lunes, 27 de abril de 2015

Seminario Internacional: “La Lucha Contra el Imperialismo Yanqui Globalizado / Globalización del Capital".

Organizan: Prof. Dr. Pedro Vuskovic Bravo y Prof. Dr. Luis Inostroza Fernández
Facultad De Economía Universidad Nacional de México / UNAM
“Elevar el terrorismo a un poder universal, significa institucionalizar el estado de guerra permanente en el planeta”. Prof. Emmanuel Todd. 26/02/04. “          Welt-Macht U.S.A: Ein Nachrul”
Los testaferros incondicionales epígonos del capitalismo salvaje globalizado o globalización del capital: Helmut Kohl, Gerhard Schröder, Toni Blair, G. Wc. Bush, José María Aznar, Felipe González, François Mitterrand, Silvio Berlusconi, etc. No se cansan de repetir: “este proceso de globalización que nosotros lideramos es irreversible”. Entonces, digo yo, tendremos más guerras, más cesantía, más hambre, más miseria, más droga, más degeneración, más violencia, más niños esclavos o prostituyéndose, más pobreza, más destrucción del entorno ecológico, etc, porque el capitalismo salvaje globalizado le ha costado a la Humanidad: sangre, sudor y lágrimas y millones de muertos. ¿Porqué debería éste cambiar? Afirmar que el modelo capitalista salvaje está gravemente enfermo, es un lugar común. Por todos los campos serpentea un proceloso malestar. El mundo puede compararse con un inmenso hospital cuya atmósfera está saturada de gemidos, de angustia y de rabia. Desde varias decenas de años, se trata de hallar un remedio, mas el enfermo no se cura, por el contrario, se empeora. Si hay alguien que mantenga alguna duda al respecto, no tiene más que seguir las peripecias de Wal Street  y las del sheriff de turno contra el imperio del mal de turno: Afganistan, Irak, Siria, Libia, Palestina, etc. Muchos médicos se aproximan al lecho del enfermo, lo examinan con minuciosa diligencia y pronuncian sus diagnósticos. Más vale decirlo al instante, los médicos no logan ponerse de acuerdo entre sí: el chino dice blanco, el teutón dice rojo. Uno quiere marchar a la derecha y el otro a la izquierda. El médico yanqui por décadas, obcecadamente, sigue negando la existencia de la enfermedad, a saber, para quien no lo hubiera aún comprendido, la cuestión social. A la inversa, los testaferros, y epígonos europeos están acorde con lo médicos de Naciones Unidas en afirmar que la enfermedad existe, es decir, existe la cuestión social más, cuando llega al punto importante a la medicina, a la terapéutica que deben aplicar, como los medios para sanar y terminar con ella, se convierten en perros y gatos. Y alguno ensaya un experimento en el enfermo y otro propone lo contrario. El pobre paciente, entre tanto, prueba y vuelve a probar, pero no mejora, por el contrario, el desenlace fatal parece ineludible.
Como el imperialismo yanqui globalizado y sus testaferros, epígonos, no tiene una solución a la crisis social / económica, montan el show del terrorismo y buscan nuevos “malos” que combatir.
El imperialismo es la fase superior del desarrollo capitalista con la globalización se ha llegado a esta, es decir, la unificación de todos los países bajo un mando único.
Formalmente, los testaferros mantienen una libertad, una democracia, una soberanía en la medida de lo posible, con un control total de sus materias primas por parte de las empresas multinacionales, en condiciones de depredación de los recursos naturales de los satélites del imperio globalizado. La tiranía del capital es la hegemonía más despótica y desalmada de la celestina universal, el dinero. Les obliga a abrir sus mercados para la exportación de artículos de consumo “excedentes” y subsidia su agricultura y la mayoría de los productos nacionales, aplicando a los países dependientes la ley del embudo… la relación lógica no es suficiente para comprender toda la complejidad de la globalización del capital actual como lo impone los Estados Unidos.
La concentración de la producción y del capital ha llegado a un punto tan alto de desarrollo, que ha hecho que la Humanidad esté regida por las empresas multinacionales. La fusión del capital bancario con el industrial, hace surgir lo que hemos llamado la globalización del capital, controlada por una oligarquía financiera privada.
Adquiere un rol importante la exportación de capitales – especialmente los capitales buitres – y como colofón se pone fin al reparto territorial del mundo. El que no está de acuerdo con la globalización del capital está contra esta hegemonía y en este último caso, las consecuencias son ya conocidas. Estos puntos clarifican algunas de las peculiaridades del imperialismo moderno globalizado, cuya preocupación más importante no es el control territorial directo sino la hipoteca política – económica – social de los países colonizados. Un buen ejemplo es el alca. Un instrumento privilegiado para alcanzar su objetivo imperialista es la exportación de capitales buitres. Mediante la exportación de los capitales antes señalados, se crean economías sucursales de las empresas multinacionales, se soluciona el problema del exceso de acumulación capitalista y se crean mercancías en relación más directa con el mercado y a más barato costo. Por ejemplo, las inversiones estadounidenses en Latinoamérica garantizan el crecimiento de la expansión capitalista del imperio globalizado, sateliza las industrias donde se produce la inversión, se les garantiza a los inversores de fondos buitres: mano de obra barata, bajos intereses, no pago de impuestos, etc. Las empresas multinacionales cuentan con todo el apoyo de los Gobiernos testaferros, llegando a una total interdependencia entre el Estado y monopolios internacionales antes citados, hasta el punto de que la política internacional de Estado no es otra cosa que la resultante de los intereses monopolistas internacionales globalizados.
La globalización del capital que ha impuesto el imperialismo yanqui a nuestro desgraciado plantea, se traduce en la incondicionalidad del actuar de las grandes potencias desarrolladas bajo el tutelaje del sheriff de turno a todos los niveles: económico, político, militar, etc. Si en el rostro del mundo actual reconocemos nuestro drama Orweliano colectivo, si vemos el hambre, la miseria, la corrupción, la impunidad, la prostitución infantil y juvenil, la criminalidad, las drogas, la degeneración, el terrorismo en general y del Estado en particular, es que las ideas impuestas a la sociedad no han sido ni son las más eficaces ni se inspiran en un sentido ético real de humanidad. Si el individuo / masa no es esclavo de la naturaleza lo es en cambio de la economía de un sistema globalizado perverso, irracional e insolidario que no ha logrado convertir el caos en felicidad humana. Paradojalmente el irracionalismo que envuelve al género humano se produce cuando se cree estar en el más alto nivel de la evolución histórica.
La expansión del imperialismo yanqui globalizado, no se ha logrado en forma exclusiva por medios militares las presiones económicas, igualmente implacables y en modo alguno similar al mito de la competencia y libre empresa ha desempeñado un papel de importancia. Entre dichas presiones se cuenta: 
a)      Los créditos atados a los países dependientes y a los devastados por la guerra – la mayoría de ellas planeadas por el imperialismo yanqui, apara apoderarse de las materias primas - , en condiciones impuestas por el FMI, el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo / BID, organismos financieros al servicio de la globalización del capital.

b)      Los convenios comerciales que prohíben la protección de la industria y agricultura de países más débiles, contra la destrucción por parte de las poderosas empresas multinacionales.

c)      Utilización de embargos y boicots contra países que rechazan la hegemonía del imperio yanqui. Un caso significativo es el del digno, libre, culto, soberano y solidario Pueblo de Cuba.


d)      Intervención descarada diplomáticas para arrancar concesiones en beneficio de las empresas multinacionales del imperio.

e)      Imposición de créditos buitres no solicitados, que proporcionan a corto plazo grandes utilidades a los bancos del imperialismo yanqui.
En resumen la imposición imperial se ha conseguido en tres frentes perfectamente complementarios:
1.      El económico: progresiva satelización de las economías nacionales. La relación de dependencia que se establece por la inversión mayoritaria de capitales buitres, créditos atados, la usura de los convenios bilaterales, etc. El rol del sheriff del imperialismo yanqui globalizado consiste en mantener a raya a los países subdesarrollados, y, en general el crecimiento capitalista competitivo, pero sin llegar a asfixiarlos, porque podría dar paso a situaciones prerrevolucionarias y serios trastornos en el equilibrio de poder del sistema del capital globalizado.
El sheriff debe vigilar los eslabones más frágiles del sistema los países subdesarrollados, para que prosiga el expolio y los países ricos y desarrollados sigan siendo más ricos.la dificultad de conseguir equilibrio entre el control expoliador y necesario aumento del nivel de vida, suele decantarse hacia el primer término. Es entonces, cuando el imperialismo yanqui globalizado fomenta políticas internas fascistas en los países satélites colonizados y así conseguir la sumisión por el terror, administrados por regímenes títeres / demagogos pragmáticos contemporizadores / populistas corrompidos. Si las cosas se le complica apela a la brutalidad de las Fuerzas Armadas cipayas, quienes siempre está al servicio del amo imperialista yanqui.
2.      El político. De lo anterior se desprende lo complejo que es el control del sistema capitalista globalizado. La hegemonía imperialista yanqui globalizada descansa en la sumisión de los epígonos de la globalización del capital: Helmut Kohl, Gerhard Schröder, Toni Blair, G. Wc. Bush, José María Aznar, Felipe González, François Mitterrand, Silvio Berlusconi, etc. Este es un pacto que se fraguó en los años de la Guerra Fría. Tras la Segunda Guerra Mundial los imperialistas yanquis, bajo el dudoso manto de la beneficencia del Plan Marshall y luego con el control de la Otan y la estrecha vigilancia de la comunidad Europea se logró un control progresivo de la economía Europea.

3.      La influencia cultural yanqui a través de los medio mediático de (in) comunicación globalizados, nos ha permitido concluir a las personas que tenemos la capacidad de pensar, de imaginar, que la globalización del capital es una dictadura mediática, económica y política. En este régimen mediocrático sólo el 10% (en el mejor de los casos), de la población tiene acceso a la prensa de oposición, y el resto recibe las noticias enajenantes a través de una televisión basura controlada por los dueños de la celestina universal aunque se especula y se pretende convencer de que acepta el disenso. La primera consecuencia que se deriva de este punto es que la política cultural del imperialismo yanqui globalizado tiene un carácter sistemático que se extiende hasta los rincones más inesperados de la filantropía y de la cooperación técnica y se amplía progresivamente en la medida en que sus servicios son reclamados con insistencia creciente por las necesidades estratégicas y económicas que tiene el imperialismo yanqui en los territorios que controla.

La responsabilidad crucial de los científicos ante el intento sistemático de ponerlos al servicio del sistema imperial, es defender a toda costa su independencia. Fatalmente, esto supone un pronunciamiento ante los problemas de nuestro tiempo y es claro que el imperialismo yanqui, en general y cultural en particular tan sólo puede existir como una manifestación del antiimperialismo en el plano político.

El científico en un país atrasado debe mantener viva la llama del saber aunque esto implique necesariamente que su trabajo debe ser modesto comparado con el despliegue material que realiza la sociedad industrial. Está limitación no tiene mayor importancia, si comprende que su tarea real es a largo plazo y tan solo una sociedad de iguales a escala humana, en el marco de un irrestricto respeto de los derechos del ser humano y en especial de su dignidad, puede aprovechar en forma cabal los frutos del pensamiento. El sufre, dentro de sí mismo, el desgarramiento del choque entre la búsqueda del conocimiento y la voluntad de ponerlo al servicio del Pueblo, por un lado y la irracionalidad de un sistema perverso que por otro lado pone vallas infranqueables a su propósito.
Quizás el papel más importante que tienen asignados los científicos, que sobreviven al margen de la globalización y que no figura en los textos de ninguna ciencia, es aprovechar esta amarga experiencia para liquidar, terminar con la degradación moral en que ha caído, bajo la égida del imperialismo yanqui globalizado, la mayor parte de la práctica científica y volver a convertir el pensamiento en instrumento del progreso, bienestar y liberación del género humano. Un ejemplo admirable de lucha en esta dirección lo constituyen el Prof. Dr. Noam Chomsky y mi admirado compañero y amigo Prof. Dr. Pedro Vuskovic Bravo.

Como colofón, digamos que, el imperialismo yanqui globalizado está llevando al planeta por un despeñadero, no tiene ninguna solución a corto plazo, mediano y largo plazo de su congénita crisis que arrastra. Cuando se afirma que es indispensable políticas para un crecimiento sustentable, equitativo y democrático, no se quiere escuchar. El desarrollo no consiste en ayudar a unos pocos individuos a enriquecerse ignorando y marginando a las grandes mayorías. Por desarrollo entendemos la transformación de la sociedad injusta, inhumana e insolidaria, por otra que mejore la vida de los pobres que les permita salir adelante accediendo al trabajo digno a la salud y a la educación. Este desarrollo es imposible en el marco de la globalización del capital. ¿Cómo salimos del círculo vicioso?. Muy difícil. Los países en desarrollo deben tomar las riendas de su propio porvenir. Pero la clase política gobernante pragmática contemporizadora, rastrera y sumisa a los designios del sheriff de turno del imperialismo yanqui globalizado está siempre preparada para hambrear al pueblo y la temblorosa rodilla en tierra ante el dólar yanqui. No es fácil cambiar la mentalidad de la clase política cipaya, ni menos aún, de la clase oligarca empresarial de los países subdesarrollados.

Si se quiere que funcione una globalización de rostro humano, entonces debemos protestar y luchar para terminar con la globalización del capital que nos impone el imperialismo yanqui globalizado. Pero es condición sine qua non que los gobernantes que rigen los destinos de la humanidad sean los más sabios y honestos. Hasta ahora hemos sido gobernados, salvo excepciones,  por políticos inmorales, corruptos, pragmáticos contemporizadores, oportunistas y estúpido, al servicio del capital foráneo.

En el modelo de sociedad consumista que impone el imperialismo yanqui globalizado reina la violencia, el terrorismo, la corrupción, la degeneración y la impunidad, por causa de la decadencia política: todos lucran, nadie piensa, nadie sueña, todos consumen. La vida no vale nada.

Para la joven generación de  nuestro tiempo es esencial conocer las fuerzas morales que obran en las sociedades contemporáneas: virtudes para la vida social, que no descansan bajo ninguna cúpula partidista pragmática contemporizadora. Más que enseñarlas o difundirlas conviene despertarlas en la juventud que virtualmente las posee. Si la catequesis favorece la perpetuación del pasado, la mayéutica es propicia al florecimiento del porvenir. Dichosos los Pueblos de la América latina si los jóvenes de la nueva generación descubren en sí mismos las fuerzas necesarias para la magna obra: desenvolver la justicia social en la nacionalidad continental de la Patria Continente Latinoamérica y el Caribe que nos legara el Libertador General Simón Bolívar Palacios y Blanco.
Sapere Aude…, “Luz más luz”
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE. Ong  



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