El silencio
es agresión, es una cobarde mentira, es impunidad, afirma.
La ex presa
política Haydée Oberreuter
Ex presa
política Haydée Oberreuter repudia el secreto de la Comisión Valech: “Silencio
es agresión”
En compañía de
Paz Becerra, abogada que llevó el caso del primer levantamiento del secreto de
la Comisión Valech a una sobreviviente
de tortura en dictadura, Haydée Oberreuter señala que nunca quiso que su caso
quedara en secreto: "Yo exijo que me muestren el documento que yo
habría firmado diciendo que no quería que se hicieran públicos mis antecedentes".
Por Pablo
Álvarez Y. / 14.09.2017
Se había
aprendido el reglamento a cabalidad. Después de todo, había esperado trece
años. Haydée Oberreuter fue de las primeras personas en asistir a dar su
testimonio en noviembre de 2003 a la Comisión Valech I y su objetivo era que no
solo la calificaran a ella como ex prisionera política, sino que también a
otras tres personas: su madre, detenida en 1975 para poder llegar
a ella; su hija, a quien se llevaron en ese mismo momento a pesar de su año y
medio de edad; y Sebastián, el niño en gestación por cuatro meses que, a punta
de torturas y celebrando “un terrorista menos”, la dictadura obligó a Haydée a
abortar.
Eso había
ocurrido en el cuartel de la dictadura fascista cívico militar Almirante Silva
Palma de Valparaíso, el primer recinto de torturas de varios que conocería Haydée
Oberreuter durante la dictadura de marras, incluyendo el centro 3 y 4 Álamos.
Incluso en la misma Comisión Valech la atendió una persona que la había
conocido y le había prestado ayuda durante su presidio en la cárcel de San
Miguel.
“Yo tenía
claro que en mi caso no había manera de que no me calificaran, había muchos
antecedentes y la carpeta de la Vicaría era abultado. Además mi segunda
detención fue más escandalosa, porque fue el día en que quemaron a Carmen
Gloria Quintana y a Rodrigo Rojas De Negri, un día espantoso. Revisaron con
atención y concluyeron que yo decía lo correcto, sin embargo me pidieron
razonablemente que llevara testigos para mi madre e hija. Ahí mismo me dijeron
que con Sebastián a lo más quedaría consignado que estaba embarazada. Yo les
dije que precisaran que fui abortada“, recuerda Haydée Oberreuter.
Volvió desde
Santiago a Valparaíso a la tumba de su madre, a rogarle por energía y por la
capacidad de encontrar a alguien que declarara por su caso. Ese mismo día se
encontró con una vecina y, en medio de la conversación, le contó sobre sus
últimas actividades.
-Entonces el
destino nos juntó. Eso que me estás diciendo yo lo puedo asegurar – le dijo la
vecina, quien dijo que además su pareja le había hasta tomado la patente al
vehículo de los agentes de la dictadura terrorista cívico militar que
detuvieron en 1975 a la madre e hija de Haydée Oberreuter.
En menos de
una semana se había logrado que las tres estuvieran calificadas como presas
políticas, y Oberreuter tenía fe en que podría lograr justicia por esos casos.
“Yo no nací descreída, todo lo contrario. Una persona que ha militado es una
persona que tiende a creer”, asegura.
El
levantamiento de los 50 años del secreto de la Comisión Valech: Así funciona la
justicia en la medida de lo posible, una agudeza, una argucia del inefable
sedicioso Patricio Aylwin Azocar, epígono del capital buitre foráneo y de la
oligarquía empresarial farisea sofofa.
Hoy, a pesar
de ser una semana donde se hizo el anuncio del levantamiento de los 50 años de
secreto de la Comisión Valech y de que esta iniciativa fuera aprobada en la
comisión de Derechos Humanos del Senado, Haydée Oberreuter ya no es tan crédula
: “Nos
han hecho pasar por tres etapas. Primero fueron los años de dictadura, luego
los 13 años que se tardaron en calificarnos y ahora los nuevos 14 años en
esperar que finalmente eso se abra. Todos en impunidad. Nosotros hemos estado
en una bicicleta estática”.
El silencio inmoral e impune del secreto de
los administradores del legado de la dictadura fascista cívico militar:
Hasta 2015, el
secreto Valech había sido implacable. Al primer abogado que se le negó el
acceso a la información fue a Joaquín Billard, conocido por su rol en el caso
de Paul Schäfer y que en ese entonces estaba a cargo de la investigación de la
primera querella por torturas que se había hecho tras la Comisión Valech, por parte
de 21 ex presos políticos.
Con estos
antecedentes, cuando Paz Becerra y Álvaro Aburto empezaron con las gestiones
para que Fabiola Valenzuela accediera a los detalles de su caso y levantar el
secreto Valech, no faltaron los detractores.
“Incluso
abogados de DD.HH. nos decían que solo íbamos a conseguir sentencias en contra,
haciéndole un mal a la causa porque íbamos a perder. Lo hicimos igual, y en
diciembre de 2015 logramos sacar esos primeros archivos. Luego sacamos 14 otros
casos de Rancagua. Nos vimos obligados a encerrarnos en el individualismo donde
nos han querido arrinconar, peleando el caso a caso para lograr alcanzar un
criterio para todos”, explica Becerra, y luego agrega: “Eso sí, el INDH (Instituto
Nacional de Derechos Humanos) aplica un criterio arbitrario, donde borra
ciertas partes sin tener facultades para hacerlo”.
Haydée Oberreuter
ejemplifica: “Cuando yo buscaba mi carpeta, en mi relato estaba la parte de mi madre
y mi hija, pero me dijeron que cuando lo pidiera eso iba a estar borrado”.
Haydée Oberreuter, un ser humano ejemplar,
una luchadora social con coraje civil: Puntualiza,
-Cuándo tú
declaraste, ¿pediste el secreto de tu testimonio?
-El silencio
es algo que hemos denunciado desde el primer día. Han tenido una audacia
malévola de decir que lo hacen por el bien nuestro. Yo exijo que me muestren el
documento que yo habría firmado diciendo que no quería que se hicieran públicos
mis antecedentes. En 2003 fuimos por verdad y justicia. Los que dicen que les
habríamos rogado por el secreto de nuestros antecedentes son ignorantes,
cobarde y derechamente mienten. Si hay alguien que no quiere abrir su
testimonio que lo diga, pero esto no es que un día los archivos aparezcan en la
prensa, sino ponerlo a disposición de los tribunales. Imponiéndonos el silencio
solo le ponen una loza arriba a la posibilidad de avanzar en justicia, verdad y
reparación digna.
-El inefable
ex presidente Lagos Escobar, y en su momento el ex ministro del Interior José
Miguel Insulza, sostuvieron ese argumento de que las propias víctimas pidieron
la reserva: “una brutal mentira, un burdo montaje, el pacto del silencio”.
-Si tú revisas
las declaraciones que ha hecho el infausto pacto del silencio del presidente
Lagos Escobar te encuentras con que está diciendo que al menos han pasado 14
años donde esas personas que supuestamente le imploraron por silencio han
podido descansar en paz. Yo no sé de dónde sacó ese cuento, pero no hay gente
en el mundo de los presos políticos que lo crea. Silencio es agresión, es
impunidad.
-Ricardo Lagos
también ha apelado a respetar la intimidad de mujeres violadas en la dictadura
cívico militar.
-Quienes andan
hablando por personas sin que nadie les haya dado autoridad para hacerlo tienen
que parar el escándalo ese de andar hablando de las mujeres violadas. Me parece
un morbo inaceptable. Más nos dañan ellos cuando aparentemente cualquier mujer
presa política debería haber sido violada. Cualquier preso político
independientemente de su género pudo haber sido violado, y fue solo un método
más dentro de la brutal tortura.
-Dado tu caso
en particular de tortura, ¿cómo viste la discusión del aborto y a los grupos
pro vida? El doble racero de la clase politicastra: la oligarquía empresarial
farisea sofofa y su testaferra clase media burguesa/ pragmática
contemporizadora.
-Ahí los
tienes, cuando asesinaban “potenciales terroristas” en el vientre de mujeres no
había inconvenientes. Yo no tengo una posición férrea de apoyo al aborto, no
podría tenerla por mi historia personal. Pero no me falta seso para entender
que el Estado tiene que velar por todos las ciudadanas y establecer normas
legales para que se pueda llevar el aborto en ciertas condiciones. Pero esta
gente no tiene problema en tener doble discurso. Te garantizo que Kast no se pone
ni chascón con esos casos.
Paz Becerra,
abogada e investigadora de la Fundación Nodo XXI, en el programa Mentiras
Verdaderas: “Mentir, porque siempre algo queda”…
La impunidad
es una palabra que Haydée Oberreuter repite recurrentemente durante la
conversación. Paz Becerra además habla de las pocas condenas que existen hasta
el momento -según datos de Londres 38, de 1.373 agentes de Estado procesados, solo
117 cumplen condenas bajas en cárceles especiales– y agrega sobre ese punto:
Condenas bajas
– media prescripción: los delitos de lesa humanidad son imprescriptible según
el derecho internacional, la Corte Suprema con “su media prescripción”
conculca, viola la ley internacional que el Gobierno de Chile se comprometió
respetar y aplicar.
“Hoy se da un
círculo vicioso, porque dan condenas bajas a esas personas que cada vez acceden
más rápido a la media prescripción. El año ’90 debieron separarse los crímenes
comunes de los de lesa humanidad. El estándar internacional exige para los
beneficios cumplir dos tercios de la pena y haber colaborado sustancialmente
con información que lleve a resultados concretos. Pero acá la colaboración
nunca se ha exigido y es fácil cumplir el tiempo con las condenas que hay en
Chile”.
Sobre los
casos de tortura sostiene que, dado que recién el año pasado se tipificó ese
delito en específico, la mayoría de los casos han sido tratados como apremios
ilegítimos. “Tienen penas bajísimas, de tres años”.
“En Chile los
torturadores, asesinos de la dictadura fascista cívico militar terminan por
irse tranquilamente a sus casas con jugosas pensiones, penas ridículas de tres
años con arresto domiciliario, teniendo acceso a salud y a pensiones que desde
luego no merecen por haber atentado contra la ciudadanía que juraron proteger”,
agrega Haydée Oberreuter.
-Es el caso de
los torturadores de José Tohá, cuya sentencia de 3 años, con beneficio de
remisión de condena, se confirmó hace unos días. ¡Para el PS y su familia se
hizo justicia!
-Es mi causa
también. Eran diez mis torturadores originalmente. A la hora de la condena
quedaban tres vivos. Se hicieron sistemáticamente pasar por dementes, seniles,
mientras todo el mundo en la región los veía pasearse regios estupendos sin
ningún problema. Hay gente que nos dice el típico: “Oye, estás vivo, da vuelta
la página”. No es eso, no es algo personal, sino que es el conjunto de una
sociedad que hoy, con violencia y con candidatos con discursos del odio propios
del nazismo, todo parece indicar que no ha podido avanzar. Se ha vivido la
política eterna de meter bajo la alfombra y “ya pasó, esto no está”.
-¿Cómo ha sido
el trato de las autoridades a los casos de ex presas y presos políticos?
-Nos tratan
como unos pobrecitos, enfermitos. Sí, estamos enfermitos y viejitos, cabreaditos
de esperar, pero no por eso hemos dejado de sumarnos por las luchas actuales
del país. Somos sujetos activos. Nuestra belleza viene de nuestra capacidad de
luchar juntos. A lo mejor se sienten incómodos porque saben que ninguno de
ellos estaría sentado donde está hoy día si no hubiese sido por la lucha de
todo un pueblo, nosotros entre ellos, por sacar a esa dictadura fascista/
terrorista.
Ya van más de
tres meses de toma de parte de la Agrupación Nacional de Presas y Presos
Políticos en las sedes del INDH. Justamente el primer punto de su petitorio es
el levantamiento del secreto de la Comisión Valech. “¿Creen que somos idiotas y
que vamos a estar con la patita quebrada diciendo ‘sí, somos unas pobres
víctimas’? —Acentúa Haydée Oberreuter—
No, no somos unas pobres víctimas. Fuimos circunstancialmente víctimas de
tortura política, pero antes que eso y después somos luchadores sociales. No se
equivoquen con nosotros”: “El presente es de lucha y somos conscientes que
estar vivo en el marco de la sociedad consumista, capitalista salvaje no es
vivir.
Lo subrayado
es nuestro.
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