Valparaíso 7 de Abril del 2018:
FELIZ CUMPLEAÑOS DIVINA MAESTRA DE NUESTRA AMÉRICA LATINA GABRIELA
MISTRAL
De Gabriela con amor:
“Ni el escritor ni el artista, ni
el sabio pueden cumplir su misión de ensanchar las fronteras del espíritu, si
sobre ellos pesan las Fuerzas Armadas de un Estado gendarme que pretende
dirigirles. El trabajador manual y el trabajador intelectual no pueden
permanecer indiferentes a la suerte del Pueblo Chileno y al derecho que éste
tiene de expresar sus anhelos. América Latina en su historia no representa sino
la lucha pasada y presente de un mundo que busca en la libertad el triunfo del
espíritu.
Nuestro Siglo no puede rebajarse
de la libertad a la servidumbre, se sirve mejor al indígena, al campesino, al
trabajador, a la mujer, al niño y al estudiante, enseñándoles a ser libres
porque se le respeta su Dignidad”.
Gabriela Mistral
Premio Nobel de Literatura (1945)
Premio Nacional de Literatura (1951)
El escritor Luis
E. Aguilera, Secretario General de la Sociedad de Escritores de Chile, filial
Región de Gabriela Mistral / Coquimbo, recuerda a la Divina Maestra, la
Profesora Gabriela Mistral y a la gran Escritora Victoria Ocampo, ambas nacidas
un 7 de abril.
Una fecha que no
puede pasar inadvertida en el mundo: 7 de abril, cumpleaños de la Divina
Maestra Gabriela Mistral y de la Escritora, argentina, Victoria Ocampo, dos
grandes de la literatura universal.
Victoria Ocampo es una de esas personas cuyo legado trasciende
generaciones y fronteras: sus ensayos se mantienen tan vigentes como hace más
de medio siglo atrás. Escritora, editora, intelectual, ensayista y mecenas de
importantes autores del Siglo XX, La Villa Ocampo, su vivienda, fue punto de
encuentro de personajes de ese calibre, se ganó un lugar entre los personajes
más relevantes de la historia cultural argentina. A sus 41 años funda la
revista literaria Sur (que después sería también una editorial), en la que
colaboraron muchos de los escritores más importantes del siglo: Jorge Luis
Borges, Adolfo Bioy Casares, Oliverio Girondo, Ernesto Sábato, Eduardo Mallea,
Federico García Lorca, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Silvina Ocampo y
Gabriela Mistral, entre muchos otros.
Victoria Ocampo (1890-1979), escritora argentina, ensayista y
editora de la revista Sur., conoció a Gabriela en 1930, en Madrid. Ella cuenta
cómo en el primer encuentro Gabriela le reprochó que hubiera nacido en la más
cosmopolita de las ciudades de Sudamérica, que fuera tan afrancesada y que
hubiese ignorado a Alfonsina Storni. Tenían un año de diferencia y a esa fecha
una tenía 47 y los otros 48 años de edad. Se encontraron todavía algunas veces
más. En plan de caracterización de la escritora argentina Victoria Ocampo,
Gabriela Mistral dice:
"En Victoria ha de haber muchas Victorias, pues yo me
conozco cuando menos cuatro... Una es la ahijada de Francia, que se saben todos
-oraciones, rondas y cuentos de hadas recibidos de la aya francesa que
escamoteaba el habla criolla...
"Y hay al costado acá de esta fiel al Sena y a Racine, una
"advertida" de que el Sena no vale para todas las cosas -por ejemplo-
para el viento fuerte de la aventura y para cierta frescura de las
instituciones a causa de haberse vuelto el pobre, parisianamente, urbe nueva.
Esta Victoria que hace la escapada hacia el canal, llega al otro lado y se
aposenta en la orilla diez veces opuesta, por gana de la ráfaga del canal o de
la mediterránea, más otras dádivas que se reciben allí y sólo allí: una poesía
menos metida en la carne y una prosa más permeada de música y por allí de
gracia. Y detrás de estas dos Victorias de mente prestada a la extranjería,
detrás de estas dos grandes veleidades, que unos le tienen por vicio y otros
por niñerías, una formidable argentinaza que, en cuanto tira ese espejo en que
se mira y se desfigura a todo gusto, se nos quedan los suyos, en la más radical
y desusada argentinidad, riéndose de los que les creímos las jugarretas y como
diciendo: -¿Qué te figurabas? ¿Creías, gran boba, que se puede tener una Pampa
de esta anchura y este vigor y un río como el Plata, y se puede vivir con el
Martín Fierro sesteando bajo el sesgo y no llevarlo en el alma tanto como se
les carga en el cuerpo? ¿Tú crees que se camina con este paso largo de lebrel y
se respira con este cuello de llama y se gozan estas dunas inacabables, siendo
del Loire y soñando Piccadilly?"
"Y esta Victoria va a ser la que se queda después del
rasgón, hecho en la hiedra o la buganvilia europea y nos queda delante la
piedra desnuda, el bloque terco e íntegro de una argentinidad maciza, que
parece que nunca fue desmoronado de su cantera: queda la mujeraza del Río de la
Plata, y en adelante, aunque os digan esto y aquello ya no veréis sino a esta
fiel, hecha a imagen y semejanza de su geografía. Nadie os hará creer más en
las Victorias de los espejos enhollinados o fraudulentos"
Y un último rasgo, para Gabriela Mistral el más preocupante es
el siguiente:
"Esta Victoria criolla es dueña de todas las holguras y
desenvolturas que dan el nombre y la riqueza para vivir, y sin embargo, ella es
hasta tímida consumada para lo que nos es el vivir, para lo que es el decir
(ella dice "expresarse"), para derramar su rica médula humana sobre
un papel. ¡Parece defenderse con su verbo, y su verbo bastaría como dato
mental!"
El marco de referencia a que apunta la situación de la
enunciación es su estancia durante ocho días, en el mes de abril, en Villa
Victoria, Mar del Plata, casa de verano de la escritora, durante la Semana
Santa de 1938. Hay un efecto de poema postal en el que el texto tiene al dorso
una referencia gráfica. Existen fotografías de Villa Victoria que muestran el
frente de la casa, algunos ángulos y sus jardines y tenemos su dirección en el
barrio Divino Rostro, calle Matheu 1851, Mar del Plata, donde hoy día,
rescatada como un monumento, funciona el Centro Cultural Villa Victoria Ocampo.
Durante la estadía de Gabriela Mistral en Villa Ocampo, ambas escritoras
se enviaban mensajes de una habitación a otra. Es lo que la escritora argentina
llamará "cartas habladas", pues "una carta que va de un piso a
otro de una casa tiene forzosamente que ser diferente de una composición
literaria del género epistolar, como un pájaro vivo de uno embalsamado"
("Gabriela Mistral en sus cartas", 64-65). De esos mensajes se han
conservado tres de Gabriela Mistral, mientras los de Victoria Ocampo están
perdidos. Gabriela Mistral estaba acompañada de Consuelo Connie Saleva,
secretaria y amiga portorriqueña que la acompañara en Francia, California, USA,
México, brasil y Argentina. Coincidió con la presencia de María Rosa Oliver,
entre otras. Varias personas alojaban en la casa simultáneamente -la casa tenía
once habitaciones-, aunque su dueña estuviera enferma.
Era el tiempo de las pruebas de imprenta de la primera edición
de Tala que publicará Sur, en 1938. Gabriela habla de "Nocturno del
descendimiento" que ha dedicado a Victoria, pero debe entenderse que el
último poema del libro es el "Recado a Victoria Ocampo, en la
Argentina", poema de despedida, en agradecimiento y correspondencia por su
hospitalidad y como saludo del cumpleaños.
La escritora argentina recuerda de la siguiente manera aquella
fecha, aunque equivoca el año. Se trata de 1938 y no de 1937:
"Pasó en Mar del Plata el 7 de abril de 1937. Era el día de
su cumpleaños. Lo compartíamos, pero sólo descubrimos la coincidencia entonces.
Bajé temprano a desearle la felicidad que acostumbramos a desear en fechas fijas,
como pidiendo prórroga. Estaba sentada en la cama, lápiz en mano, corrigiendo
algo. "¿Qué has escrito?", le pregunté. "Un recado para ti, para
el día de tu santo, como le llamas."
"Recado a Victoria Ocampo, en la Argentina", de
Gabriela Mistral. Es el poema que cierra la sección "Recados", la
última sección del libro Tala (1938), que contiene seis epístolas en verso:
"Recado de nacimiento para Chile", "Recado a Lolita Arriaga, en
México", "Recado para las Antillas", "Recado a Rafaela
Ortega, en Castilla",
"Recado a Victoria Ocampo, en la Argentina",
Victoria, la costa a que me trajiste,
tiene dulces los pastos y salobre el viento,
el mar Atlántico como crin de potros
y los ganados como el mar Atlántico.
Y tu casa, Victoria, tiene alhucemas,
y verídicos tiene hierro y maderas,
conversación, lealtad y muros.
Albañil, plomero, vidriero,
midieron sin compases,
midieron mirándote,
midieron, midieron...
Y la casa, que es tu vaina,
medio es tu madre, medio tu hija...
Industria te hicieron de paz y sueño;
puertas dieron para tu antojo;
umbral tendieron a tus pies...
Yo no sé si es mejor fruta que pan
y es el vino mejor que la leche en tu mesa.
Tú decidiste ser "la terrestre",
y te sirve la Tierra de la mano a la mano,
con espiga y horno, cepa y lagar.
La casa y el jardín cruzan los niños;
ellos parten tus ojos yendo y viniendo;
sus siete nombres llenan tu boca,
los siete donaires sueltan tu risa
y te enredas con ellos en hierbas locas.
o te caes con ellos pasando médanos.
Gracias por el sueño que me dio tu casa,
que fue de vellón de lana merino;
por cada copo de tu árbol de ceibo,
por la mañana en que oí las torcazas;
por tu ocurrencia de "fuente de pájaros",
por tanto verde en mis ojos heridos,
y bocanada de sal en mi aliento:
por tu paciencia para poetas
de los cuarenta puntos cardinales...
Te quiero porque eres vasca
y eres terca y apuntas lejos,
a lo que viene y aún no llega;
y porque te pareces a bultos naturales:
a maíz que rebosa la América
rebosa mano, rebosa boca-,
y a la Pampa que es de su viento
y el alma que es del Dios tremendo...
Te digo adiós y aquí te dejo,
como te hallé, sentada en dunas.
Te encargo tierras de la América,
¡a ti tan ceiba y tan flamenco,
y tan andina y tan fluvial
y tan cascada cegadora
y tan relámpago de la Pampa!
Guarda libre a tu Argentina
el viento, el cielo y los trojes;
libre la Cartilla, libre el rezo,
libre el canto, libre el llanto.
el pericón y la milonga,
libre el lazo y el galope
¡y el dolor y la dicha libres!
Por la Ley vieja de la Tierra;
por lo que es, por lo que ha sido,
por tu sangre y por la mía,
¡ por Martín Fierro y el Gran Cuyano
y por Nuestro Señor Jesucristo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario