martes, 17 de abril de 2018

El Professor Noam Chomsky y la España profunda franquista La caída de Barcelona en manos del ejército de la dictadura fascista franquista




El Professor  Noam Chomsky y la España profunda fascista franquista
La caída de Barcelona en manos del ejército de la dictadura fascista franquista

En una reciente entrevista con Amy Goodman, ésta le preguntó al Prof. Noam Chomsky si es cierto que su primer artículo político lo publicó a la pasmosa edad de 10 años. Chomsky, con su acostumbrada bonhomía y modestia, lo confirmó.
Lo confirmó, y explicó que el acontecimiento que lo movió a escribirlo fue la caída de Barcelona en manos del ejército de la dictadura fascista franquista, por lo que el artículo debió de publicarse a comienzos de 1939. En él expresaba su angustia y desasosiego por lo que en esos momentos parecía una imparable expansión del fascismo en Europa, poniendo como ejemplos no solo la conquista de Barcelona, sino también los Acuerdos de Múnich y la situación de Checoslovaquia, la cual, tras el Anschluss de 1938, parecía ser el próximo objetivo de las hordas nazis.
El artículo fue publicado en una revista de su escuela, la Oak Lane Country Day School, en Filadelfia (Pensilvania), institución de la que siempre ha guardado un sereno recuerdo por tener como principio educativo fundamental el permitir a sus alumnos/ estudiantes centrarse en lo que más le interesara a cada uno, todo en un ambiente donde la competencia, los exámenes y las calificaciones eran inexistentes, lo cual hoy nos puede sonar a quimérica ensoñación.
Hoy, hablar de sociedad en la sociedad capitalista consumista y globalizada, es hablar de un ben de consumo por y para el lucro, de los mercachifles del negocio de la educación privada.
Todo parece indicar, y así lo confirman los estudiosos de su vida y las personas que lo han tratado, que fue la caída de Barcelona en concreto lo que estimuló a un jovencísimo Noam Chomsky a empezar a interesarse ávidamente por el pensamiento político y la realidad social. Y digo «ávidamente» porque antes de tan infausto acontecimiento ya mostraba un cierto interés por los hechos que marcarían los convulsos años 30 del siglo pasado: la Gran Depresión, la Guerra Civil española, la expansión del nazismo e incluso el propio antijudaísmo existente entonces en Estados Unidos, el cual padeció en su infancia. Como él mismo ha relatado en algunas entrevistas, en su mismo barrio, siendo un niño, tenía que vivir continuamente con la zozobra de tener que caminar por la calle siempre alerta, huyendo de los niños alemanes e irlandeses, que lo vejaban por su condición de judío, y él mismo ha declarado que creció «con una especie de terror visceral hacia los católicos».


La importancia de España en su desarrollo como intelectual fue tan decisiva que, sin el trauma que le supuso la victoria del bando fascista en la Guerra Civil, es probable que su vida no hubiera tomado el curso que tomó. Esto lo pudo confirmar hace más de 40 años el primer y más notorio admirador y conocedor de Prof. Chomsky en España, el lingüísta Carlos Peregrín Otero, a la sazón profesor de Lingüística en la Universidad de Berkeley, y que se dedicó con incansables entrega y ardor a traducir al español y a difundir por Latinoamérica y España parte de su obra, tanto política como lingüística, llegando a publicar en 1984, el libro La Revolución de Chomsky, hoy difícil de encontrar.
Pero alguien podría preguntarse: «¿ Y qué hizo que tan sorprendentemente joven, antes del mencionado trauma, ya se interesara por cuestiones políticas?». O mejor dicho, ¿qué hizo que el funesto final de infausta guerra civil española franquista llegara a sus oídos y le afectara tanto? Por lo visto, tenía algunos familiares que eran adeptos o pertenecían a algunos movimientos de izquierdas, en especial al anarquismo, y el mismo Professor Chomsky ha contado cómo se embarcaba en el tren algunos fines de semana camino a Nueva York –curiosamente dejaban viajar solos a niños de tan corta edad– para visitar a algunos tíos suyos e ir en busca de librerías que ofrecían un extenso catálogo de libros y textos sobre anarquismo. Fue entonces cuando empezó a entrar en contacto con anarquistas españoles, catalanes y vascos, exiliados en Nueva York que se reunían en estos lugares, y empezó a leer vorazmente todo lo concerniente a anarquismo y anarcosindicalismo.
Fruto de esta fascinación por el anarquismo español fue el libro y catalán en especial,  del Prof. Chomsky y el Anarquismo, (Chomsky on Anarchism, AK Press, 2005), en cuya edición en inglés las palabras Spain y Spanish aparecen más de doscientas veces. Más que un libro sobre anarquismo, se podría decir que es un libro sobre la historia política de la España profunda franquista de los años 30 del siglo pasado, a partir de la cual teoriza sobre la viabilidad de un sistema anarcosindicalista como medio de organización social, con las experiencias colectivizadoras del 36 y el 37 haciendo de firme noray al que poder asirse en la figuración de que, en un ambiente sin hostilidad ni beligerancia a todas luces asfixiantes, tal sistema podría haber triunfado o podría llegar a hacerlo en el futuro en cualquier otro lugar.
En ese libro, el cual está compuesto tanto por escritos suyos como por entrevistas concedidas a lo largo de décadas, el profesor Chomsky insiste en la idea de que, para él, «la Guerra Civil española es uno de los eventos cruciales de la historia moderna, y uno de los más extensamente estudiados. En él encontramos la interacción de fuerzas e ideas que han dominado la historia europea desde la Revolución Industrial», demostrando así la enorme importancia que siempre le ha dado al estudio y reflexión sobre nuestro periodo histórico más funesto del último siglo. A lo largo de sus páginas disecciona las obras de célebres autores estadounidenses sobre el conflicto y la revolución social del 36, expresando siempre su discrepancia en lo que se refiere a las causas del fracaso de dicha revolución y a la victoria final fascista franquista con el apoyo del nacismo alemán y del fascismo italiano, pues lo que para algunos autores fue un inexorable desenlace a causa de una revolución inoportunamente concebida, para el prof. Chomsky fue el resultado de un interesado contubernio entre fascistas, republicanos y soviéticos para sofocar una revolución que aspiraba a construir una sociedad fundada en los valores del anarcosindicalismo español de entonces: colectivismo agrario e industrial, solidaridad, feminismo, educación racionalista, mejora de las condiciones de vida y respeto al medio ambiente, entre otros.
Rudolf Rocker (1.873 – 1.958), historiador alemán del anarcosindicalismo, autor de la obra La Tragedia de España y figura sumamente influyente en el pensamiento del prof. Chomsky, es citado por éste al tratar el asunto de la responsabilidad de la URSS y el Partido Comunista español en el aplastamiento de la revolución:
«…el pueblo español se ha visto involucrado en una lucha desesperada contra un enemigo inmisericorde y han sido expuestos además a las intrigas secretas de los grandes poderes imperialistas de Europa. A pesar de esto, los revolucionarios españoles no se han aferrado desesperadamente al desastroso recurso de una dictadura fascista, sino que se han mantenido fieles a sus honestas convicciones. A cualquiera que hubiera visitado Barcelona/ cataluña tras las batallas de julio, fuera amigo o enemigo de la Confederación Nacional del Trabajo, le habría sorprendido ver tanta libertad en la vida pública y una total ausencia de planes tendentes a suprimir la libertad de expresión. Durante dos décadas los partidarios del stalinismo se han dedicado machaconamente a tratar de convencer a las gentes de que una dictadura es una necesidad vital para la defensa de los llamados intereses proletarios contra los asaltos de la contrarrevolución y para despejarle el camino al socialismo. No han hecho avanzar la causa del socialismo mediante esta propaganda, sino que simplemente le han dado vía libre al fascismo en Italia, Alemania y Austria, provocando que millones de personas olviden que una dictadura militar fascista, la forma más extrema de tiranía, nunca podrá llevar a la liberación de la sociedad. En Rusia, la denominada dictadura del proletariado no ha llevado al socialismo, sino a que una nueva burocracia stalinista subyugue al proletariado y a toda la población. Lo que más temían los autócratas soviético y sus secuaces es que el éxito del socialismo libertario en España acabe haciendo patente que la tan ensalzada necesidad de una dictadura del proletariado no es más que un vasto fraude que en Rusia ha conducido al despotismo de José Stalin , ayudando a la contrarrevolución a vencer a los trabajadores y campesinos».
La enorme sugestión que le produjeron a Chomsky una revolución tan sorprendentemente espontánea, las muchedumbres que la secundaron, la súbita transformación de las condiciones económicas y sociales hasta su aplastamiento final, fijó para siempre su actitud ante el mundo, la cual no ha cambiado sustancialmente en sus casi 90 años. Pero tampoco es ajeno al tratamiento que en la España profunda franquista se le suele dar a este trascendental acontecimiento político y social, desde la enseñanza de Historia en las aulas hasta los debates intelectuales más rigurosos, en que se lo presenta como una especie de aberración, como un abominable obstáculo en el camino a la victoria en la maldita Guerra Civil para salvar al régimen burgués de las garras de la dictadura fascista franquista.
Chomsky y la España fascista franquista

Un joven Noam Chomsky con sus padres


No solo fue la revolución social durante la Guerra Civil lo que siempre ha unido a Chomsky con la historia de España. Es conocida su admiración por el complejo industrial de Mondragón (la Corporación Mondragón, en Guipúzcoa/ país Vasco) como ejemplo de que el colectivismo autogestionario es perfectamente viable. Dijo una vez en una entrevista hace más de 20 años: «Consideremos, por ejemplo, una de las instalaciones comerciales e industriales más exitosas en el país Vasco, bastante grande, de hecho, Mondragón. Es un importante conjunto de industrias, escuelas, servicios sociales, sistema sanitario, de inmenso valor, muy exitoso, uno de los pocos sectores de la economía española que es competitivo internacionalmente incluso después de la adhesión a la Unión Europea. Es propiedad de los trabajadores, y tiene algo de socialismo libertario. Los trabajadores son los dueños, pero la corporación es dirigida por unos directores o gerentes. Los trabajadores eligen a los directores, pero al menos se puede decir que en teoría los controlan. ¿Cuánto lo controlan? Es discutible, pero no hay inversores de fuera que lleguen y digan lo que hay que hacer. Tienen sus propios bancos, bancos de desarrollo, tienen sus propios servicios sociales y demás. Y ha sido francamente exitosa. Son porciones de sociedades más libres y democráticas, solo porciones, dado que los trabajadores no participan directamente en la gestión, se limitan a elegir a alguien que les diga qué hay que hacer. Al menos tienen capacidad de elección, y tienen la última palabra. Esto es un ejemplo de porción de sociedad realmente democrática, y podemos encontrar casos así por todas partes y lugares, con bastante frecuencia en periodos revolucionarios. Comunidades verdaderamente democráticas surgieron rápida y espontáneamente, como los consejos obreros. Éstos se empezaron a desarrollar y aparecieron antes de la revolución bolchevique, pero luego, tras el triunfo de ésta, fueron inmediatamente aplastados por José Stalin. En Italia, al mismo tiempo, se desarrollaron grupos similares, tras la revolución húngara de 1919, así como en España. De hecho, cosas así están ocurriendo constantemente de manera espontánea, y la razón es que se trata de algo natural. No necesitas leer grandes libros para pensar que los trabajadores de una fábrica deberían unirse y dirigirla ellos mismos. Si vamos atrás en el tiempo, a los Estados Unidos del siglo XIX, los trabajadores de las ciudades eran plenamente conscientes de que lo razonable era que los diversos centros de producción (granjas, talleres, molinos,…) fueran poseídos y dirigidos por los mismos trabajadores. Es de sentido común; es como decir que la gente debería votar a sus propios representantes políticos en el Congreso. Bien, estas ideas tan naturales son constantemente aplastadas, pero no hay ninguna razón por la que no puedan llegar a ser realizadas alguna vez».
El gran Porfessor Noam Chomsky, con su genialidad,  carácter cordial, su afabilidad e insobornable corrección, su admirable integridad moral e infatigable lucha en pro de un mundo mejor, ha sido y seguirá siendo una gran inspiración intelectual y moral para la Humanidad. Cerca de cumplir 90 años, sigue estudiando, interesándose por el mundo, concediendo entrevistas, e incluso yendo a su despacho del Massachusetts Institute of Technology, en Boston. Su figura contrasta enormemente con la del intelectual  burgués a que estamos acostumbrados; es el reverso de la medalla, lo opuesto a los eruditos a los epígonos que abarrotan los medios mediáticos de (in)comunicación y los debates públicos, entre paniaguados de los partidos de la clase politicastra, de turno de la ideología imperante capitalista salvaje globalizada, prevaricadores de la palabra y mistificadores de la verdad, los cuales solo buscan desesperadamente aumentar su nómina de aduladores . Al professor Chomsky nunca lo ha espoleado el afán de notoriedad, no digamos el afán de lucro, ni el congraciarse con tal o cual tendencia o escuela. Solo movido por el amor a la verdad y una desinteresada fe en una supuestamente intrínseca bondad humana, ha caminado por el mundo y la vida derrochando sabiduría, aun a riesgo de no caer en gracia a nadie.



 Con esperanza y memoria.

PS: Presentación y preparación del Prof. Galvarino Jaramillo Pflucker /Vicepresidente ADDHEE.ONG

No hay comentarios:

Publicar un comentario