martes, 28 de mayo de 2019

La libertad de prensa, la manipulación de la información y sus vicios



Por Jairo H. Pertuz Suarez/ Barómetro Latinoamericano:

Si hay algo valioso en cualquier ejercicio profesional u oficio, es la ética y, en periodismo, la objetividad. Últimamente, con tantas opciones para divulgar información, se viene abusando del derecho a la libertad de expresión cayendo en una horrorosa práctica de distorsiones, “fake news” o noticias falsas y tendenciosas que están afectando la correcta interpretación de hechos, personas, empresas o conceptos.

Para colmo, las grandes cadenas globalizadas y sus medio mediáticos  medios noticiosos, cada vez están más en poder de pequeños grupos empresariales o políticos de multimillonarios o millonarios que, lógicamente, manipulan la información desinformando, obviando la objetividad y la ética del periodismo, sometiendo muchas veces al profesional del periodismo a “líneas” que dependen de intereses de los propietarios, amigos o socios de los dueños de los empresarios de los medios mediáticos de comunicación, especialmente en el mundo occidental, donde lo importante es el lucro y no los seres humanos. De hecho, se conoció de una transacción de compra de 150 medios en un país americano por parte de solo tres (3) empresas o empresarios por la “irrisoria” suma de setecientos ochenta mil ($780 mil) millones de dólares.

Otro efecto depredador, deprimente y perverso, lo constituye el silenciar, el no divulgar o divulgar con sesgo, información que es vital para que los pueblos tengan una visión clara y objetiva de los hechos, amén de que muchos países y gobiernos, deliberadamente, ocultan información que afecta a la población de sus países y/o del resto del mundo que, cientos de veces cuestan miles de vidas, dolor, destrucción y precariedades. No se informa, o se desinforma, sobre lo que pasa realmente en países africanos, en Medio Oriente y América Latina. Las excusas no caben aquí. Los gobiernos tienen la obligación de informar a sus ciudadanos sobre toda actuación que los afecte.

Ellos, los ciudadanos, son los que pagan a todos los funcionarios y, los que salen elegidos en procesos electorales, con mayor razón tienen la obligación de no ocultarles como usan los dineros del pueblo. Los pueblos también pagan por toda inversión o gasto innecesario y militar, y, sobre todo por los endeudamientos y robos a las arcas de los Estados.  La excusa de que deben ocultar información con pretextos pueriles, que luego se destapan a conveniencia de intereses, constituye una criminal aberración.

Los medios de comunicación y los periodistas cumplimos o debemos cumplir, con la sagrada misión de informar, todo y de todo, con objetividad, sin tergiversar ni jugar con la buena fe de los lectores. El periodista nato, honesto, jamás debe vender su pluma. De su honestidad y ética dependen la existencia de países y hasta las vidas de millones de seres humanos alrededor del mundo. De su  capacidad de denuncia y fiscalización dependen correcciones y una opinión pública libre y fundamentada. La misión del periodista es sacrificada pero valiosísima, y cientos pagamos con persecuciones y hasta con nuestras vidas por cumplir con ella. La información es vital para el desarrollo y la existencia de los pueblos, por tanto, no debe caer en los vicios del poder. 

Periodista-Analista Internacional/ Barómetro Internacional.
Lo subrayado es nuestro.

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