Desnudando al The New York Times, “la prensa libre” y el narcotráfico en Estados Unidos
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein/escritor, historiador y analista internacional.
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Prolegómeno.
¡Basta ya de eufemismos! En
Occidente – USA, Unión Europea. Inglaterra, Canadá, Japón y el patio trasero
Latinoamericano/yanqui..., no existe la
Democracia ni la libertad de prensa.
Los mefistofélicos empresarios
plutócratas oligarcas financieros –bancarios/agiotistas, agrícolas
monopolistas, el 1% del sistema capitalista determinista
globalizado/hegemónico, dueños de la celestina universal, imperialista/el dólar
y la inteligencia artificial genocida/IAG, controlan los medios mediáticos de
(in) comunicación globalizados, especialmente la telebasura/internet.
Reitero una vez más, sin prensa
libre no existe la Democracia,
porque las opiniones al alcance del
Pueblo están controladas hasta la uniformidad. La verdad deformada para ser
ajustada al punto de vista de la clase
empresarial antes citada dueña de los
grandes medios de (in) comunicación globalizados por su régimen estadounidense que constituyen el imperialismo estadounidense/yanqui.
Quienes infringen las reglas que impone el imperialismo estadounidense/yanqui
corren el riesgo en sus libertades
personales y si se trata de un gobierno
crítico a una guerra
imperialista: Irak, Libia, Afganistán, Irán, Yemen, Líbano, Palestina. El genocidio del Pueblo Palestino/Gaza
Cisjordania, que llevan a cabo casi dos años, el régimen genocida imperialista de Estados Unidos con
Biden y Trump y el genocida régimen
sionista, colonialista israelí del delincuente fugitivo de la Corte Penal Internacional /CPI Netanyahu.
Los católicos, cristianos en su mayoría se preguntan después de la
limpieza étnica y del bombardeo con la
destrucción de la Iglesia Católica de Gaza y asesinato de un sacerdote, ¿porque
el Papa León XIV, no ha excomulgado a
los genocidas el convicto Trump y el delincuente Netanyahu?
La tragedia del digno Pueblo Palestino me recuerda la del Pueblo Chileno,
el golpe de Estado de 1973, y el asesinato del Presidente Constitucional de
Chile Dr. Salvador allende Gossens y de miles de simpatizantes, el Papa Juan
Pablo II visita Chile y desde el balcón de La Moneda junto al dictador fascista Pinochet saludan a los simpatizantes de la dictadura cívico militar.
Quienes no aprenden las lecciones que le da la historia están condenados a
repetirla.
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo Addhee.Ong
Nunca más los
he consultado, salvo cuando debo recurrir a ellos para argumentar una mentira o
una información falsa. No los he necesitado para estar bien enterado y sobre
todo instruido acerca de la realidad. Respeto a aquellos que dicen que deben
leerlos para saber “como piensa el enemigo”. Creo que hay otras formas de
hacerlo. Muchos de los que logran “saber como piensa el enemigo” se transforman
en propagandistas ciegos del él cuando replican esa misma información sin hacer
un análisis crítico.
Ahora, quise
saber como informa el New York Times (NYT) sobre el nuevo episodio de guerra
sicológica imperial contra Venezuela. Este medio que trasunta de liberal y que
por estar cerca del partido demócrata de Estados Unidos tiene contradicciones
con la actual administración, no pasa de ser una de las principales
herramientas de desinformación del despotismo imperial y ha sido desde siempre,
un poderoso instrumento en manos del enemigo para enfrentar a Venezuela. Su
manejo de la información trasluce la intención de utilizar elementos de la
situación internacional para atacar a Trump y su ejecutoria a partir de una
mirada interna de la política.
En estos días,
el NYT ha publicado dos artículos sobre el asunto de los barcos en el Caribe.
El primero de ellos, el 22 de agosto firmado por los periodistas Charlie Savage, Helene Cooper y Eric Schmitt, pontifican desde Washington un análisis sobre
Venezuela y la situación de los barcos bajo el título en forma interrogativa:
“¿El gobierno de Trump se está preparando para una confrontación militar con
Venezuela?”.
El escrito
comienza reconociendo que es el gobierno de Estados Unidos el que “está
intensificando las tensiones con Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro” con
el aparente objetivo de crear “condiciones que podrían desencadenar un
enfrentamiento militar”. Para hacer esta afirmación, argumentan la “acumulación
importante de fuerzas navales estadounidenses”, sin presentar ninguna prueba de
ello. Se hacen eco de la agencia británica Reuters que es la que ha echado a
correr esta noticia. Al no presentar
pruebas mientras dan a conocer una operación bélica terrorista, ocultan la “otra
operación”, la de carácter sicológico, también terrorista que se ha propuesto
mantener a Venezuela y a toda América Latina en vilo desde hace más de una
semana.
Los propios
periodistas afirman que esta movilización está amparada en una directiva
secreta del presidente Trump “en la que daba instrucciones al Pentágono para
que utilizara la fuerza militar contra algunos cárteles de la droga en
Latinoamérica que su gobierno ha calificado como organizaciones ´terroristas `”.
Los autores
del artículo reconocen que el gobierno de Estados Unidos “ha aumentado la
retórica beligerante sobre el combate a los cárteles del narcotráfico y ha
etiquetado a Maduro como líder de un cártel terrorista” agregando que “esto plantea
la duda de si el objetivo final solo es contrarrestar el flujo de embarcaciones
que contrabandean drogas o una posible guerra que busca un cambio de régimen”.
A todas luces, adelantan una hipótesis que pareciera ser la más probable.
Aunque asoman
que esta no es una operación antidrogas, sino un intento de amedrentar a
Venezuela y de ser posible, invadirla, no lo aseguran. No obstante, acciones
previas, realizadas por Washington desde hace muchos años permiten aseverar que
Estados Unidos no tiene el más mínimo interés de luchar contra las drogas,
Muchas razones lo avalan:
1. Estados Unidos nunca ha tenido la intención de
eliminar el tráfico de drogas hacia su territorio. No pueden, lo necesitan. Por
dos razones fundamentales: la primera es que de esa manera mantienen
estupidizada y controlada a la juventud para que no piense ni tenga
protagonismo en la transformación de una sociedad que los oprime y aplasta. Y
en segundo lugar, porque los grandes recursos que produce el tráfico de estupefacientes
circula por el sistema financiero de Estados Unidos y le sirve de soporte a su
economía.
2. Después del negocio de las armas, de la energía y la
industria farmacéutica, el de las drogas ocupa el cuarto lugar e la economía
estadounidense. Para regularlo, en 1973 crearon una institución, la
Administración de Control de Drogas (DEA) con el objetivo de controlar,
organizar y distribuir los estupefacientes, a fin de que el “negocio” no se le
salga de las manos. Cuando descubrieron que las conexiones entre el
narcotráfico y su sistema financiero, los llevaba a poner en evidencia a los
grandes capitales de su país, Washington desistió para siempre de hacerlo. Esa
es la razón por la cual, en 1982 cancelaron la operación Greenback que tenía
ese objetivo. Su responsable: el jefe de la DEA George Bush quien por sus
méritos llegó a ser presidente de su país.
3. Como lo ha demostrado el periodista mexicano Jorge
Esquivel en sus numerosos libros, ninguna administración estadounidense se ha
propuesto jamás revisar las redes del
narcotráfico al interior de Estados Unidos. Al contrario los cárteles que
operan dentro del país lavan dinero, controlan rutas y operan con total
impunidad, bajo la mirada cómplice de la DEA y el apoyo de la banca a la que
nadie investiga.
4. El mayor productor y exportador mundial de precursores
químicos que transforman la coca en cocaína es Estados Unidos (90% según
Servicio Congregacional de Investigaciones de ese país). Nunca han controlado
esa industria. Hacerlo en su territorio es mucho más fácil que movilizar
buques, aviones, desatar guerras y envenenar con glifosato los campos, selvas y
ríos de los países productores. La propia CIA ha reportado que la exportación a
América Latina de ácido clorhídrico, permanganato de potasio, acetona, ácido sulfúrico
y éter entre otras sustancias, supera en mucho los usos legales de la misma.
¿Por qué no lo controlan?
5. Según las propias Naciones Unidas, Venezuela no es
país productor ni exportador de droga ni a Estados Unidos ni a ningún país. Las
cifras están a la vista.
6. El 87% de las drogas que se exportan desde Sudamérica
a Estados Unidos lo hace por las rutas del Océano Pacífico, solo el 5% por el
Caribe.
7. En este caso, los propios periodistas del New York
Times afirman que: ”Los buques de guerra de la Armada atacarán barcos operados
por cárteles de la droga que transportan fentanilo a Estados Unidos, […] pero
no han dicho cómo lo harán”.
Las
aseveraciones del New York Times entrañan varias cosas que es necesario
enumerar:
1. La creación de condiciones para un enfrentamiento
militar contra Venezuela es algo que todos los presidentes de Estados Unidos
han evaluado en los últimos 26 años. Hay que recordar que ya en 2002
organizaron un golpe de Estado contra el presidente Chávez. A partir de
entonces han utilizado un arsenal de instrumentos, a saber: intentos de golpe
de Estado, invención de un presidente y creación de un gobierno artificial,
invasión por vía marítima, invasión por vía terrestre, alianza de la oposición
con grupos paramilitares y narcotraficantes colombianos, alianza de la
oposición con grupos de la delincuencia organizada en el interior del país,
sabotaje a la economía, acciones terroristas contra instalaciones eléctricas y
petroleras, intento de asesinato del presidente Maduro, intento de fracturar
las fuerzas armadas, creación de una organización internacional (Grupo de Lima)
para derrocar a un gobierno (única vez en la historia que se crea una
organización internacional con fines
terroristas) sabotajes a las elecciones, bloqueo a la compra de alimentos y
medicamentos, sanciones a la industria petrolera….y podríamos seguir contando. Esto no lo inventó ni Trump ni Marco Rubio,
es propio de la actuación imperial de Estados Unidos desde que existe como
nación independiente.
2. El NYT se hace eco de la acusación de que el gobierno
de Venezuela funciona como un cártel de la droga, sin embargo jamás han podido
presentar prueba alguna al respecto.
3. La respuesta de la Secretaria de Prensa de la Casa
Blanca, Karoline Leavitt, a la pregunta sobre los movimientos navales y sobre
si su gobierno estaba considerando la posibilidad de enviar fuerzas al
territorio de Venezuela fue difusa. Respondió calificando a Maduro de ilegítimo como si esa categoría la puede dar Washington
universalmente.
4. El Pentágono, institución responsable de la operación declinó
hacer comentarios públicos sobre los detalles del despliegue.
5. El propio Marco Rubio aludió al tema, también en forma
difusa pero no desde su X institucional, sino del personal.
En resumen, ni
la Casa Blanca, ni el Departamento de Estado y tampoco el Departamento de
Defensa han dicho nada concreto sobre el tema ¿Es tan secreto que no se pueden
referir al mismo? O ¿es un gigantesco bluff con el objetivo de generar presión
y debilitar a Venezuela a través de siniestras operaciones sicológicas solo
para alimentar el odio sicopático de Marco Rubio?
Resulta que
los super barcos ultra modernos de la armada estadounidense que huyeron desvergonzadamente
del mar Rojo tras los ataques yemeníes, ahora huyen del huracán Erin presente
en el Caribe. Con el objetivo de mantener la situación de tensión ya se han
hecho tres anuncios sobre la llegada de los barcos, la primera el pasado 14 de
agosto, la segunda el 18 y la última ayer 25. Vale aclarar que la segunda es el
“came back” tras huir de Erin. Las evidencias demuestran que los “invencibles”
marines de Estados Unidos solo pueden combatir en condiciones óptimas. Si los
atacan, como en el mar Rojo, huyen y si hay un huracán, también lo hacen… y
mejor no hablar de Vietnam y Afganistán. Si se trata de huidas, esas han sido
verdaderamente monumentales.
Los
periodistas del New York Times, con evidente intención de provocar pánico se
desbocan mostrando el poderoso armamento que poseen esos barcos pero citan a un
funcionario del Pentágono que dice que desplegar destructores y submarinos
portadores de misiles tierra-aire que “pueden realizar combates antiaéreos y
antisubmarinos, y derribar misiles balísticos” […] de los cárteles de la droga,
sería como “llevar un obús a una pelea de navajas”.
A continuación
el artículo se introduce en una larga diatriba jurídica acerca de la legalidad
y validez de las acciones imperialistas de Estados Unidos, señalando que en
caso de atacar Venezuela, se podrían poner al margen de la ley. Como si a
Estados Unidos, alguna vez le haya preocupado esto. ¿Acaso las deportaciones
indiscriminadas son legales? ¿Lo es el apoyo a un genocidio y el suministro de
armamento y sostén financiero y logístico al país que lo comete?
El NYT dice que: “Sigue sin estar claro qué
criterios o reglas de enfrentamiento está considerando el gobierno [de Estados
Unidos] para cualquier operación que utilice la fuerza armada”, menciona que en
fecha reciente han ocurrido acontecimientos que “invitan a hacer comparaciones
con las condiciones de provocación que precedieron a dos episodios militares
estadounidenses importantes en la segunda mitad del siglo XX. Se refiere a la
invasión de Vietnam después del falso incidente del golfo de Tonkín y la
invasión a Panamá en 1989.
Le recuerdo a
los periodistas del NYT otros casos en lo que Estados Unidos recurrió a
mentiras o evitó tomar medidas que impidieran hechos bélicos o terroristas con
el objetivo claro de atacar otros países o tener la “justificación” para
hacerlo : la explosión del Acorazado Maine en la Bahía de la Habana en 1898, la
invasión de Filipinas ese mismo año, el ataque a Pearl Harbor en 1941 que no evitaron
pudiendo hacerlo solo a fin de tener la justificación para entrar en la segunda
guerra mundial , la invasión a Granada en 1983, la invasión a Irak en 2003 tras
el “frasquito” que el general Colin Powell mostró en la ONU y la invasión a Libia después de crear un
escenario falso de supuestas acciones del líder Gadafi contra su pueblo.
Inventar ahora
que el gobierno de Venezuela y su presidente están atados al narcotráfico no es
extraño, es la forma natural de actuación que ha tenido Estados Unidos en sus
250 años de vida. La mentira está congraciada con su pensamiento y con su
régimen. Así, Al Golani era un terrorista por el que pedían 10 millones por su
cabeza hasta que decidió subordinarse a Washington para, milagrosamente dejar
de ser terrorista. Las decenas de miles de personas asesinados por este sujeto
fueron rápidamente olvidadas por Washington, que ahora lo muestra como un
adalid de la democracia. La verdad es que poca importancia tienen las
caracterizaciones de Washington.
Es tan
aberrante la forma de escribir de estos tipos que incluso afirman que: “No está
claro el modo en el que el gobierno interpreta la legislación nacional e
internacional en lo que respecta al alcance y los límites de su capacidad para
utilizar la fuerza contra presuntos miembros de la banda”. Se están refiriendo al
Tren de Aragua, una organización delictiva ya eliminada en Venezuela. Es decir,
el NYT acepta que la ley es interpretada acorde los intereses del gobierno de
turno.
Continúa el
New York Times: “Una cuestión es si quiere que los militares utilicen normas de
tiempos de guerra aunque el Congreso no haya autorizado ningún conflicto
armado, o simplemente añadir más músculo a las operaciones que aún se rigen por
las normas de aplicación de la ley. Los soldados en un campo de batalla pueden
matar a combatientes enemigos aunque no sean una amenaza en ese momento. Pero,
en cambio, la policía detiene a delincuentes que no suponen ninguna amenaza;
matarlos sumariamente sería homicidio”.
En el fondo
del asunto, lo verdaderamente real es que -como también lo expone el NYT- la
designación que ha hecho Marco Rubio de los cárteles de la droga como grupos
“terroristas” permite a Estados Unidos “utilizar otros elementos del poder
estadounidense, agencias de inteligencia, el Departamento de Defensa, lo que
sea, para atacar a estos grupos”. Es decir, si mañana Marco Rubio decide que
Francia es terrorista por declaraciones consideradas “antisemitas” por
Washington, París es susceptible de que Estados Unidos utilice “otros elementos
del poder estadounidense, agencias de inteligencia, el Departamento de Defensa,
lo que sea en su contra”.
No parece
serio aceptar que todas estas actuaciones que no solo están al margen del
derecho internacional, también del derecho interno de Estados Unidos, sean
transmitidas con total complacencia, increíblemente, el NYT necesitó tres sujetos
para decir eso. Pareciera que uno solo, no alcanza.
Iba a comentar
el segundo artículo del New York Times escrito por la “periodista” Julie Turkewitz reportando desde Bogotá quien sin haber puesto un pie
en Venezuela menciona a un tal “Pedro Martínez, de 52 años, conductor en la
ciudad de Carabobo, cerca de la costa norte del país”. No pude seguir, si esa juntaletras
ni siquiera sabe que Carabobo no es una ciudad sino un estado del país es
inútil continuar, me suena falso. Si miente en eso, qué se puede esperar de sus
“análisis” políticos. No sé si el tal Pedro Martínez existe, es lo menos
importante. Pareciera un artículo escrito por IA. Pero son tan soberbios y
prepotentes que suponen que el público está obligado a tragarse sus invenciones
y que están autorizados a decir lo que quieren para justificar sus acciones
deleznables. Es evidente que esta prensa actúa como un Goebbels de los nuevos
tiempos.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.






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