EL VESANICO Joe Biden, de salida, juega a la guerra final. RUSIA PROMETE
RESPUESTA AL ATAQUE CON MISILES ESTADOUNIDENSES Y LA APERTURA DE LA BASE
MILITAR YANQUI EN POLONIA
Por Beverly Fanon-Clay* – Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Tras la «luz verde» de EEUU a Ucrania
para usar misiles de larga distancia en territorio ruso, el presidente ruso
Vladimir Putin aprobó una doctrina que permite una respuesta nuclear a un
ataque convencional , que permite que Rusia desarrolle una ofensiva atómica en
caso de que se produzca un ataque que suponga «una amenaza crítica para la
soberanía y/o integridad territorial» de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia.
Mientras alentaba una conflagración
mundial, Joe Biden se convertía en el primer presidente estadounidense en
ejercicio que visita la selva amazónica brasileña, antes de su participación en
la cumbre del G-20 en Río de Janeiro, a escasos días de que sus políticas
ambientales serán revertidas por el futuro mandatario, Donald Trump. Biden
aseguró que nadie puede revertir la revolución de energía limpia en Estados
Unidos.FOTO DE ARCHIVO. Tropas de Estados Unidos utilizan el Sistema de Misiles
Tácticos del Ejército (ATACMS), frente a Corea del Sur (Reuters)
Biden pareciera preparar una
despedida criminal, poniendo al mundo en las puertas de una confrontación entre
las mayores potencias nucleares, un escenario obligadamente catastrófico no
sólo para Ucrania, Estados Unidos y la Federación Rusa, sino para todo el
continente europeo y para la humanidad.
Lejos de la selva amazónica, Vladimir
Putin alertó que la medida tomada por Biden sería considerada como un ataque
directo de Washington y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) contra Rusia. Según el mandatario ruso, el personal militar ucraniano
carece de las capacidades y condiciones técnicas para operar los ATACMS, los
cuales sólo podrían ser dirigidos por especialistas castrenses de Estados
Unidos o de otros países de la alianza atlántica.
El pretexto de tal decisión sería la
(no un hecho comprobado) de que hay tropas de Corea del Norte reforzando a las
rusas, particularmente en la zona de Kursk. Los analistas no dudan que se trata
una fabricación más de la “inteligencia” de Estados Unidos para emprender
nuevas guerras, como lo fue en 2003 la pretendida posesión de armas de
destrucción masiva por parte de Irak, lo que sólo existió en la mente de los
fabricantes de propaganda de Washington, pero produjo la destrucción del país.
De confirmarse la autorización
referida, el mundo estaría en las puertas de una confrontación entre las
mayores potencias nucleares, un escenario obligadamente catastrófico no sólo
para Ucrania, Estados Unidos y la Federación Rusa, sino para todo el continente
europeo y para la humanidad en su conjunto.
Hace cuatro meses, el 18 de julio, el
profesor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, José Luís Fiori, uno de
los más grandes intelectuales brasileños, advirtió que “Hay una sensación
generalizada de que el reloj de guerra se está acelerando, y aumenta el número
de aquellos que hablan de la inminencia de una tercera guerra mundial/nuclear,
que sería nuclear y catastrófica para toda la humanidad”.
Mientras, el republicano Donald
Trump, se ha referido en diversas ocasiones a su determinación de procurar un
final rápido para el conflicto entre Kiev y Moscú. Pero a menos de dos meses de
dejar el poder, Biden adopta una decisión que dejaría a su sucesor un escenario
bélico mucho más violento, complicado y peligroso que el actual.
El bombardeo de objetivos rusos con
esa clase de armamento –que tiene un alcance de 305 kilómetros– podría dar
lugar a una respuesta devastadora contra la propia Ucrania. Desde la
perspectiva de Occidente, el seguir azuzando la escalada militar entre ambas
naciones dejó de tener sentido, y aparece como una ruta disparatada, como lo
reconocen varios gobiernos europeos y se lo han hecho saber al propio Volodymir
Zelensky.
Resulta obligado preguntarse,
entonces, si la información comentada es un simple globo sonda –práctica
habitual entre los hacedores de política exterior estadounidense– y, en caso de
ser cierta, qué propósitos podría tener, fuera de incrementar el riesgo de
iniciar una tercera guerra mundial.
La respuesta podría hallarse donde han provenido casi siempre las iniciativas belicistas de Estados Unidos: de su propio complejo militar industrial, siempre ávido de crear y de expandir mercados para sus productos de destrucción masiva y muerte.
Rusia
promete respuesta ante apertura de base militar estadounidense en Polonia
El objetivo de la apertura de dicha base es “contener
militarmente” el potencial de Rusia, expresó el portavoz del
Kremlin, Dimitri Peskov.
En declaraciones a la prensa en Moscú, Peskov comentó este
miércoles que Rusia tomará medidas en respuesta a la apertura de una base de
defensa antimisiles estadounidense en Polonia.
“Por supuesto, este paso
conlleva la adopción de medidas adecuadas para garantizar la paridad”,
subrayó el funcionario ruso.
La base militar, que alberga el sistema antimisiles Aegis
Ashore, forma parte del “escudo antimisiles europeo de EE.UU.” y fue diseñado
hace más de una década durante la presidencia de Barack Obama para
supuestamente contrarrestar el programa nuclear iraní.
Durante la ceremonia oficial de inauguración, el presidente
polaco, Andrzej Duda, calificó a la base militar como «una especie de símbolo»
de las relaciones polaco-estadounidenses.
Asimismo, el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw
Sikorski, declaró en un vídeo publicado en X que la base estadounidense se
establecerá en la ciudad de Redzikowo, cerca de la costa báltica, y el proyecto
es una prueba de la “coherencia geoestratégica de Estados Unidos”.
Ante este hecho, la portavoz del Ministerio de Asuntos
Exteriores de Rusia, María Zajárova declaró en rueda de prensa que “el mar
Báltico nunca se convertirá en un mar interno de la OTAN, por mucho que
Occidente lo desee”.
A lo que agregó que “Rusia seguirá defendiendo
sistemáticamente sus intereses nacionales en el Mar Báltico y fortaleciendo la
interacción con socios responsables, incluidos aquellos de países no
regionales”.
Lo subrayado
interpolado es nuestro.
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