Después del Golpe, leer un poema: Árbol muerto de la Profesora Gabriela Mistral
Por Prof. Dra. María Soledad Falabella Luco/académica
de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Miércoles 11 de septiembre 2024
Como intelectual
pública Gabriela Mistral escribió sobre el nudo violento que sacude nuestra
lengua, cultura e identidad, tanto chilena como humana. A 51 años del Golpe de
Estado del 11 de septiembre de 1973, su poesía nos da elementos sorprendentes
preñados de futuro para acercarnos desde una perspectiva desconcertante a la
matriz de violencia del horror. El poema Árbol muerto es un notable ejemplo.
A Alberto Guillén
Para comenzar, este poema se refiere a la vivencia de la
autora en el Sur del país. A Gabriela Mistral le tocó vivir en carne propia la
barbarie de la quema de los bosques milenarios y el genocidio de la
“pacificación” tanto en la Araucanía como en la Patagonia chilena, hechos
descritos y bien documentados por militares, agentes del Estado y colonos.
Recordemos que según la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de
Genocidio el genocidio “Es un delito perpetrado con la intención de exterminar
total o parcialmente a un grupo étnico, racial o religioso”. En este poema
tomamos contacto con el horror de la aniquilación total propia del genocidio, a
través de un lenguaje donde la humanidad y la naturaleza están íntimamente
vinculados. En efecto, la poesía de la autora nos interpela sostenida y
obsesivamente a pensar sobre lo diferente y como nuestra sociedad ha sido
incapaz de convivir con ello, violentándolo y reduciéndolo a condiciones
infrahumanas. Las palabras subrayan el dolor, la angustia y la tortura: hablan
de quemas, llagas, mordeduras y aullidos, y pintan un paisaje horrorífico y
pesadillesco. Apenas quedan rastros de vida: un árbol muerto, el viento que
aúlla, un fantasma, y la estrofa ensangrentada de la voz testigo que canta el poema.
Ya el filósofo Patricio Marchant en su libro Sobre árboles y
madres (1986) había advertido sobre la calidad anticipatoria de la poesía de
Gabriela Mistral. Al leer Árbol muerto a la luz del 11 de septiembre tomamos
contacto con esa calidad anticipatoria preñada de futuro que nos permite desde
el presente abrir un espacio para habitar un pasado capaz de anticiparnos el
futuro: “Los que amó, y que ceñían/ a su torno en Setiembre una guirnalda,/
cayeron…” . Cuando leemos estos versos se profundiza la experiencia
anticipatoria de una manera misteriosa y sorprendente: ocurre una
intensificación de sentidos desde el presente donde la guirnalda de copihues en
Setiembre a la vez que apunta a la fundación de Chile y los símbolos patrios,
también alude a la naturaleza, la vida y la primavera, a su vez que recuerda al
Pueblo Mapuche y su tierra. Quedan ruinas, rastros de vida que “Sus raíces”
–madres, esposas, hermanas, hijas, y familiares– “/los buscan, torturadas,/
tanteando por el césped/ con una angustia humana”.
Conmemorar los 51 años del Golpe leyendo la poesía de
Gabriela Mistral se convierte así en un acto no sólo estético, sino ético y
político: abre una puerta desde una perspectiva que nos muestra al igual como
“al pasajero” en el poema, tomar contacto con lo más oscuro de la historia y la
sociabilidad de Chile, conjugando pasado, presente y futuro para que el horror
nunca más se repita.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro
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