Prolegómeno:
Con sinceros agradecimientos para mi querido y admirado
Professor/maestro y Rector Carlos Aldunate Lyon S.J.:
El Prof. Aldunate
Lyon de creencias y conducta firmes nos permite apreciar su excelencia
académica y el carácter de su obra como rector: las admirables construcciones
realizadas durante su rectorado, el Gimnasio de la sede de Antofagasta, conjuntamente con el Prof. Dr.
Luis Bisquertt Suzarte y sus con estudiantes, ésta magnífica obra contó con el apoyo
solidario de la comunidad regional nortina de Arica hasta Coquimbo y en
especial de los sindicatos del Cobre y del Salitre con un día de sueldo.
Los enemigos de
siempre, los plutócratas empresarios, siempre, financieros/ bancarios/agiotistas,
agrícolas monopolistas dueños de la celestina universal sus testaferros, los tránsfugas
politicastros de hoy, quisieran que el ejemplo de delos grandes luchadores y
las gestas colectivas que el Pueblo del norte chileno ha realizado por su
liberación, fueran borradas de la memoria histórica de todos los pobres oprimidos,
explotados y marginados las ansias de libertad. Sin embargo, las semillas de
rebeldía y las ansias de libertad, de Justicia Plena, de democracia mayoritaria
por y para el Pueblo/ Soberano con respeto por las minorías están latentes. Son
una garantía de que los objeticos de dominación, explotación y enajenación del
ser humano, por el sistema capitalista determinista hegemónico no se cumplirán.
Del querido y
admirado Prof. Dr. Carlos Aldunate Lyon S.J aprendía que la educación y la
libertad son valores permanentes, consustanciales con el ser humano. No se los
puede menoscabar sin que resulte lesionado lo más noble y característico del
ser humano. Ahora más que nunca, la lucha – “luchar es vivir” – que viene librándose
en nuestro mundo, especialmente en Chile, habrá de afectar al desenlace de tan
sustancial cuestión, ya que definirá si la libertad, como condición básica de
la educación/cultura, sale victoriosa o perece para sumergirnos en las
bestiales tinieblas engendradas por el perverso sistema capitalista determinista
hegemónico...
La libertad Plena
es indivisible, inimitable, e incondicionable, porque en cuanto se la
restriegue o se la condiciona, deja de ser libertad plena. La indiferencia y la
neutralidad hacia esta amenaza equivale a una traición a los valores humanos esenciales
y a una abdicación del espíritu libre. El destino de la Humanidad depende de la
respuesta que demos a este desafío.
Prof. Hugo Moreno Peralta al asumir la representación de la Universidad
del Norte/Chile, en el Consejo de
Rectores de las Universidades Chilenas, 1970, después de una elección en la
cual la Comunidad Universitaria, los académicos, los estudiantes, el personal
administrativo y de servicio le otorgaron un 70% de respaldo, en una lección libre
y secreta, de Arica a Coquimbo.
Este genial
filósofo discípulo de un maestro de la
Compañía de Jesús junto con Jean Jacques Rousseau son considerados como los
ideólogos más destacados del Movimiento
Social Revolucionario del Pueblo Francés y figuras destacadas de la
Ilustración-1694/1778-, anticlerical crítico de la jerarquía de la Iglesia Católica- por el Tratado con
las monarquías absolutistas- , admiraba profundamente la obra de la Compañía de Jesús en el Continente
Americano, y así lo escribía: “el
asentamiento, realizado por los Jesuitas
le parecía en muchos aspectos un triunfo de la Humanidad. Parece expiar
las crueldades de los primeros
conquistadores colonialistas españoles. Los Jesuitas en Latinoamérica le dieron una nueva
luz al mundo “... Conferencia/Seminario
y Taller de cultura religiosa en la Universidad del Norte Chile, Sede
Antofagasta.
“Ese triunfo de
la Humanidad, en gran parte, lo constituían las misiones fundadas por los Jesuitas
en la extensa zona del Paraná, en el sur
este del Continente Americano, conocidas como
“reducciones”, que en el idioma
español colonialista de los siglos XVI y
XVII significaban “comunidades”. Dejo muy en claro que Voltaire no fue ni ha
sido el único en destacar la maravillosa obra de la Compañía de Jesús en
el Continente Americano. Otros
destacados genios de la Ilustración como
el filósofo francés Montesquie - 1689- 1755-, las definió como “la curación de una de las
más terribles heridas infringidas por hombres colonialistas contra hombres aborígenes”. Lo subrayado es
mío. Más tarde, el yerno del Dr. Karl
Marx, Paul Lafargue- 1842/1911-, las declaró el primer Estado socialista de
todos los siglos.
Cuando los Jesuitas
llegaron a las tierras de los guaraníes,
que ya pertenecían a la monarquía
absolutista colonialista española, había
pasado un siglo que aquel desastroso colonialismo en toda su conquista y
colonianaje.
A los aborígenes
de esas tierras que hoy son parte de los pueblos de Paraguay, Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay no les quedaban más que dos opciones:
-
Trabajar
bajo el sistema de las encomiendas
para los terratenientes colonialistas españoles, quienes los explotaban a
cambio de “salvarlos” a través de la religión católica, “educarlos para que
hablaran español y protegerlos de los enemigos.
-
Arriesgarse
a ser presa de los bandeirantes o cazadores de esclavos, también llamados “paulistas”,
pues tenían su base en Sao Paulo, la
frontera en esa época organizaban incursiones para atrapar indígenas y
venderlos como esclavos. Los miembros de la Compañía de Jesús, la orden más
nueva en el Nuevo Mundo, al que habían llegado, traían otras ideas especialmente
de la Ilustración Europea.
La Orden Jesuita había recibido la bendición formal del Papa
Pablo III en 1540 y sus sacerdotes, y hermanos se fueron a los confines del
mundo conocido a predicar el
Evangelio cristiano del Cristo
Libertario: su admirado y leal guía.
A América del Sur
llegaron en 1549 con la intención de implementar la bula de 1537, de ese mismo
Papa, “Sublimis Dei”, que prohibía expresamente la esclavitud de
los pueblos indígenas y buscaba proteger su libertad y su derecho inalienable
de su tierra. En este contexto,
asumido en 1604, se formó una nueva provincia jesuita llamada Paraquaria,
para comenzar la labor misionera entre los indígenas guaraníes, que
habitaban en pequeños asentamientos bajo la autoridad del cacique.
La organización del asentamiento: dos
Jesuitas y diez caciques
La primera
incursión de los Jesuitas en la región selvática del Rio Paraná fue emprendida
en diciembre de 1609 por dos sacerdotes,
Marcelo De Lorenzana – 1565/1632-,
el superior en Asunción y su joven asistente, Francisco de San Martín. Un
cacique local, Arapizandú, que demostró estar bien dispuesto a aprender
sobre el Evangelio cristiano, invitó a
los dos Jesuitas a celebrar sus misas en una rústica choza en su asentamiento. A
los pocos días, nueve caciques más de la zona acudieron al lugar. Se habían enterado
que los Jesuitas estaban a punto de fundar una
reducción, un paso que parecía ser una opción menos mala que las que
imponían el colonialista español. Aunque
eso no quiere decir que todos los indígenas les dieron la
bienvenida. El sacerdote jesuita, misionero y escritor peruano Antonio Ruiz de
Montoya, autor de “Conquista espiritual
hecha por los religiosos de la Compañía de Jesús en las provincias del
Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape”, relata por ejemplo que : Los chamanes
encabezaron la resistencia contra los Jesuitas. Los demonios nos han traído a estos hombres, decía uno de estos dirigentes a su gente, pues quieren con nuevas doctrinas sacarnos
del antiguo y buen modo de vivir de nuestros antepasados, los cuales tuvieron
muchas mujeres, muchas criadas y libertad en escogerlas a su gusto y ahora
quieren que nos atemos a una mujer
solamente. No obstante, durante 1610, se desarrolló la primera reducción Jesuita
en San Ignacio Guasu en territorio guaraní. El esfuerzo fue tan exitoso que los
misioneros Jesuitas fundaron muchas más reducciones entre 1610 y 1707. De
éstas, un total de 30 sobrevivieron finalmente a la extensa destrucción
colonialista y la causada por repetidas
incursiones de bandeirantes, que
obligaron a algunas reducciones que tuvieron que cambiarse de ubicación varias
veces.
Una reducción
comprendía normalmente a dos Jesuitas hasta cinco mil indígenas con sus mujeres
y niños guaraníes, cuando una de los existentes crecía demasiado se formaba
un nuevo asentamiento. Aunque la mayoría de los guaraníes que vivían en las
reducciones asumieron el bautismo cristiano, ninguno estaba obligado a hacerlo.
La genialidad de
las reducciones radicaba en su desarrollo como empresa genuinamente mancomunada
de Jesuita- guaraní. Los Jesuitas nunca habrían
tenido éxito en sus esfuerzos sin el conocimiento del idioma guaraní y por ende
de los guaraníes, que podían identificar lugares adecuados para nuevos asentamientos con abundante
suministro de agua, abundante piedra para la construcción y tierra fértil para
el cultivo, y los guaraníes no habrían podido
prosperar materialmente sin la
experiencia técnica y administrativa de los Jesuítas, que incluía el trabajo
del hierro y la plata.
Únicamente los Jesuitas más capaces eran
seleccionados para este trabajo misionero, y las solicitudes de puestos en
Paraquaria excedieron con creces las plazas disponibles.
Los que eran
enviados a Sudamérica aprendían rápidamente
el idioma guaraní y,
liderados por seres humanos como el
Padre Ruiz de Montoya, publicaron los primeros diccionarios guaraníes y les
enseñaron a los indígenas a leer y escribir su idioma, anteriormente no
escrito.
Además de
alcanzar elevados índices de alfabetización en guaraní, según algunos historiadores, los pobladores de
las reducciones tenían buenos conocimiento
del latín, español, alemán, aritmética y música.
Una comunidad autónoma/autosuficiente con una
plaza en el centro
Aunque cada
reducción tenía un diseño diferente, todas seguían un patrón común: el
asentamiento siempre se basaba en una plaza mayor central, que tenía en un
extremo una iglesia grande capaz de albergar a toda la comunidad, un cementerio
comunal adyacente y un colegio donde se impartía educación y junto al cual vivían los Jesuitas. En los talleres
próximos a la iglesia, cada reducción desarrollo sus propias áreas de
especialización, que incluía trabajos en hierro y platería, carpintería,
dorado, tejido y fabricación de instrumentos musicales.
En tres lados de la plaza había viviendas para
familias guaraníes individuales. Cada reducción tenía un koty guasu o albergue separado para viudas, huérfanos y mujeres solteras.
Todo ello estaba
construido al estilo barroco guaraní, el
único barroco autóctono del Continente Americano. El agua corriente y el saneamiento
completo estaban disponibles para toda la comunidad y todas contaban con un
hospital.
Prosperidad
y envidia
La justicia
estaba en manos del Cacique, que ocupaba el cargo parokaitara o poro puaitara,
o el que da órdenes/dirige en guaraní.
La pena de muerte
Notablemente no
existía pena de muerte asi que es
probable que haya sido la primera sociedad
occidental en abolirla, si se tiene en cuenta que el primero en hacerlo
en Europa fue el ducado de Toscana en 1786.
Bajo el caique o
corregidor, estaban los alcaldes o virayuseu que signfica el primero entre los que llevan
vara, quienes velaban por las buenas
costumbres, castigando a los holgazanes y vagabundos. Se mantenía un cuidadoso equilibrio entre trabajo y ocio, con
jornadas de trabajo comunal de seis horas, la mitad que en las encomiendas
coloniales, pero mucho más productivas.
Para
cumplir, los indígenas tuvieron que
marchar al ritmo de un aparato traído de
Europa. el reloj mecánico que dictaba lo que antes solo sus costumbres y la
naturaleza les había indicado, desde cuando despertar hasta cuando volver a
descansar, y todo entremedias. Cada reducción operaba con una
economía de trueque y, con muchas posesiones en común, era una comunidad autónoma y autosuficiente.
Existía la propiedad privada – parcelas que les
pertenecían a los indígenas y les proporcionaban su sustento familiar-,
y la tierra de Dios – comunitaria, en la que todos trabajaban por turnos y
cuyos beneficios se impartían en gastos, mejoras o el fomento de la economía de
la reducción, a través de métodos de cultivo eficientes, la variedad y el
volumen de productos cultivados en una reducción, incluía la yerba mate y la
cantidad de ganado y caballos criados en ella a menudo excedían las normas prevalecientes.
En tamaño y
escala las edificaciones de muchas de las treinta reducciones, que en conjunto
llegaron a albergar a más de 120.000 guaraníes, igualaban a los grandes
monasterios de la Europa medieval.
Tantos logros,
que incluyeron la producción de magníficas esculturas, arte y música barroca
guaranís, despertaron los celos de los colonialistas españoles que exigían la
expulsión de los Jesuitas del Continente Americano y la imposición el control colonial con la venia del
Vaticano.
Como se
reparten el territorio Americano los colonialistas españoles y portugueses.
Pero, por más
obedientes y exitosos que fueran, el destino de los guaraníes que vivían en las reducciones nunca estuvo en sus
manos. Estaban amarrados al de los Jesuitas y a merced de la política colonial
española.
La monarquía
absolutista española colonialista se
benefició durante varias décadas de la existencia de las misiones que le servían de barrera contra la expansión
portuguesa, e incluso contribuyó a armar y entrenar una milicia guaraní para
protegerse de las incursiones de los vecinos del norte.
No obstante,
cuando llegó la hora de poner las cosas
en orden y regularizar las fronteras, España y Portugal firmaron el Tratado de
Madrid de 1750, para repartirse el territorio que colonizaban.
Como se
reparten españoles y portugueses colonialistas el Continente Americano
Siete reducciones
al este del Rio Uruguay fueron
trasladadas a territorio portugués, sus 29.000 habitantes y los Jesuitas
recibieron la orden de trasladarse a la orilla occidental. Los Jesuitas
obedecieron, pero los guaraníes se sublevaron. Y esa milicia que la monarquía absolutista
española había patrocinado, tuvo que
enfrentarse contra los ejércitos de ambos poderes coloniales. La sangrienta
guerra culminó en 1756 con la batalla de Caiboaté en la que murieron más
de 1.500 guaraníes incluido su
carismático líder, Sepe Tiaraju.
Las demás reducciones
en territorio español sobrevivían, sin embargo. Pero, nuevamente su destino se vio
truncado por eventos ajenos a su voluntad.
Con el correr e
los años, la Compañía de Jesús había sido desde el brazo derecho de los Papas
en la lucha de la Iglesia contra el protestantismo hasta la fuente de
brillantes eruditos y teólogos, así como misioneros que defendieron la fe en
Asia y en el Continente Americano.
Para mediados del
siglo XVIII, los Jesuitas eran un formidable ejército espiritual que contaba
con unos 23.000 miembros, que tenía 800 residencias, 700 colegios y
universidades y supervisaba 300 misiones.
Además, eran los confesores de los
gobernantes colonialistas
católicos en toda Europa y educaban tanto a los hijos de los nobles y de
la creciente clase media, como a los
de la clase inferior, los
marginados.
Dado su éxito, tenían muchos y poderosos enemigos, que los acusaban injustamente de toda
clase de fechorías.
Uno de los
principales enemigos fue Sebastiao José de Carvalho e Melo, el Marqués de Pombal en Portugal, quien culpo a los Jesuitas
de la rebelión de los guaraníes del nuevo territorio portugués y empezó una
campaña para acabar con ellos. Los acusó de estar detrás de un complot para
asesinar al rey en 1758, los expulsó de Portugal, los acusó de haber
establecido un reino independiente en
Sudamérica donde según él, habían esclavizado a “los indios” y se habían enriquecido con su trabajo.
Voltaire en su novela “Cándido”, denunció estas intrigas. Las acusaciones no
cayeron en oídos sordos. Otros
individuos colonizadores de las ciudades aledañas a las reducciones amargados
al verlas prosperar más, habían inventado rumores, intrigas similares. Varios gobiernos empezaron a tomar medidas
activas contra la Compañía de Jesús, entre ellos el Rey Carlos III, quien la
desterró de España y de sus colonias en el extranjero el 1567. A partir de
entonces. Sin el ímpetu de los Jesuitas,
las reducciones fueron abandonadas gradualmente y algunos guaraníes comenzaron
a trasladarse a las zonas urbanas.
Los Jesuitas y la independencia de los pueblos del
Continente Americano
Con la expulsión
de los Jesuitas en 1767, del Continente Americano por el rey Carlos III, tuvo
lugar una de las más graves y profundas
grietas aún no reparadas. Los países perdieron la elite intelectual que había
educado en sus colegios a la juventud en el contexto de ser ciudadanos de este
territorio Americano al que los Jesuitas amaban y aman con devoción. Lo
demostraron con sus escritos desde el exilio europeo y su lucha por regresar a
su Continente Americano. La guerra por la independencia no fue sino la consecuencia de un proceso de
descomposición de la estructura colonial
imperante que llevaba décadas encubándose por la ineptitud e ignorancia del
régimen colonialista español. El jesuita con su trabajo creador, libertario
crea una consciencia de los pueblos Americanos, especialmente en lo educacional que se puede vivir mejor
independiente, libre de la tutela colonialista europeo o de cualquier imperio
colonial. De mis profesores, maestros – el formador del ser humano en general y
de su conciencia social en particular Jesuitas-, aprendí que la Patria es lo
que se ama. Solo es patriota es que ama a sus conciudadanos, los educa, los
alienta, los dignifica, los honra y lucha por el bienestar de su pueblo,
sacrificándose para emanciparlos de
todo los yugos. Nadie tiene derecho de invocar la Patria mientras
no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla, dignificarla y engrandecerla...
A casi 50 años de
la expulsión de los Jesuitas de la capitanía general del virreinato del Perú,
“Chile”, España ocupada por el ejército de Napoleón y su rey Fernando VII preso
en Francia, los administradores españoles y algunos criollos – hijos de
españoles nacidos en el continente Americano
reunidos el 18 de septiembre de 1810, en
una declaración reiteraron su
lealtad al Rey Fernando VII y por ende a
la Monarquía absolutista. Hasta nuestros días la oligarquía empresarial, financiera/ bancaria agiotista, agrícola terrateniente y sus
testaferra la clase burguesa politicastra/castrense celebran “las Fiestas
Patrias por una declaración de Independencia”, en el contexto de “la Historia
Oficial “que imponen los dueños de la
celestina universal antes señalados, con mucho cuento y poca historia.
Los Jesuitas le
dieron a los Pueblos latinoamericanos en
su lucha por su libertad e independencia
una relación /una memoria/ una consciencia frente al despotismo
ilustrado para que hagan su propia
historia, de la cual ellos en el Movimiento emancipador y libertario del
Continente –Americano no eran ni son testigos, sino protagonistas. ¿En qué
consiste ésta memoria/consciencia nacional y continental sin exclusiones,
racismo ni protectoria ni tutela, etc.?,
en que cada país tiene razones para
sentirse diferente por la grandeza y el
prestigio de su identidad vernácula/ autóctona, con una altísima valoración por la dignidad del pueblo
y del territorio, de ésta tierra específica. Otros tres elementos indisolubles que los Jesuitas
proponen como la imagen de la Nación a
sus discípulos con un suelo digno de ser amado y con una educación
/cultura libertarias dignas de ser
admiradas. Asumí que Nación y
Educación constituyen una unión
inseparable. La Nación no alcanza su
plena consciencia de si misma ni puede dar a sus ciudadanos y a extranjeros una
imagen de su ser, sino por medio de la educación formadora, libertaria de
calidad y gratita para todos sus ciudadanos.
En este marco
conceptual, la Compañía de Jesús y la comunidad nortina chilena crearon
la Universidad del Norte/Chile de Arica a Coquimbo con un libertario desafío “Unir la luz con el sudor”, en el contexto que se debe entender por
educar al proceso no solo de transmitir conocimientos, sino también crear un
ser humano crítico y solidario capacitado para la vida social precisado por
el brillante rector Prof. Dr. Carlos Aldunate Lyon S.J. en el Claustro de
Reforma de la Universidad Regional del Norte chileno 1968/1969.
El 31 de julio
de 1773, el Papa Clemente XIV suprimió a
la Compañía de Jesús.
La expulsión y
supresión de la Compañía de Jesús del Continente Americano por las monarquías
absolutistas colonialistas imperialistas y el Vaticano, ¡un craso error!. Los ideales
de perfección fundados en la experiencia social y evolutiva
como ella misma constituyen la íntima trabazón de una doctrina de la perfectibilidad indefinida, propicia a todas las posibilidades de enaltecimiento humano. El ideal no es una formula muerta, sino una hipótesis perfectible, para que sirva,
debe ser concebido así, actuante en función de la vida social que incesantemente deviene. Un ideal colectivo es
la consciencia de muchos seres humanos en su afán de perfección. Sin ideales
sería inexplicable la evolución humana. Son faros sucesivos en la evolución mental de las personas y de
las razas. Frente a la chatura común de mediocres, vulgares, etc., los
caracteres dignos afirman con vehemencia su ideal. Cuando los pueblos se
domestican y callan , los grandes forjadores de ideales, como los Jesuitas,
levantan su voz en defensa de los marginados sin justicia.
Las fabulosas
construcciones y obras de arte que los guaraníes habían creado en esas tierras
parecían destinadas a no ser más despojos hasta que en el siglo XX se inició un
esfuerzo de recuperación y conservación. Las impresionantes ruinas de las reducciones de la que fue Paraquaria son un recordatorio
imperdurable de algo que , a pesar de los críticos de la crítica fue un triunfo de la Humanidad como
reiteradamente lo señalo en sus obras en sus obras el genial filósofo Voltaire:
la Unesco las declaró patrimonio de la Humanidad.
Con esperanza y
memoria publicó una apretada síntesis de estos talleres que dirigía el
inolvidable profesor y maestro de la asignatura de Cultura Religiosa José
Donoso S.J. de la sede de Antofagasta de la Universidad del Norte/Chile. Una
histórica reflexión de la profesora Gabriela Mistral me permite poner en
su lugar a “los críticos de la crítica”
a la Compañía de Jesús, hay derecho a la
crítica, pero después de haber hecho con
éxito lo criticado...
Prof. Hugo Moreno
Peralta,
Representante de la Universidad del Norte/Chile ante el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas/1970.
No hay comentarios:
Publicar un comentario