En política la ingenuidad mata más que las balas
Abstenerse o anular el voto es una decisión legítima
Los planteamientos de cada candidatura son claros, a pesar
de las varias diferencias en estilos y prioridades, ambas tienen como propósito
el continuismo, vale decir, administrar el modelo aunque de distintas formas.
Por un lado, eliminar los factores que lo hacen más duro en el caso de Boric o
en la corrección de sus imperfecciones para facilitar su expansión, en el
planteamiento de Kast. En lo que se refiere a este último, su diseño inicial
cambia a diario hacia posturas más moderadas en la medida que unifica tras su
persona al bloque gobiernista y acepta ampliar la fuerza hacia el centro, la
gran condición del capital financiero. Uno de los problemas de ambas
postulaciones se encuentra en la poca probabilidad de que vaya más gente a
votar que en la pasada elección, por lo tanto, se debe trabajar para ganar
adhesión en quienes lo hicieron el 21 de noviembre. En tal sentido, se supone
que los votos de Parisi son los que desequilibrarían el ballotage.
En dicha posibilidad es probable que un gran porcentaje se
abstenga lo que desfavorecería a Kast e, igualmente, sus posiciones
ultraconservadoras lo aleja de la gente joven que no participó y que esta vez
podría hacerlo buscando castigar su opción más que estar de acuerdo con su
contendor.
Las candidaturas moderaron sus posiciones, Gabriel Boric
dio un giro y no cambiará el modelo, por lo que es lógico que quienes anhelan
cambios no se sientan representados.
Si José Kast no logra atraer la votación de Parisi tendrá dificultades
para imponerse, mientras que es probable una gran afluencia de votos nuevos
para Boric, al menos esa es su mayor posibilidad de salir elegido, no obstante,
el giro hacia la moderación y el apoyo explícito de personajes de mala reputación
pertenecientes a la ex Concertación lo perjudica.
En tal sentido, el desguace de su programa quitándole el
peso de medidas que alejen al sector moderado lo dejó con una propuesta que no
da para resolver la crisis del modelo y ese es el problema de fondo, la
elección presidencial es solo un elemento en su resolución o agudización. Por
ello, quienes ven que con los proyectos de ambos candidatos no habrá solución a
los graves problemas de desigualdad que tiene la mayor parte de la población,
es legítimo que se abstengan o anulen su voto. No le hacen el juego a ninguno
de los dos, porque se inclina por otro tipo de propuesta.
Apruebo Dignidad sostiene que es el bloque político por los
cambios, el que debería ampliarse a la ex Concertación. Quienes creen que la
fuerza política aún está en formación discrepan de dicha posición y son
posturas diferentes que el domingo actuarán por separado. Lo absurdo es
permanecer en ambos lados.
La línea divisoria se encuentra en reconocer si existe o
no la fuerza política por los cambios.
La situación nacional no está determinada por la elección presidencial
sino que esta es un componente de un marco mayor que es la crisis, la que no
tiene rasgos de resolverse en el corto plazo, por lo tanto lo que se define como
coyuntura política excede el evento del próximo domingo y atribuirle una
definición dramática es solo propaganda. Lo electoral se encuentra en el
contexto de lo institucional y tiene gran importancia pero no es el único
escenario, como tampoco lo es el de la ruptura.
Ambos se entrecruzan y contradicen dialécticamente, constituyendo
su cualidad la fortaleza del pueblo, ya que ello define la correlación entre
las clases sociales. El capital financiero y el empresariado no son más fuertes
y continúan sin capacidad para imponer sus objetivos de expandir el modelo a
una fase superior que les permita una mayor acumulación. Pero el pueblo tampoco
logra un avance estratégico y su mayor logro es la detención del funcionamiento
del sistema a la espera de lo que resuelva la Convención y el plebiscito de
salida. Por ello, lo correcto es encontrar el eslabón decisivo que le permita
avanzar y aunque con retraso desde distintos sectores se está, por fin,
concluyendo que la construcción de fuerza política es la tarea principal. En
dicho marco, el tema es si la opción de Gabriel Boric, salga victoriosa o
derrotada, sirve para la construcción de una alternativa popular y todo indica
que no lo es, ya que su apuesta es que ya existe esa fuerza y es Apruebo
Dignidad aunque señala que es insuficiente, pero como respuesta señala que se
debe atraer a los partidos de la Concertación tras un programa moderado y con
ellos constituir una alianza.
Una estrategia legítima pero diametralmente distinta a la defendida
por quienes señalan la inexistencia de un bloque por los cambios como principal
problema, por tanto, si existen distintos planteamientos es lógico que se actúe
de diferente manera y, en tal sentido, es correcto que quienes señalen como
tarea principal la construcción de la fuerza política se abstengan, ya que lo
absurdo sería participar de las dos estrategias. Una cuestión que solo podría
hacerlo alguien muy confundido o pusilánime.
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