Un crimen y un gran bochorno político: ¡Basta ya de tanta ignominia,
despierta Pueblo Chileno!
Prolegómenos:
¡Basta ya de eufemismos!, la ignominia que azota a la mayoría
del Pueblo Chileno y al Pueblo Mapuche, tiene como base la herencia orwelliana
de la dictadura cívico militar fascista, su “constitución/artilugio de 1980”, y
su política bajuna, la mentira generalizada, con el saqueo de las riquezas naturales
y de las arcas fiscales, la corrupción, la degeneración la criminalización de
la infancia y la juventud, el narcotráfico, etc., todas estas lacras protegidas
por “la Justicia en la medida de lo posible”.
La única solución para terminar ya con esta ignominia
pasa por una nueva constitución elaborada y sancionada soberanamente por el
pueblo/el soberano en el marco de una asamblea legislativa constituyente.
Por el nuevo despertar el Movimiento Social Rebelde, 18
de octubre, de liberación Nacional que asuma la patriótica lucha por recuperar,
descolonizar, liberar y refundar la patria chilena del inolvidable y siempre
presente General Libertador Bernardo O’Higgins Riquelme.
Con esperanza y memoria, que más temprano que tarde recuperaremos la
identidad del Pueblo Chileno que significa recobrar, rescatar en plenitud su
humanidad devaluada por la dictadura cívico militar y sus regímenes concertacionista/Nueva
Mayoría que han administrado su maldita herencia, venceremos porque la historia
la hacen los Pueblos .
Prof. Moreno Peralta/IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
Subsecretarios de toscas palabras, de difícil relación con
la prensa y que parecían imbuidos de muchos poderes, además de una gran
continuidad en sus cargos respecto de otros miembros del gabinete presidencial.
La explicación radicaba, seguramente, en todo lo que estos sabían de tal forma
que su poder superaba al de los ministros y su grado de confianza en relación a
los mandatarios era mucho más intensa que la de otros colaboradores que, en
realidad, eran considerados siempre como fusibles que, ante cualquier crisis,
pudieran saltar de sus cargos. Por lo
mismo, hoy no debe extrañarnos que quien oficiaba como ministro de Justicia
haya aceptado una tarea inferior en rango al reemplazar a Manuel Monsalve Benavides.
Y lo haya hecho con evidente conformidad y entusiasmo.
Del ex subsecretario recién caído existía, sin embargo,
mucho mejor impresión que la de sus antecesores. Hasta hace algunas semanas se
le daba como seguro candidato a senador por el Partido Socialista. Así como el
precario desempeño respecto de la seguridad nacional no se le imputaba para
nada o muy poco a él, a quien el país veía, más bien, como un funcionario
dedicado abnegadamente a su misión, con de excelente acogida por los medios de
comunicación e, incluso, por muchos opositores.
Todo esto hasta el lunes 23 de septiembre último en que debó
asistir a una conferencia de prensa para dar información al país sobre el
trágico balance de “Fiestas Patrias” respecto de la cantidad de muertos que
ocasionó el jolgorio nacional, la gran borrachera popular con la que se celebra
todos los años la declaración de la independencia 18 de septiembre de 1810: ¿Cuál
declaración, de quién?. De España, la “madre patria”, ¡NO! Estaba ocupada por
el ejército de Napoleón y su Rey Fernando VII preso en Francia... “mentir , mentir, porque siempre algo queda”.
Supuestamente aquejado por una migraña, Monsalve Benavides
la noche anterior prefirió salir a cenar con una funcionaria subalterna de su
repartición, a quien indujo a beber tres pisco sour de esos que se conocen como
“catedral” en los restoranes peruanos, ya sea por su tamaño como contundencia
etílica.
La “migraña” lo obligó a permanecer durante la mañana
siguiente en el Hotel en que acostumbraba pernoctar en Santiago, desnudo y al
lado de una mujer que declaró haber perdido su conciencia y fue forzada a
quedarse en la habitación de la autoridad donde presuntamente sería violada por
Monsalve Benavides, según investiga ahora la Fiscalía Nacional. Con una
carpeta ya premunida de testimonios, grabaciones y otros elementos de prueba
que sirven para formalizarlo por este y otros delitos. Todo lo cual lo hizo
perder su cargo, arrastrar al Gobierno a su peor crisis, arruinar su promisoria
carrera política e inducir al propio Presidente de la República, a su ministra
del Interior y a otras autoridades del Ejecutivo a cometer una serie de
despropósitos políticos, comprobando la increíble falta de criterio y
diligencia general de nuestras autoridades.
A pesar de lo que
indica nuestra legislación (la Ley Karin), el Jefe de Estado y su ministra el
Interior tardaron unas 36 horas en reaccionar y separar del Gobierno al que se
sindica como un cobarde abusador sexual. Por lo que hoy el país le pasa la
factura por su impericia y, lo peor, por su ánimo de proteger inicialmente a
uno de sus colaboradores estrella, haciendo caso omiso de su obligación de
haberlo denunciado a tiempo y no después de enterarse por la prensa sobre todo
lo acontecido.
Lo que correspondía hacer a un gobierno que presume de
“feminista” era atender a la funcionaria abusada por su superior jerárquico.
Una joven ingeniera comercial de 32 años, muy exitosa profesionalmente, que
venía siendo acosada por el Subsecretario del Interior. Cuestión que ya
conocían varios colegas de la víctima en una dependencia pública que tiene sede
en el propio Palacio Presidencial. Aunque la ministra de la Mujer y Equidad de
Género ha ofrecido el apoyo de su institución a la funcionaria abusada, ya se
sabe que esta le depositó a abogados y profesionales de la salud privados
hacerse cargo de su defensa judicial y atención física y sicológica. A pesar de ser una empleada pública también
de la confianza del Gobierno y, de paso, del mismo partido político de Monsalve
Benavides.
Claro. El poder que tienen los subsecretarios del Interior
es enorme. De allí los despropósitos del pasado y de este otro que se
constituye en uno de los peores delitos contra la dignidad humana,
particularmente de la mujer. Automóviles, aviones, gastos reservados, guardias
de seguridad y, seguramente, muchos cómplices que siempre les han asegurado
impunidad a estos subsecretarios.
Sin embargo, hubo que esperar que en este caso la joven
abusada decidiera denunciar tal infamia y que ello haya provocado la peor
crisis política de los últimos tiempos, como mucho evalúan. A pasos, por lo
demás, de una elección nacional, cuestión que preocupa mucho al oficialismo,
como también a la oposición derechista, que ya se refocila por el descenso
abrupto de la popularidad de Boric y sus ministros luego de este lamentable suceso.
Muchos explican la horrible actuación del Gobierno en la
“juventud” de nuestro Primer Mandatario, como en su falta de experiencia.
Especialmente manifestado en una conferencia de prensa que solo sirvió para
comprometerlo más con esta crisis y dejar en evidencia su pusilánime actitud
inicial frente al infractor. Tanto que el propio fiscal Armendáriz, quien
instruye la causa, debe obligarse a tomarle a él y a su ministra declaración
por los presuntos delitos añadidos al de abuso sexual y que fueron reconocidos
con sus equívocas declaraciones. En que el Mandatario dio cuenta de que
Monsalve Benavides le habría reconocido que mandó a sus escoltas a
revisar las grabaciones del Hotel en que sucedieron los hechos. Con lo cual se
puede presumir que intentó obstruir la investigación criminal y violar la Ley
de Inteligencia.
En efecto, tanto en esta como en otras oportunidades se ha
hecho costumbre atribuir los errores del Gobierno a la falta de experiencia de
sus principales integrantes. Sin considerar que tanto el Presidente como sus
equipos de gobiernos ya se habían desempeñado antes como parlamentarios y otras
funciones públicas. Estando todos hoy por sobre los 35 o 40 años edad en que
otros líderes nacionales y mundiales ya habían alcanzado enormes logros,
prestigio y adhesión popular.
Baste pensar, al respecto, solo en quienes consumaron
nuestros procesos de independencia y hasta se convirtieron en héroes que son
venerados hasta el presente, dando curso a profundas transformaciones, cuando
no a reputadas revoluciones, en todo el mundo.
Más que la juventud, parecen ser la soberbia y la pretendida
superioridad moral de muchos dirigentes los que los condenan al cadalso de la
historia.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.
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