LA VIOLENCIA SOCIAL del capitalismo salvaje globalizado/globalización
del capital.
En memoria de las víctimas de la dictadura fascista
cívico militar, del terrorismo de Estado de Raúl Sendic y Ronald Scarzella
(cuyo asesinato continúa impune).“La causa del Pueblo no admite la menos
demora” General Libertador José Gervasio Artigas Arnal.
Por Jorge Pedro Zabalza/ Montevideo,
Uruguay.
Nací en 1943 y Colgate Palmolive ya era una
de las multinacionales que distribuía buenos dividendos entre sus accionistas.
Prevalecida de su posición dominante del mercado, si los pequeños comercios
querían que los corredores dejaran media docena de pasta de dientes, estaban
obligados a comprar gomina Brancato u otros productos invendibles. Más tarde,
la ley de inversión redujo aún más su carga impositiva y, gracias a la
protección de los gobiernos, su rentabilidad promedió el 12,5% según el STIQ
(Sindicato de Trabajadores de la Industria Química). También informan que, en
2018, la DGI le devolvió un millón doscientos mil dólares por exoneraciones.
Sin embargo, pese a todos esos
privilegios, apenas vio la oportunidad de acrecentar su tasa de ganancia
ampliando su planta en Méjico, hizo las valijas y emprendió la retirada. El
costo de los productos que importará desde allá le permitirá destrozar
deslealmente a los competidores que continúen produciendo en el Uruguay.
Excitados por la perspectiva de mayor ganancia, rompieron el convenio que los
obligaba a avisar antes de cualquier reestructura de la empresa. Arrojaron a la
calle, sin la menor piedad, un centenar de asalariadas y asalariados e hicieron
desaparecer unos 500 puestos de trabajo indirectos. Un acto tremendamente
violento que vuelve a demostrar que de nada vale bajarse los pantalones, los
abusadores no tienen escrúpulos.
Los dueños del capital los plutócratas
oligarcas empresarios sienten que los asalariados son la máquina que les
permite vivir felices a costillas del trabajo ajeno, alcanzar la finalidad de
su vida. Se deja de percibir la condición humana de quienes están condenados a
venderse para sobrevivir. La violencia latente en las relaciones salariales
emerge a la superficie cada vez que el capitalista decide aumentar su rentabilidad.
La tasa de ganancia es la fuente de inspiración del oligarca empresario
dueño de la Celestina Universal. Le hace perder su compostura habitual, se
quita su traje y corbata y se coloca la armadura del afán de lucro. En pie de
guerra, ataca violentamente a los proletarios, ya sea con las armas de su poder
económico, ya sea con las que monopoliza el aparato represivo policíaco
militar.
Para
ganar más se debe explotar más y más a los trabajadores, mientras que,
para aumentar los salarios es preciso reducir las ganancias del patrón o la
recaudación del Estado. Los intereses del que paga salario y del que lo
cobra son antagónicos, es una ley de la naturaleza. Podrán firmar convenios en
los consejos de salarios o podrán votar al mismo candidato a la presidencia,
pero a la hora de decidir el salario, se levanta la muralla inexpugnable que
los separa más allá de los juramentos de amor o de la muy mentada paz social.
¿Cómo impedir que los dueños
de Colgate Palmolive hagan sus cuentas y decidan irse a Méjico? ¿Cómo pedirles
que sean humanos y no despidan trabajadoras y trabajadores? ¿Apostando a los
buenos sentimientos de las patronales? No, es inútil. La clase oligarca empresarial
farisea se enceguece y agrede a su enemigo, la clase trabajadora. La
lucha de clases hace perder sentido a la educación para la paciencia que
promueven los Cardozo, la Catalina, el José Mujica y otros predicadores.
Es la hora de la poesía clasista y combativa de Miguel Hernández y César
Vallejo.
El STIQ reclama que se paguen
despidos triples, que el seguro de paro sea complementado por la empresa hasta
cubrir el sueldo de cada uno de los despedidos. Que a los mayores de 58 años se
les hagan los aportes a la seguridad social para que puedan jubilarse con el
75% de su salario. Que las maquinarias pasen a propiedad de una de las tres
cooperativas que gestionan los laburantes en el marco del sindicato. Que
Colgate Palmolive done unos 300.000 dólares -apenas el 5% de su botín- al
hospital de niños con cáncer del Pereira Rossell. Al defender su clase, el
sindicato lucha por el pueblo uruguayo, para que se respeten los derechos laborales
y los convenios logrados en consejos de salarios, para que no se lleven las
máquinas y ellas puedan seguir produciendo en Uruguay y la riqueza que se
genera en el cuidado de la salud bucal quede en el país.
Para defenderse de la violenta
agresión multinacional, los trabajadores emplean medios pacíficos y legales de
presión: el paro, la ocupación de la planta y la huelga de hambre. Toda la
población debería apoyar esta lucha donde están en juego sus intereses, los
consumidores deberíamos hacer piquetes frente a los supermercados, llamando a
no comprar los productos de Colgate Palmolive. El régimen de Tabaré, si
no quiere ser cómplice, debería impedir la entrada al país de los productos
Colgate Palmolive. Hasta la portada de VOCES debería llamar al boicot.
Jorge Pedro Zabalza /Montevideo, Uruguay
Lo subrayado es nuestro: el capitalismo salvaje globalizado/ globalización
del capital, es un sistema educacional, político, económico, irracional e
inhumano, un Estado de perversión social. La tiranía más despótica y desalmada
impuesta por los dueños de la Celestina Universal: las empresas multinacionales
depredadoras del entorno ecológico y los bancos especuladores, usureros.
Con esperanza y memoria, que los
trabajadores manuales e intelectuales escuchen de una vez al Dr. Karl Marx: “la
emancipación de los trabajadores debe
ser obra de los propios trabajadores...”
“En la actividad revolucionaria, el cambio de si mismo coincide con la transformación
de las condiciones”...
“El fin de la utopía – el desafío que se opone
al realismo moderno. Esta se alcanza con el cambio que trae la justicia social”.
El De. Karl
Marx, un revolucionario enamorado de su compañera, su esposa, Jenny von Westphalen, le escribe, “estoy solo y me molesta tener que conversar siempre
contigo en mis pensamientos” ”, comienza la carta que el padre de la filosofía
y la ciencia marxista le escribiera a su esposa, Jenny von Westphalen, con
quien tuvo siete hijos, y durante su matrimonio fue
la secretaria del genio Universal, cuya caligrafía solo la entendía él y ella.
Prof. Galvarino Jaramillo Pflucker.
Vicepresidente ADDHEE ONG
Buenos Aires, Argentina.
Prof. Moreno Peralta/ IWA.
Secretario Ejecutivo ADDHEE ONG.
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