Chile. El triunfo de Gabriel Boric y el reto del nuevo gobierno chileno.
Por
Tony López R.
Escritor, periodista, politólogo y analista internacional. Addhee.Ong
Las
expectativas creadas por los diversos medios y campañas políticas a favor del
candidato Gabriel Boric, que al final ganó la presidencia, estaban sustentadas en
la supuesta posición de izquierda y lo llevaría a dar un radical cambio a la
grave crisis económica, política y social interna en este país austral.
Nada
mas bendecida por la sociedad chilena, que esa política se convirtiera en una
realidad y dejar atrás las abismales desigualdades y gobiernos cuyas acciones políticas,
económicas y sociales, solo han favorecido
las altas elites económicas y políticas chilenas y entregado sus principales
recursos mineros, económicos y comerciales a las grandes trasnacionales y el
mas fiel exponente del modelo neoliberal, impuesto en el país por el dictador Augusto Pinochet, y continuado por
los gobiernos de la Concertación.
He
aquí el dilema, el joven elegido presidente Gabriel Boric, viene del riñón, de
los sectores que fueron gobierno de la concertación como Ricardo Lagos y Michell
Bachelet, está última cuyos incumplimientos en el tema de la educación condujo
a las grandes manifestaciones estudiantiles y del sector pedagógico de donde
surgió el liderazgo de Boric.
Fueron
Lagos y Bachelet, los que subieron a la presidencia de Chile con el manto de
representar el Socialismo, luego de haber dividido al histórico Partido
Socialista Chileno (PSCH) uno de cuyos líderes lo fue el héroe y mártir
presidente Salvador Allende Gossens y
que nada tiene que ver con algunas posiciones que políticamente y públicamente
ha sustentado el elegido presidente Gabriel Boric, muy especialmente a la
política exterior que lo hacen muy cercano a las de Estados Unidos.
Tal es
así que sus posiciones relacionadas con la política exterior y latinoamericana
y caribeña, según sus discursos de campaña están directamente relacionadas con
las Fake News en cuanto al falso y maniqueo tema de la violación de derechos
humanos, democracia y libre expresión sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Siguiendo
a pie juntillas la política de Donald Trump y de Joe Biden, contra estos tres
países. Ni una sola palabra de condena del bloqueo que por 62 años mantiene
Estados Unidos contra Cuba, tampoco las sanciones ilegales a Venezuela y del
robo de los bienes venezolanos por EE: UU y el Reino Unido. Ni una sola mención a que hará con el
desprestigiado e ilegal Grupo de Lima. Esta conducta tiene un importante
significado que marca política, salvo que las rectifique. Diferente fue la
ética de los gobiernos de estos tres países cuando felicitaron a Gabriel Boric
por su triunfo electoral. Es el sentido martiano, bolivariano y allendista de
la unidad continental.
El
Partido Socialista Democrático, desprendimiento del histórico y combativo PSCH,
fue obra de sectores chilenos de centro derecha y de la socialdemocracia
europea, filosofía política que tomó fuerza en las décadas del 50 y 60 en la
República Federal Alemana, que encabezada por líder político Willy Brant,
desarrollo una fuerte oposición a la derecha fascista en ese país y adversaria
de la política marxista-leninista de la URSS y de los países de la Europa del
este.
Esa
política, del Partido Socialista Alemán (SPD) nada tiene que ver con la que encabezó
a principios del siglo XX la socialista y revolucionaria alemana Rosa de
Luxemburgo.
La socialdemocracia
actual y la que abrazaron los disidentes del Partido Socialista Chileno, para
conformar el Partido Socialista Democrático de Ricardo Lagos y Michelle
Bachelet, es el que abrazó la filosofía del anticomunismo y lo sustenta en la teoría
del Socialismo Democrático.
El SPD
o sea el Partido Socialista Alemán, tuvo mucha influencia en los sectores políticos
chilenos y es precisamente el Partido Socialista Democrático, al que les otorgo
becas e intercambio a través de la Fundación Friedrich Ebert, pero su antecedente se nutre
de los miles de chilenos refugiados en lo que eran las dos Alemania, la Federal
(RFA) y la Democrática, (RDA).
Incluyendo a Michelle Bachelet que estudiaba en Hamburgo en los años 70.
Es en
el cumplimiento de su compromiso de campaña, donde tenemos que evaluar cual es
la ruta que tomará el gobierno de Boric y entonces poder calificar con certeza
en que cuerda política e ideológica se moverá.
Las comparaciones siempre son malas y los escenarios y las generaciones
distintas, es la razón por la cual debemos ser objetivos y justos y aún faltan
dos meses y dieciocho días para la toma de posición del presidente Gabriel
Boric el próximo 11 de marzo del 2022.
Es
natural que los medios, incluyendo la redes sociales y los analistas políticos,
adelanten sus impresiones y siempre lo harán en base a sus intereses y sus filiaciones
políticas, la realidad y en lo que públicamente se ha comprometido Boric, son
algunos temas que en campaña se expusieron y lo que expresó el día 19 de diciembre, en la plaza pública cuando se
dio a conocer que era el ganador de las elecciones y nuevo presidente de Chile.
En su
discurso se comprometió a ser el Presidente de todos los chilenos, eso incluye
los pueblos originarios y por tanto los territorios de la Araucanía y los Mapuches
deben ser absolutamente respetados y cumplidas todas sus reivindicaciones
política, económicas y sociales.
Precisó
en su discurso que le daría solución al tema de la educación y que sería
plenamente publica con todo el respaldo del gobierno y estado, en todos los
niveles. Igualmente lo relacionado con la salud pública que será una prioridad
de su gobierno, para todos los chilenos sin exclusiones y priorizando a las
familias vulnerables.
También
se pronunció sobre la situación de buscar solución para el desempleo, así como
estudiar el tema de los pensionados y entendía que era preciso que era un tema
a solucionar y proporcionar una vida digna a estos ciudadanos.
Todo
lo arriba apuntado son temas importantes, pero no para afirmar que el elegido
presidente chileno, representa los intereses de la verdadera y única izquierda,
la que se plantea cambios estructurales de fondo en lo económico, político y
social y eso no es lo que presenta el programa de Gabriel Boric, él no se ha
pronunciado por cambios estructurales para cambiar el modelo neoliberal.
Ese
modelo neoliberal tan afamado en la era pinochetista y de la época de los
gobiernos de la Concertación, que solo maquillaron solo un poco el sistema
imperante, que ni tan siquiera se atrevieron a cambiar la Constitución
Pinochetista, como habían prometido, especialmente la presidenta Michelle
Bachelet. Como tampoco le aplicaron la Justicia al dictador y a sus generales y
criminales miembros de la DINA y la CNI.
La
impunidad se ha impuesto en Chile y hoy tenemos presente que para nada se ha
tratado el tema de las criminales acciones de octubre del 2019, donde medio
centenar de jóvenes chilenos fueron asesinados, cientos de heridos y cerca de
300 perdieron la vista por la represión del gobierno de Sebastián Piñera. ¿Responderá
Piñera ante un tribunal por esos hechos?
De que
respeto a los derechos humanos y de democracia y libertades habla y ha hablado
el elegido presidente Boric, sobre la situación en Venezuela, Nicaragua y Cuba,
cuando su país es el exponente más claro de las violaciones a los derechos
humanos, a la democracia y a las libertades publicas de todos los chilenos, o
acaso los mapuches no lo son y aún en estos momentos son masacrados.
Esperemos
que el gobierno de Boric, cumpla realmente con lo que se espera de él y no solo
simples cambios y afeites. Para cumplir debe realizar reales cambios
estructurales que los lleve a una verdadera democracia, con justicia social y
eliminación de la impunidad. Eso espera
ese pueblo que hoy esta sumido en una gran miseria y una desigualdad y
exclusión que lo llevan a estar en la lista de los países con mayores y graves
problemas socio-económico en el mundo.
Se que
el Presidente, tiene un enorme reto por delante y por ello, es importante que él
le brinde apoyo a los constituyentitas chilenos que se pronuncian por cambios
profundos y se incluyan en el proyecto que actualmente trabajan. Impedir que la
derecha siga obstaculizando los cambios estratégicos que realmente acabarían
con la que ellos, están proponiendo, similar a la actual legada por Pinochet, y
cargada con todo el contenido excluyente y favorable a las elites del poder en
Chile.
Solo
con una Constitución verdaderamente pensada y escrita para beneficiar al
pueblo, que le brinde los instrumentos jurídicos y constitucionales al Estado y
Gobierno y sí él tiene las verdaderas intenciones de lograr un nuevo Chile,
debe apartarse del pensamiento socialdemócrata que abrazo y de los asesores de
la Concertación. Su triunfo se lo debe al pueblo y al él es al que debe
responderle para lograr un nuevo Chile.
Solo
así podrá cumplir con las promesas de campaña y garantizarle al pueblo chileno
una real y verdadera democracia, el verdadero respeto a los derechos humanos y
a la libertad de expresión. No para la
libertad de promover la política de odio como la que utilizaron en la campaña del
candidato José Antonio Kast, al promover el pensamiento nazi-fascista que
dolorosa y lamentablemente tiene el respaldo de un 44 % de los votantes que
acudieron a las urnas el pasado 19 de diciembre.
Durante
esta campaña, el discurso anticomunista y misógino promovido, sobre todo en
redes sociales de los partidarios de Kast, fue permanente, se llegó al extremo
de cuestionar el derecho al voto de la mujer, así lo expresó el recién elegido
diputado Johannes Kaiser. Es decir, el odio ideológico y el odio de género
formaron parte importante de la comunicación política desplegada. A ese extremo
ha penetrado el pensamiento del nazi fascismo, en Chile, expresado en la UDI,
el Partido Republicano y Renovación Nacional, (RN) entre otros.
El
escenario político chileno es complejo, no cabe duda que la derecha salió
derrotada, pero no muerta, los números electorales de la segunda vuelta hablan
y lo expresan claramente, del 99.99 % de las mesas escrutadas de los 15,00.000
millones en edad de votar, solo lo hicieron 8,364.534 millones, y no votaron
6,635.466, otorgándole así a Gabriel Boric 4,620,671 millones de votos el 55.6
% y a José Antonio Kast 3,649,647 votos, para el 44.1 %. La diferencia en votos fue de 94,216.
En fin,
puede afirmarse que mas de 3 millones y medios de chilenos aprueban y defienden
las posiciones de la extrema derecha, pero hay que advertir que los casi 7
millones que se abstuvieron, una buena parte porque no creen ni en las
elecciones ni en los políticos que nada de lo que prometen cumplen y son los que están sufriendo con sus familias
los 31 años de gobiernos de la
Concertación pos dictadura y 17 de la
criminal tiranía pinochetista, en total 48 años
de abandono social, económico,
exclusión y racismo.
Esos 7
millones que están allí, sumados a los 4 millones 600, mil que votó por él, son
casi 12 millones y están allí para defender un gobierno que sea realmente para
el pueblo y por el pueblo. Boric debe tener claro que más de un millón de votos
que lo eligió están por una real política para el pueblo y no para engañarlos.
Y que los 7 millones lo defenderán sí solo se coloca al lado del pueblo del que
ellos forman parte.
El
pueblo chileno no es el mismo de muchos años anteriores, hoy tiene un fuerte
movimiento social, barrial y territorial y es el pueblo desde sus comunas, no se
trata ahora de temas sectoriales, como lo que fue el movimiento estudiantil y
de profesionales, hoy la situación es muy distinta y hay conciencia en ese
pueblo, al que le ha costado mucha sangre derramada, heridos e incapacitados
por las torturas y el Terrorismo de Estado
aplicado a través de su fuerza pública, conocidos como Carabineros. El pueblo
espera que el nuevo gobierno lleve a la justicia a todos los culpables, esos
sí, violadores de los derechos humanos y antidemocráticos.
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