martes, 31 de octubre de 2017

Capitalismo salvaje globalizado, las drogas y la criminalización de la infancia






Los del Opus Dei al unísono con los sofofos dueños del capital siempre considerarán "rojo" al que tiene una opción por los pobres. Lo malo está que ellos sean aceptados en la Iglesia de Jesús. No corresponde porque Dios optó primero que nosotros por los pobres.
Jesús es el Dios hecho Hombre. Nació pobre, vivió pobre, ni siquiera tenía un lugar donde reposar su cabeza. Sus predilectos fueron los pobres: "Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de Dios". "Los últimos serán los primeros". Jesús murió pobre, despojado de todo, se hizo más pobre  cuando ni siquiera se guardó su vida. La entregó para que tuviéramos Vida y Vida en abundancia. No se guardó nada para sí. El único bien material que le quedaba era su túnica, la que fue sorteada al pie de la cruz por sus victimarios. Nosotros hemos conocido el amor de Dios porque él nos amó primero. "No hay amor más grande que el que da su vida por los que ama".  Él  la dio y quiso dejar ese acto de amor liberador para siempre en la Eucaristía: "Hagan esto en memoria mía". "Ámense los unos a los otros como yo los amé". Esto supera el "ama a tu prójimo como a ti mismo". Jesús se olvidó de sí mismo, hasta de su propia vida. La entregó. La compartió. No acumuló nada. Es la civilización del compartir y del amor.
El que tiene su corazón puesto en su riqueza. El que busca una sociedad del tener y del acumular en pocas manos. El que sigue el "capitalismo salvaje" es un pecador y hace el "pecado social". Todo esto es propio de nuestra fe, de Jesús y su Evangelio. Esto es del Magisterio Eclesial. Francisco I está empeñado en hacer una Iglesia pobre y para los pobres. Esto lo dijo recién asumido su pontificado: "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".
Es valioso y permanente el pensamiento escuchado en una predicación: "Una comunidad capitalista no tiene derecho a celebrar la Eucaristía porque está creando un monstruo que no podrá ser absorbido por la comunidad".
El predicador se refería a ese "capitalismo salvaje, duro e inhumano" que afecta a tantos sectores del mundo. Aquel que apoya las malditas guerras, el tráfico de drogas, la pornografía, la depravación y perversión sexual, la delincuencia en general y juvenil en particular,  estas crueldades vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres.
No obstante esto, hay gente integrista, egoísta, acumuladora de riquezas, haciendo la pobreza de muchos. Éstos van domingo a domingo a la Eucaristía dominical. Llenan los templos del barrio alto.  Y se acercan a comulgar y al hacerlo contestan: "Amén": "Acepto y estoy de acuerdo" ¡Mentira!. Son sacrílegos. Están en pecado sofofa, farisea,  capitalista, propio de los privados fariseos acumuladores y sostenidos  por una constitución dictatorial. Hoy aceptada y negociada con dictadura por políticos coludidos con los ricos, haciéndose dueños del país.
Hay que recordar que el Opus Dei en tiempos cercanos al Concilio Vaticano II no era aceptado en Arquidiócesis de Santiago. Vino la involución y restauración de Iglesia con respecto al Vaticano II, a Medellín  y Puebla (de Obispos Latinoamericanos) por parte de los "momios" tanto religiosos como laicos sofofas. Así han llegado el Opus y los Legionarios (que pueblo llama: "los millonarios de Cristo"). Yo no habría santificado a Escrivá de Balaguer, fundador del Opus. Fue canonizado tempranamente, y Fray Andresito  está en espera desde el siglo pasado. Y así pasan muchas cosas de hombres provenientes de Iglesia, que no son la Iglesia de Jesús. La Iglesia es de Jesús. Él la fundó en hombres y mujeres frágiles. Por tanto la Iglesia tendrá santos y pecadores. Pero Jesús se encargará. Él estará con Iglesia hasta el fin.  Yo tengo que luchar por hacer una "Iglesia santa, sin mancha ni arruga ni nada semejante". Eso significa luchar contra el pecado y el "pecado social". Haciendo todo lo contrario del Opus y otros. Soy "rojo" por la Sangre de Cristo. Y el Opus es amarillo, tibio, ni frío ni caliente, listos para ser vomitados. Lucho por un Chile justo y fraterno. Lucho por una Iglesia de Jesús. Moriré con las botas puestas. La política es la expresión más eximia de la solidaridad humana (amor). Es cierto que es un rol específico de los laicos, pero el pastor acompaña a su pueblo. Hoy, es escandaloso ver como los empresarios fariseos sofofos / Opus Dei se pelean en la repartija del presupuesto por la venida del Vicario de Cristo a Chile, el Papa Francisco I .La comisión organizadora, se habrá preocupado por el encuentro del Papa Francisco con los hijso del Pueblo Mapuche, con los Marginados de Santiago, y los del norte / Iquique. ¿Visitará la Escuela Santa María, el Papa Francisco para rezar por las victimas de aquel brutal asesinato de mujeres, niños y trabajadores salitreros por el ejército chileno, reserva moral de la sofofa.
Un último alcance: no estoy de acuerdo que se gasten millones de peso por visita de Francisco I. Es un insulto a los pobres. Y es una cercanía de Iglesia chilena a los que tienen la plata o el dinero conseguido con el saqueo del "capitalismo salvaje" que ella misma condena.
Al final de los tiempos seremos juzgados por el amor a los pobres. 'Vengan a gozar del Reino, porque estuve enfermo, porque tuve hambre y sed, porque estuve sin vivienda y sin trabajo digno a la intemperie, etc. etc.  y me asistieron o atendieron... . ¿Cuándo, Señor, estuviste así y yo hice todo eso por ti? Cuando lo hiciste por el pobre, lo hiciste conmigo'. En fin, hay que decirle al Opus en general y a los sofofos Opus Dei en particular,  que todo esto es una verdad de nuestra fe. Hay que cumplirla.

A los críticos sofofos / Opus Dei les digo que sí “soy rojo”, por preocuparme por los marginados en el marco de “la cuestión social” es porque son parte fundamentales de la doctrina del cristianismo, que jamás he traicionado. La solución de la “cuestión social”, parte por una oportuna regulación del trabajo y de la condición de los trabajadores y puedo definirla: Como el conjunto de males que actualmente imponen al Pueblo Chileno los ocupantes de mi Patria, la oligarquía farisea sofofa y sus testaferros. La exigencia de éste mal, de la delincuencia en general y juvenil en particular, es producto de que las riquezas que produce el pueblo están mal repartidas. Es imposible destruir bien la riqueza cuando a la política bajuna existente lo único que le importa es que los ricos, fariseos, sofofos sean más ricos y en el país se profundice las perversiones y depravaciones sexuales, etc.
Donde la podredumbre de los parásitos que medran en la vidorria en que sobrevivimos por  una parte en la repartija / saqueo del país, los herederos sofofos /  padres y sus hijos: los militares y los políticos corruptos, todos son hijos de la infausta dictadura fascista cívico militar, pero no hay espíritus santos.
Hermanos en Cristo: Sapere Audee, con esperanza y memoria.

Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+  

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