Los jesuitas precursores de la independencia de los pueblos de la
Patria Continente: América latina y el Caribe
De mis profesores jesuitas R.P. Carlos
Aldunate Lyon SJ, R.P. José Donoso SJ y del líder sindical Fundador y
Presidente de la CUT/Central Única de Trabajadores de Chile, compañero Clotario
Blest Riffo – su maestro y mentor fue el jesuita Fernando Vives Solar - gran impulsor de la doctrina social de la
Iglesia Católica -, aprendí mucho sobre
la lucha de la compañía de Jesús en América Latin, en especial.
La Compañía de Jesús fundada en
1534, fue expulsada del Continente Americano por la monarquía española debido a
las ideas progresistas en beneficio de los indígenas, marginados, de los
perseguidos, sin voz ni justicia. La propuesta fundamental era presentarles a
los desposeídos su modelo alternativo de comunidad social a la esclavista de
“la encomienda” que imponía el régimen monárquico del Imperio Español. La propuesta
de la compañía fue y ha sido considerada como una utopía, evidentemente si se
entiende por tal, el desafío del ser humano para terminar con la injusticia
social.
Los jesuitas en el marco de su
modelo alternativo, su sistema se orientaba fundamentalmente al aspecto educacional,
financiero y administrativo, que les permitía a los indígenas del continente
americano a ser autosuficientes, organizar la producción, florecer las artes,
etc. En cada pueblo, cada programa estaba a cargo de uno o dos jesuitas. Fueron
sus virtudes la paciencia, la tenacidad, la vigilancia, la seriedad, el genio y
el sentido común por lo que se destacaron los jesuitas en la organización de
los recursos y la formación de los indígenas y en especial la preparación educacional/cultural. Los
jesuitas aprendieron los idiomas y los dialectos de los pueblos indígenas para
comunicarse mejor y reforzar las fronteras culturales de los pueblos indígenas.
El bárbaro colonialista español asesinó a más de 90.000.000 de seres humanos y
destruyó sus culturas. La organización administrativa en el marco de un
encuentro ceremonial en la plaza de las aldeas se informaba al pueblo y se
tomaban acuerdos para la buena marcha comunitaria.
La reforma laboral se les presentó a los indígenas como
una garantía de libertad contra la servidumbre y la esclavitud disfrazada de “encomienda”.
En el contexto del trabajo comunitario se les asignaban tierras a los indígenas
para el cultivo privado de cada grupo familiar. Esto produjo un cambio extraordinario de los indígenas
quienes trabajaban menos, tenían su descanso y poseían sus tierras. Esta
planificación de la agricultura y la comercialización de los productos los
convirtió en pioneros en las actividades agrícolas/ alimentarias.
El proyecto jesuita social, económico, y cultural de gran
envergadura fue considerado por la monarquía en general y por las colonias
americanas como un desafío de gran envergadura a la actividad colonizadora, que
llevo a la monarquía imperialista conquistadora a expulsar del Continente Americano
a los jesuitas, acusándoles de
precursores de la verdadera independencia continental ( Archivo de Indias ).
El proyecto religioso basado fundamentalmente en el
Evangelio de Cristo, su ideología de gran envergadura cultural, desarrollo la
música, la imprenta, el grabado, se alfabetizó a los pueblos indígenas en sus
idiomas y en el castellano. Los jesuitas lo primero que hacían al empezar las
actividades en una comunidad, era aprender la lengua o el dialecto de los
indígenas para enseñarles los diferentes oficios. Evidentemente comunicarse con
ellos. Los misioneros jesuitas fueron sorprendidos por la habilidad con que los
aborígenes aprendieron todo lo cultural y laboral que les enseñaron.
La administración de los bienes de la comunidad, al
comienzo, como era lógico, estaba en
mano de los jesuitas. El éxito del proyecto de la comunidad autosuficiente con
su propia economía, financiamiento, etc. fue considerado como un peligro para
la estabilidad de las colonias, por la monarquía española y sus testaferros que
las administraban.
Para ganarse la confianza de los pueblos indígenas he
manifestado que los jesuitas aprendieron las lenguas indígenas y los dialectos,
para organizar la comunidad, donde la autoridad principal estaba constituida
por un consejo de Caciques indígenas. Los jesuitas repetían que todas las personas
son hijos de Cristo. Esto llevo a que voluntariamente muchos indígenas
decidieron hacerse cristiano. El modo de vida de la comunidad social, la
dignidad y la libertad con que los jesuitas trataban a los indígenas, los llevó
a asumir el cristianismo a los aborígenes del continente. Esto les sirvió a los
ocupantes españoles de las colonias americanas por orden de la monarquía
española acusar a los jesuitas como un grupo peligroso para los intereses del
imperio español. El primer jesuita que llego al continente americano fue
Francisco Xavier en 1542. (Archivos de India)
Para los “historiadores oficiales” al servicio de las
oligarquías farisea y del capital foráneo que niegan el aporte de la compañía
de Jesús como precursores de la independencia de los países latinoamericanos hay
que destacar que fueron ellos, los jesuitas los que instalaron la imprenta en
lugares apartados donde editaron libros lingüísticos e ideológicos como la
lucha por la libertad, la justicia, la igualdad y la fraternidad heredadas de la Revolución Francesa.
Están siempre presente las clases de mi querido y siempre
recordado profesor José Donoso SJ., en nuestra querida e inolvidable
Universidad del Norte / Chile, fundada por la Compañía de Jesús y desaparecida
por la dictadura fascista cívico militar:
“La sociedad y la persona se condicionan recíprocamente, acentuaba el sacerdote
jesuita, por el respeto a la Justicia Plena medimos la civilización de la primera,
por la austeridad en el deber, valoramos la moralidad de la segunda. La fórmula
de la justicia social es garantizar a la persona todos sus derechos y la fórmula de la dignidad individual es
cumplir con todos los deberes correspondientes. Los pueblos dignos deben
perseguir este equilibrio ideal. Quien siempre habla de nuestros derechos, sin
recordarnos nuestros deberes, traiciona a la Justicia Plena, pero mansilla
nuestra dignidad quien predica deberes que no son la consecuencia natural de
los derechos efectivamente ejercitados”. En el marco de estas maravillosas
reflexiones del padre Donoso, me pregunto: ¿Cuán difícil será la visita del
Papa Francisco a Chile? Tendrá que escuchar a la clase oligarca farisea sofofa
y su testaferra: la clase politicastra / el régimen consertacionista/ nueva mayoría, acusando de “ terrorismo” a los
hijos del Pueblo Mapuche, justificando “lo injustificable”- la aplicación del
decreto ley anti terrorista” de la dictadura de marras. El Vicario de Cristo,
el Papa Francisco conoce bien al Pueblo Chileno en general y al Pueblo Mapuche
en particular: “La pacificación de la Araucanía” con las matanzas de familias
mapuches por el ejército-la reserva moral de la oligarquía farisea sofofa-, que
comandaba el general Cornelio Saavedra. Las tierras del Pueblo Mapuche ha sido
regada con la sangre de sus heroicos y consecuentes hijos por más de tres siglos:
Primero el bárbaro colonialista español, después por la dictadura fascista
cívico militar y ahora por el régimen de: “transición a La libertad, la
democracia, la justicia en la medida de los posible”, en el marco de la constitución
/ artilugio de 1980, de la dictadura fascista cívico militar. Época de
relativismos, confusión, de corrupción y de injusticias generalizadas, de
arbitrariedad consciente deshumanizada, etc. En el modelo de sociedad impuesta
carcomida por las injusticias, “como en el Chile en la medida de lo posible”,
de los empresarios privados sofofos, políticos y militares corruptos, etc. que
han perdido el sentimiento del deber – si alguna vez lo tuvieron y se apartan
de la virtud. El parasitismo, la corrupción, la impunidad deja de inspirar repulsión
a quienes los usufructúan y encenega a las víctimas en la domesticación /enajenación.
La justicia en el Chile, en la medida de lo posible, enmudece y se abisma. Entiendo
y practico que la justicia es el equilibrio entre la moral y el Derecho. Tiene
un valor superior al de la ley. Lo justo es siempre moral. Las leyes pueden ser
injustas. Acatar la ley es un acto de disciplina
pero a veces implica una inmoralidad.
Respetar la justicia plena, es un deber de la persona digna aunque para ello tenga
que elevarse sobre las imperfecciones de la ley.
Los profesores jesuitas me enseñaron que para construir
una Paz duradera son imprescindibles: la Educación Integral de Calidad y
Gratuita y la Justicia Plena, en el marco de una Constitución soberanamente
sancionada por el pueblo y no como ocurre en Chile de la “medida de lo posible”
que funciona con una constitución / artilugio de 1980, impuesta por la dictadura
cívico militar…
La verdad y la Justicia Plena impedirán que se vuelvan a
cometer los crímenes de lesa humanidad, por la dictadura fascista, terrorista cívico
militar. Sólo en esta dirección las nuevas generaciones podrán construir un
futuro sin miedo, con memoria, sin corrupción y sin impunidad, en el marco de
una constitución soberanamente sancionada por el Pueblo Chileno.
Con esperanza y memoria.
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
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