LIBIA
RESISTE LA AGRESION TERRORISTA DEL IMPERIALISMO YANQUI SANVAJE GLOBALIZADO Y
SUS TESTAFERRA, LA OTAN/COMUNIDAD EUROPEA: LA INCERTIDUMBRE COMO HOJA DE
RUTA.
Se aclarara el brutal asesinato del presidente Muamar el
Gadafi, algún día por parte de la Corte Penal Internacional?
Por Guadi Calvo. Escritor/ Periodista/
Comunicador social/ analista internacional especializado en África, Medio
Oriente y Asia Central.
Una vez más Libia debate su futuro entre
facciones que carecen de toda representatividad, por un lado las tropas del
mariscal Khalifa Haftar, jefe del Ejército Nacional Libio (ENL), la
organización armada más poderosa que quedo en pie desde la debacle que vive ese
país tras la entente occidental contra el asesinado Presidente Mohamed
Gadaffi, que controla más del 70 por ciento del territorio nacional, cuyo
basamento político está instalado en la ciudad de Tobruk al este del país,
donde funciona un parlamento acorde a los intereses de Haftar, y que entre
respaldos internacionales cuentan Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y nada
menos que Rusia.
Hafther rivaliza con el Gobierno de
Unidad Nacional (GNA), un esperpento armado por las Naciones Unidas, cuya
figura más importante es el “Primer Ministro” Fayez al-Sarraj, con un
paupérrimo control territorial menor al 25 por ciento, pero que cuenta con el
importante apoyo de Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Italia, y cuya
capacidad de fuego la brinda las poderosas milicias de la ciudad de Misrata a
unos 200 kilómetros al oeste de Trípoli y otros grupos menores vinculados a
movimientos religiosos integristas. Testigos informan que son cientos los
camiones cargados de combatientes de diferentes milicias salieron de Misrata y
la ciudad de Zintán, el sábado, rumbo Tajura, en los suburbios del este
tripolitano, para neutralizar la presencia del ENL de Hafther.
Tanto Hafther como al-Sarraj, tendrían
que haber saldado sus diferencias en el acto eleccionario pautado para antes
del 10 de diciembre de 2018, según se acordó en la cumbre del 29 de mayo en
Paris, bajo los auspicios del presidente Emmanuel Macron;
donde las dos partes habían convenido la necesidad de
terminar el período transición post guerra civil, y a través de elecciones
generales, lograr el surgimientos de un gobierno que preserve la estabilidad
del país y pueda unificar las instituciones gubernamentales creadas desde
entonces. Todo esto finalmente fue abortado dados los innumerables choques
armados que se libran de manera constante en el país.
Nuevas reuniones en Sicilia (Italia) y
Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) habían logrado los mismos resultados de París,
pero las elecciones y las trapisondas electorales tanto de Trípoli, como de
Tobruk han postergado sin fecha las elecciones, por lo que el Mariscal Hafther,
ha visto ahora si la oportunidad para autoerigirse como “sucesor” del Coronel
Gadaffi y el último jueves cuatro, dio la orden a sus tropas de avanzar hacia
Trípoli y tomar la ciudad. El mariscal prometió resguardar la vida de civiles,
nacionales y extranjeros y a las “instituciones estatales”. Además de amenazar
con acabar con los terroristas y mercenarios, que operan a favor de al-Sarraj y
sin especificar otros objetivos e ignorando la reunión a la que había convocado
Naciones Unidas entre el 14, y 16 de abril en la ciudad de Ghadames, en el
oeste del país.
El líder del Gobierno de la Unión
Nacional (GNA), Fayez al-Sarraj, advirtió el sábado la posibilidad de que esta
nueva estrategia de Hafther se convierta en una “guerra sin victorias”, y el
conflicto vuelva a estancarse por mucho más tiempo.
La nueva ofensiva del ANL, apunta
principalmente a presionar a Sarraj y Naciones Unidas, para concluir un acuerdo
que le permita a Haftar convertirse en el comandante del único ejército
nacional y hombre fuerte del país.
A poco de conocida la noticia Rusia,
Francia, Italia, el Reino Unido, los Estados Unidos y los Emiratos Árabes
Unidos han solicitado el fin de las operaciones para evitar un nuevo baño de
sangre en gran escala. Las potencias occidentales responsables exclusivos de la
actual situación de Libia, en un comunicado conjunto han reclamado que: “En este
delicado momento de transición en Libia, la postura militar y la amenaza de
acciones unilaterales, hacen probable que vuelvan a sumir a Libia en el caos”.
El pasado 28 de febrero la ONU había
anunciado un nuevo acuerdo entre los dos bandos, para resolver las fechas
electorales mientras el mariscal Haftar terminaba de conquistar el sur del
país. En una campaña iniciada en enero, contra los diferentes grupos que operan
en Fezzan, un cúmulo confuso de organizaciones armadas que puede tanto
pertenecer a al-Qaeda, como al Daesh, ser bandas de contrabandistas y
traficantes de droga, armas y personas al tiempo que también operan para la
insurgencia armada de Sudán, Chad o Níger. (Ver: Libia: Es el petróleo,
estúpido).
La campaña del ANL en el sur del país le permitió a
Hafther, fundamentalmente terminar de controlar la provincia de Fezzan, y
conquistar nada menos que los campos petroleros de al-Fil y el de al-Sharara,
el más importante del país, además de acordar con tribus locales, para
apoderarse de la ciudad de Sabha, capital de la región. Este golpe a los campos
petroleros del sur le permite a Hafther, convertirse en el “dueño” del petróleo
libio que representa el 95 por ciento de los ingresos del país ya que en junio
del año pasado había concretado el “control total” de lo que se conoce como la
“Media Luna Petrolera” en el noroeste del país junto y los puertos de Ras Lanuf
y Sidra, por donde la producción petrolera sale hacia los mercados extranjeros.
¿Una guerra o una negociación apurada?
De nada ha servido la visita del
Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, quien se reunió el
jueves en Trípoli con Fayez al-Sarraj y el mariscal Haftar en Benghazi el
viernes, Guterres declaró al abandonar el país con una: “profunda
preocupación”, pero que “Todavía guardaba la esperanza de evitar una sangrienta
confrontación en Trípoli y sus alrededores”.
Washington, Londres y París han
llamado a imponer sanciones a Hafther si continuaba con su ofensiva, pero el
apoyo diplomático y militar del Cairo, Abu Dabi y de manera tangencial de
Moscú, han mantenido las ínfulas del Mariscal.
Las tropas de Hafther, que ya se
habían apoderado de las ciudades más importantes del país, después de fuertes
combates y largos sitios como Benghazi, la segunda ciudad más grande de Libia y
capital de la Cirenaica, también tomaron Derna, la primera capital del Daesh en
el país, ahora van por Trípoli.
El avance del ENL, ha sido detenido
por ataques aéreos en la región de al-Aziziya unos 40 kilómetros al suroeste de
Trípoli, al tiempo que las fuerzas pro Trípoli han podido desalojar a los
hombre de Hafther del Aeropuerto Internacional, a unos 30 kilómetros al sur de
la capital, inactivo desde 2014, que habían sido tomado la noche del viernes.
El jueves, los efectivos de Hafther
tomaron tres ciudades en las afueras de Trípoli, Gharyan, a unos 90 kilómetros
al sur; Surman, 80 kilómetros al oeste; y Aziziya, a 40 kilómetros al suroeste.
Los combates en esas ciudades habrían sido de baja intensidad, por lo que se
cree que el General Hafther acordó con las autoridades locales para permitir la
toma de esos puntos, aunque no pudieron hacerse de un puesto de control a unos
30 kilómetros al oeste de Trípoli, para poder cortar la ruta costera que va
hacia Túnez.
La escalada de la violencia en las puertas de Trípoli, por
la que ya se han cerrados todas las escuelas, una vez más ha despertado en sus
más del millón y medio de habitantes un gran temor y han salido a las calles
para abastecerse de insumos básicos. Las colas frente a las estaciones de
servicio y supermercados están causadas grandes aglomeraciones, mientras los
combates ya se suceden cercanos.
Al caer la noche del sábado las
poderosas milicias pro Trípoli llegadas de Misrata combatían a unos cuarenta
kilómetros a las fuerzas de Hafther, se ha sabido que las milicias de Misrata
han tomado al menos a unos 150 hombres de ENL junto a una cincuentena de
vehículos y poderoso armamento.
Algunos expertos insisten que la
decisión de Haftar sería un intento de llegar a la conferencia de mediados de
abril, en una posición de sumo poder obligando a la-Sarraj a negociar
debilitado con su ciudad sitiada y que deba aceptar la constitución de un
gobierno de facto con la suma del poder militar y la posibilidad de un gobierno
ya unificado, pueda mantener a Haftar en el poder hasta las elecciones
generales en las que sin duda se impondría, dada la necesidad del pueblo libio
de terminar con la anarquía y consagrar un gobierno de Unidad Nacional.
Los ministros de asuntos exteriores
del G7 reunidos en Francia, sin calificar a Haftar como el agresor, han
solicitado a todas las partes involucradas a moderar sus acciones y que
detengan las acciones militares y el avance hacia Trípoli.
Por su parte el Comando de África de
Estados Unidos, (AFRICOM), informó que dada la “mayor inquietud” había
reubicado a un contingente no especificado de sus fuerzas sin dar mayores
precisiones.
Se cree que Haftar cuenta con una
importante fuerza aérea, muy superior a la que podría contar Trípoli, armada
por los Emiratos Árabes Unidos. Además de, según Washington unos 300
mercenarios de origen ruso.
La situación es a todas luces muy
compleja, por las posibilidades de nuevas matanzas y que el casi millón y medio
de refugiados que esperan en los puertos libios para llegar a Europa se desmadren,
por lo que sin duda la única hoja de ruta es la incertidumbre.
Lo subrayado es nuestro.
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