El destemplado intento ultraderechista por conservar su Constitución/artilugio de 1980.
La oligarquía empresarial sofofa exige garantías por sus privilegios y la clase
politicastra por sus chollos.
Por Juan Pablo
Cárdenas S./escritor, comunicador social, analista internacional/ Barómetro latinoamericano/ADDHHEE.ONG
:
Ante el contundente
estallido social que vive el país, la derecha no ha tenido más remedio que
aceptar la realización en abril próximo de un plebiscito en que a los chilenos
se les consultará si quieren una nueva constitución o le dan continuidad a la
Carta Magna impuesta por el dictador Pinochet y reformada/sacralizada
por el régimen de Ricardo Lagos Escobar. Con muy pocas defecciones,
los partidos ligados al oficialismo ya han iniciado una campaña electoral
destinada a obtener en las urnas un apoyo para la preservación de la actual
institucionalidad, oponiéndose a la posibilidad de que sea una asamblea
constituyente la que se encargue de redactar un texto constitucional nuevo, o a
partir de cero.
Las trampas de la oligarquía empresarial sofofa respecto a la Nueva Constitución.
Lo más previsible
es que los ciudadanos apoyen muy ampliamente la idea de derogar la actual
Constitución, pero la derecha oligarca sofofa espera que con un tercio
de los votantes y de los asambleístas que se elijan en septiembre próximo pueda
exigir que las normas obtengan al menos dos tercios de apoyo para que puedan
ser promulgadas. Una extraña facultad que se le ha concedido a la minoría con
los votos de los propios legisladores derechistas, demócratas cristianos, socialdemócratas,
del PPD, radicales y hasta algunos miembros del Frente Amplio mareados todos
por el protagonismo mediático. Todo lo cual avizora las tensiones que seguirá
viviendo nuestro proceso constitucional, con el pueblo francamente enardecido
en las calles y radicalizando día a día sus acciones.
¿Quién
se llevara la parte del León en la millonaria publicidad del plebiscito? El oráculo
mercurial de la sofofa.
La millonaria
publicidad que ya implementa la derecha busca que no se aprueba la idea de una
nueva Constitución en la promesa de que al texto vigente se le pueden hacer las
reformas demandadas por el pueblo sin más dilaciones. Como si ya el país no
hubiera esperado por más de treinta años que éstas hubieran sido acogidas
durante la larga postdictadura, como si en todos estos años la clase política
no le hubiese dado un portazo a las demandas por un nuevo sistema previsional,
una auténtica reforma sanitaria y a esa cantidad de aspiraciones que
constituyen la agenda social del pueblo. Población que
exhibe los más extremos índices de desigualdad en el mundo y al que se le han
continuado coartando y reprimiendo sus derechos sindicales, de reunión y
asociación, tal como lo hacía la Dictadura Militar.
Lo más probable es
que la represión policial que cobra a diario nuevas víctimas en el país tenga
la intención de amedrentar a los chilenos en la idea de que se conforme con
algunas reformas a la Constitución actual antes de abrirse a la idea de un
texto nuevo con toda la incertidumbre que ello implica.
El Pueblo Chileno tomo conciencia que la nueva constitución
plurinacional, paritaria, es prioridad: ¡Nada de reformas truchas!
La constatación de
las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos acreditadas por varias y
prestigiosas entidades internacionales parece no inquietar a La Moneda y a su
más que cuestionado regente. Las autoridades confían en que el caos
callejero y la acción incluso de los vándalos que salen a saquear supermercados
y otros (sin que poco nada tengan que ver con la protesta pacífica y masiva)
pueda darle el sufragio de los más ciudadanos más ignorantes, de los que
prefieren siempre cobijarse bajo el orden establecido, aunque éste vulnere
constantemente sus derechos.
“El presente es de lucha para el pueblo Chileno y para el Pueblo Mapuche”.
Sin embargo, parece
que por primera vez en nuestra historia el pueblo ha tomado conciencia de su
situación y de la necesidad de movilizarse. Las protestas ya se han extendido
por tres meses y todo dice que, desde marzo, después del período estival, las
marchas, barricadas, tomas, huelgas y otras acciones van a multiplicarse en
todo el país. Al menos así lo prometen las federaciones estudiantiles y las
organizaciones vivas de la sociedad civil.
Pese a la criminal
represión policial, el país sigue dando un gran ejemplo de coraje y unidad, así
haya que lamentar la acción de algunos desquiciados que en realidad se
infiltran o son infiltrados en las movilizaciones para obtener imagen para los
noticiarios de los medios mediáticos mercuriales, y victimizar a
Carabineros. Institución que se ha desmoronado en su prestigio y muchos de sus
efectivos ya se encuentran fatigados y desmoralizados.
Además de la falsa
promesa de conceder cambios dentro de la actual Carta Magna, las figuras más
visibles del oficialismo y de los gremios patronales están impulsando campañas
para romper la precaria unidad de los partidos opositores. En la prensa y las
redes sociales se apela al histórico carácter democrático de la Democracia
Cristiana y de otros partidos para inducirlos a romper con las agrupaciones de
izquierda o violentistas, según las motejan. Se los insta a creer en la buena
voluntad del régimen y sus legisladores para emprender reformas
económico sociales que hasta hace algunos meses se hacían imposibles,
olvidándose que en el pasado la Derecha oligarca se opuso a la Reforma
Agraria, a la recuperación de nuestras riquezas básicas y a tantas otras
iniciativas impulsadas por los gobiernos de Frei Moltalva y del propio Salvador
Allende Gossens, a cuyos seguidores hoy apelan.
Está fresca en la
memoria, felizmente, como después los ultraderechistas terminaron conspirando
para asesinar a nuestra democracia, incendiar La Moneda, justificar y sostener
una sanguinaria dictadura fascista terrorista. Así como después del
satrapa Pinochet lo que han hecho es alentar las privatizaciones,
concentrar la riqueza, hacer más dependiente a nuestra economía y desatender
las justas aspiraciones de nuestros pueblos autóctonos. En el goce, por
supuesto, de su impunidad.
Tendrían que ser
demasiado ingenuos los dirigentes demócrata cristianos y de otras
colectividades políticas para atender los “cantos de sirena” de quienes hoy
están a punto de ser derrotados y se afirman a un gobierno que no cuenta con
más de un 10 por ciento de apoyo popular. Pero ya sabemos que hoy no existen
partidos ideológicamente monolíticos y que la corrupción hace presa fácil del
conjunto de los políticos que también quieren seguir aferrados al poder, como a
sus prebendas.
La clase politicastra exige garantías para su chollo.
Un Piñera Echeñique
completamente desacreditado, una casta política y empresarial sofofa que
teme por sus lucrativos negocios, no apuesta todavía a iniciar una nueva
conspiración que los lleve a conservar el poder y sus privilegios de manos de
los militares corruptos. De alguna manera, se sabe que las Fuerzas
Armadas no están en la misma actitud de 1973, después de pagar los costos por
sus crímenes y de alguna manera comprender que sus efectivos son parte del
mismo pueblo que sufre tantas carencias. Es difícil que surja un líder castrense
después de los bochornosos episodios de corrupción que han envuelto a los altos
mandos de todas sus instituciones, pero no hay que desatender esta posibilidad
a la que tantas veces han recurrido los golpes y conatos de rebelión militar en
nuestra historia.
Sin embargo, de lo
que sí estamos seguros es del intento de algunos dirigentes de derecha farisea
sofofa por estrechar relaciones con el régimen de Donald Trump y
otros referentes mundiales que pudieran alentar, como lo hacen en otras
naciones hermanas, movimientos subversivos y de protección de sus enormes
inversiones en todo nuestro continente. Porque ya sabemos que no es la
democracia lo que le interesa a la Casa Blanca y a sus incursiones militares en
toda la Tierra, cuando siempre después de éstas instalan a los más tenebrosos regentes/sátrapas..
Lo subrayado es nuestro.
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