EL GENOCIDIO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS
DEL CONTINENTE AMERICANO:
-LA MASACRE DE LOS INDIGENAS DAKOTAS POR EL EJERCITO YANQUI/ GRINGO Y
DEL PUEBLO MAPUCHE POR EL EJERCITO CHILENO -, “LA RESERVA MORAL DE LA SOFOFA”-,
CIPAYOS DEL CAPITAL BUITRE FORANEO.
A poco de conmemorarse el venidero 29 de diciembre 128 años de la
horrenda masacre de indígenas de la tribu Lakota en EE UU (350 en total), por
parte de fuerzas del ejército de ese país, reviste singular importancia que lo
recordemos y lo difundamos tanto como lo podamos hacer, en momentos en que los indígenas
Mapuches de Chile siguen siendo víctimas del desprecio del Estado chileno que
aún a esta fecha, ya a casi doscientos años que las espadas de nuestros héroes,
Francisco de Miranda y Rodríguez, Bolívar, San Martín, Sucre, O'Higgins,
Artigas y muchísimos otros que sería largo enumerarlos a todos, derrotaron al
imperio español, se mantenga aún en ese país la absurda posición, como política
de Estado, de no reconocerlos, pues otra cosa muy distinta es imposible
entender, cuando el actual presidente de ese país, Sebastián Piñera ha dicho en
discursos recientes que hemos visto y escuchado través del Canal de Tv de su
país, Noticias 24 Horas, luego de su regreso de Asia, donde asistió a la
reunión anual de la ASEAN, que “su plan para la Araucanía” – otra etapa de la
brutal pacificación del Ejército Chileno/ el genocidio del Pueblo Mapuche-,
tiene como segundo vértice o eje, el reconocimiento de los Pueblos Indígenas…sin
agregar, nada más, lo cual, lo confesamos, nos dejó perplejos: A confesión de
parte, relevo de pruebas. ¿Nos preguntamos qué se espera de los genocidas del
Pueblo Mapuche?
Vean cómo los
malditos gringos/ yanquis masacraron a los Indígenas Lakota… y todavía estos monstruos tienen el
tupé de venir a hablarnos de Derechos Humanos…
Al amanecer del 29 de diciembre de 1890, unos 350
indígenas lakota se despertaron, habiendo sido obligados por el Ejército de los
Estados Unidos a acampar la noche anterior junto a Wounded Knee Creek en Dakota
del Sur. El 7º Regimiento de la Caballería de los Estados Unidos los había
“acompañado” allí el día anterior y, ahora, rodearon a los indígenas con la
intención de arrestar al Gran Pie Principal (también llamado Spotted Elk) y
desarmar a sus guerreros.
Cuando surgió un desacuerdo, los soldados del
ejército abrieron fuego, incluso con ametralladoras Hotchkiss. En cuestión de
minutos, cientos de niños, hombres, ancianos y mujeres fueron asesinados, con más
de trescientos muertos y decenas resultaron heridos esa mañana.
Pocos estadounidenses ahora saben que los disparos
más mortíferos en la historia de los Estados Unidos fueron las masacres de
pueblos nativos. Hoy es el aniversario de la mayor masacre de este tipo.
El nombre común del evento, “La batalla de la
rodilla herida”, oculta los verdaderos horrores de ese día. Porque esto no fue
una “batalla”, fue una masacre, en el marco del genocidio de los Pueblos
indígenas del Continente Americano.
El sueño de un pueblo
Los Pueblos indígenas fueron los primeros en
experimentar la ira de los conquistadores europeos. Si bien nadie sabe cuántas
personas vivían en lo que ahora es Estados Unidos, las estimaciones varían de
dos a ocho millones antes de la llegada del colonialista europeo. Para 1900,
quedaban unos doscientos mil, casi todos enviados a tierras baldías remotas en
el interior oeste que la oligarquía empresarial terrateniente consideraban
inútiles, en el marco de la “Pacificación de los ‘Indios’ (indígenas)”.
El Pueblo Lakota compuesto por siete tribus, fue el
más grande y poderoso de un grupo más grande de indígenas que vivían en las
llanuras del norte y que en conjunto se llaman Sioux. Durante la mayor parte
del siglo XIX, resistieron ferozmente la invasión de la autoridad y la gente de
Estados Unidos en su tierra natal.
Pocos ciudadanos estadounidenses o inmigrantes
europeos vivieron en el vasto interior del país hasta después de la maldita
Guerra Civil. Luego, en gran parte gracias al régimen de los EE. UU., Millones
se dirigieron hacia el oeste a bordo de las líneas de ferrocarril
transcontinentales financiadas por el régimen. Las inmensas tierras, tomadas de
las Naciones Indígenas, y los abundantes recursos naturales atrajeron a la
gente europea que deseaban cultivarlas, explotarlas, etc. Esperaban vivir vidas
separadas de los indígenas y de los afroamericanos, independientes y
enriquecerse.
El régimen de los Estados Unidos también envió al
Ejército para proteger a los “colonos” y su propiedad privada arrebatada a los
indígenas cada vez más enfurecidos.
El régimen y la ciudadanía consideraron las tierras
de los indígenas que habían heredado de sus antepasados desde hace milenios
como propiedad de los Estados Unidos. En consecuencia, los nativos fueron
asesinados, desplazados o forzados a sobrevivir en miserables, apestosas y
fétidas “reservas”. Los Estados Unidos obligaron a las Naciones Indígenas a
firmar tratados leoninos/arbitrarios/abusivos, sacrificando sus tierras
tradicionales por otras parcelas, mucho más pequeñas e incultivable, a menudo
lejos de casa.
En general, estas “negociaciones” exigían “un sí o
un sí o un sí”, para firmar el tratado o ser asesinado. A los indígenas de las
llanuras también se les prometió un poco de dinero y raciones de comida para
reemplazar la caza de búfalos y los estilos de vida semi nómadas, en los que se
basaba toda su cultura.
La mayoría de los indígenas rechazaban estos
tratados y solo los aceptaron bajo la amenaza del exterminio violento. El jefe
de Sioux, Spotted Tail, por ejemplo, declaró: “No queremos vivir como el hombre
blanco. . . El Gran Espíritu nos
dio cotos de caza, nos dio el búfalo, el alce, el ciervo y el antílope.
Nuestros padres nos han enseñado a cazar y vivir en las llanuras, y estamos contentos”.
Después de la maldita Guerra Civil, docenas de
Naciones Indígenas se encontraron atrapadas entre las políticas régimen
reaccionario opresor que conculcaba todos los derechos ancestrales y la
invasión constante de los colonos europeos. No en vano, muchos indígenas
resistieron. Así, a lo largo de los años 1860, 1870 y 1880, los Estados Unidos
participaron en docenas de malditas guerras contra los Arapaho, Kiowa,
Comanche, Nez Perce, Bannock, Apache, Ute, Blackfoot, Navajo y otros. La maldita
guerra de este tipo más conocida tuvo lugar entre los Estados Unidos y Nación Lakota
Sioux (con los aliados del norte de Cheyenne y Arapaho) en los territorios de
Dakota, Montana y Wyoming. En 1868, el Tratado de Fort Laramie puso fin a la
maldita guerra de Powder River y reservó una “Gran Reserva de Sioux a
perpetuidad”. Sin embargo, muchas tribus de Sioux que no habían firmado,
incluyendo Hunkpapa Sioux del Jefe Toro Sentado, Oglala del Jefe Red Cloud y Brulé
de Spotted Tail, en respuesta a las incursiones de los colonos europeos y para
defender su Patria y estilo de vida, los Sioux atacaron los asentamientos de
colonos europeos, intimidaron a los agentes federales y acosaron a los mineros,
colonos y a la empresa de los ferrocarriles.
A medida que se reanudaba la maldita guerra, el Coronel
George Custer del 7º Regimiento de Caballería dirigió una fuerza hacia Black
Hills, el corazón sagrado de los Sioux, en el suroeste de Dakota del Sur.
Custer lo hizo de manera contraria al Tratado de Fort Laramie, que garantizaba
que Black Hills permanecería “fuera de los límites” del asentamiento de los
colonos europeos. Cuando Custer informó sobre enormes depósitos de oro, una
estampida de buscadores de éste mineral se desbordó, cn la protección del ejército
yanqui.
The New York Herald, entre los principales
periódicos de la nación, resumió el sentimiento general de los estadounidenses
descendientes de origen europeos, porque la opinión de los afroamericanos y de
los indígenas no contaban, ni han contado para nada:
Es inconsistente con nuestra civilización y con el
sentido común permitir que el indígena recorra un país tan fino como el de
Black Hills, impidiendo su desarrollo para que pueda disparar a sus vecinos.
Eso nunca puede ser. Esta región debe ser entregada a colonos europeos.
(En 1980, la Corte Suprema de EE. UU. Dictaminó que
el régimen de estados Unidos, de hecho, había roto el Tratado de Fort Laramie y
otorgó la compensación a la Nación de Sioux por el total que aumentaba a casi 1.500
millones de dólares. Los Sioux se negaron a aceptar este dinero y lo vieron como
un soborno. En su lugar, exigieron que les devolvieran sus tierras. Se
reafirman en los tratados, el Ejército exigió que todos los indígenas se
reintegraran a sus reservas antes del 31 de enero de 1876, o se les persiguiría. Cuando la mayoría se negó, el
Ejército envió tropas a la cuenca del río Little Bighorn en el centro-sur de
Montana.
Poco después, Custer subestimó a sus enemigos Sioux
y Cheyenne, dividió a sus muy pocas tropas y atacó un enorme campamento de
varios miles de guerreros indígenas. Las tropas del famoso genocida de Pueblos Indígenas de
Estados Unidos, fueron rodeadas y eliminadas en “Custer’s Last Stand”, que en
realidad fue más una batalla itinerante.
Atontado por esta derrota, el Ejército redobló sus
esfuerzos para derrotar a los Lakota, comprometiendo a miles de tropas más en
esta maldita guerra. Una por una, las tribus de indígenas se vieron obligadas a
rendirse y limitarse a las reservas. Toro Sentado, hábilmente, se mudó con su
gente a Canadá, en 1877, donde el Ejército de los Estados Unidos no pudo
seguir.
Sin embargo, en 1881, después de años de hambre
debido al exterminio constante del bisonte, Sitting Bull y su gente regresaron
a los Estados Unidos y se rindieron, la última tribu de Lakota en hacerlo. La estrategia del ejército de matar de
hambre a los indígenas, al eliminar su principal fuente de alimento, había
funcionado a la perfección, tal como el coronel Richard Dodge predijo en 1867:
“Todo búfalo muerto es un indio
desaparecido” y “Todo Indio muerto, es un Indio bueno”.
Mientras tanto, Black Hills se convirtió en la
región minera de oro más rentable de la nación, produciendo una enorme riqueza
para los mineros descendientes de europeos, incluido un hombre llamado George
Hearst, que se convirtió en uno de los hombres más ricos de la nación. Su hijo,
William Randolph, convirtió esa fortuna en el imperio de periódicos más
poderoso de la nación.
Los Sioux terminaron en Pine Ridge y otras cuatro
reservas dispersas en Dakota del Sur, Dakota del Norte y Nebraska.
Los tratados fueron reafirmados, a fines de la
década de 1880 el régimen redujo las raciones de carne de los sioux, mientras
que muchos de sus animales murieron por enfermedades. Los sioux se volvieron
cada vez más desesperados: sus tierras fueron conquistadas, los bisontes, que
en algún momento sumaron millones, quedaron unos pocos miles, su forma de vida
fue diezmada. Y, ahora, estaban hambrientos y alcoholizados.
Muchos indígenas de las llanuras que quedaban,
incluido Sioux, buscaron consuelo y respuestas en el alcohol y en la religión
de los represores. Wovoka, un profeta de los indígenas de la Gran Cuenca
(Paiute), prometió a los Sioux que volverían a la prominencia y los blancos
serían eliminados si abrazaran la Danza Fantasma, no como las visiones que los
cristianos podrían experimentar con el ayuno y la soledad.
Mientras la Danza Fantasma se extendía como un
incendio, a los oficiales del Ejército les preocupaba que este renacimiento
religioso pudiera llevar a un levantamiento sioux. Para aplastar esta
posibilidad, el Ejército ordenó el arresto de Toro Sentado, un punto de reunión
de la Danza Fantasma, donde vivía en la Reserva Standing Rock. (Por supuesto,
este lugar y la gente se hicieron famosos recientemente debido a la posición
heroica de Standing Rock Sioux al rechazar que el Canal de Acceso Dakota
cruzara algunas de sus tierras sagradas y pusiera en peligro sus suministros de
agua). Pero Sitting Bull se negó a ir en silencio, se resistió al arresto, por
lo que fue fusilado/ asesinado.
Con Sitting Bull eliminado, el Ejército buscó a Big
Foot y sus seguidores, quienes pronto se dirigieron a la Reserva Pine Ridge,
donde esperaban que estuvieran a salvo junto a la tribu de Red Cloud.
El 28 de diciembre de 1890, los soldados de la
Séptima Caballería, la misma unidad que había sufrido una derrota ignominiosa
con Custer, interceptaron a 350 indígenas cerca de Pine Ridge. El Ejército
reunió a los nativos hambrientos y helados, con el Jefe Big Foot sufriendo de
neumonía, y les hizo acampar en Wounded Knee.
Unos 500 soldados yanquis, comenzaron a desarmar a
los indígenas a la mañana siguiente. Uno puede imaginar la tensión, la Danza
Fantasma provocó un renovado sentido de orgullo y empoderamiento que se apoderó
entre los Sioux derrotados. El Ejército tenía la tarea de mantener a los Sioux
pacificados y confinados a las reservas. Toro Sentado había sido asesinado dos
semanas antes; ahora, el Ejército buscó arrestar y desarmar a otra banda de
guerreros Sioux.
Sin embargo, Black Coyote se resistió a entregar su
arma, tal vez porque era sordo y no podía entender el inglés. En la pelea que
siguió, sonó un disparo. Al instante, los soldados estadounidenses abrieron
fuego con sus armas, incluidas las cuatro ametralladoras Hotchkiss. Las armas más poderosas de la era, el Ejército
las había usado previamente contra los indígenas.
Las soldadescas con sus ametralladoras no solo
atacaron a los guerreros que luchaban por las armas que podían encontrar, sino
que también arrastraban los tipis llenos de niños y mujeres. Los que corrían
hacia un barranco cercano quienes fueron apresados.
Aunque la mayoría de los indigenas habían sido
desarmados, algunos todavía poseían armas o tomaban algunas de las que ya
estaban confiscadas. Mientras las ametralladoras derribaban a los indefensos,
la gente se dispersaba en todas direcciones. Los soldados, que ya no siguen
órdenes ni disciplina, persiguieron y asesinaron a cualquier indígena, armado o
no.
El general del ejército Nelson Miles visitó este
campo de exterminio unos días después. Expresó su sorpresa de que las mujeres
con bebés en sus brazos habían sido abatidas, a varias millas del sitio inicial
de “batalla”, lo que indicaba que los soldados perseguían sistemáticamente a
todos los que huían mujeres, niños, ancianos, etc.
Brown, autora de la historia popular Bury My Heart
en Wounded Knee, calcula que el número de indígenas muertos es de unos
trescientos, incluidos al menos cien niños y mujeres, así como Big Foot. Fueron
enterrados en fosas comunes. También murieron veinticinco soldados
estadounidenses, muchos por error entre
ellos mismo.
Black Elk, hecho famoso en John Neihardt Black Elk
Speaks : Ser la historia de vida de un hombre santo de Oglala Sioux , publicado
en 1961, sobrevivió a Wounded Knee:
No supe entonces cuánto se terminó. Cuando miro
hacia atrás desde esta alta colina de mi vejez, todavía puedo ver a las mujeres
y los niños asesinados amontonados y dispersos a lo largo de la quebrada
torcida tan claro como cuando los vi con ojos jóvenes. Y puedo ver que algo más
murió allí en el barro sangriento, y fue enterrado en la ventisca. El sueño de
un Pueblo Indígena murió allí. Fue un hermoso sueño. . . El sello de la Nación
está roto y esparcido. Ya no hay centro, y el árbol
sagrado está muerto: Uno de
tantos
Wounded Knee se describe comúnmente como la última
“batalla” en las malditas guerras de Estados Unidos contra las Naciones
Indígenas de Norte América. Podría verse como el tiroteo masivo más letal en la
historia de Estados Unidos. Ciertamente no fue el único.
El Ejército de los EE. UU. Asesinó a unos 250 Shoshone durante la Masacre de Bear
Riveren el sureste de Idaho en 1863. Como se discutió recientemente en
Smithsonian, “200 soldados bajo el mando del Coronel Patrick Connor asesinaron
a 250 o más Shoshone, incluyendo al menos noventa mujeres, niños y bebés. Los
Shoshone fueron fusilados, apuñalados y torturados hasta morir. Algunos fueron lanzados
al río helado para ahogarse o congelarse”.
En el este de Colorado en 1864, ocurrió la Masacre
de Sand Creek. Allí, los soldados estadounidenses atacaron a los indígenas
pacíficos y desarmados de Cheyenne y Arapaho “con carabinas y cañones, asesinando
al menos a 150 indigenas, en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Antes de
partir, las tropas quemaron el pueblo y mutilaron a los muertos, llevándose partes
del cuerpo como trofeos”.
En 1870, el ejército estadounidense asesinó
accidentalmente al grupo “equivocado” de indigenas, en la masacre de Baker o Marias.
En el centro-norte de Montana, a lo largo del río Marías, el comandante Eugene
Baker ordenó a sus soldados que atacaran una aldea de pacíficos pies negros. Cuando
un subordinado le informó que este grupo no era el que buscaban las tropas,
Baker respondió: “Eso no hace ninguna diferencia, una banda u otra de ellas;
todos ellos son Piegans [Pies negros] y los atacaremos”. Cerca de 175 Pies
Negros desarmados fueron asesinados, la gran mayoría niños y mujeres.
Incontables asesinatos de un número menor de indígenas
ocurrieron a lo largo de la historia de los EE. UU., Incluyendo un número
indecible debido a la recompensa de 1755 otorgada a los “jefes” de los indígenas
Wabanaki en Maine y la masacre de veinte indígenas conestoga por parte de los
“Paxton Boys” en 1763 en Pensilvania.
Estos y otros asesinatos masivos indígenas siguen
siendo desconocidos por la gran mayoría de los estadounidenses. Wounded Knee (y
Bear River, Sand Creek y Marias) simplemente no existen en la memoria colectiva
de los no nativos. Las vidas nativas todavía no encajan en la narrativa más
amplia de la historia de los Estados Unidos. Menos aún las vidas de los
afroamericanos.
Por supuesto, los indígenas no han olvidado. En
1973, doscientos miembros del Movimiento Indígena Americano (AIM, por sus
siglas en inglés), una organización militante de derechos civiles, parcialmente
llamada después los Panteras Negras, regresaron a Wounded Knee para exigir que
el régimen federal cumpla con las obligaciones de los tratados del siglo XIX. Rodeados
rápidamente por la policía y los agentes federales, los partidarios de AIM
participaron en un enfrentamiento de setenta y un días que dejó a dos nativos
muertos y un agente federal herido, la llamada Segunda Batalla de Wounded Knee.
Dos años después, otro enfrentamiento entre AIM y
la policía federal en la Reserva de Pine Ridge dejó a dos agentes del FBI
muertos y Leonard Peltier declarado culpable de asesinato en primer
grado, aunque siempre ha mantenido su inocencia. Actualmente, sus partidarios, incluida
Amnistía Internacional, que afirma que su juicio fue injusto, esperaban el
indulto prometido del presidente Obama durante sus últimos días en el cargo.
En los últimos años, los miembros de Northern
Arapaho of Wyoming y Northern Cheyenne of Montana, junto con Southern Arapaho y
Cheyenne tribus de Oklahoma y sus aliados, conmemoran la Masacre de Sand Creek
con una marcha de cuatro días. Caminan o corren casi doscientas millas, desde
la ubicación de los asesinatos, ahora un sitio histórico nacional, hasta el edificio
del capitolio estatal en Denver.
Desafortunadamente, muchos estadounidenses no saben
de Wounded Knee y otras masacres indígenas. El trágico tiroteo en Orlando a
principios de este año resalta esta invisibilidad cuando esa tragedia, que dejó
cuarenta y nueve muertos, fue catalogada repetidamente como el “peor tiroteo en la historia de los Estados
Unidos”. De hecho, como Roxanne Dunbar-Ortiz nos recuerda, los nativos
americanos no han desaparecido incluso si su papel en la historia de Estados
Unidos es olvidado.
Durante los últimos meses, las acciones inspiradas
e inspiradoras de Standing Rock Sioux han obligado a todos los estadounidenses
a reconocer la existencia y la resistencia de los indígenas. También demuestran
cómo puede ser un movimiento social multiétnico dirigido por indígenas. Toro
Sentado estaría orgulloso de estos defensores del agua, sus tierras y de sus
descendientes.
En el pasado y el presente, los sioux y otros
indígenas norteamericanos han trazado un camino de desafío e independencia a
pesar de los esfuerzos genocidas de los conquistadores europeos y los colonos
estadounidenses. Hoy, recordamos un capítulo particularmente brutal en el
violento esfuerzo por eliminar a los primeros Pueblos Indígenas de los Estados
Unidos.
Los Pueblos Indígenas de los Estados Unidos
tienen muy claro que sólo la lucha por sus tierras, sus costumbres y su
dignidad, señala el camino correcto que siempre han debido seguir y no los
caminos intermedios, “que corresponden a la antesala de la traición”.
Corregidos los errores, el presente es de lucha y el futuro es de los Pueblos
Indígenas de los Estados Unidos y de Canadá: Sus ideas y su sueño no han sido
muertos, porque las ideas no se matan con balas.
Junto con nuestra solidaridad con los Pueblos
Indígenas en lucha, en los Estados Unidos, acentuamos que quien ha atropellado,
conculcado, la Dignidad y los Derechos Humanos, no tiene ninguna autoridad para
hablar en su nombre. Tampoco las mentes canijas extraviadas, que destruyen
ilusiones, sueños y utopías.
- -RECORDAMOS EL HOMENAJE A TUPAC AMARU Y LAUTARO, DOS LÍDERES DE LOS
PUEBLOS INDÍGENAS DEL CONTINENTE AMERICANO: LA DIGNIDAD, LA LIBERTAD Y LA
JUSTICIA PLENA POR AUTONOMACIA.
Tupac Amaru increpó al
corregidor Arteche, la mañana de su asesinato, cuando éste le propuso perdonar
su vida por la entrega de los cómplices en la revolución indígena: “Aquí no hay más cómplices – responsables-,
que tú y yo. Tú por tirano y opresor, y
yo por querer libertar a mi Pueblo, a mis hermanos…”
“Les hablo de lo que hablo siempre: de este gigante desconocido, de estas tierras que balbucean, de nuestra américa fabulosa. Yo nací en Cuba, y estaré en tierras cubanas, aun cuando piso los no domados llanos de Arauco, Patria del heroico Pueblo Mapuche. El alma del general libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco, nos alienta el pensamiento americano libertario y me transporta…” Lic. José Martí Pérez. Maestro de la Patria Continente América Latina y el Caribe.
Como
colofón, a los históricos prolegómenos, las históricas palabras de Tupac Amaru
y del Maestro Libertador José Martí Pérez, agregamos la histórica reflexión del
Presidente mártir Dr. Salvador Allende Gossens – asesinado por el Ejército
Chileno-, reserva moral de la sofofa-,en su reunión con una representación de
mujeres mapuches, el 10 de diciembre de 1970, en el Palacio de la Moneda:
“Estimadas compañeras, agradezco vuestra presencia y les reitero que ustedes
conocen mi opinión, sobre la lucha reivindicativa del Pueblo Mapuche. Al igual
que el General libertador Bernardo O’Higgins Riquelme, yo soy de opinión, que
el indígena es la base, el punto de partida, del común denominador que unifica
los Pueblos Indígenas de la Patria Continente Latinoamérica y el Caribe del
General Libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco, y le otorga una gran
profundidad histórica. Las sociedades indígenas, existieron por milenios antes
de la infausta llegada del colonialista español y sobreviven aun a pesar de las
mascares. ‘seudas pacificaciones’,
aculturación y destrucción a que han sido sometidas. El Pueblo Mapuche, el
Pueblo de Lautaro, cuenta con la solidaridad del Compañero Presidente y
mayoritariamente del Pueblo Chileno que lo reconoce como su raíz etnológica”…
UN PAR DE PRECISIONES HISTORICAS SOBRE
LA LUCHA DE LIBERTACIÓN DEL PUEBLO MAPUCHE Y EL NOMBRE DEL CONTINENTE
AMERICANO.
El Prof.
Andrés Bello López, primer rector de la Universidad de Chile, académico de
Derecho Penal y Civil, prestigioso lingüista, creador de una gramática española
y del código civil, respecto a la lucha del Pueblo Mapuche y la publicación de
la Araucana, obra escrita por el Poeta Alonso de Ercilla y Zúñiga, acentuó: “La genial obra del poeta Alonso de Ercilla
y Zúñiga” está constituida por un sentimiento de amor a la Humanidad, el
culto a la Justicia Plena, una admiración generosa del patriotismo, y denuedo
de los vencedores, el Pueblo Mapuche.
Un
oportuno colofón, a las palabras del Prof. Bello López, Rector de la
Universidad de Chile, reiteramos los versos
de “la Araucana”, referido a
la Nación Mapuche, del poeta Ercilla y
Zúñiga:
“Chile,
fértil provincia” y señalada, en la Región Antártica famosa, de remotas
naciones respetada por fuerte, principal y poderosa, la gente que produce es
tan granada, tan soberbia, digna, gallarda y belicosa, que no ha sido por Rey
regida ni a extranjero dominio sometida…
-Felipe
II, monarca español reconoció que “la guerra que sostuvo el Ejército Español en
territorio de la Nación Mapuche le costó más vidas y dineros que toda la
conquista del Continente Americano”.
El
bárbaro colonialista español, la oligarquía empresarial terrateniente sofofa, y
sus corruptas taifas castrenses y politicastras, le motejan al Indígena Mapuche
– en su idioma mapudungun, hombre de la tierra-, de Indio Araucano o Comunero
Araucano, mano de obra barata para los terratenientes. Siempre ha sido así, lo
que la oligarquía empresarial sofofa, testaferra del capital buitre foráneo no
puede destruir, lo frivoliza, lo ningunea, a través de sus medios mediáticos
mercuriales de incomunicación globalizados, especialmente la tele basura.
Una segunda precisión:
América
es el nombre del Continente Americano. Los habitantes nacidos en él se llaman
americanos. Los habitantes nacidos en los Estados Unidos se llaman estadounidenses.
El cartógrafo alemán Martin Waldseemüller publicó su mapa del Continente Americano
en 1507, como un homenaje a su maestro Américo Vespucio, le dio el nombre de
América al Continente. Los dueños de los Estados Unidos- “América”-, el 1 % de
los habitantes, la oligarquía empresarial, dueña de la Celestina Universal- las
empresas multinacionales depredadoras de la madre naturaleza y los bancos
usureros especuladores -, se han apropiado del nombre del Continente Americano,
en forma irreflexiva y reiterativa. Esto constituye un plagio, una distorsión
geográfica, histórica, política y social. Indio: llamarle “indio” a los
habitantes del Continente Americano constituye una ignorancia supina. Cristóbal
Colón al llegar al Continente Americano, por ignorancia llamó indios a los
aborígenes de la Isla Guanahani, pensando que había llegado a las Indias
Orientales/ La India, el 12 de Octubre de 1492. Indio es el habitante de la
India.
Esto
es Español I, Prof. Moreno Peralta, Band
1. / Fundación Cesal e.V Berlín Alemania.
De la Patria de
Tupac Amaru, sus hijos le recuerdan con cariño y admiración
Perú- Cusco,
4 de Noviembre del 2018.
Cada 4 de Noviembre en el pueblo de Tinta se rinde un homenaje a Tupac
Amaru, Micaela Bastidas y lugartenientes porque ese día empezó
la insurrección contra el dominio español. Fue el primer grito libertario
por la verdadera independencia americana.
En el libro: La rebelión de Tupac Amaru de Charles Walker, escribe que
Micaela Bastidas escribió acerca del abuso español a través de la mita y
los obrajes: "que nos estropean y nos tratan como perros".
La insurrección que empezó Túpac Amaru fue apoyada por las
comunidades indígenas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Alto Perú (Bolivia),
Chile y el norte de Argentina.
Estuve tres días en Tinta, el día central fue el 4 de Noviembre, pero en
las tardes y noches en la Plaza principal se reunían delegaciones que habían
venido desde Canadá, México, Bolivia, Chile. Habían venido para rendirle
homenaje a Tupac Amaru el precursor de la Independencia Americana.
Mirando el desfile del 4 de noviembre del 2017 he mirado tanto amor
de los pobladores de la zona hacia Tupac Amaru, Micaela Bastidas y
lugartenientes. Estoy seguro que sus ancestros apoyaron la insurrección y
pelearon junto a Tupac Amaru contra la opresión colonialista española.
El poeta Alejandro Romualdo escribió un lindo poema llamado: Canto Coral
a Tupac Amaru II.
Escribo las últimas estrofas del poema:
"Lo pondrán en el centro de la Plaza
boca arriba mirando el infinito
Le amarraran los miembros. A la mala tiraran
¡Y no podrán asesinarlo!
Querrán volarlo y no podrán volarlo
Querrán romperlo y no podrán romperlo
Querrán descuartizarlo, triturarlo, pisotearlo
Al tercer día de sus sufrimientos, cuando se crea todo consumado
gritando LIBERTAD sobre la tierra ha de volver
¡Y no podrán asesinarlo! "
CONFERENCIA DEL PROF. DR. MORENO PERALTA/
IWA, DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN CESAL e.V BERLÍN: RECORDANDO LA LUCHA DE TUPAC
AMARU EL 4 DE NOVIEMBRE DE 1980.
Organizada
por la Señora Gerda Böttcher, Directora de la Revista Latinoamérica, un Pueblo
Continente, y l Señor Otto Frank, subdirector del Cesal e.V Berlín. Dos
destacados dirigentes de la Iglesia Evangélica del Dr. Martín Lutero.
“En Europa se castigan pequeños
crímenes, y a los grandes se les tributa culto”
Tupac Amaru.
Tupac Amaru al dirigirse al
corregidor Arteche en el día de su asesinato: “Aquí no hay más cómplices que tú y yo, tú por tirano y opresor, y yo
por querer libertar a mi Pueblo, a mis hermanos”.
Los continuos abusos y atropellos
que cometían las autoridades colonialistas españolas en Latinoamérica, hacía
que muchas veces los indígenas o los afroamericanos ser sublevaran en contra de
esas injusticias.
En 1517, el sacerdote Bartolomé
de las Casas, tuvo mucha lástima de “los indios” –este es un término
peyorativo, racista y anticientífico que le impuso el bárbaro colonialista
español al nativo/aborigen de nuestra América Morena-, Cristóforo Colombo murió
con la seguridad de que había encontrado otra ruta para llegar a la India.
Llamarle a la llegada de este navegante genovés “descubrimiento” es aceptar la actitud
de menosprecio y menoscabo de los colonialistas europeos por las florecientes y
admirables culturas indígenas del Continente de la Esperanza, América Latina,
cuyos pueblos se extenuaban en los infiernos de las minas de oro, plata, etc.
de nuestro Continente Americano, y le propuso al emperador Carlos V, la
importación de “negros esclavos de África para que se les desengrosaran en esos
infiernos”.
En el Perú, entre 1750 y 1780 se
realizaron varias rebeliones de indígenas. Pero, la más formidable de todas fue
la que dirigió el gran Jefe Indígena Gabriel Cóndor Canqui, quién adoptó el
nombre de Tupac Amaru II. Este indígena era descendiente directo del último
inca Tupac Amaru, quién fue asesinado por los colonialistas españoles. Tupac
Amaru II fue educado en un colegio de la Compañía de Jesús en el Cuzco. Allí él
fue un estudiante destacado y durante toda su vida llevó con orgullo su
condición de noble inca. Como adulto se dedicó al transporte de mercancías. A
través de sus viajes continuos, Tupac Amaru II se imponía de los abusos que las
autoridades colonialistas cometían contra los indígenas. El 4 de Noviembre de
1780, cansado ya de soportar esos abusos, apresó al corregidor de Tinta,
Antonio Arriagada, llamó a los indígenas de los alrededores y en la Plaza de
Tungasuca, hizo ejecutar al abusivo corregidor. El 16 de Noviembre de 1780,
proclamó la libertad de los afroamericanos y sus descendientes. En seguida
formó un ejército de 6.000 indígenas y se apoderó de 300 fusiles que encontró
en las guarniciones españolas. Sostuvo hasta su muerte en alto el pendón de la
Justicia Social. El virreinato de Lima alarmado envió desde el Cuzco un
ejército de 1.200 soldados para aplastar a Tupac Amaru II. Pero este los
derrotó en el combate de Sangara. Luego el caudillo indígena prosiguió su
exitosa lucha por varios poblados hasta el Callao. Entrando en Lampa empezó a
sufrir continuos derrotas.
Desde Lima fueron enviadas nuevas
tropas contra Tupac Amaru II. Este se atrincheró en Tinta. Pero los virreyes
del Perú Jauregui y Vertiz, de Buenos aires acordaron enviar un poderoso
ejército de 17.000 soldados contra los indígenas insurrectos.
Tupac Amaru II con sus 20.000
indígenas mal armados y sin instrucción militar no pudo resistir el ataque y se
produjo la derrota. El indígena Tupac Amaru II se salvó huyendo a Tanqui, pero
por una traición fue apresado. Tuvo que resistir brutales torturas. Cuando el
jefe colonialista español Arteche, le visitó en la cárcel para exigirle los
nombres de los otros jefes indígenas de la rebelión, Tupac Amaru le dijo: “Aquí
no hay más cómplices que tú y yo, tú por opresor y yo por libertador”.
En muy mal estado y con un brazo
quebrado, Tupac Amatu II todavía no se daba por vencido- al igual que Lautaro,
Cuauhtemoc, Hatuey, en Cuba y Santo Domingo, Galvarino, Caupolicán, jamás se
humillaron ni rindieron frente al bárbaro colonialista español-, planeó una
fuga de la cárcel, para lo cual le escribió una carta a un primo
suyo. La carta fue escrita con su propia sangre en un pedazo de género
de su misma ropa. La fuga fracasó y Tupac Amaru II fue condenado a muerte. Pero
primero fue obligado a presenciar la muerte de su esposa Micaela y de sus más
leales compañeros lucha. Después, en presencia de su hijo, el caudillo
indígena, fue atado de pies y manos y arrastrado por cuatro caballos que
tiraban en direcciones contrarias para despedazar su cuerpo. La brutalidad el
colonialista español fue inútil, Tupac Amaru II resistió el suplicio, por lo
que sus enemigos decidieron cortarle la lengua, los brazos, las piernas y la
cabeza. Enviaron cada uno de estos miembros a pueblos diferentes para que los
indígenas los vieran y se atemorizaran. Frente a sus verdugos el gran jefe Inca
Tupac Amaru II mostró un valor sin par y una desconcertante serenidad. La
rebelión del gran caudillo indígena, Tupac Amaru II fue un movimiento
revolucionario que estremeció el bestial sistema colonialista español. Pese al
asesinato de más de 80.000 indígenas, la rebelión no fue sofocada. Se
produjeron nuevas rebeliones en Perú y en toda nuestra América Morena, América
Latina, la patria Continente del General Libertador Simón Bolívar, Palacios y
Blanco.
Hoy, los desvergonzados
descendientes de los colonialistas españoles en España y Latinoamérica, siguen
llamando a la España monárquica profunda, “la Madre Patria” y a sus habitantes “indios”,
siguen celebrando “el descubrimiento” del Continente Americano, sin ninguna
autoridad frente a la Historia.
La vergüenza tiene mala memoria.
Los Pueblos indígenas celebraron en el año 1992 el Año Internacional del
Indígena y su cultura en Nuestra América Morena, Latinoamérica.
Con esperanza y memoria.
Prof. Dr. Moreno Peralta /IWA
Director Cesal e.V./Berlín, DDR.
“Nuestra América
Morena, América Latina, empezará a caminar cuando se levante y camine el
indígena”.
Lic. José Martí Pérez, Maestro de la Patria Continente América Latina
y el Caribe.
Jorge Bustos B.
Presidente
ADDHEE.ONG
Ma. Ceclilia
Chinchón Canales/ Abogada de los Derechos Humanos
Vicepresidenta
ADDHEE.ONG
Prof. Galvarino
Jaramillo Pflucker
Vicepresidente
ADDHEE.ONG
Certificó
Prof. Moreno
Peralta/IWA
Secretario
Ejecutivo ADDHEE.ONG
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