Las hijas desaparecidas
de “América First”/ Estados Unidos.
Estados Unidos investiga el
silencioso fenómeno de la elevada desaparición de mujeres indígenas.- Sobre la desaparición de mujeres latinoamericanas
no se ha hecho nada: ¿Y el Lobby feminista USA?¿ y el Lobby Gay/ USA?
Todos los días Kimberly tiene la tentación de coger el
teléfono y llamar a su hermana. O de gritar su nombre cuando no puede más con
el dolor que sufre desde que hace un año y diez meses AshleyLoring Heavyrunner fue
vista por última vez en la reserva de la tribu Blackfeet –o Pies
Negros– en Montana. “¿Cuánto tiempo tendré que seguir rumores y no
encontrarte? ¿Cuánto tiempo seguiremos en la oscuridad? ¿Cuánto tiempo te van a
mantener lejos de nosotros?”. No pasa un día sin que Kimberly la busque. Bajo
la lluvia, en el barro, entre la nieve, difundiendo su caso en las redes.
“Es mayor de edad, ya volverá”, dijeron a la familia cuando ésta
denunció su desaparición. Después de nueve meses sin noticias y muchas
quejas por la chapucera instrucción del caso por la policía tribal,
el FBI abrió al fin una investigación. “La historia, por desgracia,
es demasiado familiar”, dijo con amargura el senador Steve Daines, representante
de Montana en el Congreso, cuando Kimberly fue a testificar sobre el drama de
la desaparición y el asesinato de las mujeres indígenas. Una “epidemia
silenciosa”, lo llaman en algunos estados.
De 1.870 casos desde el 2015, la mitad de las mujeres fueron asesinadas y el 40% siguen desaparecidas.
Nadie sabe con certeza cuántas son, porque los casos no siempre se
denuncian y porque para eso algún organismo oficial debería contarlas, pero
todos los datos indican que las mujeres indígenas tienen muchas más
posibilidades de ser secuestradas, violadas y asesinadas que la media de
las mujeres estadounidenses. Se sabe por ejemplo que un 84% de las indígenas ha
experimentado violencia en algún momento de su vida (más de la mitad, de tipo
sexual). O que la violencia es la primera causa de fallecimiento entre las
nativas de entre 10 y 24 años. En algunas reservas tribales y regiones de
Alaska las cifras de asesinatos de mujeres son diez veces superiores a la media
nacional, según un informe del Departamento de Justicia del 2006.
El Centro Nacional de Información sobre Delitos registró 5.712
desapariciones de mujeres indígenas en el 2016 pero el FBI sólo tenía 116 casos
activos de este colectivo en su base de datos, según un informe del Instituto
Nacional de Justicia. De los 1.870 casos que la oenegé indígena Sovereign
Bodies Institute ha documentado desde el 2015, el 50% fueron asesinadas y el
40% siguen desaparecidas.
“No conozco a ninguna persona o comunidad indígena que no esté afectado
por esta crisis, de una forma u otra”, afirma Ivan MacDonald, autor junto
con su hermana Ivy de un documental sobre el tema (When they were here).
Para ellos “es personal”, explica desde Montana. Crecieron escuchando decir a
sus padres “tened cuidado, recordad lo que le pasó a vuestra prima
Monica”. Desapareció hace casi cuatro décadas, cuando tenía siete años. La
encontraron, asesinada, entre las nieves del Glacier National Park, una semana
después. Nada más comenzar el rodaje del documental, desapareció otra de sus
primas: Ashley Loring Heavyrunner.
El tráfico sexual guarda relación: son ‘versátiles’ y pueden hacerlas pasar por asiáticas o hawaianas.
“La respuesta no es sencilla.
Esta es una crisis que se ha ido creando a lo largo de varios siglos y hará
falta esfuerzos sostenidos en muchos frentes para entenderla y afrontarla”,
advirtió Sarah Deer, profesora de la Universidad de Kansas, una de las
mayores expertas en el tema, durante una reciente audiencia en la Cámara de
Representantes del Congreso. Deer, miembro de la nación Muscogee Creek, sitúa
el origen de la violencia contra mujeres indígenas en la colonización, las
expulsiones de sus tierras y el trauma de los internados para niños indios.
El obstáculo más citado para la correcta investigación de los casos son
los problemas jurisdiccionales entre las tribus, los Estados y las
agencias federales, que lleva a que muchos casos no se investiguen o no se
persiga a los culpables. Aunque en principio en las reservas la policía tribal
está en primera línea, en 1978 el Tribunal Supremo retiró la capacidad de las
naciones Indígenas de procesar y juzgar a no indígenas. Con leyes
diferentes en función del delito y el lugar exacto en que se produce, la
confusión está servida y por tanto los retrasos. El enrevesado marco legal
lleva a situaciones absurdas, como la llegada de los investigadores a la
escena del crimen con cinta métrica y mapas para determinar dónde se ha
disparado el arma y dónde estaba la víctima para decidir quién es responsable.
En algunos casos las desapariciones parecen estar conectadas con
el tráfico sexual de personas. “Hay sobradas pruebas de que algunos
depredadores buscan específicamente mujeres y niñas nativas” a sabiendas de las
complicadas cuestiones jurisdiccionales que surgen cuando desaparecen, afirma
Deer. Algunos estudios indican que los traficantes las buscan por
su “versatilidad”, ya que pueden ofrecerlas también como asiáticas o
hawaianas. Otros factores son la falta de recursos de la justicia tribal, la
desconfianza instintiva de los indígenas hacia las autoridades o la
indiferencia oficial.
Aunque se ha puesto mucho énfasis en la situación en las reservas indígenas (algunas
no contarían siquiera con un agente del orden), la mayor parte de las
desapariciones se produce en zonas urbanas, donde hoy vive la mayor parte
de la población indígena. Problemas socioeconómicos como el paro o las
adicciones hacen que las mujeres desaparecidas no siempre sean las “víctimas
perfectas” a ojos de las autoridades, como se discutió durante un simposio en
el Museo Nacional del Indígena Estadounidenses, en Washington, una
lluviosa tarde de marzo. En el exterior ondeaban, fantasmagóricos, decenas
de vestidos rojos vacíos. Donados por comunidades indígenas, forman parte
del proyecto REDress, con el que la artista canadiense Jamie Black,
miembro de la tribu métis, quiere resaltar la desaparición de estas
mujeres y llamar la atención sobre el problema.
En Canadá se ha detectado un fenómeno similar pero van varios
pasos por delante. El Gobierno encargó una gran investigación hace unos años y
sus conclusiones se presentarán este mes. Un estudio preliminar reveló que el
11% de las personas desaparecidas y el 23% de las asesinadas en el país son
mujeres indígenas, aunque sólo representan el 4% de las canadienses. En EE.UU.,
Estados como Montana, Washington, Arizona, Minnesota o Dakota del Norte y del
Sur han elaborado leyes en los últimos años para investigar el problema y
dedicarle más recursos.
Apenas ahora se empieza a hablar del asunto a nivel federal.
La Cámara de Representantes del Congreso ha aprobado este mes una ley
contra la violencia contra las mujeres que incluye una enmienda para facilitar
el intercambio de información y se han presentado dos proyectos de ley en
el Senado para recabar datos y reunir a víctimas, líderes tribales y
otras autoridades para hacer recomendaciones sobre cómo afrontar el problema.
En las audiencias preparatorias rodaron lágrimas conforme cómo
las frías y difusas cifras oficiales se transformaban en historias reales, las
vidas de Ashley Loring Heavyrunner, Alyssa McLemore, Tamera Bearcomesout o
Rosenda Strong, una chica a la que se le perdió el rastro el año pasado en un
casino de una reserva. “Estará todavía de fiesta y tomando drogas”, les dijeron
los agentes cuando denunciaron la desaparición, contó su familia. “Está claro
que estas mujeres no han recibido el apoyo ni los recursos que pedían. Les
pido disculpas por no haber afrontado este problema en el Congreso hace mucho
tiempo”, dijo emocionado el congresista Rubén Gallego como cierre de la última
audiencia.
Algunas precisiones científicas, idiomáticas, históricas, etc.:
América es el nombre del Continente Americano. El cartógrafo Alemán Martin
Waldsee Müller, al publicar su mapa del Continente Americano en 1507, en
homenaje a Américo Vespucio le dio el nombre de América. La oligarquía empresarial
estadounidense y su clase politicastra en forma irreflexiva y reiterativa se lo
apropio. Este plagio es una distorsión geográfica, histórica, política, y
social.
Porf. Dr. Hugo Moreno peralta, Fundación Cesal e.V/ Berlín /DDR/ 1977.
ESTO ES ESPAÑOL: Rehrbuch Bd I und II/ Landerkund Laternamerita.
-
También es falso, de falsedad absoluta,
llamarles americanos a los habitantes de Estados Unidos. Americanos son todos
los habitantes nacidos en el continente Americano desde Alaska a Tierra del
Fuego.
Los habitantes nacidos en los Estados Unidos se llaman estadounidenses.
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Es
una ignorancia llamarles indios a los originarios, habitantes del Continente Americano.
Cristóbal Colón por ignorancia les llamo” indios” porque creyó que había llegado
a la India. Indio es el aborigen/natural de la India. En el Continente Americano
se le da un significado peyorativo racista al termino indio.
Revista Latinoamérica, un Pueblo Continente, directora Señora Gerda Böttcher/Berlín/
DDR/ 1977.
Estadounidenses de América First:
“Los ojos atónitos lo ve, la razón
se escandaliza, se asombra, se resiste a creer lo que han hecho ustedes, lo que
hacen aun, o son ustedes barbaros o no sabe
lo que hacen “ Lic. José Martí Pérez, Maestro Libertador de la patria continente,
América Latina y el Caribe.
Con esperanza y memoria.
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo
ADDHEE.ONG.
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