El compañero Presidente Dr. Salvador Allende Gossens sí tuvo un funeral
popular el año 1973.
El
12 de septiembre de 1973 un grupo de pobladoras y pobladores, venciendo el
miedo y conscientes de los riesgos que esto significaba, acudieron hasta el cementerio
Santa Inés de Viña del Mar para despedir los restos del presidente Salvador
Allende Gossens. Esta crónica recoge el testimonio de dos personas que
estuvieron presentes allí.
Por
Dr. Guillermo Correa Camiroaga:
La
historia oficial relata que el cuerpo del Dr. Salvador Allende Gossens
fue sepultado de manera secreta en el cementerio Santa Inés de Viña del Mar y a
este sepelio clandestino, donde depositaron su cuerpo en el mausoleo de la
familia Grove Allende, solo asistió su viuda, Hortensia Bussi yun par de
familiares más junto a una comitiva de uniformados golpistas. Esto
efectivamente fue así.
El
compañero Presidente, como cariñosamente lo llamaba el pueblo, tuvo, por lo
tanto, un funeral popular y estos dos testimonios recogidos recientemente y que
reproduzco más adelante, son un importante trozo de memoria de resistencia
popular que tiene un gran valor en estos momentos, puesto que en septiembre
próximo se conmemorarán los 50 años del golpe civil militar del 11 de
septiembre de 1973.
Cabe
resaltar que el mausoleo donde fue sepultado en forma clandestina el cuerpo del
presidente Salvador Allende Gossens - permaneciendo allí sin ninguna
placa que señalara su presencia en dicha tumba hasta septiembre de 1990 cuando
su cuerpo fue trasladado al Cementerio General de Santiago- siempre fue
visitado, y las personas que acudían allí lo hacían en forma muy reservada
hasta mediados de la década de los 80,momento en que este lugar se transformó
en el epicentro de las conmemoraciones del 11 de septiembre en la Quinta
Región. En el Boletín Codepu V Región N°28, de septiembre de 1986, se consigna
en una nota lo siguiente: “Acá en la región, el día 11 de septiembre,
se llevó a efecto una romería a la tumbadel último Presidente de Chile elegido
democráticamente: SALVADOR ALLENDE GOSSENS. Esta romería comenzó más o
menos a las 9 horas y se prolongó por más de cinco horas. Frente a la tumba se
sucedieron pobladores, dirigentes políticos, trabajadores, estudiantes, mujeres
y niños. La Canción Nacional fue entonada en varios pequeños actos; hubo
consignas y panfletos. Fue la romería por la democracia de este Pueblo Rebelde
que no se rinde y que lucha por su dignidad. Rodeados por Infante de Marina,
Fuerzas Especiales y CNI, fueron a rendir al compañero Presidente
Salvador Allende Gossens el homenaje de un pueblo, que aún bajo Estado
de Sitio, avanza con paso firme y se enfrenta al dictador.”
Beatriz
Flores tenía 13 años en septiembre de 1973 y vivía con su familia en las
vecindades del cementerio Santa Inés. Ahora, en marzo de 2023, mientras observa
unas fotografías de los actos conmemorativos realizados frente a la tumba donde
estuvo el cuerpo del compañero Salvador Allende Gossens, esta
enfermera no puede dejar de emocionarse y unas pequeñas lágrimas que intenta en
vano disimular caen lentas por sus mejillas. Respira pausada y profundamente
antes de comenzar a relatar lo siguiente:
“Nosotros
con mi familia vivíamos en Santa Inés en aquel momento, un barrio popular, muy
comprometido con el gobierno popular del compañero Allende. Éramos
muchas poblaciones de trabajadores, la población Municipal, Sedamar, Sederías,
la Textil, era, literalmente, un cerro de trabajadores. Por eso nosotros, mi
hermano menor y yo, abrimos los ojos a la vida, a lo que estaba pasando en el
país, primero con la campaña del Dr. Salvador Allende Gossens y
luego con el Gobierno Popular, con todo el compromiso que el compañero Allende
Gossens tenía en su Programa, junto con su equipo de trabajo, hacia los
niños, así es que nos sentíamos realmente partícipes. Tanto era nuestro
compromiso, emocional, afectivo, intelectual, que nosotros percibíamos el 73
que el golpe de Estado venía.
Yo
tenía 13 años, mi hermano 10 y sabíamos que el golpe venía, como te decía, y
sabes por qué, porque hubo un evento poco antes del golpe que fue la prisión y
tortura de los marinos constitucionalistas, porque las mamás y esposas de dos o
tres de ellos fueron a nuestro cerro y dieron su testimonio. Tengo la imagen,
tengo la “foto” en mi cara, de las señoras, una de ellas mamá de una amiga mía
que también ahora es enfermera, y mi mamá, sentadas escuchando, y las dos con
una cara de desazón, de dolor, de pena, de angustia tremenda. Esto fue un 31 de
agosto del 73 y entonces pensamos que el golpe estaba cerca.
“¡Aquí no se rinde nadie carajo!. Dígale a los
Generales traidores que si tienen lo que hay que tener que vengan a pedirme la
renuncia personalmente”…
El
día 12 de septiembre parto muy temprano a hacer una fila para comprar pan, bajo
por una escala, la escale de Sandrico que nosotros llamábamos, y cuando voy a
cortar hacia la calle San Antonio, desde el frente, un uniformado, hace un
golpe muy seco con las manos y me hace un gesto, que me de media vuelta y me
vaya. Entonces me doy la vuelta por la calle Calera, que era una calle chica, y
avanzo por San Antonio sin mayor inconveniente y llego a una panadería. Me
pongo en la fila, había un milico joven que nos hacía pasar de a diez. Salían
diez personas y entraban otras diez a la panadería. Entré, compré y salí
rápido.
Cuando
vuelvo a la casa mi mamá está muy inquieta, muy agitada, cosa rara porque mi
mamá era una mujer muy tranquila, y me dice está corriendo un rumor en el cerro
que trajeron al compañero Allende al cementerio. Nosotros sabíamos que el
compañero Allende Gossens estaba físicamente muerto, lo habíamos
escuchado en una radio. Entonces mi mamá me dice que como trajeron el
cuerpo de Allende ella va al cementerio, entonces yo le digo voy contigo
mamita. Esto debe haber sido tipo diez y media de la mañana. Partimos las dos y
se nos suma mi hermano chico, de diez años, él dice yo también voy, pero me voy
a ir con otro niño, un amigo de él.
A
medida que nos íbamos acercando al Cementerio Santa Inés vemos que iba mucha
gente hacia allá, no éramos las únicas, era gente de todas las poblaciones de
Santa Inés, a lo mejor también de la población Libertad y tal vez un poco de
Gómez Carreño.
Yo
calculo que serían unas doscientas personas y todas caminando hacia el
cementerio en patota, como una marcha. Me recuerdo que la gente conversaba
despacio, casi en murmullo. Todos entramos juntos al cementerio. En ese momento
no se veían milicos allí, así es que seguimos y entramos al cementerio. Incluso
los sepultureros nos indicaban “por ahí para allá”. No había guardias, ni
micros de pacos, pero sí habían andado paseándose por el cerro los marinos.
En
un momento dado llegamos a un sector de tumbas y un mausoleo, y arriba del
mausoleo veo a mi hermano con otro montón de niños. Así llegamos a la calle,
por decirlo así, donde está la tumba de la familia Grove, al frente había una
corrida de otras tumbas y luego venía una quebrada que salía hacia el sector de
la población Libertad y al sector de Sausalito, por una maraña de arbustos y
matas que había en la quebrada.
Por
lo que recuerdo, y no creo estar equivocada, es que cuando entramos por una
puerta pequeña, que estaba al frente de las florerías, iban saliendo por otra
puerta unos uniformados. Es decir que en esos momentos ellos se iban del
cementerio.
Cuando
llegamos a la tumba de la familia Grove y miramos, vimos toda la tierra
removida. Hay un testimonio de la Tencha donde les dijo a los sepultureros
“recuerden que el Presidente Allende está enterrado aquí”. Serían entonces los
sepultureros los que hicieron correr la voz que Allende estaba enterrado en
Santa Inés, eso se comentaba siempre en el cerro después.
Tengo
entendido que llegaron muy temprano esa mañana con el cuerpo del compañero
presidente Allende. Todo este proceso fue durante el toque de queda, por lo
tanto, no había nadie más que algunos familiares y los uniformados cuando
enterraron al Presidente Allende Gossens.
Cuando
estamos frente a la tumba de la familia Grove llega mi tío Sergio, él era
socialista, era Secretario del Alcalde de Viña, que también era socialista.
Recuerdo que mi tío llegó de terno y con otras personas también bien vestidas.
Me acuerdo que mi tío andaba con un terno negro con un pañuelito blanco en el
bolsillo de arriba. En ese momento mi tío se saca el pañuelo y dice
“compañeros, compañeras, el compañero presidente Allende está enterrado
acá, lo acaban de enterrar”. No sé si es mi imaginación, o es un recuerdo
exacto, mi tío dice “no nos olvidemos nunca que él está acá, ahora váyanse a
sus casas tranquilamente, porque no sabemos lo que puede pasar”, algo así.
Mi
mamá me toma a mí, no sé si ella o yo temblaba más, o las dos igual, entonces
me toma por el brazo y empezamos a salir, pero con una sensación de terror
atroz, terrible. Era cerca de mediodía, porque nos quedamos un rato allá. La
única persona que habló fue mi tío. No tengo muy claro si hubo gritos en
homenaje al compañero presidente Salvador Allende Gossens. A mi tío se
lo llevaron preso, junto a otros señores que venían tan elegantes como él.
Mi
hermano, con todos los niños que estaban arriba del mausoleo y muchos
pobladores salen arrancando hacia la quebrada. Mi hermano me contó que se tiró
rodando y se quedaron con otros amigos escondidos entre los matorrales como
hasta las tres de la tarde y salieron por los muros de la población Libertad.
Ahora
volviendo un poco más atrás, cuando vamos saliendo con mi mamá vimos que había
milicos rodeando el cementerio y un conscripto debe haber sido, porque era muy
joven, nos dice “¡ándate de aquí vieja de mierda y llévate a tu cabra chica!”,
y me pone la metralleta en el cuello. Me acuerdo perfectamente que era un tubo
así de unos doce a quince centímetros, lleno de hoyos negros. Fue una cosa tan
impactante, porque además iba caminando al lado de nosotras y le pega un
culatazo a mi mamá y a mí me pega en el trasero con la culata.
Lo
que más recuerdo es que con mi mami no hablamos más en todo el camino de vuelta
para la casa. Y yo siempre he sido muy buena para hablar.
A
casi todos los hombres se los llevaron y no sé si se llevaron a mujeres, no
recuerdo. El papá de mi compañera nos contó más cosas y nos dijo que a mi tío
lo llevaron a La Esmeralda y al él al Silva Palma. Mi tío se llamaba Sergio
Flores y a él le hicieron pedazos la espalda en esos días que estuvo detenido
allí.
Ahí
quedamos con el terror enterrado en la médula, pero nunca, nunca, durante los
17 años, dejamos de ir al cementerio a ver al compañero Presidente
Allende Gossens. Íbamos a ver a mi abuelita que estaba enterrada allí y
bajábamos hasta la tumba, pasábamos por ahí y la mirábamos, como éramos
católicas decíamos una oración y seguíamos, siendo muy de izquierda, mi mamá
era muy católica. No éramos los únicos, se notaba que había más gente que
andaba en lo mismo.
Lo
que más recuerdo, porque de repente nos topábamos con gente conocida, es que
aprendimos a saludarnos con un levantamiento de cejas. Yo me emocionaba con
eso, porque en ese movimiento, en ese gesto, iba todo lo que sentíamos y
queríamos expresar.
Siempre
había milicos o marinos en los alrededores, como detrás de los mausoleos o de
los arbolitos.
Me
acuerdo ahora de una vez que andábamos en el cementerio con mi papá, por ahí
por el año 84-85, el 11 de septiembre, y los pacos lo rodearon completamente e
incluso entraron al cementerio tirando lacrimógenas, pegando palos para todos
lados y tomando detenidos. Con mi papá logramos arrancar y corrimos por la
subida Quillota hacia la calle San Antonio esa vez.
Después
que terminó la dictadura fascista seguimos yendo con mi mamá a visitar
la tumba del compañero presidente Allende Gossens, hasta que ella
murió. Cuando dejó de ser feriado el día 11 y caía en un día laboral no podía
ir, pero yo, todos los 11 de septiembre, me visto de color negro.
Hasta
el día de hoy me defino como allendista, de izquierda y allendista.”
Respecto
al entierro del compañero presidente Allende Gossens en el
Cementerio Santa Inés, que se hace en forma secreta el 12 de septiembre del 73,
casi de madrugada, ¿qué me puedes contar, fuiste ese día al cementerio?
“Sí
po’, el 12 de septiembre trajeron en forma clandestina el cadáver del compañero
presidente Allende Gossens para enterrarlo. ¿Cómo se supo eso?,
fue porque comentaron que lo traían y lo iban a enterrar en la tumba de la
familia de él, que eran familiares de Marmaduke Grove también.”
¿Vino
un grupo del campamento compañero Salvador Allende Gossens al
cementerio ese día?
“Si,
vinimos un grupo de la Población compañero Salvador Allende Gossens
para acá, eran de los que no andaban tan escondidos, que no pasaron a la
clandestinidad altiro el 11. Se juntó un resto de gente esa mañana ahí. Y de
repente habló un compañero, pero fue algo como que no estaba planificado.”
¿Cómo
se vinieron desde la población compañero Salvador Allende Gossens
hasta el cementerio Santa Inés?
“En
el camino, en el trayecto desde el campamento hacia el cementerio había
milicos, pacos y marinos, entonces nosotros nos fuimos por unas quebradas,
donde ahora está lo que se llama el Parque Caupolicán, por unas quebradas con
matorrales de moras y otros arbustos, por ahí nos fuimos escondidos de los
milicos.
Estuvimos
un ratito no más y había que irse rápido porque estaba complicada la cosa y uno
no podía arriesgar tanto tampoco. Si bien nosotros trabajábamos en lo social
igual había que cuidarse. Entonces lo primero que había que hacer era
mantenerse vivo.”
La
historia oficial siempre ha sostenido que el cuerpo del compañero
Allende Gossens fue enterrado en forma muy reservada, con la presencia
de solo algunos miembros de su familia presente, algunos uniformados y nada
más, pero con esta historia, con el relato tuyo y de la otra compañera,
Beatriz, se da a conocer que la gente del pueblo, los Allendistas, por así
decir, vinieron a despedir al compañero Presidente, es decir, el pueblo lo
despidió y de alguna manera le hizo un funeral…
“Claro,
eso fue así, hubo gente allí presente y se despidió al compañero presidente Allende
Gossens, de una manera silenciosa podemos decir, pero igual estuvimos un
grupo de gente despidiéndolo, porque los sepultureros pasaron el dato que
traían el cuerpo del compañero Allende Gossens, porque dentro de
esos trabajadores había también compañeros que conocíamos.”
¿Los
años siguientes siguieron visitando la tumba de los Grove, donde estuvo
enterrado el cuerpo del compañero presidente Salvador Allende Gossens
hasta el año 1990?
“Claro,
después, en los años siguientes, igual íbamos al cementerio los días 11, pero,
¿cuál era la estrategia?, pasar piola y hacer como que uno andaba visitando
otras tumbas y te ibas acercando de a poco hasta pasar por el frente de la
tumba donde estaba el compañero presidente Allende Gossens. Así
seguimos yendo siempre al cementerio los 11 de septiembre, pero eran grupitos
que se movían y se acercaban y de repente alguien improvisaba algunas palabras,
pero nada planificado. Cuando llegaba la repre y había que arrancar, nosotros
nos íbamos por una quebrada hacia la población Libertad, saltábamos las
panderetas y por ahí arrancábamos para arriba, de vuelta para la Población
compañero Salvador Allende Gossens, La gente de esa población era
muy solidaria, porque nos avisaban si había pacos o milicos en algún lado.”
¿Recuerdas
cuando se hace un acto masivo en la tumba del compañero Allende Gossens?
¿Todavía
sigues yendo en septiembre al cementerio Santa Inés, a pesar de que ya no está
el cuerpo del compañero presidente Allende Gossens allí?
“Claro,
cuando coincide que estoy acá en la zona ese día y no me toca trabajar en la
construcción, siempre trato de ir a visitar la tumba y rendirle un homenaje al
compañero. Ahí debe quedar algo de su energía. Yo sigo siendo poblador de la Población
compañero Salvador Allende Gossens, asesinado por los asaltantes del
Palacio dela Moneda el 11/09/1973, por mucho que ahora la llamen
oficialmente como población Glorias Navales. Para nosotros los que partimos
viviendo allí con la toma sigue siendo la Salvador Allende. Y el colegio del
lugar se llama también Colegio Salvador Allende Gossens”.
A
partir de estos testimonios constatamos que el 12 de septiembre de 1973 un
grupo de pobladoras y pobladores, venciendo el miedo y conscientes de los
riesgos que esto significaba, acudieron hasta el cementerio Santa Inés de Viña
del Mar para despedir los restos del presidente Constitucional de Chile
Salvador Allende Gossens. Es decir, con los testimonios anteriormente
entregados podemos concluir que el presidente Salvador Allende Gossens
sí tuvo un funeral popular el 12 de 1973.
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario