lunes, 22 de septiembre de 2025

Organización de Cooperación de Shanghái: Camino a la derrota de Occidente/USA, Unión Europea, Inglaterra, Canadá, Japón, y el patio trasero yanqui latinoamericano.


Organización de Cooperación de Shanghái: Camino a la derrota de Occidente/USA, Unión Europea, Inglaterra, Canadá, Japón, y el patio trasero yanqui latinoamericano.

La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái ha despertado enorme interés y grandes expectativas, sobre todo para el denominado Sur Global en el sentido de marcar un derrotero claro, concreto y firme que permita ultimar al agonizante pero siempre peligroso poder hegemónico y arrogante occidental.


Por Pablo Jofre Leal/Escritor, periodista y analista internacional/ADDHEE.ONG:

La Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en la ciudad China de Tianjin, fue analizada por Estados Unidos y sus cervatillos con atención y temor respecto a los procesos políticos y alianzas estratégicas, en amplios ámbitos de las relaciones internacionales, que se han tejido y se llevaron a cabo en el marco de ese foro, especialmente entre la República Popular China, la Federación de Rusia y la República Islámica de Irán.

Un encuentro, el número 25 de su corta pero fructífera historia, que ha despertado enorme interés y grandes expectativas, sobre todo para el denominado Sur Global (1) en el sentido de marcar un derrotero claro, concreto y firme que permita ultimar al agonizante pero siempre peligroso poder hegemónico y arrogante occidental, impuesto a partir del año 1991 tras el descalabro de la ex Unión Soviética.

Un camino que nos debe conducir, inexorablemente, a un Nuevo Orden Mundial, donde el tema de la gobernanza mundial adquiere importancia primordial. Esto, a mi parecer, no para conformar una autoridad única omniabarcante, arbitraria, que se mueva al compás del inquilino de turno en la Casa Blanca, sino que, construir un mundo distinto, en el marco de relaciones amistosas, transversales y democráticas.

Hablo de un sistema mundial amplio y efectivamente multilateral, de coherencias e interacciones entre los distintos actores de la sociedad mundial, alejado de imposiciones, presiones, mecanismos sancionatorios ilegales que observamos día a día con impotencia por una parte y anhelos de romper con ese modelo, de una vez por todas.

Doy cuenta de las ansias de avanzar en la construcción de un mundo donde no existan derecho a vetos paralizantes, ni políticas de chantajes, sancionatorias o donde el poder de las armas define el rumbo a seguir. Este objetivo no es una utopía, no es una quimera a la cual aferrarse como la última tabla de salvación tras un naufragio en medio del Océano Pacífico. Es algo perfectamente realizable, es una necesidad para la sobrevivencia del planeta y lógicamente aquellos que la poblamos.

En Tainjin, China, entre el 31 de agosto y el 1 de septiembre de este 2025, se llevó a cabo la cumbre de la Organización de la OCS, encuentro donde se hicieron presentes 26 Estados entre países miembros, como es el caso de China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán, Irán y Bielorrusia. También los denominados socios de diálogo, entre los que se cuentan Turquía, Arabia Saudí, Egipto, Indonesia y Myanmar. Participaron además como invitados diplomáticos el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres y el de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Kao Kim Hourn, parte de los 10 organismos internacionales invitados.

La unión de los países del Sur Global, a través de la OCS, es el hecho más importante en materia internacional en busca de una nueva forma de relacionarnos como países. De los cinco miembros originales el año 2001, cada vez más naciones buscan la membresía. El mundo entero observó con atención esta cumbre. Unos con esperanzas y otros dirigidos por Gobiernos con mentalidad hegemónica y arrogante. Y hubo un hecho que, no siendo parte de la OCS, tuvo un signo de preciso de mensaje a Occidente. Me refiero al desfile militar en Beijing para conmemorar los 80 años del triunfo sobre el nazismo y el militarismo japonés, que fue la guinda de la torta en abierto desafío al negacionismo occidental. (2)

Los temas centrales de la cumbre fueron los que han animado a la OCS desde su fundación: la lucha contra el terrorismo, el extremismo y el separatismo, y la búsqueda de una mayor cooperación y unidad con Occidente. Gaza y el genocidio perpetrado por el régimen judío sionista israelí estuvo en la palestra, al igual que las críticas a las medidas coercitivas económicas de Occidente y las políticas de máxima presión vividas, fundamentalmente, por Rusia y la República Islámica de Irán.

Este último país, miembro ya de plenos derechos de la OCS, fue representado por su presidente Masud Pezeshkian (acompañado por su canciller Seyed Abás Araqchi), quien sostuvo importantísimas reuniones bilaterales, de largas horas de duración, tanto con el presidente ruso Vladimir Putin como con el anfitrión, el mandatario chino Xi Jinping. 

Reuniones amistosas en las que se abordaron temas estratégicos y el fortalecimiento de los lazos en ámbitos de enorme importancia, tanto en el ámbito económico como de seguridad. A su llegada a Irán, el mandatario persa señaló a los medios de su país “que la implementación de los acuerdos alcanzados contribuirá a generar un panorama favorable para Irán en sectores clave”. (3)

Consignó también que se firmó una carta conjunta para rechazar la aplicación del llamado mecanismo de snapback por parte de la troika europea conformada por Francia, Gran bretaña y Alemania, siguiendo estos las instrucciones de Washington que —recordemos— se retiró del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) el año 2018. Mecanismo sancionatorio que reflota la aplicación de medidas de máxima presión, violando todo género de compromisos, acuerdos y promesas efectuadas por estos tres países europeos. Esta medida fue rechazada en el seno de la Cumbre de la OCS.

Igualmente, en el contexto de una crisis de la ONU y en general sistema de gobernanza mundial, se habló de trabajar por un camino nuevo en este campo. Como ha sucedido muchas veces, pero en esta ocasión y sobre todo en el desfile militar del día 3 de septiembre en la capital china. Un poder real expresado en esos miles de soldados chinos y sus armas de última generación. Con esas figuras políticas presentes, el Sur Global en pleno le dio otro cariz a esta Cumbre y las palabras pronunciadas por el discurso central de Xi Jinping.

Hablar de gobernanza mundial requiere, primero, convenir y entendernos metodológicamente, que es referirse a la creación, a la fundación y no la recreación de un nuevo sistema de gobernanza, pues el que hemos tenido a lo largo de 80 años agoniza tristemente. Ha llegado a su fin. Es evidente que no cumple su papel, su carta fundacional es estéril y no es capaz de poner freno alguno a agresiones, genocidios, ambiciones de hegemonía mundial. No sirve para contender con las dificultades y desafíos que nos demanda el mundo y sus sociedades. Jamás se ha aplicado su capítulo VII desde su artículo N° 39 al N°51 a aquellos países aliados y amigos del imperialismo y el sionismo. Siempre ha sido un arma arrojadiza contra aquellos signados como enemigo por occidente: Libia, Siria, Serbia, Irak, Yemen e Irán, entre otros.

Ese sistema de gobernanza mundial -surgido tras las cenizas de la Segunda Guerra Mundial– de reglas, normas, procesos y actores que se supone facilitarían la cooperación internacional y la toma de decisiones para abordar problemas globales que trascienden las fronteras nacionales, agoniza en el marco de la propia crisis del unilateralismo, el poder hegemónico y arrogante ejemplificado con Estados Unidos y su papel nefasto en el concierto internacional.

Un papel seguido servilmente por Europa y países como Australia, Canadá, Japón, Taiwán Corea del Sur y regímenes monárquicos como Arabia saudí, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos y Gobiernos dictatoriales como el de Egipto. Un grupo de regímenes que se resiste a morir y dar paso a nuevas formas de entender las relaciones internacionales. Y me refiero a temas vitales como el cambio climático o la economía global. Para Alfred Wu, profesor de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur, Xi busca “proporcionar un orden mundial alternativo, porque el orden mundial liderado por Estados Unidos está en declive”.

A diferencia de un Gobierno global unipolar, con un poder autoarrogado, centralizado incluso en lugares físicos como muestra de esa unipolaridad: la ONU en la ciudad de Nueva York. Con sus organismos como la Corte Internacional de Justicia en la ciudad de Haya, en los Países Bajos. La Agencia Internacional de Energía Atómica en Austria, en su capital Viena. La Organización Mundial de la Salud en Ginebra, Suiza, al igual que la OIT. La UNESCO en Paris. La FAO en Roma. El FMI en Washington.

En ese contexto se fundó la OCS en el año 2001, convertida hoy en la entidad regional más grande del mundo en términos demográficos con un 48 % de la población del planeta, el 32 % de la superficie total de la tierra y con un PIB que se acerca al 30 % del total mundial. Fundada en Shanghái en junio de aquel año, la OCS ha pasado de tener seis miembros fundadores a convertirse en la organización regional más grande del mundo, con una cooperación que abarca más de 50 áreas y una producción económica combinada de casi 30 billones de dólares.

En Taijin, en el discurso ante los jefes de Estado presente en la Cumbre de la OCS, el presidente Xi Jinping señaló “Tal como reza un proverbio chino, donde prevalece la voluntad, no hay límites”. ¿Que tengamos bien presente la misión fundacional de la OCS, asumamos las responsabilidades y emprendamos acciones con ánimos más elevados y medidas más prácticas, a fin de promover a la OCS a desarrollarse de forma estable y duradera y avanzar a pasos sólidos hacia el futuro brillante de la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad” ¿A qué objetivos se refería el presidente Xi Jinping?

Fortalecimiento de la confianza mutua y de buena vecindad entre los países miembros

La operación eficaz en materia política, comercial, económica, técnica, científica, cultural, así como de educación, energía, transporte, turismo, protección del medioambiente, entre otras esferas.

En el marco ideológico se propone trabajar por la creación de un nuevo orden político y económico democrático, justo y racional.

Una plataforma de relaciones y cooperación entre superpotencias y potencias emergentes que contiende contra la hegemonía occidental.

El nuevo sistema de gobernanza global más justo y equitativo.

La pregunta que surge es: ¿Cómo se digiere esta amalgama de ideas? El discurso del Presidente chino el 1 de septiembre nos permite dar luces y responder esta interrogante.  Ese día el mandatario chino propuso la llamada Iniciativa para la Gobernanza Global.(4) Esto significa grosso modo un llamado, una convocatoria al conjunto de los países del planeta a trabajar conjuntamente para crear un sistema de gobernanza global más justo y equitativo. Un llamado amplio, masivo; el que quiera que se suba a esta nave, los que no sentirán que la historia pasa su carro y a muchos los va a aplastar.

Las palabras exactas respecto a esta IGG fueron: “La historia nos enseña que en tiempos difíciles debemos mantener nuestro compromiso original con la coexistencia pacífica, fortalecer nuestra confianza en la cooperación mutuamente beneficiosa, avanzar en consonancia con la tendencia histórica y prosperar a la par de los tiempos. Con este fin, deseo proponer la Iniciativa de Gobernanza Global (IGG). Espero trabajar con todos los países para lograr un sistema de gobernanza global más justo y equitativo y avanzar hacia una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

En primer lugar, debemos adherirnos a la igualdad soberana, sostuvo Xi asegurando que todos los países, independientemente de su tamaño, poder adquisitivo y riqueza, sean participantes, tomadores de decisiones y beneficiarios en igualdad de condiciones en la gobernanza global. El mandatario chino llamó a promover una mayor democracia en las relaciones internacionales y aumentar la representación y la voz de los países en desarrollo.

En segundo lugar, debemos acatar el estado de derecho internacional afirmó el líder chino. Esto, con base en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y otras normas básicas universalmente reconocidas de las relaciones internacionales. La obligación es observar esas normas de forma integral, plena y completa. “El derecho y las normas internacionales deben aplicarse de forma igualitaria y uniforme. No debe haber dobles raseros, ni imponer las normas internas de unos pocos países a otros”

En tercer lugar, declaró Xi, “debemos practicar el multilateralismo. Debemos defender la visión de una gobernanza global basada en la consulta amplia y la contribución conjunta para el beneficio compartido, fortalecer la solidaridad y la coordinación, y oponernos al unilateralismo” Eso implica, indudablemente salvaguardar tanto el estatus como la autoridad de la ONU que debería tener, según el Presidente chino, un papel insustituible y clave en la gobernanza global.

En cuarto lugar, Xi señala que se debe promover un enfoque centrado en las personas. “Debemos reformar y mejorar el sistema de gobernanza global para garantizar que las personas de cada nación sean actores y beneficiarios de la gobernanza global, a fin de abordar mejor los desafíos comunes de la humanidad, reducir la brecha Norte-Sur y salvaguardar mejor los intereses comunes de todos los países”

Finalmente, y, en quinto lugar, la máxima autoridad de la República Popular China aseveró que “debemos centrarnos en tomar medidas concretas. Debemos adoptar un enfoque sistemático e integral, coordinar acciones globales, movilizar plenamente diversos recursos y esforzarnos por obtener resultados más visibles. Debemos fortalecer la cooperación práctica para evitar que el sistema de gobernanza se quede rezagado o se fragmente”

Palabras de fundamental importancia en momentos que la ONU está de capa caída, desechada por Estados Unidos como un interlocutor válido y elevado a invitado relevante por Xi Jinping en esta Cumbre de la OCS. Los medios chinos recordaron que esta Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG) es parte componente de una serie de iniciativas que han surgido del liderazgo chino. En este caso, la cuarta iniciativa de alcance histórico y global propuesta por Xi en los últimos años. Las otras iniciativas serán componente de la segunda parte de este trabajo.

Notas:

A pesar de su aún incerteza conceptual —un término en formación—  y además claramente representante de una variedad política, cultural, geográfica sin un orden organizacional o estructura política que los represente, como Sur Global podemos entender aquel grupo de países que no se sienten representados en el actual orden internacional, donde la exclusión en las definiciones globales ahondan las desigualdades en todo nivel y que solo favorece, en general, a los intereses de las potencias occidentales.

Xi, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China y presidente de la Comisión Militar Central, declaró en su discurso en un acto celebrado en Beijing para conmemorar el 80º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial, que la Humanidad se enfrenta nuevamente a la disyuntiva de paz o guerra, diálogo o confrontación, resultados de ganancias compartidas o juego de suma cero. El Pueblo Chino se mantendrá firme en el lado correcto de la historia y del progreso humano, se adherirá al camino del desarrollo pacífico y colaborará con el resto del mundo para construir una comunidad de futuro compartido para la Humanidad. El Pueblo Chino realizó una importante contribución a la salvación de la civilización humana y a la defensa de la paz mundial con un inmenso sacrificio en la guerra de resistencia contra la agresión japonesa, que formó una parte significativa de la Guerra Antifascista Mundial. La guerra de resistencia contra la agresión japonesa, una batalla ardua y grandiosa, marca la primera victoria total de China contra la agresión extranjera en los tiempos modernos. La victoria en la guerra se logró bajo un frente único nacional contra la agresión japonesa promovido por el Partido Comunista de China (PCCh).

En la primera parte de este trabajo señalé que la Cumbre N°25 de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en China, estaba siendo observada detenida y preocupadamente por parte de Washington y los suyos frente a una organización de poder creciente y convertida hoy en un actor internacional que no detendrá su paso hasta la conformación de un mundo multilateral, con una nueva gobernanza internacional.


La Cumbre de la OCS celebrada en la ciudad china de Tianjin fue analizada por Estados Unidos y sus cervatillos con atención y temor respecto de los procesos políticos y alianzas estratégicas, en amplios ámbitos de las relaciones internacionales, que se han tejido y se llevaron a cabo en el marco de la Cumbre de la OCS, especialmente entre la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán.

Un encuentro, el número 25 de su corta pero fructífera historia, que ha despertado enorme interés y grandes expectativas, sobre todo para el denominado Sur Global en el sentido de marcar un derrotero claro, concreto y firme que permita ultimar al agonizante pero siempre peligroso poder hegemónico y arrogante occidental, impuesto a partir del año 1991 tras el descalabro de la ex Unión Soviética.

La Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG), la cuarta iniciativa de alcance histórico que fue parte del análisis anterior es parte componente de una serie de empujes e ideas políticas, que surgen del liderazgo chino. En este caso, la IGG es la cuarta iniciativa de alcance histórico y global propuesta por Xi en los últimos años.

Para dar a conocer las propuestas y trabajos en virtud de ellas, previas a la IGG, me baso en un interesante discurso pronunciado por el embajador de China en Papúa Nueva Guinea, Yang Xiaoguang, en el Simposio “La iniciativa global de China y la cooperación entre China y Papúa Nueva Guinea” (2). En dicho encuentro Yang Xiaoguang señala que esas iniciativas son:

Iniciativa para el Desarrollo Global. Propuesta el 2021. Busca acelerar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, manteniendo su compromiso con seis principios fundamentales: desarrollo como prioridad, un enfoque centrado en las personas, beneficios para todos, desarrollo impulsado por la innovación, armonía entre el ser humano y la naturaleza, y acciones orientadas a resultados. Su objetivo es promover la cooperación internacional en ocho áreas clave: alivio de la pobreza, seguridad alimentaria, respuesta a pandemias y vacunas, financiación para el desarrollo, cambio climático y desarrollo verde, industrialización, economía digital y conectividad. La iniciativa prioriza el desarrollo y la revitalización del Sur Global.

Iniciativa para la Seguridad Global. Propuesta el 2022. Idea destinada a dar empuje a ideas que apoyen la multilateralidad, en el plano de la defensa del espíritu de la Carta de las Naciones Unidas, pero adaptándose a los tiempos y sus cambios, sobre todo en el panorama internacional a través de la solidaridad, abordando riesgos y desafíos de seguridad tradicionales y no tradicionales con un enfoque de beneficio mutuo.

Los principios fundamentales de esta iniciativa, mencionados por Xiaoguang son seis: Mantener la visión de una seguridad común, integral, cooperativa y sostenible. En segundo lugar; respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países. A continuación, acatar los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. La cuarta, en correspondencia con lo exigido por Rusia e Irán en los últimos años, es tomar en serio las legítimas preocupaciones de seguridad de todos los países. En quinto lugar, acciones destinadas a resolver pacíficamente las diferencias y disputas entre países mediante el diálogo y la consulta. Y, finalmente mantener la seguridad tanto en los ámbitos tradicionales como no tradicionales.

La Iniciativa para la Civilización Global. Propuesta el 2023. A través de esta proposición, China llama a defender conjuntamente el respeto a la diversidad de civilizaciones, defender conjuntamente los valores comunes de la humanidad, defender conjuntamente la importancia de la continuidad y evolución de las civilizaciones y defender conjuntamente intercambios y cooperación internacionales más estrechos entre los pueblos. 

En contraste con las afirmaciones del llamado “choque de civilizaciones” o la “superioridad de ciertas civilizaciones”, la Iniciativa de Civilización Global según afirma Yang Xiaoguang, como interlocutor fiable de aquello que transmite el gobierno de Beijing es que China defiende firmemente los principios de igualdad, aprendizaje mutuo, diálogo e inclusión entre civilizaciones. Enfatiza la importancia de los intercambios culturales que trascienden el distanciamiento, el aprendizaje mutuo que trasciende los enfrentamientos y la coexistencia que trasciende los sentimientos de superioridad.

En el caso específico de la IGG el presidente chino destacó cinco principios para este plan de desarrollo, de cambio mundial:

Adherirse a la igualdad soberana.

Respetar el Estado de derecho internacional.

Práctica del multilateralismo.

Enfoque de trabajo centrado en las personas

Enfoque positivo que permita emprender acciones reales y no populismo.

Xi Jinping alertó, tanto en la Cumbre de la OCS, como en el desfile de conmemoración de la Victoria sobre el militarismo japonés, sobre la mentalidad de guerra fría que anima aún a los países occidentales, principalmente Estados Unidos que frenan esas tendencias hacia la construcción de un mundo en paz, que permita el desarrollo, la cooperación y el beneficio mutuo entre los pueblos.

Realidad que se convierten en nuevas amenazas y desafíos que están provocando turbulencias y transformaciones no deseadas. Y es en ese plano donde “La gobernanza global ha llegado a una nueva encrucijada” señaló Xi en su alocución, cuyo público estaba más allá de la multitud que se reunió entre invitados y ciudadanos chinos en la conocida plaza de Tiananmén

En un año como este 2025 en que se conmemoraron hechos de enorme trascendencia como es los 80 años de la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la victoria sobre el nazismo y el militarismo japonés, para China, en boca de su líder político, partidista y militar Xi Jing Pin se requiere, como necesidad vital, el salvaguardar con firmeza el estatus y la autoridad de la ONU, así como de garantizar su papel irremplazable y clave en la gobernanza global. Una idea que, a mi entender, trasunta el no generar un sistema de global acéfalo mientras se construye la estructura de cambios que permitan avanzar en la senda mencionada por Xi.

Las ideas expresadas en la Cumbre de la OCS y en el desfile militar en Beijing refieren a no aceptar la existencia de un doble rasero y que el poder de un puñado de países imponga su voluntad en contra de la enorme mayoría del planeta. Para China y el sur global en general, todos los países independientes de su tamaño, riqueza, demografía, fuerza militar son decisores y beneficiaros en la gobernanza global. Y, lo mencionado implica reducir la brecha insoportable entre el norte y el sur.

Eso para Xi y sin duda para lideres políticos como Vladimir Putin, los líderes de la revolución islámica, entre otros, implica “en el ámbito de la OCS impulsar la cooperación abierta en todo el mundo. Derribar muros, no erigirlos; buscar la integración, no el desacoplamiento. Debemos promover una cooperación de alta calidad en la iniciativa de la Franja y la Ruta e impulsar una globalización económica beneficiosa e inclusiva universal” (3).

Kin Phea, director general del Instituto de Relaciones Internacionales de Camboya, sostuvo ante medios chinos que dijo que la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái ofreció “una alternativa convincente al pensamiento de suma cero en el sentido de escuchar en lugar de dictar, la solidaridad en lugar de la supremacía y el crecimiento compartido en lugar de las ganancias aisladas” (5)

La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) cerró su cumbre en la ciudad china de Tianjin con la aprobación de la Declaración de Tianjin, un documento extenso que traza la línea política y económica del bloque. En la centralidad de esta declaración se rechazó la unipolaridad de Washington y sus socios europeos.

Declaración de Tianjin. El documento aprobado por los países miembros aborda varios frentes estratégicos:

Defensa de los principios de no injerencia y no uso de la fuerza en las relaciones internacionales.

Llamado a una reforma profunda de la ONU para adecuarla a los desafíos actuales.

Exigencia de un estricto cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Condena a los ataques de Estados unidos e Israel contra Irán en junio, considerados una amenaza para la seguridad global.

Reafirmación de que la seguridad nuclear debe garantizarse incluso en tiempos de guerra.

Respaldo a una solución justa para Palestina y condena a la crisis humanitaria en Gaza.

Compromiso con el desarrollo de Afganistán como un Estado neutral, pacífico e independiente.

Aprobación de la hoja de ruta energética hasta 2030 y de 24 documentos en materia de seguridad, economía y cultura.

El poderío chino no sólo se expresó en servir de anfitrión de una Cumbre de la OCS brillante, majestuosa pero no parafernalia insulsa, sino que propia del estilo chino: preparada hasta el último detalle, solemne y con elementos simbólicos que dan cuenta de los mensajes que se quieren dar al mundo. Reitero la idea que el desfile militar fue la expresión máxima, el sumun de tres días de intensas actividades para los invitados de alto nivel de los países miembros, aquellos que fueron invitados, los que esperan su membresía y autoridades de organizaciones internacionales.

Xi Jinping anunció que su país tiene a disposición préstamos, subvenciones y un Banco de Desarrollo que permita ampliar la influencia del gigante asiático y d ela OCS en lo particular. Xi Jinping anunció un paquete de 1.700 millones de dólares en subvenciones y préstamos para los países de la OCS en los próximos tres años, de entrega inmediata y préstamos blandos: la propuesta de crear un banco de Desarrollo destinado a financiar proyectos estratégicos, alineado con el proyecto que avanza inexorable d ela nueva Ruta de la Seda que permite consolidar la influencia de Beijing en Asia y el Sur Global.

Es así como la OCS se consolida como un contrapeso geopolítico mundial, que equilibra el desbalance del poder que se ha tenido en los últimos 34 años y al mismo tiempo se muestra como una organización en clara oposición a la unipolaridad occidental. Para Derek Grossman, profesor de relaciones internacionales en la Universidad del Sur de California respecto a la OCS y sus objetivos “Incluso si el alcance y la influencia de la cumbre de la OCS son limitados, una cosa está clara, China está en un repunte diplomático y Estados Unidos se está autodestruyendo”. Al condenar la injerencia, promover la multipolaridad y desplegar un plan financiero ambicioso, el bloque envía una señal política y económica firme en plena era de tensiones globales (4).

Xi también dijo que abriría el camino para que los Estados miembros de la OCS usen el sistema de satélites BeiDou de China, una alternativa al GPS, que está controlado por Estados Unidos. Putin expresó su apoyo a las iniciativas de Xi, diciendo que cree que la OCS “podría asumir el papel principal en los esfuerzos para formar un sistema de gobernanza global más justo e igualitario en el mundo” (5)

La política de desarrollo ha sido una parte importante del mensaje en los últimos días. En una entrevista publicada el sábado 30 de agosto, previo a su viaje a China, por la agencia oficial de noticias china Xinhua, Putin dijo que su país y China estaban “en contra de las sanciones discriminatorias que perjudican el desarrollo socioeconómico del mundo en general. Apoyamos la reforma del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Es esencial poner fin al uso de las finanzas como un instrumento de neocolonialismo, que va en contra de los intereses de la mayoría global”.

La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha trazado un proyecto de desarrollo en su Cumbre de Tianjin el cual la conducirá a desempeñar un mayor papel en el mantenimiento de la paz y estabilidad regionales, así como en la promoción de la prosperidad multilateral. Recordemos que durante la cumbre se firmaron y adoptaron documentos clave, incluyendo la Declaración de Tianjin y una estrategia de desarrollo para la organización en el período 2026-2035 (6).

Los resultados de la reunión también incluyen una declaración de apoyo al sistema multilateral de comercio, una declaración sobre el 80° aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial y de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas, así como 24 documentos finales sobre el fortalecimiento de la cooperación en sectores como seguridad, economía y lazos entre pueblos. La Cumbre consolida el camino de construcción de consenso de cambiar el actual estado de situación, desarrollar las fortalezas de sus miembros y generar un nuevo impulso de cooperación en diversos ámbitos y contribuido con sabiduría a la gobernanza global. Un camino descrito desde la visión china a través de las palabras de su mandatario al concluir su discurso en el desfile de conmemoración del triunfo sobre el militarismo japonés “Prevalecerá la justicia prevalecerá la paz y prevalecerá el pueblo”.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

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