La necesidad de América Latina de liberarse del norte:
Estados Unidos.
“¡Odio al yanqui!. Nos esta
venciendo, nos esta arrollando, por culpa nuestra, por nuestra languidez tórrida,
por nuestra fatalismo. Nos están disgregando por obra de alguna de sus virtudes
o de todos nuestros vicios raciales”.Prof. Gabriela Mistral.
“Lo que
un poeta hace por su Pueblo, es lo que hace el alma por el cuerpo”: divina
maestra Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura.
Nuestro continente latinoamericano demuestra de manera más
aguda la catástrofe, política y social. Hemos perdido las grandes
actividades económicas y la violencia se viene incrementando en nuestra
sociedad, principalmente contra los pueblos originarios, afrodescendientes y
miserables. La administración pública, en los regímenes neoliberales
tiene como objetivo garantizar las ventajas de una clase empresarial
oligarca adinerada que, en constante miopía, que ve a sí misma como
europea, en una respuesta latente a la pregunta de quién es el dueño de este
estado: los blancos, los rentistas y la oligarquía empresarial plutocrática,
dueña de la Celestina Universal, de las empresas depredadoras multinacionales,
de los bancos especuladores usureros y de los paraísos fiscales .
En este modelo inducido desde el norte, las
empresas nacionales no pueden controlar los recursos naturales o el proceso de
industrialización que multiplicaría el margen de beneficio y la acumulación de
reservas de divisas para el desarrollo. Entre las herramientas utilizadas por
los fondos de capital y sus regímenes, disponen determinados volúmenes
de préstamos bajo condiciones que en la práctica sofocan las economías de
nuestra América, que se encuentra en un endeudamiento creciente y recurrente
desde los procesos de independencia del siglo XIX.
Por otro lado, vemos una creciente presencia del
capital buitre financiero foráneo en la economía al envés de las
actividades laborales. Con cada “crisis” de capitalismo y la liquidez,
es un gran capital el que compra empresas nacionales a precios bajos, en este
ciclo nos hacemos más pequeños en nuestro continente y los neo colonizadores
siguen creciendo, absorbiendo el sector de infraestructura de las naciones.
Abandonando el control de recursos como el
petróleo, el gas, los minerales, el oro, el agua, el transporte, las
comunicaciones, la electricidad y la banca, no se puede hablar de soberanía,
incluso si se trata de decir lo contrario. Incluso un análisis superficial de
nuestras economías concluye que los Estados Unidos., Israel y la Unión
Europea han transformado nuestros mercados en extensiones de su máquina de
acumulación, donde seríamos nosotros los latinos los que deberíamos obtener
beneficios de nuestro desarrollo. Nos impusieron un ancla de deuda,
subdesarrollo y dependencia.
En este modelo, las políticas sociales están
prohibidas porque la función de los regímenes es generar dinero para
pagar las cuotas e intereses que nunca terminan de préstamos impagables.
Los arios dejan en nuestras calles familias enteras de cuerpos de mendigos casi
vivos. Una actividad de trabajo excedente a gusto de lo que el capital
quiere pagar. En lugar de más trabajo y libertad, vemos desempleo, desánimo,
miedo y abandono.
Cuando recorremos nuestra América Latina, está
presente en las frases historias similares de prácticas neoliberales y tiranía,
lejos de ser una coincidencia, solo hace una introducción global, un manual de
dominación en cartas construidas en bancos o instituciones como el FMI, el
Banco Mundial, la OEA y la ONU, en gran medida asegurado por los regímenes
dominantes. No hay coincidencia sino evidencia del papel de los presidentes
neoliberales en el continente.
En este conjunto de contradicciones, los países
aliados del norte como Colombia con una tasa de crecimiento del PIB del 1,4% en
2019, Chile con el 0,8% se enfrentan a una grande agitación social en las
calles y Brasil con el 0,4% generó 13 millones desempleados y 25 millones de
subempleados. Ecuador está roto con la gente de un lado y la represión liderada
por el régimen del otro.
Argentina, un antiguo ejemplo de calidad de vida, terminó el gobierno
neoliberal el año pasado, llevando al 35% de la población a la pobreza donde
más de la mitad de los niños (hasta 14 años) en extrema pobreza. Ya sea
que se trate de crecimiento o no, no sirve a la distribución, sino a los
servicios financieros de la deuda interna y externa para golpear la soberanía,
lo que significa un paradigma de pérdida para la mayoría de la población.
Es necesario confiar en la utopía,- entiéndase por
utopía el desafío que se opone al realismo moderno. Ella se alcanza con el
cambio revolucionario que trae la justicia social - , los primeros régimen
nacionalistas emprendieron políticas nacionalistas de inclusión, integración
entre nuestros pueblos que permitieron un período de desarrollo sostenible, la
cual llevó Estados Unidos a emprender su guerra híbrida utilizando los medios
de comunicación, el poder judicial y grandes sumas de dinero para comprar
figuras públicas y atacar a los gobiernos nacionales.
Necesitamos pensar grande y tener la estrategia y
la inteligencia para derrotar a la ola fascista que se ha asentado en nuestro
continente. Argentina, Venezuela, México, Nicaragua y Cuba son algunos de los
pilares para retomar el camino que devuelva el poder a los más
necesitados.
No hay caminos que no podamos seguir juntos, nos
enfrentamos a los mismos problemas, y si el norte nos amenaza, debemos actuar
juntos sin fronteras. Nos forjaron en el trabajo de los pueblos nativos, de los
afroamericanos y los criollos que se pusieron firmes en la misma
arcilla, un sueño de vivir con dignidad en la tierra que es nuestra: América
Latina. Juntos podemos superar los últimos cinco siglos de desigualdad, explotación,
miseria y enajenación.
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