Professor Noam Chomsky: 90 años de lucha, por la creación y construcción,
de que otro mundo a escala humana es posible.
Por: Prof. Atilio Boron. Buenos Aires/ Argentina.
En 2015, escribió que Estados
Unidos es el Estado terrorista número uno, por su apoyo al terrorismo del ISI en
Siria.
El pasado 7 de diciembre el Prof. Noam Chomsky cumplió 90 años. En el
fárrago de noticias de esos días el onomástico de uno de los más grandes
pensadores de nuestro tiempo ese acontecimiento pasó desapercibido. La prensa
hegemónica estaba ocupada entonando sus himnos fúnebres por la muerte de un
criminal serial, el ex presidente George H. W. Bush, la absoluta futilidad de
la sesión del G-20 en Buenos Aires o el arresto en Canadá de la heredera del
gigantesco emporio telefónico Huawei. Los ideólogos del establishment no
hicieron otra cosa que imitar a la prensa autoproclamada libre e independiente
-que no es ni lo uno ni lo otro- en el sistemático ninguneo de la figura del
lingüista, filósofo y politólogo estadounidense.
La cobardía intelectual del mandarinato oligarca, burgués e
imperialista –lo que no puede destruir lo frivoliza-, tanto en EEUU y Europa,
como en América Latina, es revulsiva.
Dado que no podrían durar ni cinco minutos debatiendo con el Professor Chomsky
–y con tantos otros, ninguneados también como él– lo que hacen es ignorarlo y
ocultarlo a la vista del gran público. Montados en sus enormes aparatos de
propaganda, que no de información, desde allí peroran y mienten impunemente, o
barren bajo la alfombra las opiniones fundadas, irrefutables y valientes de ese
enorme francotirador intelectual que es el ex professor del Instituto de Tecnología
de Massachusetts/MIT, USA.
Por eso las “fake news” son sólo un nuevo nombre para designar una
vieja costumbre del pseudo-periodismo que procura disimular su condición de
órgano de propaganda proclamando su carácter “profesional” e “imparcial”. Sus
voceros son pigmeos intelectuales que hacen de la prepotencia verdad; o de la
asimetría entre los que pueden hablar y los que no también verdad. Son los que
aupados sobre sus enormes oligopolios mediáticos proclaman sus sofismas e
inoculan sus venenos para enturbiar la mente del gran público, para
confundirlo, para sumirlo en la ignorancia porque cuanto más confuso e ignorante
sea más fácil será someterlo, enajenarlo…
Alabados como grandes personalidades del mundo de la cultura y la
comunicación por las mentiras dominantes les cabe a ellos y ellas el sayo de la
cáustica réplica que Gyorg Lúkacs espetara ante sus inquisidores: “un conejo
parado en la cima del Himalaya sigue siendo un conejo”. Conejos que deben
impedir que el mundo sepa que el Professor Chomsky vive, piensa y escribe; y
que sobreviven y medran en su oficio porque suprimen toda disidencia bien
fundada. Cuando forzados por las circunstancias montan un simulacro de debate
seleccionan cuidadosamente sus rivales. No hay lugar para el Professor Chomsky.
Eligen en cambio a sus críticos más rústicos, elementales, impresentables y
salen airosos de esa falaz contienda.
Por eso el lingüista social estadounidense, pese a ser el “Bartolomé
de Las Casas del imperio americano”, como acertadamente lo describiera Roberto
Fernández Retamar, es un gran desconocido para el público de EEUU. Sus
opiniones son dañinas y no deben circular masivamente. Y su nonagésimo
cumpleaños no fue celebrado como la supervivencia de un fabuloso tesoro de
conocimientos acumulados, de audaces teorizaciones, de valientes denuncias sino
como la insoportable longevidad de un excéntrico al que no se le debe prestar
ninguna atención. Para el pensamiento dominante (y ya sabemos de quién es ese
pensamiento) sus opiniones sólo revelan su odio y sus patológicos prejuicios
sobre la sociedad estadounidense.
No son opiniones propias de gentes “razonables”, esas que comprenden
que cuando EEUU mata a millones de personas en todo el mundo –en Siria, en
Irak, en Palestina, en Afganistán, en Yemen, en Libia– o cuando provoca desastres
humanitarios en Honduras, Guatemala y Haití, o cuando bloquea y agrede a países
como Irán, Panamá, Granada, Nicaragua, Cuba
y Venezuela, sometiéndolos a indecibles sufrimientos, son heroicos y
desinteresados sacrificios que la Casa Blanca hace en defensa de la libertad,
la democracia y los derechos humanos. El Prof. Chomsky no comparte ese discurso
exitista y autocomplaciente. Por eso, a sus noventa años, no hay nada que
celebrar, nada que festejar, nada que dar a conocer.
Termino recomendando la lectura de una de sus notas más punzantes de
los últimos años (publicada en La Jornada el 3 de noviembre del 2015) y que
lleva por título “Estados Unidos, el Estado terrorista número uno”
(https://lahaine.org/fM3Q). Comienza así: “Oficial: Estados Unidos es el mayor
Estado terrorista del mundo y se enorgullece de serlo. Esa debería ser la
cabeza de la nota principal del New York Times del 15 de octubre pasado, cuyo
título, más cortés, dice así: Estudio de la CIA sobre ayuda encubierta provoca
escepticismo sobre el apoyo a terroristas sirios”.
Con retraso desde la Argentina y toda Latinoamérica le mandamos este
afectuoso saludo por su nonagésimo cumpleaños deseándole que “cumplas muchos
más”, como dice la canción mexicana, y que nos siga inspirando con su
excepcional talento e inteligencia, sus sólidas denuncias y su fecunda prédica
antiimperialista.
PS: Lo subrayado es nuestro.
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