QUO VADIS. QUO TENDIMUS. QUI SUMUS. QUID FECIMUS. QUID FACIEMUS.
Por Dr. Mariano Sierra Sierra.
Escritor,
jurista, analista internacional /Addhee. Ong.
Como
sujetos sociales, políticos y espirituales venimos y vamos a través de la
historia incurriendo en intermedios, contradicciones, experiencias, acciones y
todo cumulo de adversidades., haciendo parte de nuestras vivencias y
aconteceres entre las cuales están las etapas coloniales con sus colapsos y
crisis hasta nuestros días, buscando el
orden social, la justicia y la paz, pero por nuestra indiferencia, orgullo y
pérdida de valores, no hemos hecha nada, hemos estado viviendo en el vacío de
nuestras vidas sin llegar a comprender nuestro lugar en el mundo.
Ante
estos contextos e indagaciones nos enfrentamos a divulgar, entender la
naturaleza social y política, buscando definiciones ante la complejidad del
espíritu humano. Su comportamiento, sus aportes y gestiones a la causa justa de
la administración pública, problematizando y reflexionando nuestro devenir, con
enfoques que permitan nuevos horizontes de gobernanza con solidaridad y
servicio comunitario. Siendo cada ser verdadero actor de la gobernanza, nos obliga
adquirir posturas activas y participativas. Entonces debemos hacer tareas
dinámicas de comunicación, evitando los vacíos, las falsedades que como
activistas cambiaremos las políticas disolutas con conciencia crítica.
Cada
miembro de la comunidad va respondiendo acerca de la transformación del mundo
con tareas de labor, de formación, donde todo elemento es propicio para el bien
común, mediante debates claros y respetuosos. En verdad, es muy poco lo que
hemos hecho por nuestro país, por nuestro prójimo. Como pueblo resiliente es
nuestro deber acometer políticas heurísticas contra la violencia, el odio y los
enfrentamientos. Este deber surge ante lo poco o nada de gestión del estado,
llenas de paradojas contradictorias y expresiones tendientes a politizar todo
cambio, toda mutación.
Analizar
sobre lo que hicimos o no hicimos, y el que haremos es todo un proceso mental
profundo. Tenemos que cuestionarnos sin acusarnos, llenos de esperanza,
cerrando el pasado sin olvidar, mirando el renacer de proyectos de vida. Que
haremos irradia esperanza para desalojar la carga pesada del pasado y buscar
despejar el secretismo público, pidiendo cuentas, exigiendo participación.
Huelga señalar que el adónde vamos, con el que hacer, es una categorización de
como preñamos en nuestro interior las emociones, con criterio reflexivo, para
explicar el comportar humano en las distintas fases de la historia.
La
genealogía del pasado está unida a la historia donde reposa lo que hemos hecho.
El pueblo viene de paliar, soportando su enmarañado porvenir, de allí que si
queremos saber de dónde venimos con más precisión, el vernáculo lenguaje
dispone del mundo de la gramática de los pueblos, donde nacen símbolos, gestos,
signos y leyes que nos unen al antepasado, al origen histórico para conocer los
hechos y los proscritos colonizadores, enemigos del pueblo. Que en cuerpo ajeno
pululan por el arrabal amargo de nuestra nación.
Como
sociedad urbana, rural, pueblerina, impoluta, hemos venido surgiendo asumiendo
reacciones de actitud crítica para entender como hemos sido gobernados. En ese
devenir hemos sido mancillados de forma soterrada, expoliada por la ratio de
secuaces politiqueros, gamonales apátridas, colonizadores de tierras
campesinas. La diáspora sufrida señala el Unde Venimus, añorando el existir de
una tierra suya, que hoy le es extraña por el determinismo de protervos
satánicos, de anacrónicos pensamientos, deístas infernales, inmersos en nuestra
nación, fútiles, fundamentalistas políticos carentes de esencia humana,
dispersos por las instituciones públicas, verdaderos nihilistas que dan ascos
merecedores de terminar en las celdas de una prisión
Pues bien, Frente a tan descomunales desatinos
de los entes públicos, debemos alzar nuestras voces y plumas con un lenguaje
claro y firme, de contenido social, sin dejarnos amedrentar, denunciando los
antrópicos actos de Estado, recurriendo al llamado de nuestra conciencia que
lleva la hermenéutica de los hechos sociales ultrajados por un sistema banal
carente de sesudez. Repensar para hacer
es asumir posturas sociales de temple, donde se den a conocer quiénes son los
usurpadores de la dignidad de una nación, que cínicamente se burlan de su buen
juicio y de su amor propio. Y, que esa nación y su dignidad los juzgue con la
verdad en un juicio perenne.
Hacia donde vamos. No es difícil precisarlo.
Los Estados y la sociedad depredadora están ocasionando de manera
irresponsable, procesos sociales, técnicos y legales tendientes a deformar y
destruir no solo los grupos humanos, sino también la naturaleza y todo su
contenido de vida. Como seres y como naturaleza nacimos y venimos condicionados
a transformar y dar vida ajustados a una existencia integral, a un
existencialismo que desemboca al bien social.
La
negación de cualquier avance ataca con inclinación destructora, rompiendo
conciencias, pasiones, pensamientos y anhelos de liberación. En el proceso de
qué hacer, ejércitos de metecos se cruzan, pero la catarsis del pueblo siempre
refuerza la esperanza. Fuerzas irritas vienen diluyendo esfuerzos, haciendo
trisas los sueños con opacidad y xenofobia llenas de odio, dentro de discursos
retóricos y cínicos panegíricos sin ningún sentido donde solo se avizora la
ambición, tutela de sus instintos.
El
anacrónico sistema político es un episodio de continuismo con propuestas llenas
de sorna, esto es, de ironía y burla,
donde con ubérrimos programas, quieren imponer su poder, haciendo de sus
quereres desestabilizaciones antrópicas. Nuestro sistema político es una
hipertrofia intestinal que causa obstrucción a los objetivos democráticos, que
a su vez impide el devenir justo, provocando traumas sociales que intoxican el
desarrollo. La mayoría crítica de nuestra nación, el pueblo, va en línea de
hacia dónde vamos y el que hacer, aun en medio de toda indiferencia, de toda
desigualdad, enfrentando las antinomias del régimen, pues toda la institución
del estado está contaminada.
Al
adentramos a cualesquiera de las decisiones a tomar, no podemos dejar de
señalar, que debemos incursionar en la historia, en el mundo histórico, como
decía el filósofo, en la vida nuda. Esto nos lleva a estudiar, comprender a
interpretar los periodos sociales buscando la verdad. Cada hecho de la historia
presenta sus rasgos, sus clases y sus formas políticas y sociales, pero no
obstante hay una continuidad presente a pesar de.... que Sale a relucir el lado
activista del individuo, el quehacer social, donde hacemos referencia a la
también posición del Estado en cuanto a que ha hecho, hacia donde va, que hará.
Todo esto va en doble vida, y ello exige la vinculación de la sociedad en el
proceso de gobernanza, como poder constitucional, como actor político.
QUO
TENDIMUS. Hacia donde vamos. Nos lo dice el acontecer del presente difuso. Esta
es la proclama que debemos señalarle a quienes están en la contienda política o
mejor de las huestes deformes de la politiquería abyecta que piensa administrar
el país. Porque los que están administrando el país deben ser declarados sus
actos como crímenes de lesa humanidad, y por ello ya están declarados para ser
sentenciados y condenados con todo el rigor de la ley. El que la hace la paga y
esto va para todos los que vengan, si proceden con igual sentido.
Dentro
de los haceres está el desmitificar los actos de los dioses decadentes del Estado
y la política. Actos anacrónicos como formas de gobierno, con ortodoxias,
abusos con leyes garantistas, haciendo uso de la corrupción en su favor
invadiendo toda la gran estructura del estado. La sociedad actuara ante todo
conflicto, con toda la dinámica del hado interior, sentando las bases para una
sociedad verdaderamente libre, cual combatientes de la resistencia y la
rebeldía justa.
Lo
complejo y absurdo de nuestro comportar, nos conduce a categorizar, en el
sentido de que atacamos a quienes después elegimos, estamos de acuerdo con
quienes nos gobiernan, proferimos revocatorias contra los mandatos, pero
defendemos sus actos, aceptando sus violencias y agresiones., votamos por
quienes tienen acusaciones por delitos y están siendo investigados por la
justicia. . La doble moral en cónsono. Por un capitalismo social, contra el
capitalismo insolidario.
Voces
y saberes, ante los hechos, expresan que el poder del estado se hace grande ante los débiles que la sociedad debe alzarse profiriendo
movimientos de liberación, pues es tal el ejercicio dictatorial, que tiene el
manejo de todas las instituciones
militares y los medios de comunicación, donde se precisa que el fundamento de
la administración está avalado por la violencia con que estos elementos actúan,
bajo sesgos, terror y miedo, determinando modos
decisivos en los procesos sociales, económicos y políticos cual virus
que carcome las entrañas del país y sus gentes.
El
no hacer al tono de Tolstoi, arrincona a la persona, por lo tanto, su mayor
esfuerzo frente a los haceres, es no hacer lo que no debe hacer y hará lo que
debe hacer cuando comprenda lo que no debe hacer, cuando conozca la historia y
su complejidad. Nos olvidamos que el mundo no nos pertenece, que lo hemos
recibido para nuestra existencia y es nuestra obligación cuidarlo, no
depredándolo ni nosotros destruyéndonos. Debemos vivir y aprender a hacerlo en
medio del desarraigo, la incertidumbre y la fragilidad social mediante el
conocimiento, el saber humano, el amor, todo con destino solidario, sin
apabullar a nadie ni sus propiedades, ejerciendo la equidad social. Debemos ir
potencializando la conciencia humana, en conciencia social.
Debemos
acudir siempre con un lenguaje claro, es decir, de hombres de mundo, lejos de
torres de babel, esperando que se nos diga. QUO VADIS... Adónde vas. Salgamos
del mundo del silencio atroz, vamos a recorrer el destino de la vida, sin
miedo, escuchando al otro, ofreciéndole el amor social, nuestro servir,
alejados del absurdo, del vacío inhabitable. Ante tantas disyuntivas, confusiones
y dudas, donde la mentira oculta la verdad, debemos proceder en las tendencias
de los quehaceres, entendiendo al filósofo Wólfram al señalar... Entonces
porque hacer algo, en lugar de no hacer nada ¿Cual es pues la medida de la
persona ¿Qué fin puede proponerse?.
Hacer.
Si. Entre razones y sin razones. Volviéndonos más humanos, haciendo nuestras
las causas ajenas, en especial la de los débiles, migrantes, de los sin
justicia. En el hacer estamos combatiendo el relativismo, la doble moral,
abriendo brechas para que las victimas reciban justicia, sus silencios tengan
voz para defenderse y reclamar sus derechos, Para que los indígenas y los campesinos
reciban sus tierras, que otros le robaron, haciendo producir el pan de cada
día, para todos con amor campesino.
Lo
subrayado e interpolado es nuestro
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