Palestina y más allá: Extensión territorial de la colonización sionista israelí a fuerza de terror genocida.
Nuestro prolegómeno:
Estados Unidos
e Inglaterra produjeron el monstruo genocida
sionista colonialista israelí. Éste
constituye el pueblo elegido de
su dios, y su dios es como la justa medida para tal pueblo: ¡tal
para cual¡
Palestina y su pueblo
que representa, las esperanzas de victoria de toda la Humanidad,
está trágicamente sola. El imperialismo estadounidense e Inglaterra y la
Unión Europea/OTAN son los responsables del genocidio del Pueblo Palestino.
Permítaseme
una vez más precisar: el establecimiento del Estado de Israel, como Estado independiente
constituye una injusticia por cuanto éste Estado fue establecido por acuerdo
internacional en territorio ajeno, sin
que se diera cuenta del problema a la población nativa, es decir,
al Pueblo Palestino, y de lo que ocurrió con ésta población. Esta injusticia no
puede repararse con otra injusticia. La
única solución es el reconocimiento del Estado Palestino soberano en su tierra,
es decir, establecer una soberanía compartida sobre la ciudad de
Jerusalén, los sionistas colonialistas israelí
establecidos en la zona de Gaza y
Cisjordania deben abandonar sus
asentamientos y resolver
definitivamente la cuestión de los miles de refugiados palestinos sin tierra
donde establecerse.
Basta ya de discusiones
bizantinas, sólo existe ésta
esperanza para lograr la Paz en el Medio Oriente – entiéndase ésta fundada
en la justicia social- , hijos de
Bizancio no se puede ser impidiendo que
otros sean.
Concluyo, el
imperialismo estadounidense globalizado
/hegemónico es el principal culpable del genocidio del
Pueblo Palestino. También son culpables
el sionismo colonialista israelí y la Comunidad Europea/ Occidente/ OTAN
que lo apoyan con recursos económicos y
armamentos.
El mundo
cambia, los caminos del bipartidismo – la derecha y las
izquierdas, fracasados - se agrega en nuestro días a nuevas búsquedas, nuevas
fórmulas. Pero Hay algo que no cambios, el
socialismo marxista en un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente
diferentes y totalmente libres.
Este futuro
sólo puede ser resuelto por el resultado de la lucha de clases. Podemos ir
hacia una sociedad desalineada y una
convivencia más humana con el socialismo marxista o podemos continuar
hundiéndonos en la barbarie del capitalismo determinista globalizado
hegemónico. Es el camino para zanjar este dilema, aún no resuelto. Pero es
imprescindible acabar ya con al infausta tragedia del sistema capitalista antes
señalado que imponen de larga data la plutocracia oligarca empresarial desde el
Club Bilderberg, para alcanzar la felicidad del género humano.
Con esperanza
y memoria, “solo merecen la libertad y la vida quienes cada día las conquistan”.
Prof. Moreno
Peralta /IWA
Secretario
ejecutivo Addhee. Ong
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El ejército israelí comienza la invasión de Líbano
En medio de los atroces ataques aéreos israelíes en Líbano,
que ya han dejado más de mil muertos, el periódico Jerusalén Post publicó y
luego eliminó un artículo sugiriendo que Líbano es parte de la “tierra
prometida” al pueblo de Israel.
El artículo titulaba “¿Es
Líbano parte de la tierra prometida a Israel?”. Demuestra que los sionistas
no se conforman con los territorios arrebatados a los palestinos en 1948, sino
que tienen la pretensión de formar el “Gran Israel” a costa de los países árabes
vecinos.
Es un plan que ha trascendido varias veces, alimentando
temores sobre las nuevas ambiciones territoriales israelíes. Recientemente el
ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, mostró un mapa que sugería que
las fronteras de Israel deberían extenderse mucho más allá de sus líneas
actuales.
El marco religioso
del artículo promueve la expansión colonial que siempre ha caracterizado al
sionismo colonialista israelí y se apoya en el Libro de Josué, que es
una apología de lo que hoy calificaríamos como “terrorismo de Estado”.
Según la Biblia, el primer genocidio de la humanidad fue la
conquista de Canaán, la tierra prometida, por las hordas dirigidas por Josué,
un general judío que, a su vez, estaba dirigido por el mismísimo dios. Las
religiones lo han invocado siempre para legitimar todo tipo de atrocidades
porque dios así lo exige:
El Señor le dijo a Josué: “Saldréis de la emboscada y ocuparéis la ciudad: el Señor vuestro Dios
la entregará en vuestras manos”. Luego le ordenó: “Extiende la jabalina que
tienes en tu mano hacia Hai: yo te la entregaré”. Josué la extendió hacia la
ciudad e inmediatamente los hombres saltaron de sus posiciones, corrieron,
entraron en la ciudad, la tomaron e inmediatamente le prendieron fuego […] Ya
no podían huir, ni a un lado ni a otro, cuando Israel terminó de asesinar
a todos los habitantes de Hai en el campo, en el desierto, cuando todos, hasta
el último, habían caído bajo el filo de la espada. Todo Israel volvió a Hai y
la pasó a filo de espada. En total, aquel día cayeron doce mil hombres y
mujeres. Entonces Josué quemó Hai y la dejó en ruinas para siempre, en un lugar
desolado hasta el día de hoy (Libro de Josué, 11-21).
Los colonos blancos que llegaron al continente
Americano - católico y evangelizador- se identificaron como el pueblo elegido
por dios. La travesía del Atlántico era un nuevo cruce del Mar Rojo, o incluso
del Jordán. Los indios/indígenas fueron
asimilados a los cananeos idólatras y su exterminio se convirtió en una
necesidad teológica.
El mismo modelo ideológico fue aplicado por los bóers en
Sudáfrica -fervientes protestantes-, e incluso hubo teólogos que justificaron
el apartheid aludiendo al trato que los israelitas habrían infligido a los
nativos durante la conquista de Canaán.
Desde 1948, los sionistas colonialista israelíes se
atribuyen la representación de los judíos, otro pueblo elegido por dios,
justificando de la misma manera la colonización de Palestina, aunque la
arqueología desmiente a la Biblia, donde Canaán es una región habitada por
distintos pueblos, que nunca hablaron el mismo idioma, ni tenían la misma
religión, ni constituyeron ningún tipo de unidad.
La “tierra prometida”
es un mito, e incluso organizaciones judías, como “Neturei Karta”
(Guardianes del Templo), rechazan el sionismo y defienden la creación de un
Estado palestino y el desmantelamiento del Estado de Israel, que consideran
contrario a las enseñanzas de la Torá.
Hay cientos de miles de Guardianes del Templo en todo el
mundo (principalmente en Nueva York) y en Israel. En 1974 el rabino Moshe
Hirsch, se convirtió en uno de los dirigentes de la organización. Fue el
ministro de Asuntos Judíos de Yasser Arafat y durante toda su vida estuvo junto
a los palestinos contra los sionistas. Su lema era “Palestina pertenece a los
palestinos”. La solución de dos Estados uno al lado del otro no la consideraba
aceptable. “Una vez que el Estado de Israel sea desmantelado, estamos
convencidos de que los ciudadanos de todas las religiones tendrán su lugar en
el nuevo Estado”.
La Voz Judía por la Paz es otro medio enfrentado al
sionismo. “El apartheid y la ocupación israelí –y la complicidad de Estados
Unidos en esa opresión– son la fuente de toda esta violencia”, dicen en sus
publicaciones. La comunidad judía estadounidense, con diferencia la diáspora
judía más grande del mundo, está dando cada vez más la espalda a Israel y a su
política hacia los palestinos
Lo subrayado
interpolado es nuestro.
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