Si las
utopías son realizables
Por: Ilka Oliva
Corado/ Escritora/ Comunicadora Social
Es lo que tiene la esperanza, que en invierno nos hace pensar en la
primavera y en el rocío de las flores reventando al compás del trinar de los pájaros
que retornan después de su larga ausencia.
Pronto escampará, decimos cuando retumban los aguaceros sobre los
techos de lámina en los arrabales y las goteras son una más de las penas del
paria, mientras las calles se
transforman en ríos donde los niños saltan y juegan con sus barcos de papel,
con el hambre en las tripas y los sueños cundidos de inocencia. Marginados ancestralmente.
La leña mojada aperchada a un costado de la cocina nos recuerda que el
polletón sin rescoldo no es la poesía silvestre de las flores que embellecen el
campo. Y el batidor sin el café caliente es como una olla sin alma, cuando no
tiene frijoles.
Pronto aclarará, decimos en el pueblo mientras el temporal ahoga el
milpal, esperando que la raíz resista y no se deje arrastrar por la correntada
y la necesidad nos anegue.
En la penuria y el desvelo de las madrugadas anhelamos el sueño o el
amanecer, para que el tedio y la angustia
encuentren cuña y el alma un
respiro.
Un respiro ha estado esperando México durante décadas, un resuello,
una luz de candil en la oscuridad de la impunidad y la mancilla. Pero
finalmente comienza a escampar y el
tiempo de primavera para el pueblo que
sufrió la furia de la sequía y el
oprobio está próximo. Alud que se llevó tanto a su paso, sueños, vidas,
generaciones completas, correntada que obligó a migrar a pueblos enteros, que
los empujó al exilio, que los enterró en fosas clandestinas. Plaga que los
desangró, mancilló y trató de exterminarlos.
Si las utopías
son realizables, en el desierto florecerán milpales que se cundirán de
enredaderas de frijol y López Obrador
con su actuar enaltecerá la memoria de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Las Adelitas, Malinali, Siqueiros,
Revueltas, los 43 de Ayotzinapa, los mártires de Tlatelolco, a Lucio Cabañas y
los pueblos fecundarán sus raíces sin ser arrancadas por la erosión de migración forzada y la humillación.
Si las quimeras tienen la capacidad de florecer en las sierras
Tarahumaras y en el desierto de Sonora, el eco de los Pueblos Originarios
mexicanos retumbarán en toda Latinoamérica con un presidente que los supo
honrar. Y la sequía y la hambruna serán parte de la Memoria Histórica de un
pasado que servirá como abono donde
crecerán los nuevos pastizales que darán alimento a las parvadas de
golondrinas que harán del verano un camino por donde avancen las alegrías de
quienes en el pasado lloraron la desolación.
Si las utopías son realizables, López Obrador responderá con el mismo
amor al pueblo que le confió la semilla,
el machete y el azadón. Que le confió el canto de las chicharras, la luz de las
luciérnagas y el aleteo de las libélulas. Al pueblo que le compartió la melodía
del crepúsculo en sinfonía de grillos en los campos que esperan la llegada de
la primavera.
Si las utopías son realizables, el Pueblo Mexicano más temprano que
tarde escribirá su propia historia,
porque “la historia la hacen los Pueblos”. “La historia oficial” la escriben
los inefables epígonos plumarios y escritorzuelos al servicio de la oligarquía
empresarial agrícola citadina, testaferra de la tiranía más déspota y desalmada
de la Celestina Universal, el capitalismo salvaje globalizado.
Blog de la autora:
https://cronicasdeunainquilina.com
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado
Blog personal: Crónicas de una Inquilina
Editorial: https://ilkaeditorial.com
Portal: Latinoamérica Exuberante
PS: Lo subrayado es nuestro
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