LA IMPORTANCIA DE
VIVIR.
Por Dr. Mariano Sierra S/ escritor, jurista y
analista internacional/Addhee. Ong
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Nuestro
colofón: ¡Estar vivo no es vivir!...
Para
vivir hay que estar viviendo. Como para ser hay que estar siendo. Para ser y
vivir hay que estar luchando, para darle sentido a la vida, “Porque luchar es
vivir” se vive si se esta intranquilo, mientras se tiene esperanza, entonces la
vida vale la pena vivirla. El modo de vivir/sobrevivencia/vidorria en la
sociedad capitalista, consumista, degenerada, sumida en la indigencia
educacional, cultural, la drogadicción, el narcotráfico, el peloteo, enajenada,
no tiene sentido.
Prof. Moreno Peralta/IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
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Es
la articulación de ideas que nos permiten comprender lo que podemos hacer. El ser
humano, protagonista de la historia, fundamenta su periplo en la naturaleza
humana, considerando el sentido de la vida. Ella sola es el devenir que se
alinea con todos los caminos del mundo que nos impide vivir, cuando
desconocemos el sentido del amor, de la justicia y la verdad, que ocultamos
entre sombras míticas.
La
importancia de vivir conduce a comprender el existencialismo del amor aun en
medio de las tragicomedias de la vida. El criterio de la vida fecunda el sentir
de la existencia. NO se vive por el
simple hecho de haber nacido. Vivir es un desafío que nos engrandece el
ser, abriéndonos caminos para desarrollarnos en un mundo lleno de necesidades
que con esfuerzo afrontamos los devenires complejos. En la vida muchos hechos
se convierten en puntos de inflexión, cosa que nos permite realizar críticas, análisis
para decisiones. Hay vida, el reto es no dejarla acabar, que supone que no se
aumenten las víctimas y que los victimarios reciban los efectos de la justicia.
Los
impactos que recibe la biodiversidad son responsabilidad del individuo
mismo, por su codicia, su ego y un bienestar único. Se piensa por los necios,
que las guerras, los genocidios, las barbaries hacen parte de la vida. Pero no,
todas esas pulsiones son enemigos del ser humano, van en vía contraria a
la importancia de vivir. El capitalismo
determinista globalizado como generador de desigualdades, atenta contra la
importancia de vivir en la medida que pondera migraciones y otros bumeranes de
muerte.
La
importancia de vivir en un contexto filosófico, vive al lado del mundo, donde
el capital produce los mayores riesgos a la Humanidad por su devastador impulso
que conjuga con el juego de la seducción donde la tecnología le ofrece al individuo
fantasías como la inteligencia artificial, que, si no se regula, conduce a
la pérdida de identidad, socavando su modo de vivir. Hace muchos años Lin
Yutang nos legó un ideario acerca de la importancia de vivir, allí nos conduce
a un pensar trascendental para dar una comprensión a tan maravilloso tema, que
hoy ante un mundo en vilo es un caos vital.
Nuestros
ancestros mirados como inpudios, grupos fantásticos, en el presente vuelcan sus
saberes, sus prácticas protectoras a la naturaleza, a la madre tierra, con una
conciencia de lo que es darle importancia a la vida, explorando el amor como elemento
fundamental para la conservación de la gran biodiversidad, fuente de vida. Vivir
es el camino lleno de esperanzas en acción, lleno de melodías cual los poetas
muertos con un sentido de conciencia hacia la filosofía que deviene el sentir
de la vida, el luchar por la esencia, no por las partes. Matar la culebra por
la cabeza.
· Las
cosas humanas trascienden en el sentir de la vida, entre tragedias,
contradicciones, dilemas u otras brechas. El individuo social se halla
azotado por la obsolescencia política y por ese super yo del sistema que inhibe
deseos de cambio, llevando a la ausencia lo que queremos de la vida. La importancia
de vivir se piensa desde muchas polisémicas formas de amar como la solidaridad,
como el apasionamiento, o el sentir romántico, o el llamado ágape universal.
Si
sabemos armonizar la existencia, nuestros instintos y todos los elementos
terrenales, los enrutamos a entender la importancia de vivir, y estar
dispuestos a defender la vida, a proteger la naturaleza con la rebeldía que nos
impulsa el comprender la existencia. La importancia de vivir está condicionada
a cómo viven nuestros pueblos, al pensar social y a las formas y hábitos
grupales. La vida no se detiene, nos exige que denunciemos los injustos, y, los
cambios, contra aquellos violadores de la convivencia que generan repulsas que
van en detrimento de vivir con justicia social, y es aquí donde cunde el haber
del sentir lo fundamental hacia cambiar la estructura del régimen construido con
codicia, sin cimientos sólidos.
Una
renuncia de la vida desequilibra, inestabiliza. Una saturación de valores
invertidos genera crisis de identidad, llevando a agonizar una apática revolución
y una rebeldía utópica. Una moral y una ética social fluye en fallidos compromisos
al tenor de sueños paranoicos que no nos permiten saber quiénes somos ni que queremos. En estas eventualidades surgen eclipses
sociales para quienes no comparten el llevarse armónicamente con el prójimo
puesto que no se generan potencializaciones en los actos emanados a fortalecer relaciones
de bien común. El desorden social impedimento para una importancia en el vivir
tiene muchas de las veces consecuencia en los poderes que el sistema pondera para
no lograr el sentido de vivir, esto es, determina nuestro existir, que nos hace
culpables que no fluya en el orden justo.
El
sentir la vida y darle su importancia, abre caminos de espiritualidad, mostrándonos
como deberes el compartir la desiderata. Pensar la historia, es entender el vivir,
es entender al prójimo. Mirar el mundo, es no dejar que nos lleve la codicia,
es no explotar con seducciones, es no dejarnos presionar por hechos de
desigualdad, es no ejercer el egoísmo ni el ego que ocasionan ruidos que marginan
conciencias. La importancia de vivir tiene como principio que entendamos la
biodiversidad, vivirla con responsabilidad, aprendiendo de nuestros ancestros
la filosofía natural.
Vida,
mundo, biodiversidad son cuerpos vivos, son expresión de amor, que fluyen sin
ocultarse, conformando un cuerpo de verdad que habita en la luz de la esperanza,
esperanza que es acción, huyéndole a la irracionalidad humana, compuesta por satanes
enemigos de la vida, alimañas de la eternidad, matoneadores de la vida.
Diversos
saberes de toda clase, nos viven anunciando lo que es humanidad, pero tal definición
hoy cruza por unas nacientes vertientes de gran dimensión, esto es la
animalidad, tal visión corpórea, nos enseña una pedagogía, donde sobresale o
surge ese don del amor con una exteorizacion tal que conduce a entender la
importancia de vivir. La animalidad humaniza, transforma el querer, agudiza el
vivir, fortalece lo justo cuando hace florecer lo sincero, lo amistoso, la paz
y lo equilibrado, esto último apreciado en la naturaleza con su extensión de
rizomas e hilos conductores que se desplazan generando vida plena, muy a pesar
de nuestro escepticismo o creencia de carbonero, esto es, lo que se ha enseñado
sin explicación.
La
importancia de vivir hay que enfrentarla, como lo fundamental. Cada etapa histórica hay que afrontarla sin
dejar ninguna pieza a la deriva. El gran complejo de la vida exige acción
plena. De cómo lo enfrentemos depende de cada uno, según lo proyectemos, de donde
se desprenden razones, pues vivir va relacionado con la muerte física.
En el interior del ser humano como gran estructura habita una
espiritualidad, un arte, una capacidad que produce, una voluntad que exige
trabajo que mueve al ser a la razón, a la libertad, todo dirigido a transformar
sin violencia, cabalgando en el amor del ágape.
Un
saber nos enseña que—Talvez cada existencia tenga su propio sentido y se
necesita toda una vida entera para encontrarlo...Nuestra sabiduría nos llena de
criterios para encontrar la importancia de vivir, en medio de poesías que no
son otra cosa que amar la vida, La acción, pone en ejecución los vasos
conductores, razón de vivir, para lograr asombros posibles hasta los
imposibles, que requieren un exigir rebelde sensible.
No
se entiende porque esperar al tiempo para mostrarnos en el dilema de que no
sabemos vivir. Por ello la importancia de saber de la vida del Cristo
Libertario, engendro del amor, de una nada, quien, si lo entendió, fue su artífice,
quien lo practico en toda su esencia y nos lo dejo como su herencia patrimonial
y como gran paradoja, por la que fue torturado y asesinado por el Imperio
Romano. Pero no hemos sido afectos, porque no lo practicamos. Todo nos
despierta escepticismo, nos alude que la vida es un devenir con un porvenir del
retorno del amor de la democracia justa. La vida es un existir incompleto
cuando no hay amor.
Bien
lo dice el Professor Nietzsche…. Verdad
es, Nosotros amamos la vida, no porque estemos habituados a vivir, sino porque
estamos habituados a amar…Difícil la ecuación, cuando estamos en un mundo donde
el individuo mata por todo, hasta por el amor. QUE paradoja. El
hombre es acción en evolución y creación, es arte, es desequilibrio para
destruir, o esperanza para actuar, como tal busca resultados de cambio en medio
de principios y concluye que algo es bueno o malo, sirve o no sirve. Cuando nos
adentramos en la esencia de algo, ese algo contiene un algo que todo lo avala
para darnos un juzgar, un juicio, una condena dentro de los límites de una
plena justicia.
Azotado
el mundo, por el desastre climatológico exige de estados, políticos y sociedad
acción de defensa, de verdad verdad, que afecta la importancia
de vivir. El crimen genocida contra la naturaleza está matando el planeta. Paremos
ya la retórica inútil.
La
praxis en la vida y sus diálogos, acuña saberes para asumir acciones. Decir que desconocer el mundo, es un absurdo,
o que nos dejemos llevar por ídolos terrenales nos conduce a desengañarnos, o cuando
dejamos de ser autónomos nos volvemos más esclavos, ariscos a la libertad, o si
relativizamos la vida, el mundo se vuelve un vórtice. El ser humano es inspiración para vivir hacia un mundo de
encuentros de procesos que le permiten encontrar la ruta con el pueblo, para
una práctica de la paz, la justicia social y para reflexionar la importancia de
la vida.
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.
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