jueves, 14 de agosto de 2025

LA AGONIA DEL EROS EN EL MUNDO

LA AGONIA DEL EROS EN EL MUNDO


Por Dr. Mariano Sierra S./ Escritor, jurista, filósofo y analista internacional/ADDHEE.ONG


Vivencia profunda de las crisis, los colapsos, las desigualdades y las tensiones propias del devenir de nuestros pueblos que no se acomodan a la historia ensangrentada por el horror de las venas abiertas y el libro negro del hambre de amor, de tantos condenados por falsas independencias cuya división es arrastrada por el enemigo de los lumpen que gozan de lo que no les pertenece.

No solo de pan viven el hombre. No es retórica, es el eco de voces que claman, pero que no viven porque han perdido el sentido de la vida, que en su soledad declaman su existencia, que se halla en un vacío del yo, del nosotros y no del ser por el ser. Pan y vida es acción de amor, lejos de toda infelicidad que nos lleva a vivir el terror cósmico de la ausencia del amar samaritano y la presencia indolente del capitalismo  determinista, globalizado/hegemónico  que, junto con el amor desfigurado, ocasiona disfrutes seductores, consumismo, placeres hedonistas, endeudamientos a no dar y cualquier otro ofrecimiento de Baco.

La agonía del Eros, para algunos la muerte del amor ante un mundo que vive el asedio más catastrófico, sometido a los formalismos estructurales más precarios del instinto humano y a un desprecio como destino insalvable, lejos de lograr formas de regeneración. Contrario sensu se intensificaron las tormentas cósmicas. Por quienes lideraran los conflictos globales que el neoliberalismo monto como un imperativo político, engendro del desorden mundial, exceso y erotismo, porno social de una supuesta cultura, enemiga de la civilización, algo antinatural que desconoce el habla de la Humanidad.

El mundo dominado por pasiones tormentosas, no ceden a la vertiente exorcista de la economía que lleva a los pueblos a la praxis de su destrucción de la vida, como a cristo que aún lo seguimos condenando. La miseria es espiritual y material. El desamor vaga dentro de un negacionismo, como la derrota de Dios, pero quienes lo afirman son aquellos indecisos profanos de cuerpo y alma. La juventud se arrastra   indecisa hacia espacios o dimensiones cósmicas huyéndole al amor o buscando un amor distinto, un eros a su acomodo, que les oriente el destino, que no los atrape con ilusiones que irradien   oscuridad a sus conjuros.

La muerte de Eros es el reconocer ante el mundo que nos convertimos en una cosa que pronto desaparece en un vacío permitiendo dejar que la vida nos venza alterando el espíritu, pasando de largo el Poro, ese camino que se cruza buscando a quien nos necesita. No tenemos porque a avergonzarnos, si antes del fin vencemos toda resistencia. La vergüenza es una acción revolucionaria, humanista, es símbolo de cambio que retribuye el valor de la vida cuando el amor como potencia cede a toda decadencia, ante puntos de reflexión que nos afianza la rebeldía social.

La humanidad y la humanización de Dios premisas falsas para el mundo díscolo que desconoce el pecado social, nos hace vivir con obsesiones de libertad en medio de una sociedad que avanza con sus miserias, sin darnos cuenta de que hacemos parte de ella. Es en la Eneida donde comprendemos las penalidades de la vida, que todo tiene un peso específico que llevar, donde toda tragedia es un saber didáctico de vivencias y enseñanzas, de amistades, de resistencia, fuente de fidelidad. Tan difícil de obtener. Esta ceguera humana lleva a muchos a vivir la vida cubierto de ropajes y mascaras que le ocultan su personalismo ante el mundo real. Por ello, el ensayo nos lleva a describir el ambiente pensando con sentido social, para no dejarnos llevar por impresiones falsas de un carnaval perenne de la vida. De allí que nos sentimos insatisfechos cuando verdad y realidad utópicas surgen como apariencias en el historial humano.

Convivir samaritanamente, describe una acción de amor de prójimo, exhortando al mundo a la práctica donde nos interconectemos como prójimo solidario, conservando la vida humana y de la madre Pacha mama. El espíritu del ser humano es misional, como seres de amor exhortamos a la transformación de la conciencia, llamado en medio de las tormentas que socaban el desbarajuste del orden mundial. El amor hace parte de un grupo de pasiones, los cuatro gigantes del alma como la ira, el miedo, el amor y el deber. Siempre como seres debemos ser objetivos, no hacerlo genera falta de credibilidad, desconfianza, síntoma de legitimación fundado en lo verdadero.

Estamos en un periodo de los más violentos de la historia donde el matar es un común denominador a nombre del amor, embarcando al ser en paradojas conflictivas. Si hay amor hay paz, hay justicia, hay fe, hay vida, hay verdad, pero así mismo surgen inflaciones de ideales de muerte, de  desenfrenos pasionales, espirituales y románticos que confunden por su irónica incursión, llevando a pensar y repensar los roles y la relación del amor en todo el sentir de la vida humana, con sus  tenciones y lo que se le pueda atribuir  a esta  pasión ambivalente que insta, que inspira al predominio del placer, disfrute, goce con sus  ocurrentes juegos de amar de nutrido asombro con la muerte abordo  de  diferentes formas, generadoras de estudio por varias disciplinas del saber.

Un saber dice que la persona existe para ser superada, pero la realidad nos enseña que la persona existe para ser destruida. La misma persona debe alcanzar sus propósitos, pero se encuentra atada a su destino póstumo, es un enemigo de sí mismo, aun en medio de las relaciones de amor. Ama a tu prójimo, se tú en medio del mundo que juega al desamor. Vulcanicemos los odios que discurren entre genocidios y dispersiones negativas, con un reencuentro espiritual sólido. La fuerza del amor es tan fuerte, que aun en medio de su agonía, vence lo que la dicha no alcanza.

No se puede existir volcado en placeres, en pulsiones de muerte, sin ideas ni principios, donde todo termina en un hecho condenatorio social. Quien aprende a conocer el sentido de su vida, será aquel que trasciende en amor y solidaridad. En un mundo confeso nada puede quedar suelto. Se precisa de una praxis de control de ideas bien concebidas que mantenga la unidad.

El siglo 20, siglo del tormento y   la fluidez de los mayores índices de violencia y explotación sirvió de marco musical a un tema que compendia el ambiente siniestro de la época. Cambalache nos lleva a recorrer episodios, situaciones y hechos de nada grata recordación cuyo rompimiento del velo expresa una intensidad social de pasiones y mensajes de un mundo que vive de la podredumbre social y política, amarguras y maldades maquiavélicas que se desvanece en un lodazal de miseria. Lo mismo es la traición que la ignorancia, que la sabiduría, que el corrupto. Nada es bueno. La inmoralidad vive su postura, muchos roban, el político y el cura, no hay exclusión.

El respeto no existe, nos atropella la razón, cualquiera es un ladrón. - Del cambalache está llena la vida. Hay que hablar. En el infierno nos encontramos, no importa al mundo el honrado, que el que vive de otros, está fuera de la ley.

Podemos concluir que entender y comprender en el conocimiento en toda su extensión es buscar la superación en el ser, para ser, ser, solidarizarse con el otro.

Lo subrayado/interpolado es nuestro

No hay comentarios:

Publicar un comentario