Rodrigo Huenchullán, werkén de Temucuicui: “El Estado chileno nos roba hasta el alimento”
Por Andrés Figueroa Cornejo/ SurAndino/ADDHEE.ONG:
“En un comienzo, los vecinos del sitio nos
brindaron parte de su grano. Los últimos años, nos comunicaron que ellos no
pretendían sembrar más, pero si nosotros queríamos, podíamos hacerlo. Todo fue
un compromiso de palabra, como se usa acá. De hecho, por eso tuvimos la
confianza y garantía para poder sembrar, práctica que tiene un costo altísimo y
cuyos recursos salen de la comunidad.
Así, la siembra y cosecha la realizamos en un
predio de Pailahueque (Malleco) por el que ya habíamos interpuesto una demanda
para recuperar 12 mil hectáreas demarcadas por la comunidad el 2012. Después
fuimos habitando el lugar, levantando rucas en el territorio. Desde hace unos 3
a 4 años sembramos aquí.”
- ¿Y cuáles son las condiciones ‘legales’ de los
terrenos?
“Hasta ahora, en esas 12 mil hectáreas existen
varios dueños ‘legales’. Gran parte pertenece a las forestales Mininco, Arauco,
Maciza y a los particulares. En una porción de ese territorio nosotros realizamos
nuestras labores agrícolas”.
Rodrigo Huenchullán indicó que en el último ciclo
de faenas agrícolas, “Sembramos tres especies distintas de cultivo: trigo,
avena y lupino, en un terreno de aproximadamente 250 hectáreas, de manera
colectiva. Somos alrededor de 50 familias mapuche trabajando”, y agregó que,
“Este último año, toda la primera semana de febrero estuvimos cosechando. Pero
el 10 y 11 de febrero nos arrebataron los granos. Ahora bien, Carabineros no
actuó porque sospechaba que había un robo. Ocurrió que antes se judicializó el
asunto. Aparecieron personas, terceros, representando a los dueños legales del
predio, que presionaron a nuestros vecinos para presentar una denuncia de hurto
de grano en nuestra contra. Entonces la Fiscalía ordenó requisar nuestro grano
y maquinaria agrícola.
Todo lo anterior se dio en un contexto de estados
de excepción, de militarización de lo que llaman macrozona sur, de la
construcción mediática contra la lucha mapuche. Entonces armaron esta operación
con el propósito de dar una señal al conjunto del mundo mapuche que apunta a
que no se puede hacer lo que estábamos efectuando nosotros”.
Huenchullán dijo que, “Allí fue cuando entró la
prensa, la Fiscalía, los carabineros y el gobierno chileno a decir que la
Comunidad Autónoma Temucuicui estábamos robando la cosecha y que actuamos en
‘flagrancia’, lo que les permitió que nos quitaran nuestro grano y maquinaria.
Como no podían acusarnos de ‘usurpación’ de tierras, porque sería como si nos
estuviéramos robando a nosotros mismos, cambiaron la figura jurídica”.
- Desde ese momento, los hechos se precipitaron
rápidamente…
“Carabineros dejó en su custodia la cosecha que nos
quitó, equivalente a 150 hectáreas. Pero no se llevaron toda la siembra.
Quedaban 50 hectáreas de trigo por cosechar. El 3 de marzo la comunidad fue a
terminar la faena, pero arremetieron de nuevo los policías y nos volvieron a
despojar de unas 5 hectáreas de cosecha y de nuevas máquinas que habíamos
arrendado. Todo lo que no alcanzamos a cosechar, los agentes de carabineros lo
quemaron, escoltados de una caravana de vehículos blindados. Nos dejaron sin
alimento.
Pero a diferencia de lo que pasó el 10 y 11 de
febrero, que pensamos que se había tratado de un malentendido, el 3 de marzo la
gente de la comunidad se resistió a un nuevo robo. Ya nos habían quitado 80 mil
kilos de grano.
A eso de las 20.00 horas, Carabineros se replegó
del lugar y los comuneros comenzaron a cenar. Y a las 22.00 horas, Carabineros
volvió cuando ya estaba oscuro, disparando bombas lacrimógenas y perdigones de
acero indiscriminadamente sobre nosotros, mientras los militares cercaron el
predio. Nuestra gente comenzó a huir desordenadamente mientras caían heridos en
el descampado. Fue herido de gravedad el hijo de Víctor Queipul, Víctor Hugo
Queipul, quien permaneció toda la noche en la comunidad. El domingo 4 de marzo
ya no aguantaba más, y se decidió trasladarlo al Hospital de Victoria donde fue
atendido con un cuadro grave. La mayoría de los heridos fueron cuidados por la
propia comunidad”.
- ¿Por qué crees que el ataque concertado fue
contra ustedes en particular?
“El objetivo de la operación fue debilitar a la comunidad de Temucuicui. Hay comunidades de Malleco y de otras localidades que también realizan recuperaciones y control del territorio mediante labores agrícolas, lo que nos da más independencia y soberanía alimentaria.
La verdad, nosotros creímos al principio que este
gobierno sería diferente a los anteriores, sin embargo, terminó dominado por
los poderosos”.
Frente a la militarización de los territorios y el actuar de Carabineros: respeto a los derechos fundamentales de pueblos indígenas y población migrante
En el caso del sur del país
preocupa la utilización prolongada de los estados de excepción constitucional,
y como consecuencia, la presencia militar en la zona, como mecanismo para
establecer un control sobre los territorios de comunidades mapuche.
Reconociendo la existencia de una situación de alta conflictividad y de creciente
violencia en la zona, estamos convencidos de que la única forma de asegurar la
paz en esta parte del país es a través de mecanismos de diálogo y no por medio
de la presencia militar en dichos territorios.
Nos preocupa igualmente el actuar represivo y uso desproporcionado de la fuerza por parte de Carabineros en su actuación en comunidades mapuche. Es así como el 23 de febrero en el sector Carimallin, comuna de Río Bueno, agentes policiales de carabineros utilizaron escopetas antidisturbios y perdigones de plomo disparando a integrantes de comunidades, entre ellos mujeres, que se manifestaban frente a la construcción de la central hidroeléctrica Los Lagos, proyecto que afecta los derechos culturales y espirituales del pueblo mapuche. Como resultado, cinco de los manifestantes se encuentran con heridas de gravedad y uno de ellos con trauma ocular. En tanto, el 2 de marzo, tanquetas y personas del GOPE hostigaron, sin motivo alguno, a la Machi Millaray Huichalaf, al rodear su domicilio particular. Ello mientras se encontraba realizando su trabajo de machi junto a otras mujeres y menores de edad.
Por otro lado, consideramos que
la militarización de la frontera norte a través de la promulgación del DFL 1 2023 que
responde a políticas de seguridad adoptadas por el gobierno, no se ajustan a
los estándares de derechos humanos. Más aún, tal como la evidencia
internacional lo indica, la militarización de las fronteras no aminora el flujo
de personas migrantes. Al contrario, dicha política lo que produce es un
aumento del tránsito irregular y la ampliación de las redes de trata y tráfico
de personas. Resulta aún más preocupante el posible uso de armas letales en
contra de personas que están siendo desplazadas, víctimas de crisis
humanitarias en sus países de origen.
Es menester destacar que durante
el cierre de fronteras producto de la pandemia por COVID-19, durante el mandato
de Sebastián Piñera, los flujos migratorios irregulares aumentaron a máximos
históricos y con ello también, las muertes en la frontera. Vemos con preocupación
que continúe la mirada criminalizadora a la migración, y que permanezca y se
profundice el enfoque securitista para abordar la movilidad humana.
Ante lo anterior queremos
manifestar que:
Denunciamos la militarización en el sur
y norte del país, que generan un actuar desproporcionado de las fuerzas
policiales y militares, atentando contra la vida y la integridad física y
psíquica de las personas y comunidades.
Rechazamos la represión y el uso
desproporcionado de la fuerza por parte de agentes policiales o militares hacia
pueblos indígenas, en particular contra el pueblo mapuche, sus mujeres y niñxs,
en contextos de protesta.
Exhortamos a que la respuesta estatal frente a temas de alta conflictividad respete los derechos fundamentales de las personas y comunidades y atienda las recomendaciones que los diversos órganos del sistema internacional de derechos humanos han realizado al Estado de Chile, en relación a la no militarización y la adecuación del actuar de carabineros a los estándares de derechos humanos.
No existe excusa ni fundamento
que justifique el uso de la represión y la violencia para enfrentar un
conflicto, ya sea en temas de seguridad o de movilidad humana, debido a los
grandes riesgos que la militarización y el uso de armas conlleva para el
respeto y garantía de los derechos humanos.
Observatorio Ciudadano
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