La retórica fraudulenta rutinaria del Nuevo Orden Mundial, la globalización del capital, que imponen los dueños de la Celestina Universal de las empresas depredadoras multinacionales y sus bancos especuladores, usureros...
Por Mariano Sierra Rodríguez/Abogado,
jurisconsulto, escritor, analista internacional/Barómetro latinoamericano:
“En una verdadera democracia, con una Constitución soberanamente sancionada por el Pueblo, en el marco del Estado de Derecho, del dicho al hecho, hay voluntad política, hay gobierno con principios en las palabras y en las acciones”.
Los discursos retóricos confunden
y dilapidan el sentido social. Hoy es frecuente que nuestros gobernantes, y pastores
de iglesias y políticos proliferen este género literario para impresionar a los
gobernados creando una profanación del sentido de gobernanza al igual que a su
lenguaje. Gobernar es darnos al otro dentro del más hondo
espíritu humanista. La política como el gran arte ordenador social en favor de
una comunidad que busca el bien común, no puede ser motivo de desviarse en sus
objetivos para mostrar unos procesos o una programática ejecución social
adornando los hechos con mentiras.
La retórica no permite aligerar la carga del
sufriente. La retórica en todas sus veces hace perder la identidad. Adornar los
mensajes sociales profana, vuelve más infeliz al necesitado. La retórica, su
profundidad hipócrita con la que se nos promete la gobernanza construye el sin
sentido del estado. El discurso retorico, populista y florido con el cinismo
del adorno tiene el lema del juego de palabras, con ese lenguaje profano para
anunciar las cortinas de humo o para expandir los círculos viciosos.
La estrategia es burlona, es
eficaz para los fines de quienes la profesan. La retórica del gobernante y del
político esta atiborrada de diagnósticos confusos, las formulaciones no
pertenecen al ámbito social. Ese disenso retorico entorpece todo acto de
estado, rechaza el querer social. El discurso retorico de la gobernanza es un proceso
histórico de doble moral.
El uso de la retórica dentro del
contexto de gobierno, es la cultura de la apariencia, de maquillar la realidad
y así mostrarse a la comunidad. La retórica es un elemento más del engaño de
las gobernanzas. Esta técnica disfraza los programas de desarrollo, reforzados
con demagogia, cuyo fin es hacer que la comunidad tenga un matiz positivo de lo
que se anuncia-
El discurso político es una burla
programada, más aún cuando estos discursos han sido producto de la exhumación de
la retórica que los engalana, pero su frivolidad esta inserta en su contenido
con un descaro cínico. Con el uso del lenguaje retorico, el orador cual sea, se
considera un estratega con el florido de las palabras y al decir de algunos
doctrinantes son la vía para tergiversar los hechos-
Con la retórica, la comunicación
se realza negativamente para asumir un dominio social para disuadir situaciones
obteniendo lo que se quiere. Cuando se acude a la retórica permite en la
profundidad de su sentido con su uso perverso, diferenciar lo injusto con lo
noble. Aristóteles ya lo decía que los recursos del lenguaje es un elemento que
está en la vía para los deseos personales o transmitir un pensar adverso.
Y es que la retórica del engaño
cubre muchos escenarios de la vida. Por ejemplo, la vemos deambular por las
esferas religiosas como a través de ella todo tipo de pastores y líderes
adornan sus homilías y encuentros con el difuso lenguaje lleno de miedo y castigo
haciéndole difícil el discernimiento a su grey, facilitando la sumisión sin
razones, permaneciendo en el oscurantismo.
Y a nuestros jueces, doctrinantes
y abogados que deslizan su oralidad y su pluma también con la retórica de la
incomprensión y del devenir por los laberintos del derecho que a veces a ellos
mismos les hace difícil salir, mostrándose como grandes eruditos de la ley y el
derecho, que bien les cae leer, practicar y conocer el libro de las Sentencias
del juez Magnaud. Que bien que disciernan la construcción del lenguaje sencillo
y claro, de las defensas justas y lo erudito de su humildad, de lo discreto, de
su honradez conque asumía los procesos con dignidad y justicia, de sentido
humanista que no entendía la exegesis normativa, pero si la razón del otro. Con
hombres así se recupera la fe en el derecho y la fuerza de la justicia
verdadera.
El contenido de la retórica es
irónico, supone un holocausto que bloquea el bien común, mientras que favorece
otras latitudes sociales. Todo el devenir del gobierno cabalga a lomo de la
retórica como un nuevo lenguaje sociopolítico. El lenguaje retorico es una
forma de gestión por el cual se quiere demostrar la perfección de la ficción de
los compromisos sociales.
La retórica en manos de perversos
gobernantes, líderes y políticos se cataloga de monstruosa, predica Jacob
Burckhart. No es querer descalificar la figura que siempre ha
tenido el valor de realzar gestiones humanas sino de descalificar su mal y
perverso uso por miembros sociales y de gestión pública para persuadir y
disfrazar hechos, lo que a veces se quiera poner en decadencia.
Los órganos de poder no entienden
la dialéctica de la liberación. De allí que den rienda suelta a hacer uso de la
retórica, conciencia del engaño y ausencia de desarrollo que producen el sentir
de las contradicciones, falacias que esconden la verdad. A esas contradicciones
retoricas se les derrota con el lenguaje puro de la liberación. Que ironía como
muchos hoy en día basados en el lenguaje retorico del malestar viven
convencidos que el mundo va bien, que el país crece, pero no se ve.
La sociedad hoy quiere hablar de
paz, de no violencia, pero hay otras elites sociales que buscan hablar del
hombre en otros contextos. Esos son los positivistas que no entienden la
libertad limpia, solo entienden el poder dominante y los hechos que generan
desigualdades, indiferencias. El lenguaje del dialogo se volvió una ficción,
por lo tanto, hay que enfrentar a quienes nos enfrentan unos a otros.
Todo cambio, toda revolución
social, busca la unidad, siendo este devenir una forma de lenguaje, de
comunicación, porque la comunicación es social, es obra humana que se encuentra
inserta en las conductas de toda una comunidad. La comunicación sirve en la
medida que exterioriza sentido de vida, de verdad, de hechos realizables, de
programas de gestión pública y privada.
La retórica o esa comunicación
que todos los días convive con nosotros que hace parte de nuestro vivir, les
sirve también a los poderes...decía ... Mark Thomson. para abrir caminos llenos
de trampas, de componendas, de desacuerdos, de incumplimientos. Recordemos de
nuevo a Mac Luhan cuando nos dice que ...el lenguaje como tal no importa,
importara los efectos acompañados de la forma y la acción... Con la
comunicación oral o escrita se violan los derechos, se viola el estado de
derecho en toda su dimensión ética, jurídica y constitucional.
Una comunicación o discurso con
sentido será aquel que pueda ser comprendido, esto es, que el lenguaje sea
claro, veraz y la coherencia resalte plenamente. Para nadie es un misterio que
Jesús en su proceso evangélico utilizo un lenguaje sencillo al alcance de todos
sus seguidores, Jesús no escondió sus principios, ni sus pensamientos, su
oralidad se precisa fuera de confusiones, patrañas, mentiras, o adornos
acomodados, a tal medida que hoy sus palabras perduran con más fuerza, con más
coherencia, claridad, verdad, justicia y amor.
Esta reflexión es una
convocatoria para que aquellos que se dicen demócratas vayan más allá del
lenguaje promesero y deshagan sus ambiciones que les impide hacer gestión de
bien común. Vivimos la democracia de ficción que se desarrolla por medio de la
comunicación y la palabra que atrapa la verdad impulsando la mentira.
. No obstante, las perversidades
populistas, la razón de la democracia está latente para asumir las contiendas
participando sin temores en los debates políticos y sociales. Los términos
políticos y sociales son los apropiados en este protocolo. Los políticos nunca
son claros pues ellos están siempre en busca de encubrir sus propios actos con
expresiones polarizadas al verdadero sentir, y lo social es el gran
afectado, el gran perjudicado por las infracciones políticas-
Cuando la retórica es usada por
políticos y líderes públicos o sociales no conlleva a realizaciones de gestión
práctica. No se cumple la ley de que la palabra sin acción es infecunda, es una
cortina de humo, todo es una ficción. El poder de la palabra penetra todos los
confines humanos y su entorno, pero no podemos hacer uso de ella para maquillar
las realidades, para hacer abstracciones sucias.
La retórica deformada es un
laberinto de trucos verbales que envolatan con argumentos baladíes las
expectativas de una comunidad débil y tortuosa donde la labia
hace furor imaginario en cabeza de unos administradores públicos. En términos
de biopolítica la retórica social busca medir el cómo se puede manejar el
gobernar para que el colectivo comunitario logre interrelacionarse para
conseguir las oportunidades propias de desarrollo. Mark Thompson nos llama la
atención diciéndonos... El lenguaje público está perdiendo capacidad real de
explicar y concretar con la gente....
..
Mark Thomson de otro lado nos
explica que... La retórica política es dudosa, que manipula. Domina y en vez de
presentar debates honestos entre los medios y los políticos caracteriza la
desconfianza y la apatía...... Es típico que la retórica nefasta
siempre emprende acciones de conciliación confusa.
No se encuentra en la política
del país un lenguaje social y democrático que se comprometa a llevar a cabo
programas de gestión pública que proyecten cambios y en especial un bien común
contra las injusticias que se viven. Urge un lenguaje desintoxicado, libre de
marginaciones y lavados de manos. No mas gobierno de ficción, ni de retórica
autoritaria, ni de aptitudes de gestión arrogante ante las realidades del país.
La comunidad de gobernados requiere mensajes claros, sin divagaciones, mensajes
que sean prácticos en la ejecución del cumplimiento constitucional.
La obesidad de la información. Su
uso irresponsable por las redes sociales, está generando virus social y
político que se expande hasta llegar al clímax que sobrepasa las consecuencias.
Las redes sociales, cada una con sus respectivos intereses personales, penetra
en la sociedad haciéndole perder sus razones y toda objetividad, produciendo un
mundo de hiper ansiedad y de hiper fantasía, de hiper actitud de poder, de
desengaño y confusión para que una sociedad se canse y se vuelva apática.
Pero esta apatía también cansa
estando latente un desencadenamiento por llegar que enfrentara lenguajes, de
una parte, el lenguaje retorico-opresor y de otro lado el lenguaje de la
liberación social. Otro lenguaje también predomina. El lenguaje de lo
prohibido, de la coacción, frente al lenguaje del sí se puede, de lo posible,
el lenguaje del pueblo donde existe el poder del pueblo.
El lenguaje retorico de un estado
fallido se suma a la expresión falsa que con su entonación represiva pareciera
predicar el silencio y el olvido social. Con lenguaje retorico y conmovedor
lleno de incertidumbres no se gobierna ni se administra una nación, solo se
polariza provocando crisis de todo talante en todas las esferas políticas y
sociales.
Gobernantes, políticos, pastores
y líderes sociales, ustedes han abrazado el lenguaje retorico olvidando la
verdad para adherirse al lenguaje. Los problemas y programas de gestión se
tratan mediante una locuaz comunicación que sobresalta los ánimos para calmar
las emociones de una comunidad necesitada ávida, para que un estado les dé
solución a sus asuntos. Hoy los escenarios de gobierno se sostienen en un medio
como el retorico para crear apariencias de estado que con habilidad silencian
al otro, controlando poderes. Esta técnica con sus arabescos seductores y
persuasivos hacen perder la voz comunitaria y su actuar social. El futuro de la
comunidad se encamina a desenmascarar a los farsantes que nos conducen con la
retórica a la apariencia y el engaño para gobernar y para ello hay que proferir
denuncias, revocatorias y sanciones por no ejercer sus funciones.
marsblawyer@gmail.com
Lo subrayado es nuestro.
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