El negociado médico de la salud en el capitalismo salvaje.
Por Norma Estela Ferreyra/
escritora, poetisa, comunicadora social/Barómetro Latinoamericano/ADDHEE.ONG:
Antes que nada, quiero decir que no
soy médica y que lo que voy a afirmar no involucra a todos los médicos y hablo
en calidad de paciente informada, de las que lee los prospectos de los
laboratorios, a pesar de que algunos profesionales de la salud, suelen decir que no hagamos, sino que
obedezcamos la palabra médica de quien los receta.
Y gracias a que nací indagando la
verdad sobre cualquier cosa, no fui una paciente
fácil de llevar, sino que elegí a mis médicos por su comportamiento y es así
como tengo profesionales que admiro y sigo al pie de la letra.
Desgraciadamente, estamos viviendo una época de superpoblación y de un
mercantilismo global Del perverso sistema capitalista salvaje, para el cual
la medicina/la salud y la educación, derechos humanos, son bienes de consumo, que quiere deshacerse de los que menos tienen, o sea, de los que
sobran, según sus expresiones mentales.
Vemos una inusitada violencia entre
las personas, que cada día se acrecienta. Tal vez, promovido por un automatismo
que proviene de vivir metido en las redes sociales y en los chat, por lo menos
8 horas por día, porque quieren distraer nuestra inteligencia y volvernos
bobos.
“La enajenación en un síndrome que, quien lo padece, no
es consciente de el!
Hay hijos que se aburren porque sus
padres, están con el chat o el celular todo el tiempo, y para divertirlos, les
dan un dispositivo a ellos y al gato, de ser
necesario, con tal de que no los molesten. Claro que no ocurre esto con todas
las personas, pero sucede en gran cantidad de
“hogares”, donde lo que dicen los niños, es que “están aburridos”, para
llamarles la atención. Pero… nada sucede…a pesar
de que saben que el celular es nocivo para su salud y que su
cerebro se irradia…pero el chat suele ganar la partida
Y estas cosas no han ocurrido porque
sí, las han ido metiendo de a poco y ahora vivimos
en una catástrofe de conductas enajenadas, casi imposible de superar.
Pero volvamos al negocio de la salud, que es el tema que quise traerles.
En Córdoba,
Argentina, lo que estoy experimentando es que la salud se ha convertido en un
negocio, desde hace ya varios años y cada
día esto se acrecienta más, a tal punto, que uno va con una mutual privada a un
hospital y es pasado por cuanta máquina hayan comprado, para investigar no sé
qué cosa de un simple resfriado sin fiebre. Y lo más
importante es que no lo acuestan en la camilla ni lo revisan , sino que sale de
allí como disparado para que inmediatamente, le hagan varios estudios y
análisis. Uno podría pensar, que no está mal esoy que es bueno
hacerse tantas cosas porque para eso
paga una buena mutual.
Pero no es así, sabemos que una
radiografía sin necesidad, irradia y los aparatos que van a usar son casi
siempre nocivos e innecesarios. Por otra parte, nuestra
preocupación, nos altera mucho y eso nos estresa y nos quita defensas durante
días, hasta que sabemos que no tenemos nada o que debemos operarnos de urgencia
de un cáncer, que está apenas iniciado.
Tengo algunos amigos que saltaron de
la camilla al quirófano sin que los dejaran pensar en nada. Pero resulta que el cáncer, lejos de aminorar
su marcha, con quimioterapias y rayos aplicados, cada día avanza más en sus porcentajes. Por lo tanto,
los protocolos médicos, a veces, no van por buen camino.
Lo mismo ocurre con las alergias,
problemas cardíacos, donde también saltan de la camilla al quirófano para
colocarse un stend, sin que los familiares, tengan tiempo de hacer una
interconsulta.
¿Y esto por qué? Porque en todo
negocio, hay que crear una urgencia de compra. Así dicen los manuales del buen
vendedor. Si voy a comprar un auto y el cliente que se va, ya no vuelve y lo compra en otro
lugar. Y los médicos corruptos que viven de los laboratorios,
recetando lo que sea, para recibir un regalito, llámese viaje a congresos o
dinero en efectivo. Si tiene algún pariente visitador médico, pregúntele. Por
eso, dichos profesionales que viven de la salud, como si fuera un negocio, un
bien de consumo, enseguida sacan el recetario y atacan a los efectos y no
investigan las causas, que provocan la enfermedad.
Y si no me creen, pregúntenle el
diagnóstico antes de aceptar su receta. Y su cara tendrá una expresión de
molestia. Por suerte, muchos médicos escapan a este concepto general.
Por eso siempre tengan en cuenta, que, ante un diagnóstico
grave, aconsejo ir en busca de otro, a un hospital público, pero sin llevar los
estudios que le hicieron antes, o sea, como si fueran por primera vez. Y si
coinciden los diagnósticos, entonces decidimos qué hacer y adónde. O también,
pueden pedir una junta médica, buscando profesionales en otra clínica. No será
más costoso. Lo que vale es la vida, no el dinero.
La medicina hoy es un comercio/un
bien de consumo, y el paciente se convierte en cliente. Y la palabra medicina alternativa, cada día más, se
impone con curas que ellos no van a reconocer jamás.
Por suerte, aún quedan profesionales
de verdad, que salvarán la historia de ciencia médica. Tuvimos en Argentina a
un René Favaloro, que María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, no
supieron valorar.
Pero hay más
profesionales como él, tomemos la costumbre de no ir a
cualquiera, elijamos bien a nuestros médicos.
Lo subrayado es nuestro.
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