Prof. Dr. Albert Einstein ¡ABAJO LAS MALDITAS GUERRAS!
Aunque no somos muy partidarios
de reproducir artículos ya publicado en la prensa libertaria del pasado, hoy
traemos a nuestras páginas un artículo publicado en la revista Estudios de
julio de 1935, amablemente remitido por nuestro compañero José Aguadé. La
actualidad del tema tratado y, sobre todo, el talante intelectual de quien lo
firma, nos han aconsejado reproducirlo.
Alimento, dinero y trabajo hay
suficiente -si organizamos nuestras fuerzas de acuerdo con nuestras
necesidades- para librarnos de la esclavitud de rígidas teorías económicas o
tradicionales. Ante todo, debemos dedicar nuestro pensamiento y actividades al
trabajo constructivo y no a la preparación de otra maldita guerra. Estoy de
acuerdo con Benjamín Franklin, el cual dijo que nunca habría una mala paz o una
buena guerra.
No soy solamente pacifista; soy
un pacifista militante. Estoy dispuesto a luchar por la paz. La maldita guerra
no se eliminará a menos que los mismos hombres se nieguen a pelear entre sí.
Todas las grandes causas tienen
su apoyo inicial en una agresiva minoría. ¿Acaso no es mucho mejor para una
persona morir por una causa en la cual cree, tal como la paz, que sufrir por
una causa en la que no cree, tal como la maldita guerra? El resultado de cada maldita
guerra es simplemente aumentar la cadena de círculos viciosos que impiden el
progreso de la Humanidad. Un puñado de críticos conscientes puede dar vida a la
protesta contra la guerra.
Los pueblos no son nunca
militaristas en tanto que sus mentes no están envenenadas por la propaganda.
Estoy de acuerdo en que debemos enseñar a los pueblos la resistencia a la
propaganda mediática. Debemos empezar por inmunizar a nuestros niños contra el
militarismo, educándolos en el espíritu del pacifismo. El error en Europa ha
sido el uso de una psicología equivocada. Nuestros textos escolares glorifican
la maldita guerra y ocultan los
horrores. Inculcan el odio en las venas de los niños. Yo enseñaría paz, en vez
de la maldita guerra. Yo inculcaría
amor, en vez de odio.
Los textos escolares deberían
escribirse de nuevo. Todo nuestro sistema de educación debería ser imbuido de
un nuevo espíritu, en lugar de perpetuar viejos rencores y prejuicios.
La educación debe empezar en la
cuna. En las madres del mundo es en quien recae la tarea de sembrar la semilla
de paz en las almas de los niños.
Puede no ser posible eliminar el
instinto combativo en sólo una generación. Hasta puede no ser deseable
eliminarlo íntegramente. Mejor es que las personas sigan luchando, pero que
luchen por cosas nobles, no por imaginarias líneas geográficas, prejuicios
raciales y codicia privada, vestida con los colores del patriotismo. Sus armas
deberán ser sólo el espíritu, no los tanques y las granadas.
Piensen lo que podríamos hacer
del mundo si todo el poder malgastado en la maldita guerra fuera aplicado a
labores constructivas. Una décima parte de la energía que los beligerantes
gastaron en la maldita Guerra Mundial, una fracción del dinero que explotó en
granadas de mano y gases venenosos, bastaría para elevar el estándar de vida en
todos los países y evitar la catástrofe económica de la desocupación en todo el
mundo.
Debemos estar preparados a hacer
por la causa de la paz el mismo heroico sacrificio que hemos hecho de buena
gana por la causa de la maldita guerra. No hay ninguna tarea que sea más
importante y esté más cerca de mi corazón.
Nada de lo que yo pueda hacer o
decir cambiará la estructura del universo. Pero, tal vez, alzando mi voz pueda
contribuir al triunfo de la más noble de todas las causas: buena voluntad entre
los seres humanos y paz en la tierra.
Pero: Acentuaba el genio universal Prof. Dr. Einstein, “Yo
reconozco dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana”
Con esperanza y memoria.
Jorge Bustos B.
Presidente ADDHEE.ONG
Ma. Cecilia Chinchón Canales
Abogada
Vicepresidente ADDHEE.ONG
Certificó:
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
PS: Lo subrayado en nuestro.
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