Israel aprovecha su impunidad para arrasar Gaza
Por Martha Golfín /
escritora, periodista y
analista internacional/ ADDHEE.ONG
El genocida Netanyahu acelera su ofensiva sin definir
el futuro de un área que, según los acuerdos internacionales, está bajo el
mando y control de los palestinos.
En una decisión que marca un nuevo punto de inflexión en el
conflicto, el Gabinete de Seguridad del gobierno israelí aprobó esta
madrugada el plan militar propuesto por el primer ministro Benjamín
Netanyahu para ocupar la Ciudad de Gaza, el núcleo urbano del norte
del enclave palestino. Tras más de diez
horas de deliberaciones a puerta cerrada, el gobierno difundió un comunicado en
el que detalla la estrategia de Netanyahu, cuyo supuesto objetivo es “derrotar
a Hamás”. Todo el mundo sabe que el verdadero objetivo es otro.
Según el documento oficial, las Fuerzas de Defensa de
Israel se prepararán para tomar el control de la Ciudad de Gaza mientras
garantizan el suministro de ayuda humanitaria a la población civil que se
encuentre fuera de las zonas de combate. El texto no aclara qué ocurrirá con el
resto del enclave ni ofrece detalles sobre el destino de los más de dos
millones de personas que viven en la Franja de Gaza. Aunque el primer
ministro había manifestado antes del encuentro su intención de extender la
operación militar a toda la Franja, el comunicado solo menciona la ocupación
del centro urbano principal.
El genocida Netanyahu, en declaraciones previas a la
reunión con el gabinete, afirmó a la cadena ultraderechisa Fox que no
tiene intención de gobernar Gaza ni de anexionarla, pero sí busca establecer un
“perímetro de seguridad” alrededor del enclave. Señaló además que desea
transferir su administración a «fuerzas árabes» que no representen una amenaza
para Israel, excluyendo explícitamente tanto a Hamás como a la Autoridad
Palestina, que actualmente gobierna en partes de Cisjordania. Esta postura deja
un vacío político significativo, ya que no queda claro quién ni cómo podrá
gobernar un territorio devastado y sin una estructura de poder legítima
aceptada por todas las partes. Además, recuerda al Judenrat que los
nazis impusieron en las zonas ocupadas y los guetos de ciudades como Varsovia.
El plan aprobado por el gabinete deja fuera cualquier
alternativa política que implique concesiones. Durante la reunión se habría
discutido una propuesta distinta, impulsada por el jefe del Estado Mayor del
Ejército israelí, Eyal Zamir, quien
se opone a una ocupación prolongada de Gaza. Zamir habría advertido que una
ofensiva total no solo no garantiza la derrota de Hamás ni el rescate de los
rehenes, sino que podría empeorar la situación humanitaria y militar. No
obstante, su propuesta fue desechada por la mayoría de los ministros, que
apoyaron la línea dura del primer ministro.
Según algunos medios israelíes, la operación está
concebida en varias fases. La primera contempla la ocupación completa de Ciudad
de Gaza y el desplazamiento masivo de su población, estimada en alrededor
de un millón de personas, hacia el sur, específicamente hacia la región costera
de Mawasi, donde ya se hacinan cientos de miles de desplazados. La segunda
fase, aún no confirmada oficialmente, implicaría incursiones más profundas
en los campamentos de refugiados del centro de la Franja, zonas donde se
presume que aún permanecen algunos rehenes con vida. Según estimaciones del
Ejército israelí, las milicias palestinas todavía retienen a 50 cautivos,
aunque solo una veintena seguirían con vida.
Mientras tanto, el riesgo humanitario se
intensifica. La ONU advirtió esta semana que la implementación del plan podría
desencadenar consecuencias catastróficas para la población civil de
Gaza. Martin Griffiths, jefe de ayuda humanitaria de Naciones Unidas,
alertó que los desplazamientos forzados hacia zonas ya saturadas, sin garantías
mínimas de seguridad ni condiciones básicas de vida, agravarían aún más la ya
crítica situación del enclave. Desde el inicio de la ofensiva, la
infraestructura civil ha colapsado, los hospitales funcionan al borde de sus
capacidades y el acceso a alimentos, agua y electricidad es extremadamente
limitado.
A pesar del deterioro humanitario, Israel mantiene su
postura y continúa rechazando cualquier propuesta internacional que implique un
alto el fuego sin el desmantelamiento completo de Hamás. La comunidad
internacional observa con preocupación la escalada. Mientras algunos aliados occidentales
de Israel respaldan su derecho a defenderse, crecen las voces que exigen moderación
y alertan sobre la falta de un plan político viable para el día después de la
ocupación.
Los analistas coinciden en que el régimen de
Netanyahu se enfrenta a un dilema de difícil resolución: por un lado, la
presión interna para lograr resultados visibles tras casi dos años de guerra;
por el otro, la falta de un esquema de gobernanza sostenible para Gaza que no
derive en un vacío de poder o en una prolongada ocupación militar que
reproduzca los errores del pasado. Hasta el momento, el régimen israelí
no ha presentado ninguna hoja de ruta clara para la reconstrucción política del
enclave.
La incógnita sobre el futuro de Gaza se suma a la
incertidumbre sobre los rehenes, el repunte de los enfrentamientos y el
creciente desgaste internacional de Israel ante la crisis humanitaria. La
decisión de ocupar Ciudad de Gaza puede representar un hito táctico para las
Fuerzas de Defensa, pero deja abiertos todos los interrogantes estratégicos que
definirán el futuro de la región. Y la historia reciente de Medio Oriente ha
demostrado que las victorias militares, sin soluciones políticas duraderas,
suelen ser efímeras.
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Leer también: https://www.diario-red.com/articulo/editorial/dos-malditos-anos/20250807191350052257.html
El genocida Ministro sionista
Itamar Ben Gvir amenaza en su celda a Marwan Barghouti:
¡Abrase visto semejante cobardía! Salvémosle la vida a Marwan
Barghouti
“No nos vencerás. A
quienquiera que se meta con el pueblo de Israel, a quienquiera que asesine a
nuestros niños y mujeres, lo aniquilaremos”. Sentenció: “Tienes que saber esto,
ha sido así a lo largo de la historia”.
Marwan Barghouti tiene 66 años de edad y es el líder de mayor
popularidad y legitimidad de la organización Al Fatah, destacando su conducción
en la última intifada, y generalmente encabeza la lista de prisioneros
políticos palestinos que Hamás, un partido rival de Al Fatah, le entrega a las
autoridades sionistas para un intercambio, pero estas, una y otra vez, se niegan
a liberarlo, porque temen que desplace a la corrupta y pusilánime dirección de
la OLP que encabeza Mahmud Abás. El abogado de Barghouti denunció el hecho como
amenaza de muerte y una manifestación de terrorismo de Estado.
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