jueves, 21 de noviembre de 2019

LA VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE LOS ATRIBUTOS CIUDADANO: "QUIENES VIOLAN LA DIGNIDAD, LOS DERECHOS DEL SER HUMANO NO TIENEN AUTORIDAD ALGUNA PARA HABLAR EN SU NOMBRE".


LA VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE LOS ATRIBUTOS CIUDADANO: "QUIENES VIOLAN LA DIGNIDAD, LOS DERECHOS DEL SER HUMANO NO TIENEN AUTORIDAD ALGUNA PARA HABLAR EN SU NOMBRE".

MARIANO SIERRA. Escritor, Abogado, analista internacional, Barómetro Latinoamericano/ Barómetro Internacional/ ADDHEE.ONG:
El gran colapso de un gobierno en la penumbra, sin objetos políticos ni sociales lleno de huellas de violencia, indecisiones y contradicciones que pisotean la dignidad humana y conculcan los derechos Los derechos humanos y los atributos sociales y políticos de una nación son su devenir histórico conquistado por la fuerza del espíritu de sus gentes. HOY pareciera que estos atributos agonizaran, lo que implica la perdida de sus identidades. Toda perdida de degrada de tal forma que afecta el entendimiento con los demás, con el estado y sus instituciones conduciendo al lastre, al caos y las crisis.
No es forzoso decir que la perdida de los derechos humanos y de los atributos va a la par con las desigualdades sociales y el abandono de un estado de sus funciones propias. En cuanto al atributo medio ambiente, hombre y estado son depredadores. Dejando sin efecto todo proyecto o acuerdo para su recuperación. Ante su apetito voraz, los detentadores del poder no controlan las esferas de su entorno, donde solo cobra vida aquello que le favorece sus intereses.
Las crisis cósmicas que nos invaden están sustentadas por la fuerza de la corrupción que se amparan en los laberintos de la pérdida de valores. Muchos pensadores profesan que está llegando el fin del hombre, el fin de la historia humana. Hoy hay un vivir para vivir sin sentido que ahoga cruelmente. Es el mundo del hombre contra el hombre, el hombre contra la naturaleza, el hombre contra Dios, el hombre contra el mundo y su tecnología financiada por el capitalismo salvaje que desarrolla el más abrumador consumismo con tentáculos asfixiantes que le abre paso el neoliberalismo con la fuerza de una globalización imperiosa.
Las pérdidas de los derechos fluyen en medio de actos diversos que solo buscan desviar la mirada real. Se proyectan programas naranjas, se escriben libros donde se venera la violencia, se ofrecen alternativas superfluas donde los valores están dispersos ejerciendo otros mensajes, otros poderes emblemáticos, donde la espiritualidad es una ruta adversa que hace perder el sentido humano.
Todo este escrito se inspira en la rebeldía, en la insistencia de formas que sean hechos conductores para deponer injusticias, para frenar programas que solo buscan blindar programas superfluos. La unidad social es el único medio para derrotar el régimen y sus instituciones, focos de ingobernabilidad y violación de derechos, que se reclama a gritos para construir un nuevo país
Cuando la democracia está en decadencia, también los derechos y los atributos sufren los efectos. Al estado y algunas instituciones sociales se les suma la falta de ideas. En esta reflexión abordamos una gama de conceptos básicos para la justicia social. La sociedad y el gobierno se mueve entre la economía y la política, entre el mercado, la información y la tecnología como entre tantas guerras sociales que hacen perder el ritmo de toda gobernanza efectiva con apoyo de engaños.
Colombia, sigue viviendo los vacíos de un colonialismo y un republicanismo imperfecto, o mejor, fallido.  Nuestro pueblo tiene la Genesis del olvido, pero ante ese descalabro debemos sobreponernos y aun con los atributos pisoteados llevaremos a cabo el ímpetu de la voluntad y el poder popular para no doblegarnos ni entregar los pocos atributos que nos quedan.
Un régimen donde le asiste la ingobernabilidad, un congreso corrupto donde sus componentes, casi todos, se encuentran investigados por malas acciones, por conductas impropias, unos políticos que nadan en los sobornos, unos órganos de control sin definición, una justicia donde cunde la impunidad, y unas instituciones sociales que desconocen la labor pública, no pueden subsistir.
Los regímenes en su cometido deben estar al cuidado del bien común, Llegan al poder a desarrollar la gobernanza que contradice las propuestas de campaña. Cuando hay devastación social, cunde la exigencia de reconstrucción o eliminación del régimen, cambio de esperanza lo llamamos algunos, pero al fin cambio. Cumplir para representar a una nación, implica convertir en una actividad rectora los programas de gestión pública, implica invertir para desarrollar una moral social.
El capitalismo salvaje con su impulso devorador introdujo en la sociedad la atomizada y toxica economía naranja, unida al exótico consumismo con su disfraz detractor de emprendimientos para dispersar realidades. En este devenir, arte, investigación y cultura como valores son ultrajados con disincronía fugaz y efímera y perdurable que no da sentido a la vida, es un engaño explotador.
La vida no se enmarca en el orden espiritual, sino en el derroche y lo superficial, en la vanidad y lo superfluo, donde derechos y atributos sociales con sus ideales, se desploman en la dictadura y la tiranía viviente.  Quien más contamina en un país, es el estado con las cortinas de humo, las mentiras, los engaños y las entropías. Bajo estas amalgamas de gestión, hacen que en el país vivamos los más altos riegos sociales, políticos, económicos y de violencia en sus distintos géneros.
Transitamos en medio de contradicciones permanentes que se refleja entre la forma como se está gobernando. Tenemos pues un estado que no considera la democracia en su esencia, sino como un constitucionalismo fallido, un sistema de sometimiento sin visos de cambio, salvo que el pueblo marginado se levante con firme esperanza y lucha decidida con el espíritu del hombre rebelde.
La gobernanza sin visión de programas sociales legitima conductas de gobierno politizadas y polarizadas, tendientes a la corrupción, al desmedro administrativo, a la deficiencia, a la ilegalidad y el terrorismo social. Los atributos que se definen en un colectivo nacional no tienen exclusiones, cualquier alteración dificulta el gobierno de las masas, propiciando crisis de todo género.
Sufren la perdida de derechos y atributos el campesino que nos proporciona vida, a quien se le somete a la expropiación, al sin trabajo y a todos los invisibles, pero visible cuando se les quiere para el voto y después se pierden en lontananza. Por ello que bien viene la frase del nefasto Stalin...Sin gente no hay problema.... eso es lo que quieren los dirigentes, dividir para reinar.
Quienes desconocen los derechos del ser humano pregonan que la culpa es de los demás. Así es el proceder del imperio humano que consume, que arroja a sus ciudadanos exponiéndonos a los mercados de la globalización. Pero estos límites desaparecen cuando los invisibles surgen de esa nada para derrocar el auge de las injusticias sociales, cuando esos precarios luchan por sus derechos, aun exponiendo sus vidas de parte de las balas de la dictadura como ya sabemos que ocurre.
El Estado no está contento con la masacre infringida por el imperio español a nuestras etnias y afros de allí la continuidad de esa horrible extinción para celebrar otros bicentenarios. No se puede seguir pensando como en esa época de barbarie y extinción, cuando al indio y al negro no se les consideraba personas. Pero ellos al decir de Thoreau. . viven como personas, piensan como personas, mueren como personas...
El espacio de la civilidad es de luchas, protestas y controversias. Solo hay democracia cuando hay sociedad rebelde, denunciante que se movilice críticamente. El espacio social es de unidad para organizarse como ente de control y de gobierno, de exigencia de sus derechos y atributos. En una justicia sin valores se conduce a la impunidad y al retroceso social que condena el bien común
La conciencia social crece pues la comunidad es soberana. Todos los ciudadanos de la nación somos defensores de los derechos humanos y los atributos por poseer el poder popular, por ser constituyentes primarios y en ese sentido está por encima de todo gobierno.
Muchos pensadores dicen que el hombre ante el espejismo mágico del desarrollo pierde el mundo humanista y sus atributos, pudiendo ser el fin de ser en la historia en la medida de la deshumanización. Durante la historia el hombre es un revolucionario social, un transformador del mundo, un defensor de sus derechos y atributos mediante la praxis de su lucha, y su trabajo justo.
El tiempo de lo mágico pareciera hermoso, lleno de libertad, pero su accionar es adverso. Lo mágico no es otra cosa que el inicio de un viacrucis social, el comienzo de un terrible devenir para el cual siempre habrá tiempo para desconocerlo, pues aún con la apatía que envuelve al país hay un fin que nos hace ver la realidad de la insurrección popular que agita el ambiente.
Nunca, como hoy los derechos y los atributos sociales y personales han sido tan evidentes. Siempre se han tenido como propiedad exclusiva de las clases dominantes. Pero nuestra realidad exige que se alcen con altruismo para esclarecer su propiedad. El declive de las instituciones sociales ha llevado al hombre al auge de aventureros políticos cuyas tendencias amenazan el orden social, desestabilizan la unidad nacional surgiendo populismos que desconectan las demandas de dignidad. El hombre sin derechos y sin atributos es un ser de estadísticas, sus atributos están sometidos al poder y solo cuenta por el valor de un voto, el cual desaparece con el tiempo.
Como sociedad debemos fijarnos osadías de cambio con una fuerza capaz de vencer. El pensamiento libre esta para defender las ideas y la revolución que empieza ya. Las crisis contra los atributos no dan espera. La historia nos dice cómo funcionan los cambios cuando nos dejamos llevar por el espacio y el tiempo. Mientras existan regímenes faltos de equidad social que sean reacios a las transformaciones debemos crear conductas radicales de liberación.
Tenemos que oponernos al secuestro y al atropello de los atributos. Los enemigos actúan sin piedad. Estado, movimientos criminales, elites institucionales y privadas no dan tregua. La coacción arrecia con armas innobles contra los proyectos de vida trazados por la esperanza y la fuerza de la palabra en acción, la verdad y los derechos humanos. La perversión reside en el tratamiento indigno al pueblo y a la práctica de programas de gestión por fuera de los contratos sociales, donde la injuria estatal predica el desvalor humano.
La actitud de los estados y sus instituciones siempre están bajo los efectos deicidas en el orden social e institucional, esto es, hay una gestión subversiva y política donde ocurren mecanismos anti atributos, lo que equivale a decir una total abolición a esos derechos humanitarios. La humanidad no acepta esos actos deicidas de un gobierno contra el pueblo soberano, que despoja a la comunidad de su patrimonio personalísimo, cercenando sus principios, sus derechos cual hacia y aun se ve todavía en el mundo, del amo a sus esclavos, que por ello dejaban de ser personas.
El mundo de amo y esclavos debe ser cosa del pasado. Es dentro de una sociedad constituida por valores que recibimos el valor humano. Es con los otros y con los invisibles con quien nos aviva la conciencia de patria libre. Nada puede desalentar el espíritu recibido que enaltece el origen del hombre. Los que están desviando la historia social cavan su sepultura con la fuerza de los atributos y esa misma historia los llamara a responder por sus felonías deicidas.
Hoy no sabemos quiénes tienen derechos, atributos o poseedores de una existencia digna, pues priman las desigualdades, el valor de la vida está fuera del existir por no tener el régimen voluntad política ni humanitaria para defender la sociedad.  La política no existe, solo una politiquería vulgar, decepcionante, cuestionada y contaminada, llena de discursos verborreicos. La sociedad debe y está en mora de trazarse unos límites para actuar, decidir y aceptar el gobierno sin existencia legal, carente de argumentos, que solo se perfila por la deshumanización y la corrupción.
Cuando de los derechos y atributos se predica en torno a la perdida sufrida por una población, amén de lo que exponemos en esta reflexión, no podemos decir que la democracia esta derrotada por los distintos estamentos del estado. Esos hábitos políticos muestran la presión del uso del neoliberalismo por parte de un capitalismo ambicioso y demoledor de los principios. Es entre tantos otros la dictadura radical devastadora con unos efectos terribles y el asomo de posiciones fascistas.
El azote de la dictadura se camufla con una democracia violada, con unos retóricos discursos, con unos mensajes eufóricos de tipo social para desviar opiniones, con una afrenta contra la libertad de prensa, con la represión a protestas, con impunidades abiertas, con distorsionados actos para impedir el hacer política, con el uso de actos indebidos por funcionarios públicos y con  una fuerza pública con la complacencia de presidencia para bombardear civiles y niños que ocasiono la renuncia del ministro de defensa.
Sobre el horizonte del parnaso y sobre nuestras cordilleras tutelares brillan por su ausencia la verdad, la justicia y se establece un gobierno apátrida que desconoce nuestra historia de luchas.  Venimos de una raza indómita defensora de sus ancestros, llena de la malicia pura, de la fuerza de su trabajo, luchadora, forjadora de la independencia, donde descollaron los gritos libertarios de un Galán el comunero, de una Pola intrépida, de una Manuela Beltrán, de una Antonia Santos de una Gaitana, de una india Catalina, de un Agualongo, de un cacique Calarcá, Nutibara, Tequendama, Pete cuy, Upar, Quintín Lame.
 y toda esa pléyade de llaneros y mujeres campesinas, indios y negros que tan sublime describe Alfredo Molano en sus obras que cumplieron con honor el movimiento revolucionario, en honrosa contienda, para darnos una república aun por venir, y de la parusía del Cristo revolucionario del Gólgota, cristo del pueblo que nos legó una idea y un pensamiento libre y ardiente de esperanza, amor y servicio, sus descendientes y la sociedad esperan que les reivindiquen sus derechos y atributos.
Una impunidad más del régimen Colombiano. Nada es raro en este país mágico donde todo se olvida. El presidente mártir Dr. Salvador Allende Gossens afirmo que “Los Pueblos sin memoria, nada significan y nada valen” .Congreso de la Unión/ México, 1 diciembre de 1972.
Como colofón, acaba de ocurrir un crimen execrable, de lesa humanidad, donde se asesinaron más de 8 niños. Y no ha aparecido la presentación de una denuncia penal para que se investiguen los hechos y se llegue a conocer la responsabilidad de los que participaron en la impecable operación y las condenas a que hubiere lugar.

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