Al interior del movimiento Mapuche la discusión y desafíos tampoco son menores
Por Inazuam
En lo que si concordó la mayoría,
es que al menos hubo improvisación, al pretender entrar a un territorio como
temukuikui.
Que de paso es desde un tiempo a
esta parte uno de los territorios más complejos de abordar en materia social y
de políticas de seguridad para las diversas administraciones del país.
En el complejo e intrincado mundo
mapuche ocurrió algo similar, y todos de alguna manera también consensuaron que
hubo improvisacion y premura por parte de la ministra en querer entrar de buenas
a primeras al territorio de temukuikui.
Lecciones, sin duda van a tener
que sacar los personeros de gobierno con lo ocurrido, al menos en lo referente
al asesoramiento adecuado para interrelacionarse con los diversos actores y
territorios del wallmapu, de no ser así, se les avisora un fracaso estrepitoso
en cualquier iniciativa gubernamental que pretendan idear para acercarse al
movimiento mapuche y sus diversas expresiones y generar acercamientos en torno
a las demandas históricas del pueblo mapuche.
Como insumos a la discusión
podríamos señalar que no hay receta desde el nivel central de este gobierno y
de ninguno otro que lo antecedió para dar respuesta a las demandas históricas esgrimidas
por el movimiento mapuche desde hace muchas décadas atrás. Y no las hay no
porque no sepan cuáles son las demandas, (hoy todos saben que la columna
vertebral de la demanda histórica mapuche es la recuperación territorial y los derechos
que de ello emanan, entre los que se encuentran la autonomía y libredeterminacion)
sino simplemente porque no han sabido leer cuál es la verdadera pretensión y
operativización de aquellas demandas y porque es cómodo no hacerse parte de
esas pretensiones porque saben también, que muchas de estas atentan contra un
sistema económico, administrativo y político excluyente que es muy útil para la
gobernanza desde el nivel central y atentar contra ello es afectar los
intereses lucrativos de numerosos proyectos estractivistas que se asentaron en territorio
mapuche, que no está demás decir, pertenecen a conglomerados y personeros que
representan a un potente bloque político, económico e ideológico que marca la
agenda de desarrollo en el país que para lograr la implementación de sus
objetivos se compran la voluntad de los políticos de todos los sectores del
país y por otro lado a corporaciones transnacionales que sólo ven al wallmapu
como una fuente de inversión con muchas ventajas comparativas para el aumento
de sus sustanciosos intereses macroeconómicos. Ante esta realidad son muy pocos
los políticos que osarían ponerse en enemistad con quienes toman las decisiones
de como se reparte la torta en el país y por lo mismo son muy pocos los que han
tenido la descencia de querer generar algún cambio que apunte a la construcción
de una sociedad más justa e igualitaria porque eso atentaría contra los
intereses de ese sector. Quizás el efecto más inmediato del chascarro de Siches
es que fue sacada de inmediato del tema mapuche, con lo que se evidenció que si
desde el gobierno remotamente, hubo un interés de acercamiento y que si su
carta era posicionar a la ministra como un actor relevante para tender puentes
con el mundo mapuche movilizado y que si esta traía alguna propuesta que
pudiese haber significado un acercamiento desde una mirada distinta a como
históricamente se han generado las políticas públicas en torno al tema mapuche,
esto quedó sepultado de plano, ya que fue traspasado a la cartera de desarrollo
social, donde se instalaron actores políticos del PPD, históricos operadores
por largos años de un sistema de prácticas oscuras y nefastas formas de hacer
gobernanza en la clase política. Con gente de este sector al mando del tema
mapuche es fácil prever, que al pretendido acercamiento de posturas entre la
sociedad mapuche y el gobierno se le pronostican inconvenientes varios, por
cuánto ellos representan al añejo sistema de hacer política desde los
desacreditados gobiernos concertacionistas y nueva mayoría que más que interesados
en generar políticas públicas eficientes se preocuparon de la repartija de
puestos y chantaje políticopartidista.
Otra situación que se evidenció
tras la frustrada visita, es que las lecturas que hicieron desde el nivel
central pecaron de excesiva autocamplacencia y confianza, situaciones que
cualquier analista, politólogo, o básico opinólogo sabe que jamás se puede
tener al querer entablar una relación con una parte del mundo mapuche que desde
hace largo tiempo ha asumido posturas de autodefensa y lucha más directa y
confrontacional.
Uno podría interpretar que esta
excesiva confianza y liviandad pudiese venir desde sectores del gobierno que
pensaron que por venir algunos de ellos, de movimientos sociales, movimientos
estudiantiles o gremiales podrían ser mejor recibidos o inmergirse de mejor
manera en el mundo mapuche. Los hechos demostraron el grave error de sus
premisas analíticas, ya que para entender la lógica de los movimientos mapuche,
no bastaba haber marchado con la bandera mapuche en las calles de Santiago y
plaza dignidad, o haber hecho alguna alocución en torno a la defensa de los
derechos conculcados por el estado chileno a la nación mapuche, o pensar que
con el asesoramiento de mapuche de academia o de partidos políticos basta y
sobra. Sin duda se requiere mucho más que eso....y esa lección, el mismo transcurso
de los hechos, se las dejó en claro.
Seguramente mostrarán que tienen
«dedos pal piano» en cuanto a generar las estrategias y políticas que
tradicionalmente se han aplicado desde el nivel central en materia indígena y
que funcionan para una parte del mundo mapuche que es dialogante en función de
esas mismas políticas y estrategias, allí funcionarán los tradicionales
«programas» PDTI, Chile Indígena, instituciones como Fosis, Indap, Conadi, etc.
O implementarán consultas, e interlocuciones varias, modificarán algunas
instituciones o crearán otras y si no son tan torpes como el pésimo gobierno
anterior utilizarán todo el presupuesto asignado al fondo de compras de tierra
y no lo devolverán como lo hizo la Conadi en la administración de Piñera.
Aún así, para este sector del
movimiento mapuche, estas políticas, serán insuficientes y presionarán para
lograr un mejor estado de prebendas, ya que siempre son reducidas y bastante tacañas
en relación a los presupuestos que se destinan a otros sectores del país y que
muchas se diluyen en enormes gastos administrativos o derechamente, en
despilfarro y corrupción a gran escala como ocurre en varias de las
reparticiones administrativas del Estado como las FF.AA., y Codelco, entre
tantas otras. Es probable que este sector ponga en debate algunos temas que
siempre han sido relevantes, como el aumento del presupuesto para compra de
tierras, asesoría, inversión y transferencia tecnológica o reconversión
productiva.
Aún así, es seguro que se logrará
algún tipo de diálogo con ese sector del pueblo mapuche, pero el desafío
precisamente no se circunscribe a ese sector, porque existen estrategias para
relacionarse con él. El desafío mayor está con el otro sector, el que verdaderamente
marca la agenda de cualquier gobierno, para bien o para mal, dependiendo del
prisma con que se mire. El desafío está con el sector que está en una línea de
acción abiertamente confrontacional a los intereses económicos capitalistas y
depredadores en territorio mapuche y que tiene una hoja de ruta propia para la
consecución de sus objetivos, dentro de los cuales el más conocido es la
recuperación territorial por medios y fuerzas propias y la defensa de
territorios y espacios culturales. En este contexto lo sensato para un analista
serio, sería entender las razones, las lógicas, idearios y estrategias que
llevan a este sector a optar por esa línea de acción y entender que se debe
terminar de una vez por todas, con las políticas autocomplacientes,
paternalistas, descontextualizadas y fracasadas del nivel central y tender
puentes de confianza que permitan generar un acercamiento, si se quiere
terminar con esa relación estrutural de asimetría y colonialismo ejercido por Estado
chileno que es el caldo de cultivo del conflicto, ya que de no ser así, ni los
planes A o B del gobierno surtirán los efectos que ilusamente tienen
proyectado. Por otro lado, al interior del movimiento mapuche la discusión y
desafíos tampoco son menores ya que el movimiento más autonomista aún se
encuentra en una etapa de fragmentación y desarticulación producto de
disensiones y tensiones internas que hace muy difícil actuar desde una
perspectiva global de tipo nacionalitaria, por lo que se hace urgente un nivel
de coordinación supraorganizacional y territorial que significaría un aumento
cuantitativo y cualitativo vital para aumentar la correlación de fuerzas a un nivel
mayor y lograr que las demandas de territorio y autonomía se posicionen con
mayores posibilidades en el escenario nacional. Sumado a esto se requiere una
mayor capacidad de despliegue territorial nacionalitario, capacidad y madurez
política y la construcción de un ideario y práctica de lucha ética y racional
transversal que sirva de factor de unidad, legitimación sociocultural, y tapón
a prácticas foráneas y dañinas emergentes que desvirtúan la lucha
reivindicativa mapuche y que representan un serio peligro cuyos efectos podrían
ser desastrosos para las comunidades mapuche. En este sentido se hace urgente
la reposición de valores propios que emanan desde el mapuche raquizuam, desde
el mapuche kimun, desde el nor mongen y lograr que permeen a los sectores
movilizados como un elemento formativo imprescindible si se quiere proyectar la
lucha a futuro como un insumo válido para las nuevas generaciones.
De no ocurrir esto se vislumbra
un umbral desconocido y riesgoso para el movimiento mapuche en resistencia y si
este se precia de tener madurez política, no debe hacerle el quite a la discusión
interna, y sancionar si es necesario a quienes se apartan del az mapu y
legítimo camino de la lucha por la recuperación territorial y reconstrucción
sociocultural mapuche, porque esta es demasiado seria y porque además el
escenario y amenazas externas son muy poderosas como para tolerar prácticas autodestructivas
que se desarrollen al interior del movimiento.
En este contexto hay que señalar
que las amenazas externas son cada vez más agresivas y significativas, ya que
el aumento y legitimación de la lógica del Estado policial en el wallmapu lleva
aparejado el aumento de prácticas represivas de todo tipo, vulneración a los
derechos escenciales, seguimientos, hostigamientos, intervenciones telefónicas,
detenciones arbitrarias, períodos de prisión preventiva injustificados,
condenas excesivamente altas y en el peor de los casos ejecuciones y muerte.
En esta misma línea, el factor
político-comunicacional desde un tiempo a esta parte ha cobrado una
preponderancia innegable ya que ha logrado construir y vender la imagen de una
región sangrante al borde del «colapso social» producto de un conflicto rural
masivo, situación que no es tal, pero que la prensa oficialista y el despliegue
comunicacional de políticos principalmente de derecha se han encargado de
alimentar todos los días con la finalidad de desligitimar las demandas mapuche
y tensionar el ambiente social a elevados extremos de polarización con la
finalidad de sacar partido a sus mezquinos intereses en la lógica de a «río
revuelto ganancia de pescadores» o en «todo conflicto hay una oportunidad».
El conflicto en términos
generales no toca ni de manera indirecta a la mayoría de la población de la
macro zona sur, ya que en los centros urbanos donde se concentra la mayor parte
de la población, esta, más bien se ve afectada por otras amenazas mucho más
cercanas y cotidianas como la delincuencia, el narcotráfico, la cesantía y
segregación social, y no les toca el conflicto, siendo más bien observadores de
aquel, por los tendenciosos medios tradicionales de comunicación, ya que este
se circunscribe a ciertas y especificas áreas rurales delimitadas donde
principalmente se ven afectados intereses de la destructiva industria forestal,
grandes extensiones agrícolas y dañinos proyectos extractivistas, y si se
quisieran hacer análisis y estadísticas serias, las cifras de victimización en
la macro zona sur, palidecerían en comparación a los elevadísimos índices de
victimización de las marginadas poblaciones de Santiago o la zona norte del
país donde la gente honesta vive angustiada y aterrorizada por la delincuencia,
el narcotráfico, la corrupción estatal, las mafias nacionales y extranjeras y
el absoluto abandono del Estado, pero donde los medios de prensa oficialista
hipócritamente nada dicen y menos los políticos mediocres de la región que nada
hacen o proponen para cambiar dicha situación, sino que simplemente se han
dedicado a construir un discurso del odio y simplón que les ha servido para
captar una clientela electoral que les ha permitido mantenerse de forma
oportunista y sin ningún mérito en el escenario político nacional prometiendo
prebendas y seguridad a la población, pero que pasados los períodos electorales
los dejan en el cotidiano y absoluto olvido, ya que el único bien que les
interesa, es el del bolsillo propio.
En este escenario el gobierno
presente o cualquiera que venga debe entender todos los factores y todas las
lógicas e intereses de los diversos sectores que de alguna manera se ven
involucrados en el denominado «conflicto mapuche» y entender por sobre todo,
que el primer paso para avanzar en la construcción de confianzas es hablar
directamente con los sectores movilizados de la sociedad mapuche en los
términos y objetivos que ellos han sido claros en señalar; devolución del
territorio, autonomía, y derechos político-colectivos como un mínimo piso para
iniciar un diálogo que sirva de umbral de encuentro, si no hay nada de esto
¿Que sentido tendría conversar....?
Si la lógica es continuar con la
fracasada política de la doctrina de la seguridad nacional, la política del
Estado policial y el consecuente incremento en los recursos económicos para
comprar tanquetas, fusiles y balas, qué sentido tendría conversar... Si esa
acción ya es una respuesta, y un mensaje, y bastante claro.....el mensaje de
las balas es uno y todos lo entienden...
Cuando se llega al punto de que
los temas a conversar son sobre estas medidas significa que el gobierno ya ha
asumido la derrota del ejercicio de la política sana, significa asumir que ya
no se tiene capacidad de hacer política de contenido, con un pueblo que está
vivo, que crece y se reproduce en todos los ámbitos del acontecer
sociopolítico.
Cuando estos mensajes dados son
tan claros (...) ¿Qué sentido tendría conversar.....??????
Inazuam
Lo subrayado e interpolado es
nuestro.
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