sociedad jerárquicamente organizada, el Romano Pontífice,
sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos,
sucesores de los Apóstoles, están unidos en un único cuerpo episcopal”, con
“comunión jerárquica con la cabeza del Colegio y con sus miembros, es decir,
con el propio Colegio”.
En
este sentido, el Papa reconoce la misión de las conferencias
episcopales, como símbolo de la comunión episcopal, y que suponen,
hoy, “uno de los modos más significativos de expresar y servir a la comunión
eclesial en las distintas regiones junto con el Romano Pontífice, garante de la
unidad de la fe y de la comunión”.
En
lo tocante a la Curia Romana, el Papa estima que su labor “está también en
relación orgánica con el Colegio de los Obispos y con los Obispos individuales,
y también con las Conferencias Episcopales y sus Uniones regionales y
continentales, y las estructuras jerárquicas orientales, que son de gran
utilidad pastoral y expresan la comunión afectiva y efectiva entre los
Obispos”.
Potenciar el papel de las conferencias episcopales
“La
Curia Romana no se encuentra entre el Papa y los Obispos”,
explica el Pontífice. “La Curia Romana no se interpone entre el Papa y los
Obispos, sino que se pone al servicio de ambos en las formas propias de la
naturaleza de cada uno”. De hecho, otro de los objetivos de la reforma, tal y
como explica Bergoglio, es “potenciar” las conferencias episcopales, “sin que
actúen como una interposición entre el Romano Pontífice y los Obispos, sino que
estén a su pleno servicio”.
De
hecho, las competencias que se recogen en el documento “tienen por objeto
expresar la dimensión colegial del ministerio episcopal e, indirectamente,
reforzar la comunión eclesial”, concretando el ejercicio conjunto de
determinadas funciones pastorales en bien de los fieles de sus respectivas
naciones o de un determinado territorio.
Todos somos evangelizadores
Pese
a esto, Francisco deja claro que “todo cristiano es un discípulo
misionero”, y que “el Papa, los obispos y otros ministros ordenados no
son los únicos evangelizadores en la Iglesia”.
Más
aún: “Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo misionero”, por lo
que “la actualización de la Curia debe prever la participación de los
laicos, también en funciones de gobierno y responsabilidad”.
“Su
presencia y participación es también indispensable, porque cooperan al bien de
toda la Iglesia y, por su vida familiar, su conocimiento de las realidades
sociales y su fe que les lleva a descubrir los caminos de Dios en el mundo,
pueden hacer aportaciones válidas, especialmente en lo que se refiere a la
promoción de la familia y al respeto de los valores de la vida y de la
creación, al Evangelio como fermento de las realidades temporales y al discernimiento
de los signos de los tiempos”, señala el Papa, dando así un espaldarazo
definitivo al papel de laicos, matrimonios, mujeres y jóvenes en el presente y
futuro de la Iglesia.
Un reforma interior
¿Cuál
es la importancia de esta reforma? El Papa lo explica: “La reforma de
la Curia romana será real y posible si surge de una reforma interior”,
que tenga como foco al Buen Samaritano, “el hombre que se desvía de su camino
para hacerse cercano a un medio muerto que no pertenece a su pueblo y al que ni
siquiera conoce”.
“Se
trata de una espiritualidad que tiene su fuente en el amor de Dios que nos amó
primero, cuando todavía éramos pobres y pecadores, y que nos recuerda que
nuestro deber es servir a nuestros hermanos como Cristo, especialmente
a los más necesitados, y que el rostro de Cristo se puede ver en el
rostro de todo ser humano, especialmente del hombre y la mujer que sufren”,
sostiene Bergoglio, quien añade que “debe quedar claro que la reforma no
es un fin en sí mismo, sino un medio para dar un fuerte testimonio cristiano;
para fomentar una evangelización más eficaz; para promover un espíritu
ecuménico más fructífero; para fomentar un diálogo más constructivo con
todos".
“La reforma -concluye Bergoglio-, fuertemente
deseada por la mayoría de los cardenales en las Congregaciones Generales antes
del Cónclave, deberá ser perfeccionada antes del Cónclave, debe afinar
aún más la identidad de la propia Curia Romana, que debe asistir al Sucesor de
Pedro en el ejercicio de su supremo oficio pastoral para el bien y el servicio
de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares”.
Solicitada:
Obispos ante la aprobación de
aborto en Convención Constitucional
El Comité Permanente de la
Conferencia Episcopal de Chile da a conocer una declaración respecto de la
aprobación de norma por parte de la Convención Constitucional que establece que
el Estado debe asegurar a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar,
entre otras cosas, “las condiciones para (…) una interrupción voluntaria del
embarazo”.
Miércoles 16 de Marzo de 2022
A
continuación, el texto completo de la declaración:
Ante aprobación de aborto
en Convención Constitucional
1. El
pleno de la Convención Constitucional aprobó ayer martes 15 de marzo, una norma
sobre derechos sexuales y reproductivos que quedó en situación de ser
incorporada al texto constitucional. Dicha norma establece que el Estado debe
asegurar a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar, entre otras
cosas, “las condiciones para (…) una interrupción voluntaria del embarazo”. Es
necesario señalar que esta norma, por sí misma, es un gravísimo atentado a la
dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales, más allá de
cualquier concepción religiosa. Además, no se establecen condicionamientos ni
limitaciones a este derecho, ni se da un mandato al legislador para que lo
regule por una ley, con lo cual queda abierto el camino para permitir el aborto
a todo evento. Establecido el aborto como un derecho constitucional sin ninguna
restricción, cualquier ley que pretenda regularlo puede ser declarada
inconstitucional. De esta manera, podría darse el caso que fueran abortadas
creaturas incluso de siete u ocho meses o a punto de nacer.
2. Es
evidente que una norma de tal naturaleza constituye un hecho de la máxima
gravedad. La Convención afirma un derecho a decidir en forma libre y autónoma
sobre el propio cuerpo, pero olvida y silencia del todo que en el vientre de
quien está embarazada hay un segundo cuerpo, otro ser humano, que para quienes
aprobaron la norma simplemente no existe.
Agradecemos a quienes en la Convención se han
opuesto a esta norma, pero lamentablemente, como lo hemos sostenido en
reiteradas oportunidades, se ha ido imponiendo en el país una mentalidad
contraria a la vida de la persona ya concebida. Por eso llamamos a los chilenos
a ser conscientes de esta triste dinámica, que tiene como corolario inaudito la
incorporación del aborto libre nada menos que como un derecho constitucional.
Con el Papa Francisco volvemos a decir: “si la dignidad de la persona humana no
queda a salvo y, por el contrario, consideramos a algunos menos valiosos o
descartables, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de
la humanidad” (cf. Papa Francisco, Fratelli Tutti, 107).
3. Una
Constitución Política con una norma sobre aborto libre no podrá ser sentida y
asumida como propia por muchos chilenos, entre ellos muchas personas que
profesamos una fe religiosa, pues el respeto a la vida humana desde la
concepción no es algo secundario o cuya consideración sea optativa, sino un
valor fundamental que afirmamos apoyados en la razón y la fe. De no cambiar
esta decisión, la Convención Constitucional pone un obstáculo insalvable para
que muchos ciudadanos den su aprobación al texto constitucional que se está elaborando.
Lamentamos que la mayoría de los convencionales estén optando por polarizar el
proceso constitucional con un tema tan significativo, en vez de ofrecer una
propuesta en la que la mayor parte de los chilenos podamos reconocernos, más
allá de nuestras legítimas diferencias, en torno a un proyecto compartido.
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
+ Celestino Card. Aós
Braco
Cardenal Arzobispo de
Santiago
Presidente
+ Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Concepción
Vicepresidente
+ Juan Ignacio González
Errázuriz
Obispo de San Bernardo
+ Ricardo Morales Galindo
Obispo de Copiapó
+ Sergio Pérez de Arce
Arriagada
Obispo de Chillán
Secretario General
Fuente:
Comunicaciones CECh
CECh,
16-03-2022