La vuelta de la Concertación
Cuando la primera versión es una tragedia y la segunda una farsa.
El regocijo del capital financiero y los empresarios no
puede ser mayor, ya que a pesar de la complicada situación en que se encuentra
su proyecto de dominación, no tuvieron gran problema en determinar el carácter
de la elección presidencial con la imposición de la “moderación” y los temas que
les permiten defender sus intereses.
La elección presidencial se impone como el acontecimiento que
no deja ver el bosque de la crisis o, al menos, muestra la ilusión de quienes
llegan a la segunda vuelta del próximo domingo, convencidos que su resolución
se puede dar en los marcos del neoliberalismo, tal como lo demuestran sus programas.
Para las aún dispersas fuerzas que plantean una salida democrático-popular que
ponga término al modelo, la coyuntura electoral los desfavorece ampliamente y,
una vez más, se quedan al margen de un importante evento político resignados a
esperar un momento que nunca llega, ya que no abordan los problemas de fondo
que arrastran desde hace décadas y que les impide analizar una situación compleja
como la que se observa en la sociedad chilena.
No obstante, cualquier diagnóstico que se precie de serio,
debe incluir los alcances de la crisis, al menos, en el mediano plazo y es en
dicho marco que debe incluirse la definición presidencial, de gran importancia
porque decide quién encabezará el aparato estatal, aunque con acotada relevancia
si quienes lo dirigirán solo la administrarán. En tal caso, no cabe duda que la
protesta se reactivará con gran fuerza extendiendo la incertidumbre y las
dificultades.
La Derecha no tiene propuesta y su defensiva es extrema por
más que saque cuentas alegres de su resultado en la primera vuelta y las
parlamentarias. En tal sentido, que haya ganado la trinchera es un retroceso y
ya la complica. La Derecha insensatamente se definió por la trinchera y por más
que intenta mostrar moderación, el “Heil Hitler” se le sale sin recato alguno
complicando su candidatura.
Asimismo, la posibilidad de que sea viable la propuesta de
Apruebo Dignidad y sus aliados concertacionistas es muy lejana, ya que está construida
sobre la base de un consenso con el capital financiero y el empresariado, algo
que con seguridad les sugieren sus consejeros europeos, pero que es inaplicable
a la realidad chilena. Si la patronal parece dispuesta a llegar a un acuerdo,
solo lo hará por táctica ya que no está dispuesta a sacrificar su expansión,
sobre todo, si supone que en el futuro Congreso se frenará cualquier intento
por imponerle nuevas “reglas del juego”. Ni siquiera una derrota aplastante en
la segunda vuelta los hará retroceder, ya pesaron que sus adversarios son
indecisos.
El bloque que se está constituyendo entre el Frente
Amplio, el PC y partidos de la ex Concertación, intentará aplicar las mismas
medidas que fracasaron en los pasados treinta años, en medio de un diseño de
negociación con la Derecha y los empresarios que reforzará el modelo.
La presencia de personeros de la Concertación en la campaña
muestra hacia dónde se dirige Gabriel Boric La situación de las opciones para
salir de la crisis está determinada por los proyectos de sociedad que se
planteen y la fuerza política que se construya para impulsarlos, así como las
alianzas que se logren para hacerlo viable, esto último determinado por la
capacidad para avanzar y a la vez neutralizar las oposiciones. En cuanto al
Frente Amplio, públicamente ha planteado que su propuesta es impulsar un Estado
de Bienestar cuyo modelo son los países nórdicos y para ello, aspira a
construir un bloque político que aglutine a los sectores socialdemócratas del país,
entre los que considera como aliados estratégicos al Partido Comunista y al
Partido Socialista y sectores del PPD, a los que agrega los movimientos
sociales de viejo cuño como la Cut, la Anef y otros nuevos como No + AFP y
algunos círculos feministas y ambientalistas. Con tal diseño se puede estar en
desacuerdo, pero es serio y extenso, el problema está en su inviabilidad en los
marcos del capitalismo, por lo que está condenado al fracaso, al margen del
problema ético que resulta la presencia en la campaña de socialistas, pepedés y
otros ex concertacionistas, algo que parece, ya fue olvidado muy rápidamente.
No obstante, en lo que resulta más obvio el camino hacia dónde se dirigirá el
futuro gobierno de Apruebo Dignidad, es en la constitución del equipo económico,
ya que tanto los originales como el “refuerzo” que llegó desde sus nuevos
aliados, son “técnicos” que se formaron en universidades europeas o
norteamericanas, todas y todos, proclives a mantener el modelo. La decisión encaja
con la estrategia de ocho años que se ha propuesto el Frente Amplio para
alcanzar el Estado de Bienestar, en un modo muy parecido al que pregonaba el ex
presidente Ricardo Lagos cuando le ponía fecha al arribo de Chile al exclusivo
club de países desarrollados. Nada nuevo bajo el sol. El gran problema se
encuentra en que no habrá resolución de la crisis, solo será “chuteada” hacia
adelante aumentando las penurias del pueblo y permitiendo que los empresarios y
el capital financiero puedan recomponerse y desencadenar una contraofensiva
estratégica, lo que hasta el momento parece difícil, pero no imposible, ya que
en política cualquier proceso puede ser revertido.
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