¿LA PERSONA POR SOBRE LA MÁQUINA O LA
MAQUINA POR SOBRE LA PERSONA?: LA CIENCIA AL SERVICIO DEL SER HUMANO. LA
MAQUINA/”LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL” POR ENCIMA DE LA PERSONA AMENAZAN POR
DESBANCAR MILLONES DE PUESTOS DE TRABAJO…
La primera semana de marzo, el grupo de prensa Axel
Springer, el más grande de Alemania, y editor de los
periódicos Bild y Die Welt, anticipó una reducción significativa
de sus empleados. Según el gigante alemán, dicha reestructuración que se hará
hasta finales del año en curso está motivada por los últimos avances en la tecnología de
la información-comunicación. Mathias Döpfner, director del grupo, envió
una carta a su personal en la cual afirma que «la inteligencia artificial
revolucionará el periodismo y la industria de los medios de comunicación” en la
medida que substituya diversas actividades propias de la profesión.
Presencia cotidiana
Un buscador temático en Internet; la cortadora de césped
automática sin cable; el calculador de distancias o el de tipos de cambio;
múltiples traductores en línea; vehículos sin conductor o robots cirujanos…
Todos ellos avances tecnológicos que se van imponiendo aceleradamente gracias a
la Inteligencia Artificial. Resultado de la combinación de algoritmos
—secuencias de pasos lógicos, estructurados en programas— que permite crear
máquinas o instrumentos que presentan las mismas capacidades, o mejores, que
las del ser humano.
Inteligencia Artificial, o términos intercambiables
como “algoritmo” o “datos”, aparecen ya en los medios de prensa, estudios
científicos, ensayos sociológico-filosóficos, documentos sindicales e incluso
en las charlas de café, cuando compartimos aplicaciones e imágenes con nuestras
amistades. Y también están presentes en las reflexiones y los debates
sindicales, cuando se analiza el mundo del trabajo y el impacto directo que
tienen las nuevas tecnologías en ciertos sectores. Por ejemplo, por citar solo
algunos, el de las comunicaciones, la industria gráfica, el personal de ventas
—reemplazado en los países industrializados por máquinas de autopago—, el
bancario, el financiero, la logística en general y los centros de atención a
clientes.
La Inteligencia Artificial traduce conceptos casi mágicos.
A veces, incluso, se emplean sin entenderse el significado profundo de los
mismos. Como lo señala Adrien Tallent, graduado en Filosofía Política y Ética
en la Universidad de la Sorbona, Francia, en ciertos casos se los equipara con
“instrumentos infalibles y perfectamente racionales cuya ayuda puede
ser inestimable para delegar ciertas tareas o incluso responsabilidades”.
Potencialidad y amenazas
Sin embargo, subraya Tallent en un reciente artículo publicado
en The Conversation, “la recopilación masiva de datos y el uso generalizado de
algoritmos también supone una amenaza para la sociedad y la democracia”. Y
explica que, a “cambio de un servicio (casi siempre gratuito), los usuarios
delegan consciente o inconscientemente parte de su poder de decisión y la
posibilidad de influir en sus elecciones y opiniones”.
El filósofo francés recuerda que los sistemas de
Inteligencia Artificial se construyen para manejar enormes cantidades de datos
y que su propósito es tomar las decisiones más informadas y objetivas posibles.
Sin embargo, señala, este despliegue lógico a gran escala responde a opciones
políticas y a la promoción de lo que ciertos intelectuales denominan
«racionalidad algorítmica».
Tallent también explica que las sociedades occidentales
son herederas de la revolución científica y filosófica del siglo XVII y que se
construyeron en torno de las nociones de libertad y progreso, respetando cierta
armonía entre emancipación humana y desarrollo técnico. Y se interroga: ¿qué
podría ser más racional que la gestión de diversos sectores y actividades quede
en manos de la inteligencia artificial?
El problema que surge con esta concepción es que ve al
ser humano como falible frente a una Inteligencia Artificial considerada
infalible porque se basa en datos u objetos matemáticos. Según esa visión,
cualquier decisión sería irrefutable porque se basaría en argumentos
estadísticos sin tener en cuenta que la recuperación de datos y su explotación
implica matices y contradicciones.
Tallent advierte que los gigantes digitales (las grandes
empresas multinacionales del sector) conocen nuestras preferencias, nuestras
opiniones y nuestros deseos. Además, que los contenidos afines a nuestras ideas
ocupan un lugar preponderante y faltan opiniones alternativas, lo que facilita
y aumenta la difusión de noticias falsas (fake news), las cuales
disponen de un mayor potencial de difusión. Como resultado, cada vez
compartimos menos verdades y experiencias comunes, necesarias para que funcione
la democracia.
Inteligentes e invasivos
Al analizar nuestros datos personales con el propósito de
predecir nuestro comportamiento, el sistema dominante se está convirtiendo en
un “capitalismo de vigilancia», en palabras de la conocida socióloga estadounidense
Shoshana Zuboff, a quien Tallent cita en su artículo. Según Zuboff, para estas
empresas, los individuos ya no son clientes, sino productos para los
anunciantes o proveedores de datos, y esos datos permiten desposeer a los
potenciales consumidores de su propia voluntad.
Tallent subraya que “el hecho de que estemos expuestos a
esa publicidad dirigida demuestra las dudas que tenemos sobre nuestros propios
deseos. Ya no sabemos, realmente, si hemos deseado el objeto adquirido o lo
compramos porque nos lo mostraron antes. Nuestro deseo está automatizado”.
“Acostumbrados al progreso técnico —continúa— los
individuos se han habituado a un entorno en el que la búsqueda de comodidad,
rapidez y entretenimiento permite la generalización y perpetuación de sistemas
técnicos invasivos en detrimento de ciertas libertades fundamentales (derecho a
la intimidad, al anonimato, a la independencia de pensamiento, etc.), que son
las garantías de nuestras sociedades democráticas”.
Al facilitar nuestros datos e informaciones, concluye
Tallent, transferimos parte de nuestro libre albedrío y la capacidad de opinar
por nuestra propia cuenta. De esta manera limitamos seriamente nuestra capacidad
de influir en los procesos electorales, es decir, en el ejercicio mismo de la
democracia.
El caso de Cambridge Analytica es tal vez el
que mejor ejemplifica esta realidad. La firma inglesa recopiló y usó, sin
consentimiento, los datos de más de 80 millones de usuarios de Facebook. Su
accionar demuestra la capacidad de manipulación política que tuvieron las redes
sociales en elecciones tan decisivas como las presidenciales estadounidenses de
2016 o el referéndum británico sobre el Brexit para definir la continuidad o la
salida británica de la Unión Europea.
Cambridge Analytica también promovió la figura de
Mauricio Macri en su campaña electoral en 2015 en
Argentina. Diversos medios de prensa de muy variados horizontes ideológicos,
incluyendo algunos conservadores como La Nación, informaron en su momento sobre
este servicio de la empresa británica al ex Presidente argentino.
Control democrático de la Inteligencia Artificial
SYNDICOM, el sindicato suizo de la comunicación, comenzó
hace años el estudio de la temática relacionada con la Inteligencia Artificial
y este tema sigue siendo una prioridad cotidiana de su trabajo gremial. En 2020
avanzó una serie de principios rectores para conceptualizar y promover su uso
responsable.
La tesis fundamental consiste en que “en un mundo digital
en el que la inteligencia artificial gana terreno, cada individuo debe poder
decidir libre y autónomamente dónde y en qué medida se apoya en la tecnología,
y en qué casos actúa por cuenta propia, sin ayuda de la misma”. El sindicato
está convencido “de que el gran potencial de la inteligencia artificial sólo
podrá hacerse realidad si se adapta a nuestras necesidades y si es aceptado por
la sociedad”.
Sin embargo, advierte, esto debe hacerse dentro de un
marco libremente elegido y que sea ética y legalmente correcto. Y enfatiza:
“Los seres humanos deben seguir conservando su soberanía”. Es decir, los
individuos deben ubicarse y prevalecer sobre las máquinas y sus productos.
SYNDICOM considera esencial incluir las cuestiones éticas
en el desarrollo y el uso de la IA y subraya que, en el contexto de los
derechos humanos, la participación democrática, el Estado de Derecho y la
redistribución social, la inteligencia artificial debe tener como único
objetivo estar al servicio de las personas y de su libertad, y no al servicio
de acumulación, propio de las empresas.
Palanca para redistribuir el ingreso
En 2020 SYNDICOM aprobó nueve Principios Rectores, es
decir, marcos conceptuales de la Inteligencia Artificial para el Futuro Humano.
Entre ellos: el ejercicio de autonomía y control; el respeto de los derechos
humanos y los derechos fundamentales; la responsabilidad ética y social;
asegurar transparencia; ejercitar la responsabilidad; aceptar las relaciones de
coparticipación social y la codecisión de los trabajadores, y reconocer una
transformación digital justa y duradera.
La transformación digital justa constituye un punto
esencial de los postulados del sindicato y va directo al tema de la
redistribución del ingreso. Para SYNDICOM, dicha transformación debe mejorar la
situación del mayor número posible de personas mediante la redistribución y los
esfuerzos por lograr la igualdad de género. “Las ganancias de productividad que
pueda aportar el uso de la IA deben reinvertirse de forma sostenible en beneficio
de la gente”. Y advierte que “en la era de la cuarta revolución industrial, el
sistema económico ha cambiado de rostro. Pretende funcionar con el menor número
posible de trabajadoras/es y alejarse de las relaciones contractuales
garantizadas por las convenciones colectivas”. Esta visión no constituye “una
innovación tecnológica, sino una ruptura histórica y social. Las razones no hay
que buscarlas en la automatización digital, sino en el sistema económico
dominante”, concluye esta organización gremial helvética.
En cuanto al eventual uso indebido de las bases de datos,
elemento esencial de la IA, la propuesta de SYNDICOM consiste en impulsar
paraguas protectores debido a que la big data y la IA también
pueden diseñarse para perjudicar a las personas. Estas inmensas cantidades de
información, los datos, la IA y los sistemas inteligentes constituyen
ingeniosas herramientas en manos de una multitud de actores, muchos de los
cuales son políticamente poderosos, así como delincuentes. Esto debe tenerse en
cuenta a la hora de diseñar y regular la IA. Sin embargo, el daño potencial “no
es una característica del desarrollo tecnológico, sino un resultado de su uso.
Por eso es tan importante que los diferentes actores del Estado regulen el
espacio digital para evitar que otros se apoderen de él y lo manipulen, incluso
fuera de las fronteras nacionales».
Temática alucinante y reflexiones en pañales, que muchas
veces parecen ir detrás del propio ritmo robótico de las nuevas tecnologías de
la información, tan invasoras como beligerantes e imponentes. ¿Quién controla a
quién en esta compleja relación entre robots y seres humanos? Tal vez, como lo
afirma el filósofo suizo Hans Widmer, el
desafío esencial sea desarrollar, trabajar, conceptualizar y pensar a fondo la
relación entre la Inteligencia Artificial y la ética, para evitar caer en el
riesgo posible de “un individuo que quede bajo la tutela de la IA.
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.
¿LA PERSONA POR SOBRE LA MÁQUINA O LA MAQUINA POR SOBRE LA PERSONA?: LA CIENCIA AL SERVICIO DEL SER HUMANO. LA MAQUINA/”LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL” POR ENCIMA DE LA PERSONA AMENAZAN POR DESBANCAR MILLONES DE PUESTOS DE TRABAJO…
POR SERGIO FERRARI.
La persona por
sobre la máquina, la ciencia al servicio del ser Humano.
El
maldito Nuevo Orden Mundial del sistema
capitalista salvaje, “La máquina, la ciencia, las malditas guerras imperiales,
las pandemias, hoy, “la inteligencia artificial” al servicio de la destrucción
del género humano. El fin justifica los medios, los jerarcas del club
Bilderberg a raja tabla están imponiendo el legado de George Orwell/1984. Su
objetivo final es el control absoluto de todo el mundo, en todos los sentidos
de la palabra: “Reconozco dos cosas
infinitas, la distancia en el Universo y la estupidez humana”.
La
inteligencia a causado nuestros males, pero la falta de ella no los curara.
Solo una inteligencia humana al servicio del ser humano valga la redundancia
puede hacerlo feliz. La inteligencia artificial es un desaguisado, un fiasco
científico porque carece de sindéresis capacidad natural para observar,
analizar con discreción, y juzgar rectamente, constituye una bancarrota moral e
intelectual, un derroche de espirito en un erial de vergüenza…
Estimados
y admirados defensores del Género Humano, de la Humanidad: Prof. Dr. Noam
Chomsky, Dr. Roberto Savio, Profesora Elsa M. Bruzzone, de Argentina, Dra.
Roxana Pey, de Chile, Padre Eugenio Pizarro Poblete, Dr. Atilio Alberto Boron,
Argentina, Prof. Dra. Patricia Mena Ledesma, Prof. Antonio Raudilio Martin
Sanchez, de Cuba Prof. Dr. Héctor Muñoz
Cruz, escritores, analistas internacionales, Sergio Rodríguez Gelfenstein,
Venezuela, Dr. Mariano Sierra S., Colombia, Luis Espinoza Garrido, Prof. Rómulo
Pardo Silva, de Chile, Susanne Bayer, Simon Book, Thomas Schulz, Diario Spiegel, asumimos con esperanza y
memoria que otro mundo es posible sin la tiranía capitalista que imponen los
jerarcas del club Bilderberg, dueños de la celestina universal, la genial
reflexión del escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, que cuando la ignorancia
y la prepotencia de los plutócratas del club Bilderberg pretenden convertirla
en Derecho, la idea, el deseo de cambiar el mundo, no es una locura, ni una
utopía sino Justicia Plena.
“Solo merecen la libertad y la
vida quienes cada dia las conquistan, Luz, más luz”…
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
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