lunes, 28 de julio de 2025

LA TRAGEDIA DEL GENERO HUMANO, DE LA HUMANIDAD SE DEBE A QUE NO SE LE ENTENDIO O NO SE LE ESCUCHO AL DR. KARL MARX

LA TRAGEDIA DEL GENERO HUMANO, DE LA HUMANIDAD SE DEBE A QUE NO SE LE ENTENDIO O NO SE LE ESCUCHO AL  DR. KARL MARX:

“Bajo el sistema  capitalista  no hay  destino viable para la Humanidad”...

La masa enajenada de nuestro desgraciado planeta, mayoritariamente, asumió el sistema capitalista determinista globalizado/hegemónico que impone la plutócrata clase empresarial oligarca  dueña de la celestina universal/el dólar, la genocida inteligencia artificial/IAG, y el narcotráfico, según y conforme a lo preceptuado  por  el Club Bilderberg/USA/Europa, “la libertad, la democracia y la justicia deben ser deseables aunque solo una minoría obtenga ventajas de ellas”. Esta tiranía capitalista, la más despótica, perversa, desalmada e inmoral mantiene su sobrevivencia con el hambre, la miseria y las permanentes malditas guerras imperialistas a que somete a los pueblos.

El nuevo orden mundial del sistema capitalista determinista globalizado/hegemónico con  el apoyo  de la jerarquía de la iglesia católica y la administración  de la  testaferra clase burguesa politicastra /castrense corrupta impone  un perverso sistema   económico-político hegemónico, escandalosamente injusto que no tiene futuro y se disfraza de destino.

La desesperanza de la mayoría enajenada de la Humanidad no nace ante  una obstinada adversidad, ni el agotamiento de una lucha desigual, proviene  de que no se perciba más las razones para luchar,  incluso de que no se sepa  si hay que luchar: ¿quién pudiera sacudir de su enajenación  a tanta gente inconsciente?

Con esperanza y memoria, reitero mi llamado a todos los Pueblos Revolucionarios para que se unan  en la lucha  justa y noble por  salvar a la Humanidad, asumiendo la genial reflexión del escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, que precisó. “cuando la ignorancia y la prepotencia de los dueños de la celestina universal/el dólar pretenden convertirlas en Derecho, la idea, el desafío de cambiar al mundo,  no es una locura, ni una utopía, sino  Justicia Plena...”. ¡Tampoco le han escuchado o entendido! Esto se puede constatar viendo la telebasura/ internet, las malditas guerras imperialistas que impone  el imperialismo estadounidense/yanqui globalizado/hegemónico, destruyendo todo lo que no se puede dominar.  Total  el fin justifica los medios, junto con dividir para reinar, constituyen su desvergonzado y criminal maquiavelismo.

Si mis reflexiones, deseos por una  sociedad más justa no se traducen en una  acción que haga de mi un ser humano más justo y solidario, mi actuar necesariamente  proyecta sobre la sociedad  lo que soy, un individuo exactamente igual al que lucho por cambiar...

Estimados  amigos asociados, esperando  que  lean y estudien los geniales escritos  de : Nazanin Armanian y Sergio Rodríguez Gelfenstein  escritores y analistas internacionales para poder entender la patética orwelliana realidad que sobrevive el género humano en nuestro desgraciado planeta, porque  quien no lo haga, no puede hablar, porque es un esclavo, no lo digo yo, sino lo afirmó el genial  filósofo chino Confucio hace más de dos mil años al dirigirse a sus discípulos que querían hablar mucho sin  leer ni estudiar.

Drusos, el Corredor David y los 10 objetivos de Israel en Siria


Por Nazanin Armanian* /escritora, Analista política y traductora persa y dari, miembro de Grupo de Pensamiento Laico:


En menos de una semana, cientos de sirios han sido asesinados y cerca de 80.000 han tenido que volver a huir de sus hogares en la ciudad de Al Sueida, al sur del país. Lo que según la prensa local empezó por un conflicto entre los beduinos y los drusos, se ha convertido en un nuevo pretexto para otra intervención militar israelí en Siria. Desde el 13 de julio, decenas de miles de lugareños viven atemorizados, sin los servicios básicos de electricidad y agua, mientras la situación se agrava, en medio de los bombardeos israelíes en «apoyo a los drusos». 

En realidad, todo empezó cuando la coalición anti-Asad (formada por Israel-EEUU, Turquía, y los países árabes del Golfo Pérsico) se rompió en diciembre pasado, tras alcanzar su objetivo, que era expulsar a Bashar al Assad del poder. Entonces, a Israel no le gustó que Washington aceptara la propuesta de Turquía de colocar a un tal Ahmed al-Sharaa, en el Kaser ‘l Shaab (Palacio del pueblo) en el trono del ex presidente, y no por ser un criminal de Al Qaeda, sino por ser un títere de Ankara, el principal rival del Estado sionista en la zona. Itamar Ben-Gweir, ministro de Seguridad Interna de Israel, ha propuesto matarlo, sin más. 

Pero «no hay bien que por mal no venga», pensó Tel Aviv: un yihadista de presidente sirio es el mejor pretexto para declararle la guerra y ocupar las regiones estratégicas del país euroasiático. Por lo que, desde el mismo día de la caída de Asad, Israel empezó a bombardear lo que quedaba de la infraestructura siria: aeropuertos, puertos, bases militares, instalaciones eléctricas, etc. 

Salvar a los drusos, su actual misión autoencomendada israelí, recuerda la campaña estadounidenses de rescatar a las mujeres afganas o a las niñas raptadas de Nigeria, cuyos únicos objetivos eran conseguir bases militares en dos países sumamente estratégicos a los que no podría haber llegado sin esa «misión humanitaria»: ¿por qué EEUU no salvaba a cerca de dos millones de mujeres compatriotas que son violadas cada año, o a las mujeres de Juárez, que eran asesinadas de forma sistemática, a pocos kilómetros? 

Al Sueida es el hogar de la comunidad mayoritaria drusa y los beduinos sunitas. Los drusos son de religión chiíta, su rama septimana o ismailita (los de Irán son duodecimanos), y no se consideran musulmanes, debido a que subrayan en su credo los elementos prestados de religiones antiguas persas (mitraismo y zoroastrismo), el budismo y los credos semíticos. Su nombre se deriva del apodo del predicador Muhammad bin Ismail ad-Darazī (del persa darzi, «costurero»). Amal Ramzi, la esposa de George Clooney, y una de los abogados de Julian Assange, es drusa libanesa.   

Los verdaderos objetivos del genocida Netanyahu, asesino con orden de detención de la Corte Penal Internacional/CPI

A nivel táctico son: 

1. Escaparse otra vez, y con una nueva guerra, de los juicios que tiene pendientes, por corrupción. El 16 de julio aplazó la audiencia que tenía alegando cuestiones de seguridad clasificadas, para ir a bombardear a los beduinos sirios. 

2. Desviar la atención interna de la crisis del Gobierno tras la salida de los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá del ejecutivo. 

3. Abrir un nuevo frente de tensión para que el asunto del «regreso de los rehenes a casa» y el fin del genocidio palestino se conviertan en temas secundarios. 

4. Poner a Damasco entre la espada y la pared: si no responde a los ataques israelíes pondría de manifiesto su incompetencia, y si lo hace provocaría más bombardeos e incluso el asesinato del Ben Laden sirio y los altos cargos de su régimen. 

A nivel estratégico 

5. Impedir una Siria unida y fuerte, desintegrando el país en varios cantones, mediante el patrocinio de movimientos secesionistas étnico-religiosas (kurdo, druso o alaví), para después ejecutar  la política de «intervención preventiva», vía agresiones militares bajo el pretexto de proteger a las minorías oprimidas. ¿Por qué Turquía pensó que después de convertir a Siria en un Estado Fallido durante los últimos 14 años, ahora puede pegar las piezas rotas y volver a unirlas? 

6. Expulsar a Turquía, la principal amenaza estratégica al proyecto del “Gran Israel”  del sionismo colonialista israelí, de Siria, mediante: 

a) Evitar bases militares turcas: Ahmed al-Shara había pactado con Erdogan cederle el aeropuerto de Hama, y las bases aéreas T-4 y la Palmira en la provincia de Homs, para instalar aviones de combate y sistemas de defensa turcos, lo cual daría ventajas militares a Turquía en el Mediterráneo Oriental. Israel no se lo iba a permitir: en abril las bombardeó. 

b) Impedir, de forma preventiva, que Turquía y Qatar utilizasen la causa palestina para albergar a Hamas en Siria. 

c) Tentar a los kurdos sirios (que hasta hoy se han negado entregar sus armas a Damasco, desobedeciendo al PKK) para unirse a Israel a cambio de una autonomía, en la mismísima frontera de Turquía. 

d) Una confrontación directa con Ankara si hace falta (que lo hará).  

7- Sabotear el plan de los países árabes del Golfo Pérsico, que apoyan a Al Sharra, de acceder al Mediterráneo. 

8- Deshacer los planes de Trump por una siria unitaria bajo el control árabe-turco. Las ordenes de Washington para que la organización kurda Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) se sometiera a la autoridad de los islamistas de Al Sharra, desarmar y disolver a PKK estaba en esta línea Washington, que pretende “pacificar” Oriente Próximo para empezar a unir los oleoductos del Golfo Pérsico y los de Eurasia al Mediterráneo, abasteciendo a Europa para poder eliminar a Rusia de este mercado: sólo le queda derrocar al totalitarismo chiíta de Irán, y no por fascista, o querer ser autónomo, ni siquiera por fabricar armas nucleares (lo hizo Pakistán también, en 1972), sino por querer usarla contra Israel (que Pakistán apunta a la India no pasa nada). 

Los elogios de Trump al terrorista de Al Qaeda, quien según él es «joven, atractivo y resiliente», no había sentado nada bien a Netanyahu, ni mucho menos que levantase las sanciones estadounidenses contra Siria el pasado 30 de junio. En EEUU continúa el pulso entre los que priorizan la contención de China como el principal desafío del capitalismo determinista globalizado/hegemonico, y los NeoCon proisraelíes que siguen con el proyecto del Nuevo Oriente Próximo. Éstos ya han ganado el terreno: el plan «regime change» en Irán avanza con los preparativos de un nuevo ataque, para remodelar Asia Occidental. 

8. Ocupar los territorios sirios para luego ofrecerle a Damasco “Paz a cambio de tierras”: luego aunque haya paz no le devolverá las tierras. 

9. -Controlar el Kurdistán iraquí y sus inmensas reservas de petróleo, y sin pasar los ductos por Siria. El Corredor de David forma parte del proyecto Gran Israel:” desde el Eufrates hasta el Nilo”, o sea, los territorios de Egipto, Siria, Irak, Líbano, Kuwait, Arabia Saudí, Jordania y Palestina y también la Anatolia de Turquía. No es ninguna broma: Israel-EEUU ya han desmantelado los  Estado de Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen y Sudan. Faltan Irán y Turquía. 

10. Hacerse con el control de las tierras fértiles en el sur de Siria y sus recursos hídricos. Por el momento, ha ocupado el Golán, Jabal al-Sheikh, y zonas en Quneitra y Daraa. Su plan es crear una franja, a la que los sionistas colonialistas israelíes llaman el “Corredor de David”, que integra los Altos del Golán hasta el río Eufrates en el noreste de Siria y la vasta región de Al-Tanf controlada por EEUU y los kurdos, en la frontera con Turquía. 

China y Rusia miran satisfechos por cómo el genocida fugitivo Netanyahu vuelve a empantanar a EEUU en Oriente Próximo. Fue durante su invasión a Irak (1991-2003) cuando Bejín y Moscú establecieron una alianza estratégica que puso fin a una década de la hegemonía mundial unitaria de EEUU, iniciada con la caída de la URSS en 1992. 

Erdogan se encuentra en un callejón sin salida: a más intervención en Siria, más probabilidades de enfrentar una guerra directa con Israel (siempre respaldado por EEUU), la otra opción es observar cómo pierde un país en el que ha invertido cientos de millones de euros para destruirlo y dominarlo, y ahora deberá entregárselo en bandeja al enemigo. En la propia Turquía ya hay choque entre los que se oponen a derramar sangre turca para apuntalar a Al Qaeda en Damasco, y los neo-otomanos, que para impedir una autonomía kurda en su frontera, y un aumento cualitativo del poder militar de Israel, abogan por invertir vidas y dinero, a cuenta de los trabajadores de Turquía y Siria, en la guerra contra el sionismo colonialista israelí, aunque eso sí, recibirán el aplauso de un sector de la izquierda no turca (sino de sofá europeo), obsesionado con Israel que no con el imperialismo y las guerras, que son simples ajustes en el mercado empapado de sangre de millones de desheredados del capitalismo determinista globalizado hegemonico

En estos momentos, Siria está bajo el control de Israel, al igual que el presidente de EEUU Donald Trump. Hace años que el capitalismo más bélico ha conseguido borrar del mapa al movimiento antimilitarista: aquí 33 reflexiones al respecto.

Lo subrayado interpolado es nuestro.

¿Qué está pasando en Siria…y en el Asia Occidental?


Sergio Rodríguez Gelfenstein/escritor, historiador y analista internacional/ADDHEE.ONG:

A Carlos Pereyra Mele,

profesor y maestro.

Uno de los más agudos y brillantes estudiosos de la geopolítica

que se nos fue ayer, antes de tiempo.

¡Hasta siempre Maestro!

Como se ha hecho habitual, paradójicamente los grandes medios corporativos trasnacionales de la información… se están dedicando a la desinformación. Esta aseveración es especialmente aberrante cuando se habla de los acontecimientos en Asia Occidental. Aunque la tergiversación de los hechos es una práctica cotidiana, en la actualidad esta situación es atroz cuando se trata de reconstruir las vicisitudes y las acciones que están sucediendo en la región desde hace dos años y medio.

En los últimos días, los hechos en Siria cubren el espectro informativo sobre la región. Como si el genocidio en Palestina o la agresión permanente contra el Líbano y la retórica belicista contra sus vecinos se hubiera detenido, como un todo único, la falsificación de los hechos oculta el verdadero trasfondo del asunto.

La situación geográfica de Siria y su ubicación a medio camino en el cruce de pueblos y civilizaciones ha hecho que a través de la historia sea una joya invaluable para quienes aspiran con hacerse del control de la región. La presencia de pueblos diferenciados en algunas zonas del país ha establecido áreas tradicionales de influencia de corrientes, líderes y tribus con identidad, cultura e historia propias. Así por ejemplo, los kurdos se ubican al norte, los drusos al sureste, los alauitas en la costa del Mediterráneo y los sunitas en el sector central.

Esta situación que había sido estabilizada sin grandes conflictos durante el gobierno de Bashar el-Assad, fue destruida por la intervención extranjera que, estimulando diferencias sectarias y religiosas en favor de sus intereses, generaron la división y con ello, la desaparición de tal seguridad sustentada en el equilibrio.

Más allá de cuál ha sido y cuál será la dinámica interna en Siria, tres poderes extranjeros han jugado sus cartas para generar la situación actual: Israel, Estados Unidos (con Francia como apéndice) y Turquía.

Como he dicho en otras ocasiones, en el mundo de hoy es casi imposible analizar un escenario aislado y marginado de otro o de otros. De igual manera he referido que todo hecho internacional se debe analizar en sus tres dimensiones: local, regional y global si se quiere conocer en realidad los sustentos que lo han motivado y las repercusiones que tiene o puede tener.

De manera que en este texto, se intentará analizar este complejo escenario desde una visión holística que es la única que puede aportar pistas para su discernimiento.  A pesar que en noviembre del año pasado se acordó un cese al fuego entre Israel y el Líbano, la entidad sionista colonialista ha irrespetado innumerables veces tal acuerdo. Estados Unidos y Francia, garantes de este, traicionaron su compromiso permitiendo que la agresión que ha causado la muerte de cerca de 400 ciudadanos libaneses se lleve a cabo con total impunidad.

Este acuerdo debía ser una extensión de la resolución 1701 del año 2006 del Consejo de Seguridad de la ONU, firmada tras 34 días de conflicto bélico motivado en la invasión del Líbano por Israel. Dicho acuerdo estableció el cese completo de las hostilidades y la retirada de todas las fuerzas de Israel del Líbano. En esa ocasión, Israel no logró sus objetivos: destruir al movimiento chií libanés Hezbollah y -lo que denominaban- “desmilitarizar el Líbano”.

Esta situación no resuelta, tras el incumplimiento por parte de Israel de la Resolución 1701, funciona como una “espada de Damocles” para las intenciones de estabilizar la región. En el contexto actual, Thomas Barrack, enviado especial del presidente Donald Trump para Siria ha insistido en la obligación del gobierno libanés de desarmar a Hezbollah y la resistencia libanesa amenazando a Beirut con que, en el caso de no hacerlo, van a destruir al Líbano para incorporarlo a Siria. En los hechos, de consumarse este ultimátum, significaría el fin del Acuerdo Sykes-Pycot que desde 1916, a partir de la perspectiva europea instituyó un control de la región a partir de diferentes cláusulas que establecieron una forma de garantizar sus intereses a cambio de una supuesta estabilidad que nunca ha funcionado.

La inestabilidad necesaria que Occidente requiere para sostener sus intereses en la región se ha mantenido en años recientes. Desde la primera guerra del Golfo (1990-1991) pasando por la de Irak (2003-2011), Afganistán (2001-2021), la mal llamada primavera árabe, iniciada en 2011 y aun no concluida, la guerra contra Yemen emprendida en 2015, el permanente acoso transformado en genocidio del Pueblo Palestino por parte de la entidad sionista colonialista, los intermitentes ataques israelíes contra el Líbano, hasta la intervención turca en Siria y las guerras contra el terrorismo de al Qaeda e ISIS en Irak y Siria, entre otras, todas persiguen el objetivo de mantener la inestabilidad en la región en la búsqueda de su debilitamiento, fraccionamiento, dominio y control.

Para Estados Unidos, la agenda estratégica gira en torno a la necesidad de garantizar su estabilidad energética. En esa medida, los centros productores de petróleo son fundamentales por lo que están en su mira permanente. Ello es lo que explica su protagonismo en Asia Occidental, donde se concentran las mayores reservas del planeta. De esta manera, también se revela su presencia protagónica en el conflicto de Ucrania. En este plano además, debe involucrarse a Venezuela, sin embargo por tratarse –en este caso- de un país del hemisferio occidental, ubicada en América Latina y el Caribe, región considerada por Washington como su “patio trasero”, la dinámica adquiere otras características que no serán tratadas en este escrito.

Al unir estos factores, se puede ir dando respuesta a la pregunta de ¿por qué Siria? Mucho antes del actual conflicto, incluso con anterioridad a la guerra del golfo, ya existían planes para la construcción de dos oleoductos, uno desde el Golfo Pérsico, pasando por Irak, Siria hasta Turquía desde donde se abastecería a Europa. El segundo, entre otras cosas, motivó el golpe de Estado en Irán en 1953 contra el primer ministro Mohamed Mosaddeq después que este nacionalizara el petróleo y se negara a ceder ante las demandas occidentales siendo definitivamente desechado tras la revolución islámica de 1979. Hoy, existen varios proyectos de poliductos que tienen su origen en el Golfo Pérsico para llevar energía a Europa: todos pasan por Siria.

Dando continuidad a estos proyectos, muchos años después, en 2011, casi simultáneamente con la “primavera árabe” una gran conspiración occidental ideada -una vez más- para debilitar la región y apoderarse de sus grandes yacimientos energéticos, Estados Unidos y la OTAN diseñaron, organizaron, financiaron y ejecutaron un golpe de Estado en Ucrania con el mismo objetivo, pero esta vez dirigido contra Rusia a fin de eliminarlo como proveedor seguro de energía a Europa. Se traba de que los recursos energéticos provinieran del Golfo Pérsico, región en la que países controlados por monarquías medievales conservadoras, son fácilmente manipulables por Occidente.

En un primer momento, tras la desaparición de la Unión Soviética y la debilidad de Rusia en tiempos de Yeltsin (últimos años del siglo pasado) el modus operandi fue instigar a las minorías nacionales y religiosas de Rusia -un país multinacional y multiétnico- para que se rebelaran contra el Estado central ruso. Esta intentona fracasó, razón por la cual, transitoriamente los esfuerzos occidentales se trasladaron al Asia Occidental.

Bashar el-Assad fue conminado por Occidente a dar su aprobación a los gasoductos y oleoductos. Pero siempre se negó y resistió. Eso es lo que explica que la “primavera árabe” iniciada en Túnez, después de recorrer varios países y propiciar el derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi en Libia (otro gran productor de petróleo) “aterrizara” en Siria. Esta negativa de al-Assad es una de las razones que puede explicar el golpe de Estado en Ucrania en 2014. Es también la causa del involucramiento directo de Rusia en el conflicto. Moscú comprendió que el objetivo estratégico de esta intervención militar era Rusia, no Siria.

Ahora, tras la caída de Bashar el-Assad y el genocidio en Gaza, el plan de los oleoductos ha sido retomado. En ese marco, el terrorista al-Golani, devenido en presidente de Siria, actuando como instrumento de Estados Unidos e Israel, recibió órdenes de estos para atacar la provincia Sweida que cuenta con una numerosa presencia drusa. En Siria, los drusos solo representan el 3% de la población pero no son monolíticos y están políticamente divididos, lo cual “ayuda” a las acciones de los terroristas ahora transformados en gobierno. De hecho, una de las corrientes drusas apoya a al-Golani y otra a Israel, su líder es Hikmat al Hijri, curiosamente nacido en Venezuela. Un tercer sector es nacionalista y mantuvo buenas relaciones con el gobierno de al-Assad.

Al-Golani no ha podido gobernar. Su variopinta alianza está plagada de contradicciones por intereses distintos de secta, etnia y pertenencia. Tampoco es que le interese mucho el devenir de la gestión gubernamental. Sostenido en el poder por Estados Unidos, Israel y Turquía se ha dedicado a masacrar a las minorías, primero a los kurdos en el norte, después a los alauitas en la costa y ahora los drusos en el sur.

Para atacar Sweida, al-Golani está utilizando a un contingente sunita de la vecina provincia de Daraa, fronteriza con Jordania, tribus de beduinos que se han asentado en los alrededores de Sweida y las fuerzas armadas del régimen formadas en un 40% por terroristas extranjeros ( la mitad de los cuales son uigures venidos de China y Pakistán, y el resto afganos, chechenos y daguestanos, entre otros), otro 40%, terroristas locales, leales a al-Golani que combatieron  junto a él y se mantuvieron en armas mientras controlaban la norteña provincia de Idlib contra al-Assad y el 20% restante, miembros de grupos armados de diferentes tribus y corrientes musulmanas que lo apoyan, sumando una fuerza de hasta 60 mil hombres.

El objetivo de los ataques gubernamentales a Sweida es legitimar la intervención israelí en Siria bajo el pueril argumento de que los beduinos y las tribus de la provincia atentan contra la seguridad y la tranquilidad del país. En realidad, en esta suerte de lealtades y traiciones mutuas es al-Golani quien maneja a estos beduinos para generar tal inestabilidad, cumpliendo así las órdenes de Washington y Tel Aviv. Ni una sola acción ha emprendido el actual gobierno sirio en contra de la descarada intervención militar sionista colonialista en el país.

En el trasfondo de este complejo conflicto, Sweida se ha venido a transformar en piedra angular de los intereses de actores internacionales que confluyen en la región: Israel desea construir un espacio de seguridad del territorio palestino ocupado al que han denominado “Corredor de David” y Estados Unidos, por su parte, se propone apoderarse de los ricos yacimientos petrolíferos de la región. Turquía ambiciona la construcción de los oleoductos y gasoductos, todos los cuales pasan por su territorio, lo que podría generar ingentes ingresos para Ankara.

Pero, el interés de Estados Unidos e Israel va más allá. Su objetivo estratégico es desmembrar a Siria, creando cuatro microestados de carácter racial y religioso que permitan justificar la existencia étnica, racista y supremacista de la entidad sionista colonialista. Estos pequeños Estados, fácilmente controlables, sobre todo si se instalan en su gobierno “líderes” como al-Golani leales a Washington y Tel Aviv, posibilitarían la realización de los planes estadounidenses y sionistas colonialista en la región de llevar adelante el plan expansionista de creación del “Gran Israel” y concretar lo que denominan el nuevo mapa del Asia Occidental.

En este marco, Siria quedaría dividida en un sector kurdo al norte bajo influencia turca, otro conformado por alauitas en las provincias costeras de Latakia y Tartus, un emirato islámico controlado por al-Golani en el centro del país (con una zona “desmilitarizada” de amortiguamiento y seguridad) y un corredor israelí-druso en el sureste en las fronteras con Jordania e Irak.

Si este plan se llegara a ejecutar, Siria y toda la región sería fragmentada, facilitando la apropiación de las grandes reservas de energía por parte de Estados Unidos y Occidente. De acuerdo con esta idea, esto posibilitaría desechar definitivamente a Rusia como abastecedor de Europa. Ese papel lo asumiría el Golfo Pérsico a través de Siria y Turquía.

Precisamente, el involucramiento de Turquía en este conflicto se relaciona con su interés de ser puente para el tránsito de la energía del Asia Occidental hacia Europa. Eso explica también su protagonismo en las acciones que derivaron en el derrocamiento de al-Assad. El proyecto de los “Hermanos Musulmanes”, organización a la que pertenece el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, ha sido desde siempre transformarse en interlocutor de los musulmanes del mundo. Pero para cumplir ese objetivo necesitan un Irán debilitado. Es lo que desearían y es lo que no han podido lograr.

En una mirada amplia del asunto se podría concluir que los acontecimientos recientes en Sweida no solo pueden observarse desde una dinámica local, sobre todo debe comprenderse que ellos se inscriben en el interés de Estados Unidos de perjudicar a Rusia y apoderarse del petróleo de la región; de Israel de construir su Corredor de David para dotarse de un anillo de seguridad que además fragmente mucho más al mundo árabe y de Turquía, para obtener ganancias de los poliductos y conseguir un protagonismo que le reconozca como líder de los musulmanes.

Este plan no se ha podido cumplir por la férrea oposición de Irán y el eje de la resistencia que en Irak, Líbano, Yemen y otros países a través de sus pueblos se oponen a tal designio imperialista y sionista colonialista. Siguiendo este derrotero, es probable que los próximos objetivos de este macabro plan sean Jordania y sobre todo Egipto. Este país posee uno de los más grandes ejércitos del mundo que además es dueño de un fuerte sentimiento nacional. Los últimos meses han sido testigos de un acercamiento entre Irán y Egipto que en caso de concretarse, se transformaría en el más fuerte valladar en contra del plan imperialista.

En este sentido, vale recordar la advertencia de Mohamed Hassanein Heikal considerado el periodista más relevante de la historia árabe contemporánea, así como uno de los creadores y fieles defensores del panarabismo. Heikal, un sunita egipcio, defendió el concepto de que la revolución iraní había abierto una puerta hacía la idea de que un gobierno islámico podía ser la solución a los problemas de muchos países árabes y que Egipto había cometido un grave error al abandonar a Irán, afirmando que la única salvación de los árabes y musulmanes era una alianza estratégica entre Irán y Egipto. Este es el mayor temor de Occidente. En este sentido, las acciones que están realizando en la región en la actualidad, van también encaminadas a impedir tal posibilidad.

Sin embargo, han cometido algunos errores que apuntan en sentido contrario. La transferencia de las islas de Tirán y Sanafir a Arabia Saudita en 2017, provocó controversia y protestas en Egipto, ya que algunos consideraron que se estaba vendiendo territorio nacional, mientras que otros argumentaban que las islas pertenecían históricamente a Arabia Saudita. Estas islas ubicadas en el mar Rojo tienen gran importancia estratégica debido a su situación geográfica en la desembocadura del Golfo de Aqaba, que es una vía marítima vital para el transporte, el comercio y el turismo. El ejército egipcio acató la decisión gubernamental, pero ahora, cuando Riad pretende entregar parte de las islas para que Estados Unidos pueda construir unas bases militares, ha surgido un gran malestar dentro de la institución militar egipcia.

Así mismo, no han visto con buenos ojos que por instrucciones de Estados Unidos, los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) redujeran su colaboración con Egipto después que este los protegiera de manera decisiva durante diversas coyunturas acaecidas en la región.

Toda esta situación pareciera estar configurando una nueva correlación de fuerzas en la región cuando potencialmente podría crearse una alianza entre dos países que en conjunto suman una población de 200 millones de habitantes y cuentan con unas fuerzas armadas de 2.548.000 soldados entre el servicio activo y la reserva. Así mismo, ubicadas en los flancos este y oeste de la región, tienen en el medio a Israel y controlan en derecho el estrecho de Ormuz y el canal de Suez y de hecho el de Bab el Mandeb, los tres principales nudos que pudieran impedir el paso fluido de la energía de la región hacia Occidente.  En este contexto, la desmembración de Siria y del Asia Occidental y la construcción de oleoductos y gasoductos que pasen por este país es de importancia estratégica.

Esta es la situación y estos son los actores, el resto, ni siquiera Arabia Saudita cuenta para estos menesteres. A las monarquías medievales de la región solo les interesa acumular el dinero que les permita sostener su riqueza, mantener el control de sus países a cualquier costo, entregando al pueblo el mínimo necesario para proporcionarse estabilidad interna. El problema palestino, árabe y musulmán no es de su incumbencia si esto llegara a alterar el estatus quo, sobre todo porque podría generar malestar a los países occidentales que, a través de la presencia de sus fuerzas armadas les permiten el control y el dominio de sus pueblos.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

 

 

 

 

 

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