LA TRAGEDIA DEL GENERO HUMANO, DE LA HUMANIDAD SE DEBE A QUE NO SE LE ENTENDIO O NO SE LE ESCUCHO AL DR. KARL MARX:
“Bajo el sistema
capitalista no hay destino viable para la Humanidad”...
La masa enajenada
de nuestro desgraciado planeta, mayoritariamente, asumió el sistema capitalista
determinista globalizado/hegemónico que impone la plutócrata clase empresarial
oligarca dueña de la celestina
universal/el dólar, la genocida inteligencia artificial/IAG, y el narcotráfico,
según y conforme a lo preceptuado
por el Club
Bilderberg/USA/Europa, “la libertad, la
democracia y la justicia deben ser deseables aunque solo una minoría obtenga
ventajas de ellas”. Esta tiranía capitalista, la más despótica, perversa,
desalmada e inmoral mantiene su sobrevivencia con el hambre, la miseria y las
permanentes malditas guerras imperialistas a que somete a los pueblos.
El nuevo orden mundial del sistema capitalista determinista globalizado/hegemónico
con el apoyo de la jerarquía de la iglesia católica y la
administración de la testaferra clase burguesa politicastra
/castrense corrupta impone un perverso
sistema económico-político hegemónico,
escandalosamente injusto que no tiene futuro y se disfraza de destino.
La desesperanza
de la mayoría enajenada de la Humanidad no nace ante una obstinada adversidad, ni el agotamiento
de una lucha desigual, proviene de que
no se perciba más las razones para luchar,
incluso de que no se sepa si hay
que luchar: ¿quién pudiera sacudir de su enajenación a tanta gente inconsciente?
Con esperanza y
memoria, reitero mi llamado a todos los Pueblos Revolucionarios para que se
unan en la lucha justa y noble por salvar a la Humanidad, asumiendo la genial
reflexión del escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, que precisó. “cuando
la ignorancia y la prepotencia de los dueños de la celestina universal/el dólar
pretenden convertirlas en Derecho, la idea, el desafío de cambiar al
mundo, no es una locura, ni una utopía,
sino Justicia Plena...”. ¡Tampoco
le han escuchado o entendido! Esto se puede constatar viendo la telebasura/
internet, las malditas guerras imperialistas que impone el imperialismo estadounidense/yanqui
globalizado/hegemónico, destruyendo todo lo que no se puede dominar. Total
el fin justifica los medios, junto con dividir para reinar, constituyen
su desvergonzado y criminal maquiavelismo.
Si mis
reflexiones, deseos por una sociedad más
justa no se traducen en una acción que
haga de mi un ser humano más justo y solidario, mi actuar necesariamente proyecta sobre la sociedad lo que soy, un individuo exactamente igual al
que lucho por cambiar...
Estimados amigos asociados,
esperando que lean y estudien los geniales escritos de : Nazanin Armanian y Sergio Rodríguez
Gelfenstein escritores y analistas
internacionales para poder entender la patética orwelliana realidad que
sobrevive el género humano en nuestro desgraciado planeta, porque quien no lo haga, no puede hablar, porque es
un esclavo, no lo digo yo, sino lo afirmó el genial filósofo chino Confucio hace más de dos mil
años al dirigirse a sus discípulos que querían hablar mucho sin leer ni estudiar.
Drusos, el
Corredor David y los 10 objetivos de Israel en Siria
En menos de una semana, cientos de sirios han sido
asesinados y cerca de 80.000 han tenido que volver a huir de sus hogares en la
ciudad de Al Sueida, al sur del país. Lo que según la prensa local empezó
por un conflicto entre los beduinos y los drusos, se ha convertido en un nuevo
pretexto para otra intervención militar israelí en Siria. Desde el 13 de
julio, decenas de miles de lugareños viven atemorizados, sin los servicios
básicos de electricidad y agua, mientras la situación se agrava, en medio de
los bombardeos israelíes en «apoyo a los drusos».
En realidad, todo empezó cuando la coalición anti-Asad
(formada por Israel-EEUU, Turquía, y los países árabes del Golfo Pérsico) se
rompió en diciembre pasado, tras alcanzar su objetivo, que era expulsar
a Bashar al Assad del poder. Entonces, a Israel no le gustó que
Washington aceptara la propuesta de Turquía de colocar a un tal Ahmed
al-Sharaa, en el Kaser ‘l Shaab (Palacio del
pueblo) en el trono del ex presidente, y no por ser un criminal de Al
Qaeda, sino por ser un títere de Ankara, el principal rival del Estado sionista
en la zona. Itamar Ben-Gweir, ministro de Seguridad Interna de Israel, ha
propuesto matarlo, sin más.
Pero «no hay bien que por mal no venga», pensó Tel Aviv: un
yihadista de presidente sirio es el mejor pretexto para declararle la guerra y
ocupar las regiones estratégicas del país euroasiático. Por lo que, desde el
mismo día de la caída de Asad, Israel empezó a bombardear lo que quedaba de la
infraestructura siria: aeropuertos, puertos, bases militares, instalaciones
eléctricas, etc.
Salvar a los drusos, su actual
misión autoencomendada israelí, recuerda la campaña estadounidenses
de rescatar
a las mujeres afganas o a las niñas raptadas de Nigeria, cuyos
únicos objetivos eran conseguir bases militares en dos países
sumamente estratégicos a los que no podría haber llegado sin esa «misión
humanitaria»: ¿por qué EEUU no salvaba a
cerca de dos millones de mujeres compatriotas que son violadas cada año, o a
las mujeres de Juárez, que eran asesinadas de forma sistemática, a pocos
kilómetros?
Al Sueida es el hogar de la comunidad mayoritaria drusa y
los beduinos sunitas. Los drusos son de religión chiíta, su
rama septimana o ismailita (los de Irán
son duodecimanos), y no se consideran musulmanes, debido a que subrayan en
su credo los elementos prestados de religiones antiguas persas (mitraismo y zoroastrismo),
el budismo y los credos semíticos. Su nombre se deriva del apodo del predicador
Muhammad bin Ismail ad-Darazī (del persa darzi,
«costurero»). Amal Ramzi, la esposa de George Clooney,
y una de los abogados de Julian Assange, es drusa
libanesa.
Los verdaderos objetivos del genocida Netanyahu, asesino
con orden de detención de la Corte Penal Internacional/CPI
A nivel táctico son:
1. Escaparse
otra vez, y con una nueva guerra, de los juicios que tiene pendientes, por
corrupción. El 16 de julio aplazó la audiencia que tenía alegando cuestiones de
seguridad clasificadas, para ir a bombardear a los beduinos sirios.
2. Desviar la atención interna de la crisis del Gobierno
tras la salida de los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido
de la Torá del ejecutivo.
3. Abrir un nuevo frente de tensión para que el asunto del
«regreso de los rehenes a casa» y el fin del genocidio
palestino se conviertan en temas secundarios.
4. Poner a Damasco entre la espada y la pared: si no
responde a los ataques israelíes pondría de manifiesto su incompetencia, y si
lo hace provocaría más bombardeos e incluso el asesinato del Ben Laden sirio y
los altos cargos de su régimen.
A nivel estratégico
5. Impedir una Siria unida y fuerte, desintegrando el país
en varios cantones, mediante el patrocinio de movimientos secesionistas
étnico-religiosas (kurdo, druso o alaví), para
después ejecutar la política de «intervención preventiva»,
vía agresiones militares bajo el pretexto de proteger a las minorías
oprimidas. ¿Por qué Turquía pensó que después de convertir a Siria en un Estado
Fallido durante los últimos 14 años, ahora puede pegar las piezas rotas y
volver a unirlas?
6. Expulsar a Turquía, la principal amenaza estratégica al
proyecto del “Gran Israel” del
sionismo colonialista israelí, de Siria, mediante:
a) Evitar bases militares turcas: Ahmed al-Shara había
pactado con Erdogan cederle el aeropuerto de Hama, y las bases
aéreas T-4 y la Palmira en la provincia de Homs, para instalar aviones de
combate y sistemas de defensa turcos, lo cual daría ventajas militares a
Turquía en el Mediterráneo Oriental. Israel no se lo iba a permitir: en abril
las bombardeó.
b) Impedir, de forma preventiva, que Turquía y Qatar
utilizasen la causa palestina para albergar a Hamas en Siria.
c) Tentar a los kurdos sirios (que hasta hoy se han negado
entregar sus armas a Damasco, desobedeciendo al PKK) para unirse a Israel a
cambio de una autonomía, en la mismísima frontera de Turquía.
d) Una confrontación directa con Ankara si hace falta (que
lo hará).
7- Sabotear el plan de los países árabes del Golfo Pérsico,
que apoyan a Al Sharra, de acceder al Mediterráneo.
8- Deshacer los planes de Trump por una siria unitaria bajo
el control árabe-turco. Las ordenes de Washington para que la organización
kurda Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) se sometiera a la autoridad de los
islamistas de Al Sharra, desarmar y disolver a PKK estaba en esta línea
Washington, que pretende “pacificar” Oriente Próximo para empezar
a unir los oleoductos del Golfo Pérsico y los de Eurasia al
Mediterráneo, abasteciendo a Europa para poder eliminar a Rusia de este
mercado: sólo le queda derrocar al totalitarismo chiíta de Irán,
y no
por fascista, o querer ser autónomo, ni siquiera por fabricar armas
nucleares (lo hizo Pakistán también, en 1972), sino por querer usarla contra
Israel (que Pakistán apunta a la India no pasa nada).
Los elogios de Trump al terrorista de Al Qaeda, quien según
él es «joven, atractivo y resiliente», no había sentado nada bien a Netanyahu,
ni mucho menos que levantase las sanciones estadounidenses contra Siria el
pasado 30 de junio. En EEUU continúa el pulso entre los que priorizan
la contención de China como el principal desafío del capitalismo
determinista globalizado/hegemonico, y
los NeoCon proisraelíes que siguen con el proyecto del Nuevo Oriente
Próximo. Éstos ya han ganado el terreno: el plan «regime change» en
Irán avanza con los preparativos de un nuevo ataque, para remodelar Asia
Occidental.
8. Ocupar los territorios sirios para luego ofrecerle a
Damasco “Paz a cambio de tierras”: luego aunque haya paz no le
devolverá las tierras.
9. -Controlar el Kurdistán iraquí y sus inmensas
reservas de petróleo, y sin pasar los ductos por Siria. El Corredor de
David forma parte del proyecto Gran Israel:” desde el Eufrates hasta
el Nilo”, o sea, los territorios de Egipto, Siria, Irak, Líbano, Kuwait, Arabia
Saudí, Jordania y Palestina y también la Anatolia de Turquía. No es ninguna
broma: Israel-EEUU ya han desmantelado los Estado de Irak,
Afganistán, Libia, Siria, Yemen y Sudan. Faltan Irán y Turquía.
10. Hacerse con el control de las tierras fértiles en el sur
de Siria y sus recursos hídricos. Por el momento, ha ocupado el Golán, Jabal
al-Sheikh, y zonas en Quneitra y Daraa. Su plan es crear una franja, a la
que los sionistas colonialistas israelíes llaman el “Corredor de
David”, que integra los Altos del Golán hasta el río Eufrates en el
noreste de Siria y la vasta región de Al-Tanf controlada
por EEUU y los kurdos, en la frontera con Turquía.
China y Rusia miran satisfechos por cómo el genocida fugitivo
Netanyahu vuelve a empantanar a EEUU en Oriente Próximo. Fue
durante su invasión a Irak (1991-2003) cuando Bejín y Moscú establecieron una
alianza estratégica que puso fin a una década de la hegemonía mundial unitaria
de EEUU, iniciada con la caída de la URSS en 1992.
Erdogan se encuentra en un callejón sin salida: a más
intervención en Siria, más probabilidades de enfrentar una guerra directa con
Israel (siempre respaldado por EEUU), la otra opción es observar
cómo pierde un país en el que ha invertido cientos de millones de euros
para destruirlo y dominarlo, y ahora deberá entregárselo en bandeja al enemigo.
En la propia Turquía ya hay choque entre los que se oponen a derramar
sangre turca para apuntalar a Al Qaeda en Damasco, y los neo-otomanos, que
para impedir una autonomía kurda en su frontera, y un aumento cualitativo del
poder militar de Israel, abogan por invertir vidas y dinero, a cuenta de los
trabajadores de Turquía y Siria, en la guerra contra el sionismo
colonialista israelí, aunque eso sí, recibirán el aplauso de un sector de
la izquierda no turca (sino de sofá europeo), obsesionado con Israel que no con
el imperialismo y las guerras, que son simples ajustes en el mercado
empapado de sangre de millones de desheredados del capitalismo
determinista globalizado hegemonico.
En estos momentos, Siria está bajo el control de Israel, al
igual que el presidente de EEUU Donald Trump. Hace años que el
capitalismo más bélico ha conseguido borrar del mapa al movimiento
antimilitarista: aquí
33 reflexiones al respecto.
Lo subrayado interpolado es
nuestro.
¿Qué está pasando en Siria…y
en el Asia Occidental?
A Carlos Pereyra Mele,
profesor y maestro.
Uno de los más agudos y brillantes estudiosos
de la geopolítica
que se nos fue ayer, antes de tiempo.
¡Hasta siempre Maestro!
Como se ha
hecho habitual, paradójicamente los grandes medios corporativos trasnacionales
de la información… se están dedicando a la desinformación. Esta aseveración es especialmente
aberrante cuando se habla de los acontecimientos en Asia Occidental. Aunque la
tergiversación de los hechos es una práctica cotidiana, en la actualidad esta
situación es atroz cuando se trata de reconstruir las vicisitudes y las
acciones que están sucediendo en la región desde hace dos años y medio.
En los
últimos días, los hechos en Siria cubren el espectro informativo sobre la
región. Como si el genocidio en Palestina o la agresión permanente contra el
Líbano y la retórica belicista contra sus vecinos se hubiera detenido, como un
todo único, la falsificación de los hechos oculta el verdadero trasfondo del
asunto.
La
situación geográfica de Siria y su ubicación a medio camino en el cruce de
pueblos y civilizaciones ha hecho que a través de la historia sea una joya
invaluable para quienes aspiran con hacerse del control de la región. La
presencia de pueblos diferenciados en algunas zonas del país ha establecido áreas
tradicionales de influencia de corrientes, líderes y tribus con identidad,
cultura e historia propias. Así por ejemplo, los kurdos se ubican al norte, los
drusos al sureste, los alauitas en la costa del Mediterráneo y los sunitas en el
sector central.
Esta
situación que había sido estabilizada sin grandes conflictos durante el
gobierno de Bashar el-Assad, fue destruida por la intervención extranjera que,
estimulando diferencias sectarias y religiosas en favor de sus intereses,
generaron la división y con ello, la desaparición de tal seguridad sustentada
en el equilibrio.
Más allá de
cuál ha sido y cuál será la dinámica interna en Siria, tres poderes extranjeros
han jugado sus cartas para generar la situación actual: Israel, Estados Unidos
(con Francia como apéndice) y Turquía.
Como he
dicho en otras ocasiones, en el mundo de hoy es casi imposible analizar un
escenario aislado y marginado de otro o de otros. De igual manera he referido
que todo hecho internacional se debe analizar en sus tres dimensiones: local,
regional y global si se quiere conocer en realidad los sustentos que lo han
motivado y las repercusiones que tiene o puede tener.
De manera
que en este texto, se intentará analizar este complejo escenario desde una
visión holística que es la única que puede aportar pistas para su
discernimiento. A pesar que en noviembre
del año pasado se acordó un cese al fuego entre Israel y el Líbano, la entidad
sionista colonialista ha irrespetado innumerables veces tal acuerdo.
Estados Unidos y Francia, garantes de este, traicionaron su compromiso permitiendo
que la agresión que ha causado la muerte de cerca de 400 ciudadanos libaneses
se lleve a cabo con total impunidad.
Este
acuerdo debía ser una extensión de la resolución 1701 del año 2006 del Consejo
de Seguridad de la ONU, firmada tras 34 días de conflicto bélico motivado en la
invasión del Líbano por Israel. Dicho acuerdo estableció el cese
completo de las hostilidades y la retirada de todas las fuerzas de Israel del
Líbano. En esa ocasión, Israel no logró sus objetivos: destruir al movimiento
chií libanés Hezbollah y -lo que denominaban- “desmilitarizar el Líbano”.
Esta situación no resuelta, tras el incumplimiento por parte
de Israel de la Resolución 1701, funciona como una “espada de Damocles” para
las intenciones de estabilizar la región. En el contexto actual, Thomas
Barrack, enviado especial del presidente Donald Trump para Siria ha insistido
en la obligación del gobierno libanés de desarmar a Hezbollah y la resistencia
libanesa amenazando a Beirut con que, en el caso de no hacerlo, van a destruir
al Líbano para incorporarlo a Siria. En los hechos, de consumarse este
ultimátum, significaría el fin del Acuerdo Sykes-Pycot que desde 1916, a partir
de la perspectiva europea instituyó un control de la región a partir de
diferentes cláusulas que establecieron una forma de garantizar sus intereses a
cambio de una supuesta estabilidad que nunca ha funcionado.
La inestabilidad necesaria que Occidente requiere para
sostener sus intereses en la región se ha mantenido en años recientes. Desde la
primera guerra del Golfo (1990-1991) pasando por la de Irak (2003-2011),
Afganistán (2001-2021), la mal llamada primavera árabe, iniciada en 2011 y aun
no concluida, la guerra contra Yemen emprendida en 2015, el permanente acoso
transformado en genocidio del Pueblo Palestino por parte de la entidad sionista
colonialista, los intermitentes ataques israelíes contra el Líbano, hasta
la intervención turca en Siria y las guerras contra el terrorismo de al Qaeda e
ISIS en Irak y Siria, entre otras, todas persiguen el objetivo de mantener la
inestabilidad en la región en la búsqueda de su debilitamiento, fraccionamiento,
dominio y control.
Para Estados Unidos, la agenda estratégica gira en torno a
la necesidad de garantizar su estabilidad energética. En esa medida, los
centros productores de petróleo son fundamentales por lo que están en su mira
permanente. Ello es lo que explica su protagonismo en Asia Occidental, donde se
concentran las mayores reservas del planeta. De esta manera, también se revela
su presencia protagónica en el conflicto de Ucrania. En este plano además, debe
involucrarse a Venezuela, sin embargo por tratarse –en este caso- de un país
del hemisferio occidental, ubicada en América Latina y el Caribe, región
considerada por Washington como su “patio trasero”, la dinámica adquiere otras
características que no serán tratadas en este escrito.
Al unir estos factores, se puede ir dando respuesta a la
pregunta de ¿por qué Siria? Mucho antes del actual conflicto, incluso con
anterioridad a la guerra del golfo, ya existían planes para la construcción de
dos oleoductos, uno desde el Golfo Pérsico, pasando por Irak, Siria hasta
Turquía desde donde se abastecería a Europa. El segundo, entre otras cosas,
motivó el golpe de Estado en Irán en 1953 contra el primer ministro Mohamed
Mosaddeq después que este nacionalizara el petróleo y se negara a ceder ante
las demandas occidentales siendo definitivamente desechado tras la revolución
islámica de 1979. Hoy, existen varios proyectos de poliductos que tienen su
origen en el Golfo Pérsico para llevar energía a Europa: todos pasan por Siria.
Dando continuidad a estos proyectos, muchos años después, en
2011, casi simultáneamente con la “primavera árabe” una gran conspiración
occidental ideada -una vez más- para debilitar la región y apoderarse de sus
grandes yacimientos energéticos, Estados Unidos y la OTAN diseñaron, organizaron,
financiaron y ejecutaron un golpe de Estado en Ucrania con el mismo objetivo,
pero esta vez dirigido contra Rusia a fin de eliminarlo como proveedor seguro
de energía a Europa. Se traba de que los recursos energéticos provinieran del
Golfo Pérsico, región en la que países controlados por monarquías medievales
conservadoras, son fácilmente manipulables por Occidente.
En un primer momento, tras la desaparición de la Unión
Soviética y la debilidad de Rusia en tiempos de Yeltsin (últimos años del siglo
pasado) el modus operandi fue instigar a las minorías nacionales y religiosas
de Rusia -un país multinacional y multiétnico- para que se rebelaran contra el
Estado central ruso. Esta intentona fracasó, razón por la cual,
transitoriamente los esfuerzos occidentales se trasladaron al Asia Occidental.
Bashar el-Assad fue conminado por Occidente a dar su
aprobación a los gasoductos y oleoductos. Pero siempre se negó y resistió. Eso
es lo que explica que la “primavera árabe” iniciada en Túnez, después de
recorrer varios países y propiciar el derrocamiento y asesinato de
Muamar Gadafi en Libia (otro gran productor de petróleo) “aterrizara” en Siria.
Esta negativa de al-Assad es una de las razones que puede explicar el golpe de
Estado en Ucrania en 2014. Es también la causa del involucramiento directo de
Rusia en el conflicto. Moscú comprendió que el objetivo estratégico de esta
intervención militar era Rusia, no Siria.
Ahora, tras la caída de Bashar el-Assad y el genocidio en
Gaza, el plan de los oleoductos ha sido retomado. En ese marco, el terrorista
al-Golani, devenido en presidente de Siria, actuando como instrumento de
Estados Unidos e Israel, recibió órdenes de estos para atacar la provincia
Sweida que cuenta con una numerosa presencia drusa. En Siria, los drusos solo
representan el 3% de la población pero no son monolíticos y están políticamente
divididos, lo cual “ayuda” a las acciones de los terroristas ahora
transformados en gobierno. De hecho, una de las corrientes drusas apoya a
al-Golani y otra a Israel, su líder es Hikmat al Hijri, curiosamente nacido en
Venezuela. Un tercer sector es nacionalista y mantuvo buenas relaciones con el
gobierno de al-Assad.
Al-Golani no ha podido gobernar. Su variopinta alianza está
plagada de contradicciones por intereses distintos de secta, etnia y
pertenencia. Tampoco es que le interese mucho el devenir de la gestión
gubernamental. Sostenido en el poder por Estados Unidos, Israel y Turquía se ha
dedicado a masacrar a las minorías, primero a los kurdos en el norte, después a
los alauitas en la costa y ahora los drusos en el sur.
Para atacar Sweida, al-Golani está utilizando a un contingente
sunita de la vecina provincia de Daraa, fronteriza con Jordania, tribus de
beduinos que se han asentado en los alrededores de Sweida y las fuerzas armadas
del régimen formadas en un 40% por terroristas extranjeros ( la mitad de los
cuales son uigures venidos de China y Pakistán, y el resto afganos, chechenos y
daguestanos, entre otros), otro 40%, terroristas locales, leales a al-Golani
que combatieron junto a él y se
mantuvieron en armas mientras controlaban la norteña provincia de Idlib contra
al-Assad y el 20% restante, miembros de grupos armados de diferentes tribus y
corrientes musulmanas que lo apoyan, sumando una fuerza de hasta 60 mil
hombres.
El objetivo de los ataques gubernamentales a Sweida es
legitimar la intervención israelí en Siria bajo el pueril argumento de que los
beduinos y las tribus de la provincia atentan contra la seguridad y la
tranquilidad del país. En realidad, en esta suerte de lealtades y traiciones
mutuas es al-Golani quien maneja a estos beduinos para generar tal
inestabilidad, cumpliendo así las órdenes de Washington y Tel Aviv. Ni una sola
acción ha emprendido el actual gobierno sirio en contra de la descarada
intervención militar sionista colonialista en el país.
En el trasfondo de este complejo conflicto, Sweida se ha
venido a transformar en piedra angular de los intereses de actores
internacionales que confluyen en la región: Israel desea construir un espacio
de seguridad del territorio palestino ocupado al que han denominado “Corredor
de David” y Estados Unidos, por su parte, se propone apoderarse de los ricos
yacimientos petrolíferos de la región. Turquía ambiciona la construcción de los
oleoductos y gasoductos, todos los cuales pasan por su territorio, lo que
podría generar ingentes ingresos para Ankara.
Pero, el interés de Estados Unidos e Israel va más allá. Su
objetivo estratégico es desmembrar a Siria, creando cuatro microestados de
carácter racial y religioso que permitan justificar la existencia étnica,
racista y supremacista de la entidad sionista colonialista. Estos
pequeños Estados, fácilmente controlables, sobre todo si se instalan en su
gobierno “líderes” como al-Golani leales a Washington y Tel Aviv, posibilitarían
la realización de los planes estadounidenses y sionistas colonialista en
la región de llevar adelante el plan expansionista de creación del “Gran
Israel” y concretar lo que denominan el nuevo mapa del Asia Occidental.
En este marco, Siria quedaría dividida en un sector kurdo al
norte bajo influencia turca, otro conformado por alauitas en las provincias
costeras de Latakia y Tartus, un emirato islámico controlado por al-Golani en
el centro del país (con una zona “desmilitarizada” de amortiguamiento y
seguridad) y un corredor israelí-druso en el sureste en las fronteras con
Jordania e Irak.
Si este plan se llegara a ejecutar, Siria y toda la región
sería fragmentada, facilitando la apropiación de las grandes reservas de
energía por parte de Estados Unidos y Occidente. De acuerdo con esta idea, esto
posibilitaría desechar definitivamente a Rusia como abastecedor de Europa. Ese
papel lo asumiría el Golfo Pérsico a través de Siria y Turquía.
Precisamente, el involucramiento de Turquía en este
conflicto se relaciona con su interés de ser puente para el tránsito de la
energía del Asia Occidental hacia Europa. Eso explica también su protagonismo
en las acciones que derivaron en el derrocamiento de al-Assad. El proyecto de
los “Hermanos Musulmanes”, organización a la que pertenece el presidente turco
Recep Tayyip Erdogan, ha sido desde siempre transformarse en interlocutor de
los musulmanes del mundo. Pero para cumplir ese objetivo necesitan un Irán
debilitado. Es lo que desearían y es lo que no han podido lograr.
En una mirada amplia del asunto se podría concluir que los
acontecimientos recientes en Sweida no solo pueden observarse desde una
dinámica local, sobre todo debe comprenderse que ellos se inscriben en el
interés de Estados Unidos de perjudicar a Rusia y apoderarse del petróleo de la
región; de Israel de construir su Corredor de David para dotarse de un anillo
de seguridad que además fragmente mucho más al mundo árabe y de Turquía, para obtener
ganancias de los poliductos y conseguir un protagonismo que le reconozca como
líder de los musulmanes.
Este plan no se ha podido cumplir por la férrea oposición de
Irán y el eje de la resistencia que en Irak, Líbano, Yemen y otros países a
través de sus pueblos se oponen a tal designio imperialista y sionista
colonialista. Siguiendo este derrotero, es probable que los próximos
objetivos de este macabro plan sean Jordania y sobre todo Egipto. Este país
posee uno de los más grandes ejércitos del mundo que además es dueño de un
fuerte sentimiento nacional. Los últimos meses han sido testigos de un acercamiento
entre Irán y Egipto que en caso de concretarse, se transformaría en el más
fuerte valladar en contra del plan imperialista.
En este sentido, vale recordar la advertencia de Mohamed
Hassanein Heikal considerado el periodista más relevante de la historia árabe
contemporánea, así como uno de los creadores y fieles defensores del panarabismo.
Heikal, un sunita egipcio, defendió el concepto de que la revolución iraní
había abierto una puerta hacía la idea de que un gobierno islámico podía ser la
solución a los problemas de muchos países árabes y que Egipto había cometido un
grave error al abandonar a Irán, afirmando que la única salvación de los árabes
y musulmanes era una alianza estratégica entre Irán y Egipto. Este es el mayor
temor de Occidente. En este sentido, las acciones que están realizando en la
región en la actualidad, van también encaminadas a impedir tal posibilidad.
Sin embargo, han cometido algunos errores que apuntan en
sentido contrario. La transferencia de las islas de Tirán y Sanafir a Arabia
Saudita en 2017, provocó controversia y protestas en Egipto, ya que algunos consideraron
que se estaba vendiendo territorio nacional, mientras que otros argumentaban
que las islas pertenecían históricamente a Arabia Saudita. Estas islas ubicadas
en el mar Rojo tienen gran importancia estratégica debido a su situación
geográfica en la desembocadura del Golfo de Aqaba, que es una vía marítima
vital para el transporte, el comercio y el turismo. El ejército egipcio acató
la decisión gubernamental, pero ahora, cuando Riad pretende entregar parte de
las islas para que Estados Unidos pueda construir unas bases militares, ha
surgido un gran malestar dentro de la institución militar egipcia.
Así mismo, no han visto con buenos ojos que por
instrucciones de Estados Unidos, los países del Consejo de Cooperación del
Golfo (CCG) redujeran su colaboración con Egipto después que este los
protegiera de manera decisiva durante diversas coyunturas acaecidas en la
región.
Toda esta situación pareciera estar configurando una nueva
correlación de fuerzas en la región cuando potencialmente podría crearse una
alianza entre dos países que en conjunto suman una población de 200 millones de
habitantes y cuentan con unas fuerzas armadas de 2.548.000 soldados entre el
servicio activo y la reserva. Así mismo, ubicadas en los flancos este y oeste
de la región, tienen en el medio a Israel y controlan en derecho el estrecho de
Ormuz y el canal de Suez y de hecho el de Bab el Mandeb, los tres principales
nudos que pudieran impedir el paso fluido de la energía de la región hacia
Occidente. En este contexto, la
desmembración de Siria y del Asia Occidental y la construcción de oleoductos y
gasoductos que pasen por este país es de importancia estratégica.
Esta es la situación y estos son los actores, el resto, ni
siquiera Arabia Saudita cuenta para estos menesteres. A las monarquías
medievales de la región solo les interesa acumular el dinero que les permita
sostener su riqueza, mantener el control de sus países a cualquier costo,
entregando al pueblo el mínimo necesario para proporcionarse estabilidad
interna. El problema palestino, árabe y musulmán no es de su incumbencia si
esto llegara a alterar el estatus quo, sobre todo porque podría generar
malestar a los países occidentales que, a través de la presencia de sus fuerzas
armadas les permiten el control y el dominio de sus pueblos.
Lo subrayado/interpolado es nuestro.




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