viernes, 8 de noviembre de 2024

El BRICS y la consolidación de una alternativa al Imperio capitalista determinista globalizado

El exitoso resultado de la XVI Cumbre de Kazán/RUSIA

El BRICS y la consolidación de una alternativa al Imperio capitalista determinista globalizado

La cantidad de mandatarios asistentes al evento efectuado en la ciudad rusa, el nivel de los acuerdos, unido al cada vez mayor número de países que desea adherirse, mostró la fuerza del bloque y del nuevo orden mundial que comenzó a imponerse y, a pesar del largo trecho que todavía le falta por caminar, se levantó como alternativa al manejo excluyente del G7.

Sin ninguna duda fue un gran paso que solidifica un bloque que comenzó a funcionar por razones económicas, pero que con el tiempo fue transformándose en la alianza geopolítica que enfrenta el poderío del G7, la facción capitalista que hoy domina el mundo, pero que con dificultades cada vez mayores, no tiene gran posibilidad de expansión.

La reunión de Kazán terminó con una declaración de 43 páginas en las que se exponen 134 puntos, en los que se constata "el surgimiento de nuevos centros de poder, toma de decisiones políticas y crecimiento económico, que pueden sentar las bases de un orden mundial multipolar más justo, democrático y equilibrado".

De igual manera, el BRICS declaró su apoyo a una reforma integral de las Naciones Unidas, incluido el Consejo de Seguridad, con el objetivo de que se transforme en un instrumento más democrático, representativo y eficaz, enfatizando que el organismo debería cumplir un papel clave en la gestión global de la inteligencia artificial y se manifestaron preocupados por el aumento de la violencia, así como de los conflictos armados que tienen un gran impacto a escala internacional.

Creación de un sistema de transferencia financiera propio

En el ámbito económico señalaron su acuerdo con reformar las instituciones de Bretton Woods, mejorando la contribución de los países en desarrollo a la economía mundial. Asimismo, se mostraron proclives a crear un justo sistema de comercio, multilateral y abierto, en el que la Organización Mundial de Comercio, OMC, tenga un papel central, con un régimen especial para los países en desarrollo.

Además, y como un acuerdo básico, se aprobó comenzar la discusión del establecimiento de un sistema independiente de liquidación y depósito transfronterizo del bloque BRICS.

Un conjunto de medidas proyectadas en el mediano y largo plazo, ajustadas a la institucionalidad internacional.

El presidente Putin el gran ganador

El globalismo a escala mundial, cuyo líder máximo se encuentra en la Casa Blanca, intentó debilitar en extremo a Rusia y al presidente Vladimir Putin, debido a la invasión a Ucrania. Supuso que las sanciones económicas destruirían su economía, generando el malestar que derrocaría al grupo en el poder, obligándolo a retirarse hacia las fronteras de antes del 2014. No obstante, el sistema ruso resistió y fue precisamente el BRICS el que logró sostener a Putin, quien aprovechó que asumía la presidencia del Bloque y la cumbre de Kazán, para implementar una sólida ofensiva diplomática, cuyo objetivo fue el fortalecimiento de la estructura y gestión de la coalición, en la perspectiva de su crecimiento y capacidad de intercambio financiero, tras el objetivo de debilitar el dólar y fortalecer las monedas nacionales.

Rodeado de numerosos mandatarios de todo el mundo, Putin clausuró la cumbre con una ancha sonrisa

China y los BRICS frente al FMI y el Banco Mundial

Por Pedro Barragán

BRICS+ es una asociación de naciones emergentes que busca promover la cooperación y el diálogo entre ellos en diversas áreas, como la economía, la política y la cultura. El grupo BRICS fue creado en 2006 por Brasil, Rusia, India y China y se formalizó en 2009 con la inclusión de Sudáfrica. Desde entonces, los líderes de estos países se reúnen anualmente en una cumbre BRICS para discutir temas de interés común y fortalecer la colaboración entre ellos. En 2024 se han incorporado al grupo Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán constituyendo lo que se ha dado en llamar BRICS+.

Estos países representan una parte significativa de la población mundial (el 44,49 %), y de los recursos naturales y el producto interior bruto (PIB) global. El grupo de naciones BRICS+ representa más de un tercio de la producción económica mundial (el 36,45 %), y su producción combinada es notablemente mayor que las economías del Grupo de los Siete (G7) (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).

Además, BRICS+ ha creado instituciones financieras como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), también conocido como el Banco de Desarrollo BRICS, que tiene como objetivo proporcionar financiación para proyectos de desarrollo en los países miembros y en otras economías emergentes y en desarrollo. El Banco de Desarrollo BRICS es una alternativa directa a las estructuras transnacionales como el FMI y el Banco Mundial.

En estos momentos hay numerosos países que han expresado su interés por incorporarse a BRICS: Argelia, Bahrein, Bangladesh, Bielorrusia, Zimbabue, Kazajstán, México, Nigeria, Nicaragua, Pakistán, Senegal, Siria, Sudán, Tailandia, Túnez, Turquía, Venezuela y Uruguay. Además de una parte de estos países, en la reunión del año 2023 celebrada en la cumbre de Sudáfrica participaron como invitados los jefes de Estado de Indonesia, Camboya, Malasia y Uzbekistán.

Un papel clave de los BRICS+ es que representan un contrapeso al poder geopolítico y económico de Occidente. En organismos internacionales como las Naciones Unidas, han coordinado sus esfuerzos para abogar por una reforma del Consejo de Seguridad, que refleje mejor las realidades del mundo actual. Además, han promovido la diplomacia multilateral, facilitando el diálogo y la cooperación entre las economías emergentes y en desarrollo.

Otro campo en el que estos países también están asumiendo un papel más activo es en la gobernanza global, abordando desafíos comunes como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la pobreza. A través de iniciativas conjuntas y foros multilaterales, el grupo está tratando de moldear la agenda global en áreas clave que afectan a los países en desarrollo.

A medida que los BRICS+ amplían su membresía y establecen nuevas alianzas con países de Asia, África y América Latina, su influencia geopolítica se extiende. Estas alianzas estratégicas les permiten actuar como una voz unificada en defensa de los intereses del Sur Global, oponiéndose a lo que perciben como el dominio unilateral de las potencias occidentales.

El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) es un banco de desarrollo multilateral orientado a la cooperación Sur-Sur, establecido y dirigido por economías en desarrollo y emergentes. La estructura de gobierno del NBD es radicalmente diferente a la del Banco Mundial (BM). Todos sus miembros tienen los mismos derechos de voto y ningún país tiene derecho a veto. Nada que ver con las instituciones financieras internacionales del FMI y el BM, donde los países desarrollados del G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido) tienen una amplia mayoría para tomar todas las decisiones, a pesar de no contar con el peso económico para hacerlo, ni desde luego con la población mundial de la que solo son una pequeña parte. En términos de inversión y financiación, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) utiliza las monedas locales de los países miembros, lo que reduce efectivamente el riesgo de tipo de cambio de los proyectos de préstamo e impulsa los mercados de capital locales.

Las adhesiones al Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) ampliarán los horizontes del Banco que podrá financiar más proyectos en monedas nacionales, fortaleciendo los mercados nacionales y protegiendo a los clientes del riesgo de las fluctuaciones del tipo de cambio.

A medida que los BRICS+ continúan creciendo en número e influencia, tienen el potencial de desempeñar un papel crucial en la creación de un nuevo orden mundial multipolar. Esto implicaría no solo un mayor protagonismo en las instituciones internacionales existentes, sino también la creación de nuevas plataformas y mecanismos de cooperación que reflejen las aspiraciones de las economías emergentes. En relación con la integración económica regional y global, los BRICS+ están en condiciones de promover acuerdos de libre comercio, facilitando la movilidad de capitales y personas, y mejorando la cooperación en investigación y desarrollo.

Estos esfuerzos no solo fortalecerán la posición económica del grupo, sino que también contribuirán a un crecimiento más equitativo y sostenido a nivel mundial. Finalmente, estos países están en una posición única para influir en la reforma de la gobernanza global. A través de su pertenencia a instituciones como el FMI, el Banco Mundial y la ONU, el grupo puede abogar por una representación más justa de los países en desarrollo, promoviendo un sistema internacional más equitativo y balanceado.

Los BRICS+ están emergiendo como un bloque influyente y dinámico en la economía y la geopolítica mundial y con el potencial de remodelar el orden global en las próximas décadas. A medida que el mundo avanza hacia una estructura más multipolar, los BRICS+ podrían convertirse en un pilar central en la búsqueda de un mundo más justo, inclusivo y sostenible. Con el desarrollo de los BRICS+ es patente el avance en el proceso de desdolarización del sistema financiero internacional y el nacimiento de un nuevo paradigma en el mundo de las finanzas capaz de organizarse de una forma cooperativa entre todos los países, sin la hegemonía norteamericana, orientada al apoyo de los países del sur y estableciendo políticas de gobernanza social basadas en el respeto a los diferentes sistemas sociales y políticos de cada país.

El veto de Brasil a la solicitud de asociación de Venezuela con los BRICS hizo estallar la burbuja narrativa del PT/ Partido de los Trabajadores de Brasil

Brasil podría haber dejado que Venezuela se uniera con el fin de mantener la farsa del PT sobre ser un campeón multipolar.

Por: Andrew Korybko

La cuestión venezolana es un asunto en blanco y negro: o se apoyan los esfuerzos de cambio de régimen de Lula y Biden en Venezuela, cada uno avanzando en este sentido a su manera, pero coordinados, o se apoya la defensa de Maduro y Putin de la independencia y soberanía de Venezuela.

El gobernante Partido de los Trabajadores de Brasil (PT, por sus siglas en portugués) se ha presentado desde su creación como un paladín iberoamericano de la multipolaridad, al igual que su líder, el presidente Lula, desde el inicio de su primer mandato en 2003, pero estas narrativas se ven ahora cuestionadas como nunca tras la semana pasada. Brasil de Fato citó fuentes diplomáticas para informar de que Brasil vetó la solicitud de asociación de Venezuela a los BRICS, mientras que Putin también reconoció durante una rueda de prensa que Rusia y Brasil discrepan sobre Venezuela.

Este resultado fue aún más escandaloso por la inesperada «lesión en la cabeza» de Lula, supuestamente responsable de que no volara a Kazán y de la visita sorpresa del presidente venezolano Maduro al evento. Lula podría haber inventado su lesión o haberla exagerado para no pasar más vergüenza argumentando en persona en contra de la asociación con los BRICS solicitada por su vecino multipolar. También es posible que se haya enterado de los planes de Maduro y se haya escabullido para evitar una posible confrontación.

En cualquier caso, uno de los principales productores de energía del mundo no fue capaz de lograr el apoyo consensuado necesario para asociarse con la principal plataforma de multipolaridad financiera del mundo, aunque este análisis aquí del mes pasado explica cómo los no miembros y -socios aún pueden coordinar sus políticas asociadas con los BRICS. Sea como fuere, no dejar de ser un golpe para el prestigio de Venezuela no ser inaugurado como socio oficial, pero el PT de Lula dañó su propia reputación de una manera mucho peor al vetar esto, según se informa.

Teniendo en cuenta la idea antes mencionada sobre cómo cualquier país puede coordinar voluntariamente sus políticas asociadas con los BRICS, incluso en ausencia de una membresía formal o estatus de asociación, Brasil podría haber dejado que Venezuela se uniera con el fin de mantener la farsa del PT sobre ser un campeón multipolar. En lugar de ello, lo impidió maliciosamente, lo que sólo sirvió para dar una señal de apoyo a la política compartida por los demócratas que gobiernan Estados Unidos hacia ese país, a expensas de la confianza que Brasil construyó dentro de los BRICS.

En agosto se explicó cómo «La condena de Ortega a la intromisión de Lula en Venezuela desmiente una mentira de la Alt-Media», que hiperenlazaba al final a una lista de más de 50 análisis relacionados desde octubre de 2022 hasta entonces sobre la alineación ideológica de Lula tras su encarcelamiento con el citado partido imperialista. En resumen, él y su partido nunca fueron verdaderos campeones multipolares como se presentaban a sí mismos, sino que siempre fueron más afines a los «socialdemócratas» o a lo que los izquierdistas tradicionales llaman la «izquierda compatible«.

Sin embargo, mientras tanto, las personas influyentes del PT en las redes sociales y la camarilla sectaria de seguidores de todo el mundo mantenían agresivamente la falsa narrativa que sus «héroes» promovían. En la mayoría de los casos, esto se tradujo en la «cancelación» feroz de cualquiera que se atreviera a cuestionar siquiera remotamente este dogma desacreditado. Esta farsa se mantuvo así hasta la semana pasada, cuando se hizo imposible negar que el PT de Lula había traicionado al líder multipolar regional Venezuela únicamente para ganarse el favor del que pronto podría ser el partido gobernante saliente de Estados Unidos.

Tampoco debería ponerse en duda la veracidad de las fuentes diplomáticas de Brasil de Fato, después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Venezuela emitiera un comunicado oficial en el que fustigaba el veto de Lula. Lo calificaron de «agresión inmoral» que «reproduce el odio, la exclusión y la intolerancia promovidos desde los centros de poder en Occidente». Y añadieron que «el pueblo venezolano siente indignación y vergüenza» por lo que acaba de hacer Lula. Son palabras muy fuertes que deberían tomarse muy en serio.

Los lectores también deben saber que mientras Lula no ha reconocido la reelección de Maduro, Putin tronó con orgullo durante el evento de la semana pasada que «Venezuela está luchando por su independencia, por su soberanía… Creemos que el presidente Maduro ganó las elecciones, ganó limpiamente. Formó un gobierno». Sus palabras pusieron al PT ante otro dilema narrativo al sugerir que la postura de Brasil va en contra de la «independencia» y la «soberanía» de otro país del Sur Global.

La cuestión venezolana es, por lo tanto, un asunto en blanco y negro: o se apoyan los esfuerzos de cambio de régimen de Lula y Biden en Venezuela, cada uno avanzando a su manera, pero coordinados, o se apoya la defensa de Maduro y Putin de la independencia y soberanía de Venezuela. No hay término medio, independientemente de las mentiras que los principales influyentes del PT puedan soltar pronto. Los miembros honestos de la comunidad Alt-Media informarán con precisión, mientras que los deshonestos seguirán encubriendo al PT.

Lula, el veto y su apoyo a la política de Biden contra la soberanía venezolana

Por Álvaro Verzi Rangel/escritor y analista internacional/Addhee.ong

El veto de Brasil al ingreso de Venezuela como miembro de los BRICS se suma a las sanciones de Washington, diseñadas para provocar un 'cambio de régimen' en el país caribeño, en lo que pareciera confirmar un alineamiento del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva con las políticas impulsadas por el Partido Demócrata de Estados Unidos. Desde octubre de 2022 se verifica una alineación ideológica de Lula con los demócratas, tras su encarcelamiento, mostrando que más que un partido de izquierda, el Partido de los Trabajadores es una formación socialdemócrata, en pos de lo que llaman una izquierda compatible, tan afín al progresismo. Sus palabras en Kazán pusieron al PT ante otro dilema narrativo al sugerir que la postura de Brasil va en contra de la "independencia" y la "soberanía" de otro país del Sur Global. El analista boliviano Rafael Bautista Segales señala que Lula no desea enfrentarse a Washington y tampoco permitir un actor que pueda disputarle su liderazgo en Sudamérica. Con Venezuela, los BRICS+ tienen una carta operativa de desacoplamiento paulatino de la geoeconomía del dólar, por consiguiente, mayor poder disuasivo de contención del orden imperial unipolar.

 

"En cambio, la apuesta de Lula es típicamente conservadora y en sintonía con la bolsa de Sao Paulo; el dólar es demasiado influyente en esta parte del mundo y esto por la estrecha dependencia de nuestras economías al patrón dólar. Por eso los sectores bancarios son los menos interesados en desprenderse del dólar, aun cuando, en tiempos presentes, esto signifique el desahuciar la posibilidad regional de independencia financiera", añade.

 

El mexicano John Saxe Fernández señala que en Kazán "la gran perdedora resultó Latinoamérica que sigue en su jaula geopolítica en la que la ha encajonado la doctrina Monroe desde hace más de 200 años y que ha caído en la trampa electorera de la anglósfera para continuar sus aburridos pleitos aldeanos cacofónicos, cuando no entienden aún la nueva geoestrategia civilizatoria/multipolar/ policéntrica/plural del siglo 21".

 

La utilización del veto en instancias económicas internacionales es una medida orientada a debilitar la economía de un país adversario o enemigo. Esta práctica busca limitar el acceso de ese país a recursos financieros internacionales, mercados o tecnologías, lo que impacta en su estabilidad económica.

Lula eligió un foro del Sur Global para manifestar su cuestionamiento de las elecciones presidenciales venezolanas, pero no ha cuestionado la admisión de monarquías que nada tienen de democráticas ni han efectuado elecciones presidenciales. Fue un golpe para el prestigio de Venezuela: no fue admitido como socio oficial, pero el también Lula dañó su propia reputación al vetar el ingreso de un país sudamericano.

Lula no ha alzado su voz contra las acciones terroristas, golpistas y desestabilizadoras manifiestas en intentos de invasiones, actos políticos culturales en la frontera con Colombia con fines desestabilizadores, el robo de las reservas de oro en bancos del Reino Unido y el robo de un avión de cargas venezolano por parte de los presidentes estadounidense y argentino. Tampoco ha levantado la voz ante los bloqueos de los EEUU hacia Venezuela y los inventos de un presidente autoproclamado –como el caso de Juan Guaidó- y otros mecanismos de claro injerencismo. Pero estos devaneos no son nuevos en el gobierno brasileño que con Michel Temer –junto al argentino Mauricio Macri y el paraguayo Horacio Cartés. impidieron que Venezuela asumiera la presidencia pro témpore del Mercosur» y dañaron gravemente esta instancia multilateral., a pedido del Departamento de Estado de Estados Unidos.

En Kazán, en la cumbre de los BRICS, la cuestión venezolana volvió al primer plano: o se apoyan los esfuerzos de cambio de régimen de Lula y Biden en Venezuela, cada uno avanzando en este sentido a su manera, pero coordinados, o se apoya la defensa de Nicolás Maduro, Vladimir Putin, y Xi Jinping de la independencia y soberanía de Venezuela. Más allá de la sorpresa (por teleconferencia, porque no fue presencial), lo cierto es que, uno de los principales productores de energía del mundo no fue capaz de lograr el apoyo consensuado necesario para asociarse con la principal plataforma de multipolaridad financiera del mundo, aunque los no miembros aún pueden coordinar sus políticas asociadas con los BRICS

La cuestión venezolana es, por lo tanto, un asunto en blanco y negro: o se apoyan los esfuerzos de cambio de régimen de Lula y Biden en Venezuela, cada uno avanzando a su manera, pero coordinados, o se apoya la defensa de Maduro y Putin de la independencia y soberanía de Venezuela. De acuerdo con el Fiscal General venezolano William Saab, el "accidente doméstico" fue un engaño de Lula para perpetrar el veto contra Venezuela y eludir su responsabilidad ante el presidente Vladímir Putin y los demás mandatarios: Lula "manipuló un presunto accidente para usarlo así de coartada con el fin de no asistir a la reciente Cumbre de los BRICS", señaló.

La actuación de Brasil en Brics: “Guerra avisada no mata soldados”

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein/escritor, historiador y analista internacional/ADDHEE.ONG

No había querido emitir opinión sobre la decisión de Brasil y de Lula de vetar el ingreso de Venezuela a BRICS. Me llamó la atención el comunicado de la Cancillería de Venezuela donde exculpa al presidente de Brasil, al canciller e incluso al asesor presidencial Celso Amorim.

Ahora el presidente Maduro ha dado a conocer pormenores del hecho en el que expone que Lula no fue bien informado. Creo que el comunicado de la Cancillería de Venezuela es de altura, expone una posición de Estado, pero con todo respeto no lo comparto.

No sé si la vicepresidenta Delcy Rodríguez lo recuerda pero cuando ella era ministra del despacho y yo director de relaciones internacionales de la presidencia ocurrió un hecho similar bastante dramático. Fue en julio de 2006 cuando se realizó una Cumbre de Mercosur en la que Venezuela se incorporaría a la membresía de esa instancia. Ya los presidentes Néstor Kirchner de Argentina, Lula da Silva de Brasil y Tabaré Vázquez de Uruguay estaban en el país. El Comandante Chávez esperaba que el presidente Nicanor Duarte llegara a Maiquetía para trasladarse al teatro Teresa Carreño donde se verificaría la firma del documento. Ante la premura que emanaba del hecho de que había tres presidentes esperando, el presidente Chávez había ordenado que el mandatario guaraní fuera trasladado a Miraflores en helicóptero tan pronto llegara al aeropuerto a fin de que juntos arribaran al Teresa Carreño.

En ese momento, desde Cancillería nos informaron que un funcionario paraguayo de tercer nivel (algún tiempo después se supo públicamente que trabajaba para una agencia del gobierno de Estados Unidos) se negaba -sin causa conocida- a firmar un documento imprescindible para que finiquitara el proceso. Esta situación amenazaba con hacer fracasar la Cumbre y paralizar el ingreso de Venezuela al organismo subregional.

Para ganar tiempo y posibilitar la solución del inconveniente, el Comandante Chávez cambió su decisión inicial e instruyó que al presidente Duarte lo trasladaran a Miraflores por vía terrestre, lo recibiría y conversaría con él hasta el impasse fuera resuelto. A su vez, la ministra Delcy ordenó que me trasladara al Teresa Carreño, buscara al funcionario paraguayo y resolviera el problema…y el problema se resolvió. Venezuela entró a Mercosur ese día 4 de julio de 2006. Existe la posibilidad de que un funcionario de tercer nivel tome una decisión de Estado incluso en contra de la opinión de sus jefes, pero una decisión tomada y ejecutada ene se nivel, es débil y se puede revertir si se actúa con celeridad y se toman las medidas adecuadas.

Lo digo porque la diplomacia a veces no transcurre por las vías habituales y es necesario recurrir a mecanismos no tradicionales. Sin dudar en lo más mínimo de la explicación del presidente Maduro y reconociendo que ha manejado esta situación con gran tino en defensa de los intereses estratégicos de Venezuela, me permito discrepar respecto de la responsabilidad de Amorim y de Lula en la decisión que conllevó a esta situación que condujo a que nuestro país no pudiera ingresar a Brics.

Es posible que el diálogo de Lula con el presidente Putin, lo haya llevado a una reflexión que lo colocara -por un instante- en el escenario de la estrategia para darse cuenta que sus asesores lo condujeron al terreno de la pequeñez coyuntural a fin de servir a los intereses de Europa y Estados Unidos  y que tal deliberación introspectiva le haya dado la pauta del tremendo error cometido, pero a mí me parece que en este caso hay una actuación premeditada sustentada en el marco de definiciones ideológicas que se han venido manifestado desde hace mucho tiempo.

He tratado de dar seguimiento a esas actuaciones. El 5 de abril publique un artículo bajo el título “Lula y Petro: “Dime con quien andas y te diré quién eres”. En una de sus partes dice: “Lula ha sido, sin duda alguna, un gran luchador social que enfrentó a la dictadura que asoló a su país por más de 20 años, pero no es un revolucionario ni ha confrontado el sistema de dominación de su país; al contrario, es parte de él. Su objetivo es producir reformas que mejoren las condiciones de vida de los brasileños sin tocar los intereses de las grandes empresas extranjeros que permanecen en el país. Como se decía a finales del siglo pasado es un social demócrata tradicional al estilo Willy Brandt o Françoise Mitterrand, a quienes adora y admira.

En esa medida, no ha abandonado la idea heredada de sus antecesores de fortalecer al subimperialismo brasileño intentando construir una integración subordinada. Por eso su esfuerzo de aliar Mercosur e incluso América Latina a Europa. Su operador político en estas lides fue y es Celso Amorim, un diplomático de carrera, típico producto de Itamaraty, devenido militante del PT por las circunstancias y los intereses mutuos. Es Amorim quien ha “bombardeado” a Lula -tras recibir instrucciones del Eliseo- acerca de las “carencias democráticas” de Venezuela basadas en la imposibilidad legal y constitucional de la señora Machado de ser candidata en las elecciones.

Hay que decir que es natural que Lula y Amorim actúen así, responde al ADN de la élite brasileña que nunca ha luchado contra nadie. Todo lo han obtenido negociando y cediendo en el marco de una institucionalidad sistémica frente a la cual jamás se han rebelado. Por supuesto que en la historia de Brasil ha habido grandes líderes revolucionarios como Tiradentes, Carlos Marighella y Luis Carlos Prestes entre otros. Lula no es uno de ellos.

La ambigüedad de su discurso (y el de Dilma Rousseff, todavía más acentuado), lo aislaron del pueblo. Ambos abandonaron a los humildes que los llevaron al poder. En este momento recuerdo cuando en 2006 las organizaciones populares y sociales de Brasil le solicitaron al Comandante Chávez que intercediera con Lula a fin de que los escuchara. Con aprobación de éste, Chávez arriesgó su capital político y, aprovechando un viaje a Curitiba se reunió en un teatro lleno con líderes y dirigentes sociales que acudieron de todo el país a plantearle cara a cara tal demanda. Incluso poniendo en riesgo su integridad física porque un pequeño grupito de exaltados quiso acercarse violentamente a él, los escuchó pacientemente, tomó nota y les dijo que entendía sus razones, que iba a hacer lo que le pedían pero que en su parecer, en el momento presente de Brasil, pensaba que se debía apoyar a Lula. No creo que en toda su vida, Chávez haya recibido una rechifla tan grande como la que escuchó con paciencia ese día hasta que una vez calmados los ánimos, les habló largamente a los asistentes de la superior causa de América Latina y el Caribe, cerrando el evento con continuados y efusivos aplausos y vivas.

Años después, cuando le dieron el golpe de Estado, Dilma llamó al pueblo a salir a las calles. Nadie lo hizo. Era normal, no les tomaba el teléfono a los dirigentes sociales, no los recibía, ni los atendía. Su alianza era con los empresarios, uno de ellos, que era su vicepresidente, fue el líder del golpe que la derrocó. El abandono del pueblo se paga caro. Nos daban lecciones, recuerdo la petulancia y soberbia de algunos dirigentes del PT que nos decían lo que debíamos hacer, pero aquí, Chávez resistió el golpe de Estado, porque el pueblo movilizado, lo repuso en el poder.

Ni siquiera se movilizaron a favor de Lula cuando estaba preso. Los grandes eventos que pedían su libertad reunían a 40 mil personas en un país de 215 millones de habitantes. Y es normal que haya sido así. En el momento en que lo estaban llevando a la cárcel, Lula en la versión más acabada de un hombre de las instituciones, dijo: “Confío en el sistema jurídico de Brasil”. No hizo un llamado al pueblo, no, confió en las instituciones.

Tal vez esas sean características positivas: la conciliación, el carácter pusilánime y la debilidad de espíritu, finalmente a ellos, la monarquía les regaló la independencia y la República y es posible que esa historia haya configurado su espíritu conciliador. Pero a Venezuela nadie le regaló nada, nosotros tuvimos que luchar por ellas y a un costo muy alto. Por eso, nosotros en lo nuestro y ellos en lo suyo, pero no es Lula quien nos puede dar lecciones de democracia.

Tampoco de sentimiento y espíritu latinoamericanista puede Lula dar enseñanzas. Dije antes que él piensa en la necesidad de una integración subordinada. No son palabras huecas: ¿Quién impidió que se estableciera una arquitectura financiera en América del Sur? ¿Quién le puso todo tipo de trabas al SUCRE hasta impedir que funcionara? ¿Quién prestó poca atención a la creación de la CELAC hasta que entendieron que la necesitaban como plataforma para lanzarse a la conquista de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Quién apoyó UNASUR solo cuando Itamaraty estuvo segura que la podía controlar? ¿Quién huyó de Mar del Plata cuando Chávez, Kirchner, Tabaré Vázquez y hasta el conservador Nicanor Duarte le plantaban cara al jefe del imperio? ¿Quién atrasó todo lo que pudo la construcción de la refinería Abreu e Lima que Chávez impulsó para el bienestar del nordeste olvidado y marginado de Brasil? ¿Quién, ante el golpe de Estado contra el presidente Castillo en Perú, dijo que había sido una transición en términos institucionales?

Yo respeto lo que puede haber hecho Lula en favor de su pueblo. No sé si es todo lo que pudo, pero no puede, ni debe estar dando lecciones de democracia a nadie, por lo menos en Venezuela no lo permitimos. Si la señora Machado le concedió ese derecho, se debe entender con ella y asumir la responsabilidad de aliarse con aquellos que hacen apología del terrorismo y favorecen una intervención militar extranjera en el país. ¿Por qué si Bolsonaro lo hace, está mal, pero si lo hace Machado, es correcto? ¿Por qué uno actuó al margen de la ley y otra lo hizo en favor de la democracia? ¿Por qué Bolsonaro es golpista y Machado no? Aclárelo, señor presidente Lula porque si no el presidente Maduro podría tener derecho a pedir que cese la persecución contra el expresidente Bolsonaro. ¿Qué le parece? Claro, el presidente Maduro jamás hará eso, primero porque no se inmiscuye en los asuntos internos de Brasil y segundo porque jamás apoyará a un terrorista violento y golpista como está haciéndolo Usted en Venezuela.

Estimado compañero Lula, quisiera recordarle que el primer presidente en manifestar la solidaridad con Usted tras su injusta prisión fue Nicolás Maduro y el primer presidente en expresar su rechazo y repudio al golpe de Estado contra Dilma Rousseff fue Nicolás Maduro. No hubo cálculo político al decidir esas acciones. Hoy recogemos el ánimo y la solidaridad del pueblo brasileño que rechaza sus manifestaciones de apoyo al terrorismo en Venezuela. También es bueno recordar que el 25 de julio de 2019, la señora Machado twiteó contra usted y el peligro que significaba que el Foro de Sao Paulo reclamara su libertad.

Como dicen los jóvenes ahora, “usted está en otra” presidente Lula. Mientras los pueblos africanos se rebelan y rompen con Francia, usted le declara su amor a Macron en el mismo lugar en que las empresas francesas devastan la Amazonía sin contratiempos. Más coherencia presidente, porque eso si es grave”.

El 8 de agosto reiteré tales conceptos  en una entrevista para radio y televisión con el periodista Carlos Arellán de Venezuela News y ante la pregunta específica respecto de que me parecía la actuación de Brasil y de Lula respondí: [versión transcripta]  “Hay que entender a Lula en sus circunstancias, fue un gran dirigente sindical, reconocido por su lucha contra la dictadura del siglo pasado en su país, que estuvo preso varias veces, nunca dejó de luchar contra la dictadura y cuando se implantó al democracia en Brasil en los años 80 del siglo pasado y Lula trata de abrirse un espacio mucho más allá de lo local, encuentra a Fidel Castro, descubre a Fidel Castro y al hacerlo, descubre un modelo de comportamiento que en las condiciones que él estaba le pareció positivo asumiendo posiciones  más radicales que sentaron un punto de vista y un comportamiento del Partido de los Trabajadores y de él en todo ese período de alrededor de 20 años desde aproximadamente los años 84-85 hasta que llega al gobierno en el 2003.

Cuando llega al gobierno y comienza por segunda vez a buscar espacios en el mundo se encuentra que está Fidel Castro todavía y ahora Hugo Chávez y entiende que aliarse con ellos le puede ser favorable para que, la condición que siempre ha tenido siempre Brasil como potencia subregional se proyecte en nuevos espacios. De esta manera, asume posiciones que ya los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez estaban impulsando. Lula se pliega ellas, las asume pero, sin ser un revolucionario ni un transformador.

Lula va a Mar del Plata, pero se escapa. Se puede buscar la foto de ese día para confirmar que no estaba ahí. Nicanor Duarte, el presidente paraguayo que era de derecha estaba ahí, también Maradona y Kirchner, pero no estaba Lula.

Esa es la personalidad de Lula, pusilánime, dubitativo y que además ahora, en la medida que no está Chávez ni está Fidel, se acerca a otros que le acomoden mejor. Hoy por razones que desconozco le ha acomodado mejor Francia y Macron. Eso ha hecho que hoy Lula se asuma como un exponente de la política europea hacia América Latina, como un vocero de la Unión Europea en América Latina.

En esa medida está actuando respecto de Venezuela y como es un tipo sagaz, en un país que es fronterizo con Brasil ha ido cambiando su discurso y su comportamiento de acuerdo con las circunstancias. Es lo que ha hecho, Lula y Brasil siempre: acomodarse a la situación, nunca asumir una posición en nada. Nunca lo ha hecho, nunca ha asumido una posición de vanguardia en nada, espera ver si Estados Unidos tiene más fuerza para acomodarse. Ahora constata que hay países emergentes muy activos y se mete a BRICS. En algún momento pensó que podía hegemonizar América del Sur, entonces se esforzó en crear Unasur pero no aceptó y saboteó la creación del SUCRE y el Banco del Sur. Eso no surgió porque Lula no quiso que surgiera.

En el caso de CELAC donde tenía que enfrentar la influencia de la otra potencia regional, México, considerando que en América del Sur es evidente su poder, pero en el contexto latinoamericano y caribeño debía confrontar con México ¿Cuándo se transformó América Latina y el Caribe en objeto de su interés? Cuando se dio cuenta que para concretar su ambición de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU necesitaba a los países de la región, entonces comenzó a incrementar su presencia, instaló embajadas en los países del Caribe y fortaleció su presencia en América Central.

No podemos esperar más que eso de Lula porque es una persona acomodaticia, dubitativa, pusilánime, dotado de un gran sentimiento nacionalista, pero más que eso, nada”

El 12 de septiembre, en otro artículo titulado “BRICS. Hacia la Cumbre de Kazán, perspectivas y procesos” expuse que: “La Cumbre de Kazán tendrá que tomar decisiones de cara al futuro. No se debería repetir el chasco que significó que Lula, solo por favorecer a su amigo Alberto Fernández, propusiera e hiciera aprobar el ingreso de Argentina, sabiendo que podría pasar (lo que lamentablemente ocurrió) que la llegada al poder de Javier Milei impidiera la concreción de esa superficial y emocional propuesta.

Aunque la presidencia pro tempore rusa ha dicho que esperaba que representantes de los países latinoamericanos asistieran a la Cumbre del Brics en Kazán, hay que decir que una cosa es asistir a la Cumbre y otra, entrar a la organización. No sabemos si con la frivolidad que lo caracteriza y continuando con su política de favorecer a Estados Unidos y Europa, Lula –que no ha reconocido aun al presidente Maduro- "vete" el ingreso de Venezuela, poniendo a China, a Rusia y a los miembros restantes en una encrucijada que los lleve a tener que decidir entre Brasil y Venezuela. Vale decir que hasta el momento, Brasil es el único país miembro de BRICS que no ha reconocido al presidente Maduro”.

Finalmente, el 25 de septiembre en la segunda parte de un artículo titulado “La izquierda en América Latina. Tendencias y perspectivas” opinaba que: Como siempre, en la victoria las malas costuras quedan ocultas, pero en la derrota todas se ponen a la vista. El reflujo iniciado en 2015 produjo profundo impacto en la izquierda. Esta vez el esfuerzo mediático imperial sustentado en su poderoso aparato informativo-cultural se transformó en un instrumento principal para acentuar el retroceso, estimulando las percepciones negativas en torno a que en esta ocasión la regresión era definitiva y total. Era, en el fondo, una suerte de “fin de la historia latinoamericana”, la debilidad y la tibieza de algunos emergió, estimulando la derrota por un lado y posiciones acomodaticias e intermedias que postulaban que “si, pero no”, por el otro”. Al finalizar dicho artículo señalaba que Lula era exponente de esta tendencia.

El daño causado por Lula no afecta solo a Venezuela que a pesar de todo recibió el apoyo casi unánime de BRICS (miembros y nuevos ingresos) manifestado en las múltiples reuniones bilaterales del presidente Maduro en Kazán y las posteriores visitas del mismo mandatario a Argelia y de la vicepresidenta Delcy Rodríguez a India y Vietnam.

El daño principal se lo ha asestado al propio Brasil -como lo ha señalado en varios artículos el analista y dirigente político brasileño Valter Pomar- y sobre todo a Brics, sometido a las veleidades de Lula y a las necesidades de Amorim de rendir tributo a sus amos europeos.

Creo que resulta sumamente peligroso para el futuro de Brics que hoy se hable con total naturalidad del “veto de Brasil al ingreso de Venezuela”. Esa institución [la del veto] presente en el Consejo de Seguridad de la ONU es expresión de la dictadura de esa instancia. Si Brics pretende diferenciarse y construir un espacio democrático que tome en cuenta a todos los países y pueblos del mundo, tendrá –de alguna manera- que desprenderse del derecho a veto, causa fundamental de las injusticias, la guerra y la devastación del planeta.

Más allá de Venezuela que resistirá y vencerá, el reto de Brics es transformarse en la plataforma de construcción de un mundo nuevo. De no eliminarse el derecho a veto, el grupo se paralizará. De cara al futuro, Brics no puede ni debe permitir el chantaje y la coacción de Brasil. Primero, fue el ingreso de Argentina, ahora el veto a Venezuela ¿hasta cuándo Brasil seguirá imponiendo su irresponsabilidad y su agenda europea a Brics?

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