Los del Opus Dei al unísono con
los sofofos dueños del capital siempre considerarán "rojo" al que
tiene una opción por los pobres. Lo malo está que ellos sean aceptados en la
Iglesia de Jesús. No corresponde porque Dios optó primero que nosotros por los
pobres.
Jesús es el Dios hecho
Hombre. Nació pobre, vivió pobre, ni siquiera tenía un lugar donde reposar su
cabeza. Sus predilectos fueron los pobres: "Bienaventurados los pobres
porque de ellos es el Reino de Dios". "Los últimos serán los primeros".
Jesús murió pobre, despojado de todo, se hizo más pobre cuando ni siquiera se guardó su vida. La
entregó para que tuviéramos Vida y Vida en abundancia. No se guardó nada para
sí. El único bien material que le quedaba era su túnica, la que fue sorteada al
pie de la cruz por sus victimarios. Nosotros hemos conocido el amor de Dios
porque él nos amó primero. "No hay amor más grande que el que da su vida
por los que ama". Él la dio y quiso dejar ese acto de amor
liberador para siempre en la Eucaristía: "Hagan esto en memoria mía".
"Ámense los unos a los otros como yo los amé". Esto supera el
"ama a tu prójimo como a ti mismo". Jesús se olvidó de sí mismo,
hasta de su propia vida. La entregó. La compartió. No acumuló nada. Es la
civilización del compartir y del amor.
El que tiene su corazón puesto en
su riqueza. El que busca una sociedad del tener y del acumular en pocas manos.
El que sigue el "capitalismo salvaje" es un pecador y hace el
"pecado social". Todo esto es propio de nuestra fe, de Jesús y su
Evangelio. Esto es del Magisterio Eclesial. Francisco I está empeñado en hacer
una Iglesia pobre y para los pobres. Esto lo dijo recién asumido su
pontificado: "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".
Es valioso y permanente el
pensamiento escuchado en una predicación: "Una comunidad capitalista no
tiene derecho a celebrar la Eucaristía porque está creando un monstruo que no
podrá ser absorbido por la comunidad".
El predicador se refería a ese
"capitalismo salvaje, duro e inhumano" que afecta a tantos sectores
del mundo. Aquel que apoya las malditas guerras, el tráfico de drogas, la
pornografía, la depravación y perversión sexual, la delincuencia en general y
juvenil en particular, estas crueldades
vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres.
No obstante esto, hay gente
integrista, egoísta, acumuladora de riquezas, haciendo la pobreza de muchos.
Éstos van domingo a domingo a la Eucaristía dominical. Llenan los templos del
barrio alto. Y se acercan a comulgar y
al hacerlo contestan: "Amén": "Acepto y estoy de acuerdo"
¡Mentira!. Son sacrílegos. Están en pecado sofofa, farisea, capitalista, propio de los privados fariseos acumuladores
y sostenidos por una constitución
dictatorial. Hoy aceptada y negociada con dictadura por políticos coludidos con
los ricos, haciéndose dueños del país.
Hay que recordar que el Opus Dei
en tiempos cercanos al Concilio Vaticano II no era aceptado en Arquidiócesis de
Santiago. Vino la involución y restauración de Iglesia con respecto al Vaticano
II, a Medellín y Puebla (de Obispos
Latinoamericanos) por parte de los "momios" tanto religiosos como
laicos sofofas. Así han llegado el Opus y los Legionarios (que pueblo llama:
"los millonarios de Cristo"). Yo no habría santificado a Escrivá de
Balaguer, fundador del Opus. Fue canonizado tempranamente, y Fray
Andresito está en espera desde el siglo
pasado. Y así pasan muchas cosas de hombres provenientes de Iglesia, que no son
la Iglesia de Jesús. La Iglesia es de Jesús. Él la fundó en hombres y mujeres
frágiles. Por tanto la Iglesia tendrá santos y pecadores. Pero Jesús se
encargará. Él estará con Iglesia hasta el fin.
Yo tengo que luchar por hacer una "Iglesia santa, sin mancha ni
arruga ni nada semejante". Eso significa luchar contra el pecado y el
"pecado social". Haciendo todo lo contrario del Opus y otros. Soy
"rojo" por la Sangre de Cristo. Y el Opus es amarillo, tibio, ni frío
ni caliente, listos para ser vomitados. Lucho por un Chile justo y fraterno.
Lucho por una Iglesia de Jesús. Moriré con las botas puestas. La política es la
expresión más eximia de la solidaridad humana (amor). Es cierto que es un rol
específico de los laicos, pero el pastor acompaña a su pueblo. Hoy, es
escandaloso ver como los empresarios fariseos sofofos / Opus Dei se pelean en
la repartija del presupuesto por la venida del Vicario de Cristo a Chile, el
Papa Francisco I .La comisión organizadora, se habrá preocupado por el
encuentro del Papa Francisco con los hijso del Pueblo Mapuche, con los
Marginados de Santiago, y los del norte / Iquique. ¿Visitará la Escuela Santa María,
el Papa Francisco para rezar por las victimas de aquel brutal asesinato de
mujeres, niños y trabajadores salitreros por el ejército chileno, reserva moral
de la sofofa.
Un último
alcance: no estoy de acuerdo que se gasten millones de peso por visita de
Francisco I. Es un insulto a los pobres. Y es una cercanía de Iglesia chilena a
los que tienen la plata o el dinero conseguido con el saqueo del
"capitalismo salvaje" que ella misma condena.
Al final de los tiempos seremos
juzgados por el amor a los pobres. 'Vengan a gozar del Reino, porque estuve
enfermo, porque tuve hambre y sed, porque estuve sin vivienda y sin trabajo
digno a la intemperie, etc. etc. y me
asistieron o atendieron... . ¿Cuándo, Señor, estuviste así y yo hice todo eso
por ti? Cuando lo hiciste por el pobre, lo hiciste conmigo'. En fin, hay que
decirle al Opus en general y a los sofofos Opus Dei en particular, que todo esto es una verdad de nuestra fe. Hay
que cumplirla.
A los críticos sofofos / Opus Dei
les digo que sí “soy rojo”, por preocuparme por los marginados en el marco de “la
cuestión social” es porque son parte fundamentales de la doctrina del
cristianismo, que jamás he traicionado. La solución de la “cuestión social”, parte
por una oportuna regulación del trabajo y de la condición de los trabajadores y
puedo definirla: Como el conjunto de
males que actualmente imponen al Pueblo Chileno los ocupantes de mi Patria, la
oligarquía farisea sofofa y sus testaferros. La exigencia de éste mal, de
la delincuencia en general y juvenil en particular, es producto de que las
riquezas que produce el pueblo están mal repartidas. Es imposible destruir bien la
riqueza cuando a la política bajuna existente lo único que le importa es que
los ricos, fariseos, sofofos sean más ricos y en el país se profundice las
perversiones y depravaciones sexuales, etc.
Donde la podredumbre de los parásitos
que medran en la vidorria en que sobrevivimos por una parte en la repartija / saqueo del país,
los herederos sofofos / padres y sus
hijos: los militares y los políticos corruptos, todos son hijos de la infausta
dictadura fascista cívico militar, pero no hay espíritus santos.
Hermanos en Cristo: Sapere Audee,
con esperanza y memoria.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
No hay comentarios:
Publicar un comentario