¿POR QUÉ LUCHAMOS? “POR LA DIGNIDAD Y EL RESPETO POR LOS DERECHOS DEL SER HUMANO Y EL ENTORNO ECOLOGICO, PARA QUE LA VIDA TENGA SENTIDO”. ADDHEE.ONG.
Al iniciar 2020 he constatado que frecuentemente
quienes bregan por superar el capitalismo salvaje en perspectiva
socialista-marxista (en mi caso, con visión ecomunitarista), están tan
presionados por las urgencias del combate cotidiano, que pierden de vista la meta
final de la lucha.
Hace casi un siglo y medio, Paul
Lafargue, el yerno de Carlos Marx, nacido en Cuba, publicó su
opúsculo “El derecho a la pereza” (disponible
gratuitamente en su original francés enhttps://freeditorial.com/en/books/le-droit-a-la-paresse)
Su contenido es fuente conceptual primordial para
las brevísimas y resumidas consideraciones que siguen (que ya había
esbozado aquí y allí en otros textos míos, y que habrá que desarrollar y detallar),
y que pretenden volver a iluminar el objetivo de nuestra lucha.
El citado folleto fue inicialmente publicado
en partes en 1880, y durante su estadía en la prisión en 1883, Lafargue lo
reelaboró para publicarlo como texto único. El mismo, tras el prefacio, se abre
con este párrafo capital (la traducción es nuestra): “Una extraña
locura domina a las clases obreras de las naciones donde reina la civilización
capitalista. Esa locura acarrea miserias individuales y sociales que, desde
hace siglos, torturan a la triste Humanidad. Esa locura es el amor al trabajo,
la pasión mórbida por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas
vitales del individuo y de su prole”
Y en otro de sus textos, decía Lafargue: “El
fin de la revolución, no es el triunfo de la justicia, de la moral, de la
libertad, y demás embustes...con que se engaña a la Humanidad desde hace
siglos, sino trabajar lo menos posible, y disfrutar intelectual y físicamente
lo más posible...Al día siguiente a la Revolución habrá que pensar en
divertirse” (en “Le lendemain de la Révolution”, publicado en “Textes
choisis”, citado por Manuel Pérez Ledesma en su edición española de “El
derecho a la pereza”, Ed. Fundamentos, Madrid, 1988)
Lafargue dirá que la clase trabajadora,
traicionando su misión histórica de sepulturera del capitalismo y fundadora de
una nueva era de disfrute vital, interiorizó la prédica de la pasión del
trabajo (al punto de reivindicarlo como un derecho) que le
inculcaron en su beneficio propio los capitalistas, y los educadores,
moralistas, economistas y religiosos al servicio de los capitalistas. Y
recuerda cómo la Revolución Francesa transformó la semana en decario,
para que el descanso periódico (del domingo) tuviera que esperar algo más, y
cómo el protestantismo, al eliminar las fiestas de los Santos, benefició al
capitalista con otros tantos días de trabajo obrero, que antes estaban
indisponibles por mandato eclesiástico. Lafargue llegó a anticipar la lucha que
desplegaría la burguesía para lograr la autorización legal del trabajo también
los domingos (situación que hoy se hizo realidad en muchísimos países, por lo
menos en algunas esferas de la economía)
Podemos leer las tesis de Lafargue a la luz de la
vida comunitaria indígena en la Amazonia latinoamericana. Los primeros
misioneros europeos se quedaron a la vez asombrados e indignados ante el hecho
de que los indígenas trabajaban lo menos posible. Así, comentaban que
tras realizar las labores indispensables para la sobrevivencia individual y
grupal, se dedicaban a compartir los ritos y las diversiones tribales, o
simplemente a no hacer nada en compañía de su núcleo familiar. Y hay que
recordar que cuando los reinos de España y Portugal liquidaron las Misiones
jesuíticas (que algunos autores llegaron a tildar de comunistas), los indígenas
sobrevivientes se dispersaron y volvieron a su vida ancestral (de comunismo
primitivo), sin que jamás se les ocurriera replicar la vida misionera por su
cuenta
Lafargue cita en “El derecho a la pereza” el
desprecio por el trabajo de que hacían gala griegos y romanos. Pero aunque lo
dice, poco insiste en el hecho de que tal actitud y conducta de las clases
dominantes en Grecia y Roma se hizo posible gracias al trabajo esclavo (y en
mucho menor medida, asalariado) de la gran mayoría de quienes realizaban las
labores materiales. De ahí que Marx reivindicara el eslogan preexistente (y que
Lafargue criticará a la luz de su tesis principal) que reza “el que no
trabaja no come”; pues lo que tenía en mente Marx era el hecho de que
en un orden comunista no podría haber zánganos que vivieran a costas del
trabajo de otros; ello se haría imposible aplicando la consigna “de cada uno
según su capacidad y a cada uno según su necesidad”, cuya primera parte exige,
precisamente, la participación de cada uno en la construcción del fondo
comunitario de bienes y servicios que será usado distributivamente para
satisfacer las necesidades que cada uno necesita cubrir para desarrollarse como
individuo universal
O sea, para expandir plenamente sus múltiples
potencialidades y vocaciones físicas, intelectuales y espirituales
(culturales-estéticas). La aplicación de aquella consigna presupone la
expropiación de la clase capitalista y la administración comunitaria (desde lo
local a lo planetario) de todos los medios de producción y de sus respectivas
tecnologías (directamente o, en los casos indispensables, mediante delegados
rotativos electos y revocables por la comunidad).
Así cada uno de los individuos aptos participa de
la actividad productiva en la medida de su capacidad, y no hay desempleo; al
mismo tiempo, al producir todos y administrándose comunitariamente la
tecnología, cada uno necesita laborar menos para cumplir con el Plan de
Producción y Distribución aprobado comunitariamente; de tal manera se acorta
sucesivamente la jornada laboral.
Por nuestra parte hemos agregado que las
necesidades que deben ser satisfechas son las éticamente legítimas, sabiendo
que las tres normas fundamentales de la Ética exigen, respectivamente,
garantizar la libertad de decidir de cada uno, realizar esa libertad en
búsquedas de consensos libres con los otros, y preservar-regenerar la salud de
la naturaleza humana y no humana. La segunda norma supone la vida intercultural
consensuada. Y la tercera supone la preservación-regeneración de los equilibrios
ecológicos. De ahí que la consigna que inspiró a Marx deba ser reescrita como
sigue: “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad
éticamente legítima, respetando la interculturalidad y los equilibrios
ecológicos”
Ahora bien, y este aspecto no fue debidamente
subrayado por Lafargue, repetimos que para que todas las necesidades legítimas
de cada uno puedan ser satisfechas, cada uno debe aportar la cuota que le cabe
al esfuerzo productivo de la comunidad de la que hace parte (empezando por la
local hasta llegar a la planetaria, o más allá aún, donde haya seres humanos
viviendo en el Universo)
Lo importante es que, gracias al perfeccionamiento
de la tecnología puesta al servicio de los productores libres asociados (y no
de la ganancia de los capitalistas, a costa del desempleo o subempleo crónico y
la consecuente penuria de millones, como sucede ahora): a) toda vez que una
máquina pueda sustituir a un ser humano, la actividad quedará a cargo de la
máquina, para que el ser humano tenga más tiempo disponible para su realización
como individuo universal, b) cuando no haya máquinas capaces de sustituir
enteramente la labor humana, ésta debe distribuirse rotativa y equitativamente
entre los productores, para que nadie sea privilegiado ni nadie sacrificado, y,
c) la duración de la jornada laboral disminuirá sostenida y progresivamente,
tendiendo a cero
La Constitución mexicana de 1917 fue la primera en
consagrar la jornada laboral de ocho horas diarias (y lo habitual en el mundo
capitalista era que la jornada semanal fuera de 48 horas, dejando libre el
domingo).
Ahora hay que notar que en estos últimos cien años
en los que la productividad se ha multiplicado miles de veces gracias a la
tecnología basada en la ciencia aplicada (hoy un solo obrero realiza lo que
hace cien años necesitaba la participación de decenas, y a veces de
cientos), la jornada laboral legal no se ha acortado significativamente desde
1917, y el desempleo es un flagelo masivo que condena a millones a una vida de
sobrevivencia o directamente a la miseria. Esa asimetría habla a las claras de
cómo la tecnología ha servido en todo este siglo para llenar los bolsillos de
los oligarcas empresarias capitalistas, sin aumentar el tiempo libre del
asalariado para cultivarse y/o, simplemente, disfrutar la vida. Por eso hay
quien se pregunte con razón (ironizando la pregunta por la existencia de vida
después de la muerte) si para la mayoría de la Humanidad hay
actualmente vida antes de la muerte.
Según la BBC, en 2019, en América Latina, el
límite legal de la jornada laboral semanal (que todos saben que no siempre se
cumple) era de 48 horas en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica,
México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay. Y era de entre 40 y 47 horas
en Chile, Brasil, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras
y Ecuador
Al mismo tiempo constatamos que en la URSS se elevó
a paradigma el estajanovismo, con la consecuente sobrecarga
monstruosa de trabajo supuestamente autoimpuesta (de hecho presionados por una
abrumadora propaganda gubernamental) por decenas de miles de trabajadores, a
costa de su potencial desarrollo universal. El propio Dr. Ernesto Guevara de
la Serna, tan visionario en sus críticas a la economía soviética (que lo
llevaron a prever la vuelta de la URSS al capitalismo 25 años antes de que tal
hecho ocurriera) fue un fanático del trabajo voluntario y de la disciplina
férrea en el trabajo “normal”, con miras a dotar a la sociedad cubana post capitalista
de su base material indispensable. No obstante he notado en otro texto que
el mismo Dr. Guevara de la Serna llegó a esbozar la idea de una consulta a
la sociedad acerca del Plan productivo, antes de que los técnicos lo
formateasen en detalles
Ampliando esa idea propongo que en la
sociedad que quiera orientarse hacia la superación del capitalismo en
perspectiva ecomunitarista, el conjunto de la ciudadanía deba ser consultada
acerca del Plan de Producción y Distribución, para que, por ejemplo (y
apoyada en cálculos de los técnicos) pueda decidir si prefiere trabajar más
para tener más bienes y servicios de algún tipo, o prefiere trabajar menos a
costas de obtener una menor cantidad de esos mismos bienes y servicios.
Así se respetarían las tres normas fundamentales de
la Ética. Y para garantizar el respeto de la interculturalidad, esa consulta
debería ser desglosada teniéndose en cuenta a las diversas naciones de un
eventual Estado plurinacional (como el que recientemente se intentó comenzar a
construir en Bolivia, hasta que un Golpe de Estado fascista derribó al
presidente Evo Morales Ayma)
Con esa dinámica y los tres usos de la tecnología
que antes hemos resumido, se armonizaría, por un lado, la obtención del
necesario arsenal de bienes y servicios indispensable para que cada uno pueda
desarrollarse como individuo universal, y, por otro lado, el libre disfrute de
la vida que cada uno quiera para sí (realizando la permanente fiesta
pos-revolucionaria augurada por Lafargue), mediante la sucesiva disminución de
la jornada laboral, tendiendo a cero
Dicho esto llegó el momento de aclarar por qué
nuestra propuesta ecomunitarista no coincide con la de los hippies de
los años 1960. Aquél movimiento, fuertemente marcado por el rechazo de la
juventud estadunidense a la genocida guerra de Vietnam, eligió como
eslogan central “Haz el amor y no la guerra”; y, obrando en consecuencia, fundó
comunidades donde, al margen de la dinámica capitalista del resto de la
sociedad, trató de vivir con solidaridad y amor libre. Ahora bien, rara vez
esas comunidades lograron una base productiva autónoma para garantizar la
permanencia de su forma de vida en las generaciones siguientes de los niños
engendrados en ellas. Y al mismo tiempo, esas comunidades se desentendieron del
resto de la sociedad (de hecho, la gran mayoría de la Humanidad), abandonándola
a su suerte en manos del capitalismo salvaje.
Inspirados en el Dr. Karl Marx, su suegro, el
Dr., comunicador social Paul Lafargue y el Dr. Guevara de la Serna,
nuestra propuesta ecomunitarista pretende subsanar una y otra carencia. Lo que
proponemos es que las minorías activas partidarias del ecomunitarismo, si bien
puedan crear pequeñas comunidades de producción y de vida que realicen los
principios ecomunitaristas, no se desentiendan del resto de la sociedad, y
aspiren a encaminar a cada país y al Planeta entero hacia el ecomunitarismo.
Para ello se impone la necesidad de la militancia revolucionaria, que sólo será
exitosa si logra ganar a las grandes mayorías para la causa ecomunitarista
(antes o después de la “toma del poder”, ocurra ésta en los moldes de la Rusia
de 1917, de la Cuba de 1959, o de otra forma que la Historia permita y las y
los activistas sean capaces de inventar)
in infoposta.com.ar/notas/10770/por-qué-luchamos-por-el-disfrute-compartido-de-la-vida-cuidando-al-resto-de-la-naturaleza/
ESTIMADOS AMIGOS ASOCIADOS:
Adjunto al excelente ensayo sobre el porqué de la lucha del Prof. Sirio
López, catedrático de Universidades en Brasil, Uruguay, Argentina y España,
entre otros países. Nos hizo llegar una información sobre su nuevo libro: “Chile,
propuesta para una nueva democracia con una nueva constitución soberanamente
sancionada por el Pueblo Chileno, en el marco de una Asamblea Constituyente”, con sus palabras para ustedes y los
estudiantes universitarios que les hacemos llegar: “Amig@s Asociados de la ADDHEE.ONG: Desde el extremo sur de Brasil les
mando aqui en anexo el capítulo en español que escribí para un libro colectivo
que se publicará próximamente en Chile. Aquí abajo va un breve currículum vitae
mío. Felicitaciones por vuestra titánica y trascendental lucha. Saludos
cordiales y mis deseos de que logren muchos triunfos en 2020: Sirio
Sirio López Velasco,
uruguayo-brasileño-español, nació en Rivera (Uruguay), en 1951. Casado, dos
hijos. Militó en el MLN-Tupamaros, actuando en Uruguay, Chile y Cuba. Exilado
político en Bélgica, en 1985 se doctoró en Filosofía en la
Université Catholique de Louvain (Bélgica), en la que también recibió el
diploma de "Licencié" en Lingüística y fue co-fundador y coordinador
del Seminario de Filosofía Latinoamericana entre 1983 y 1985
(primer Seminario de doctorado creado por alumn@s en esa Universidad fundada en
1425); en 2002 y 2009 realizó Posdoctorado en Filosofía en el Instituto de
Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, Madrid,
España), la primera vez con beca del Ministério da Educação de Brasil. Electo
en 1988 Vice-Presidente de la International Association of Young
Philosophers (IAYP) en el XVIII Congreso Mundial de Filosofía, realizado en
Brighton, Inglaterra, ocupó el cargo hasta el siguiente Congreso Mundial, en
1993. Fue contratado como investigador por la Universidad de Mainz
(Alemania) en el período 1989 - 1992 para la realización del Atlas Lingüístico
Diatópico y Diastrático del Uruguay (coordinado por Harald Thun y Adolfo
Elizaincín). Fue profesor en las Universidades PUCRS y UNISINOS (de Porto
Alegre, Brasil), y desde 1989 hasta 2019 (cuando se jubiló) fue profesor
Titular de Filosofía en la Universidade Federal do Rio Grande (FURG, en Rio
Grande, Brasil); allí trabajó de 1994 a 2016 en el Programa de Posgrado en
Educación Ambiental, habiendo ayudado a crear la
Maestría y luego el Doctorado en Educación Ambiental (los primeros y
únicos hasta hoy en el área, en Brasil, reconocidos por el Ministerio de
Educación); fue el primer coordinador de dicha Maestría entre 1994 y 1996. Fue
miembro del Comité Científico Internacional del 1 y del 3 Congreso Mundial de
Educación Ambiental (realizados, respectivamente, en Portugal en el 2002 y en
Italia en el 2005). Fue miembro de la delegación oficial brasileña, en el área
de educación, a la “Rio + 20” (Conferencia de la ONU sobre
Desarrollo Sostenible), realizada en Rio de Janeiro en junio de 2012. Es miembro de dos Grupos de Trabajo
de la Associação Nacional de Pesquisa e Pós-Graduação em Filosofia
(ANPOF, Brasil. Fue Secretario en Rio Grande de la Sociedade
Brasileira para o Progresso da Ciência (SBPC). Desde
1996 desarrolla una ética argumentativa ecomunitarista (que considera ser “la”
ética) cuyas tres normas fundamentales (entendidas como Cuasi-Razonamientos
Causales) son deducidas (con la ayuda del operador lógico rebautizado
“condicional”) exclusivamente de las “condiciones de felicidad” de la pregunta
que instaura la ética, a saber , “¿Qué debo hacer?”; se trata pues
de una ética no dogmática, en la que las obligaciones se sustentan sobre
enunciados falseables (superando así el abismo abierto por Hume) y evolucionan
junto con los conocimientos construidos-aceptados en la
argumentación. En base a esa ética desarrolla su propuesta
ecomunitarista, que abarca la economía, la educación, la erótica, la política y
la comunicación. Además de varios capítulos de libros y
artículos impresos o electrónicos que vieron la luz en Brasil,
América Latina, Europa y EEUU, entre sus publicaciones se destacan los
siguientes libros: "Reflexões sobre a Filosofia da
Libertação" (1991), "Ética de la Producción" (1994),
"Ética de la Liberación" Vol. I ["Oiko-nomia"]
(1996), " Ética de la Liberación" Vol. II [Erótica,
Pedagogía, Individuología] (1997), "Ética de la Liberación"
Vol. III [Política socioambiental ecomunitarista] (2000), "Fundamentos
lógico-lingüísticos da ética argumentativa" (2003), "Ética
para o século XXI. Rumo ao ecomunitarismo" (2003), “Ética para
mis hijos y no-iniciados” (2003), “Alias Roberto – Diario ideológico de una
generación” (2007), “Introdução à educação ambiental ecomunitarista” (2008),
“Ecomunitarismo, socialismo del siglo XXI e interculturalidad” (2009), “Ética
ecomunitarista” (2009), “Ucronía” (2009), “El socialismo
del siglo XXI en perspectiva ecomunitarista a la luz del socialismo real del
siglo XX” (2010), “Ideias para o socialismo do século XXI com visão marxiana-ecomunitarista”
(2012), “La TV para el socialismo del siglo XXI: ideas ecomunitaristas” (2013),
“Confieso que sigo soñando” (2014, co-autor con su esposa, María J. Israel
Semino), “Elementos de Filosofia da Ciência” (2014), "Ideas y experiencias
de la democracia: una mirada ecomunitarista"
(2017), “Contribuição à Teoria da Democracia: uma perspectiva
ecomunitarista” (2017, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio), “Filosofia da Educação. A relação educador-educando e outras questões
na perspectiva da educação ambiental ecomunitarista” (2018, disponible
gratuitamente en https://www.editoraphillos.com/siriolopesvelasco), y “Cuestiones de Filosofía de la
Educación” (2019, disponible gratuitamente en https://www.editoraphillos.com/sirio-lopez-velasco2).
Orientó varias tesis de
posgrado, en Filosofia y en Educación Ambiental, y dio conferencias en
congresos internacionales realizados en A. Latina y en Europa.
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