jueves, 16 de diciembre de 2021

Cuando la primera versión es una tragedia y la segunda una farsa.



La vuelta de la Concertación

Cuando la primera versión es una tragedia y la segunda una farsa.

El regocijo del capital financiero y los empresarios no puede ser mayor, ya que a pesar de la complicada situación en que se encuentra su proyecto de dominación, no tuvieron gran problema en determinar el carácter de la elección presidencial con la imposición de la “moderación” y los temas que les permiten defender sus intereses.

La elección presidencial se impone como el acontecimiento que no deja ver el bosque de la crisis o, al menos, muestra la ilusión de quienes llegan a la segunda vuelta del próximo domingo, convencidos que su resolución se puede dar en los marcos del neoliberalismo, tal como lo demuestran sus programas. Para las aún dispersas fuerzas que plantean una salida democrático-popular que ponga término al modelo, la coyuntura electoral los desfavorece ampliamente y, una vez más, se quedan al margen de un importante evento político resignados a esperar un momento que nunca llega, ya que no abordan los problemas de fondo que arrastran desde hace décadas y que les impide analizar una situación compleja como la que se observa en la sociedad chilena.

No obstante, cualquier diagnóstico que se precie de serio, debe incluir los alcances de la crisis, al menos, en el mediano plazo y es en dicho marco que debe incluirse la definición presidencial, de gran importancia porque decide quién encabezará el aparato estatal, aunque con acotada relevancia si quienes lo dirigirán solo la administrarán. En tal caso, no cabe duda que la protesta se reactivará con gran fuerza extendiendo la incertidumbre y las dificultades.

La Derecha no tiene propuesta y su defensiva es extrema por más que saque cuentas alegres de su resultado en la primera vuelta y las parlamentarias. En tal sentido, que haya ganado la trinchera es un retroceso y ya la complica. La Derecha insensatamente se definió por la trinchera y por más que intenta mostrar moderación, el “Heil Hitler” se le sale sin recato alguno complicando su candidatura.

Asimismo, la posibilidad de que sea viable la propuesta de Apruebo Dignidad y sus aliados concertacionistas es muy lejana, ya que está construida sobre la base de un consenso con el capital financiero y el empresariado, algo que con seguridad les sugieren sus consejeros europeos, pero que es inaplicable a la realidad chilena. Si la patronal parece dispuesta a llegar a un acuerdo, solo lo hará por táctica ya que no está dispuesta a sacrificar su expansión, sobre todo, si supone que en el futuro Congreso se frenará cualquier intento por imponerle nuevas “reglas del juego”. Ni siquiera una derrota aplastante en la segunda vuelta los hará retroceder, ya pesaron que sus adversarios son indecisos.

El bloque que se está constituyendo entre el Frente Amplio, el PC y partidos de la ex Concertación, intentará aplicar las mismas medidas que fracasaron en los pasados treinta años, en medio de un diseño de negociación con la Derecha y los empresarios que reforzará el modelo.

La presencia de personeros de la Concertación en la campaña muestra hacia dónde se dirige Gabriel Boric La situación de las opciones para salir de la crisis está determinada por los proyectos de sociedad que se planteen y la fuerza política que se construya para impulsarlos, así como las alianzas que se logren para hacerlo viable, esto último determinado por la capacidad para avanzar y a la vez neutralizar las oposiciones. En cuanto al Frente Amplio, públicamente ha planteado que su propuesta es impulsar un Estado de Bienestar cuyo modelo son los países nórdicos y para ello, aspira a construir un bloque político que aglutine a los sectores socialdemócratas del país, entre los que considera como aliados estratégicos al Partido Comunista y al Partido Socialista y sectores del PPD, a los que agrega los movimientos sociales de viejo cuño como la Cut, la Anef y otros nuevos como No + AFP y algunos círculos feministas y ambientalistas. Con tal diseño se puede estar en desacuerdo, pero es serio y extenso, el problema está en su inviabilidad en los marcos del capitalismo, por lo que está condenado al fracaso, al margen del problema ético que resulta la presencia en la campaña de socialistas, pepedés y otros ex concertacionistas, algo que parece, ya fue olvidado muy rápidamente. No obstante, en lo que resulta más obvio el camino hacia dónde se dirigirá el futuro gobierno de Apruebo Dignidad, es en la constitución del equipo económico, ya que tanto los originales como el “refuerzo” que llegó desde sus nuevos aliados, son “técnicos” que se formaron en universidades europeas o norteamericanas, todas y todos, proclives a mantener el modelo. La decisión encaja con la estrategia de ocho años que se ha propuesto el Frente Amplio para alcanzar el Estado de Bienestar, en un modo muy parecido al que pregonaba el ex presidente Ricardo Lagos cuando le ponía fecha al arribo de Chile al exclusivo club de países desarrollados. Nada nuevo bajo el sol. El gran problema se encuentra en que no habrá resolución de la crisis, solo será “chuteada” hacia adelante aumentando las penurias del pueblo y permitiendo que los empresarios y el capital financiero puedan recomponerse y desencadenar una contraofensiva estratégica, lo que hasta el momento parece difícil, pero no imposible, ya que en política cualquier proceso puede ser revertido.

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