miércoles, 21 de diciembre de 2022

Perú: todo está en la historia: “Los espíritus de Tupac Amaru y del general Juan Velazco Alvarado no descansan en paz”…



Perú: todo está en la historia:

“Los espíritus de Tupac Amaru y del general Juan Velazco Alvarado no descansan en paz”…

Sergio Rodríguez Gelfenstein.

Escritor, analista internacional/Addhee.Ong

La clase política peruana ha sido desde siempre poseedora de una intrínseca doblez que la caracteriza y la modela. La traición están en sus genes desde tiempos inmemoriales. Ya en la época de la conquista y la colonia se comenzó a verificar la felonía que aún hoy es parte de su cotidianidad.

Francisco de Pizarro, el que traicionó a Atahualpa, a su vez fue burlado por su secuaz Diego de Almagro, el padre, cuyo vástago del mismo nombre, fue vendido a su vez por Cristóbal Vaca de Castro en 1541. Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco llegó incluso a rebelarse contra la corona española que lo cobijaba, desarrollando una guerra de 4 años contra sus monarcas.

A comienzos del siglo XIX, tras el desembarco del General Libertador José de San Martín Matorras en el sur del país en septiembre de 1820, el jefe español, general José de la Serna traicionó al virrey Joaquín de la Pezuela derrocándolo y auto designándose virrey del Perú. El propio San Martín fue intrigado por la clase política limeña que llegó incluso a cometer el abominable asesinato de su lugarteniente Bernardo de Monteagudo.

Tras la retirada de San Martín Matorras ante la imposibilidad de concretar la independencia de la provincia por la pérdida del apoyo de los gobiernos que lo sustentaban, en el año 1823, ante las continuas derrotas militares del ejército peruano, un gobierno y un Congreso totalmente desprestigiados por su incapacidad de dar continuidad a las luchas a favor de la independencia, se vieron obligados a llamar al libertador  Simón Bolívar Palacios y Blanco para que asumiera la conducción de la guerra. Antes,  el ejército se movilizó para derrocar al gobierno en lo que es considerado como el primer golpe de Estado de la historia de ese país. Durante el denominado “Motín de Balconcillo” fue impuesto como nuevo jefe de Estado el coronel José de la Riva Agüero, lo cual no fue aceptado por un sector de la élite que nombró como presidente al marqués de Torre Tagle.

La existencia de dos gobiernos en el país sembrarían las raíces de una inestabilidad política que ha persistido a lo largo de la historia. Riva Agüero se retiró a la ciudad de Trujillo al norte del país donde instaló su gobierno, pero una vez más fue traicionado por sus oficiales. Sólo la llegada del General Simón Bolívar Palacios y Blanco al país en septiembre de 1823 y la autorización del Congreso para que gobernara por decreto, pudieron dar la estabilidad mínima necesaria para permitir la organización de las batallas finales en pro de la independencia.

La emancipación definitiva del Perú y de toda América del Sur se concretó en la Batalla de Ayacucho en diciembre de 1824 pero, como dijo el ex presidente Alan García en el video de una conferencia impartida en 2003 a jóvenes militantes de su partido APRA  y que ha comenzado a circular por estos días, en Ayacucho el ejército español estaba compuesto en su mayoría por peruanos, mientras que el patriota estaba constituido por soldados rioplatenses, chilenos, colombianos, ecuatorianos, venezolanos y “solo un 20% de peruanos”, la mayoría indígenas y campesinos de la sierra. Los peruanos de Lima y de la costa lucharon a favor de los españoles, dando indicios de que no querían la concreción de la independencia. Las evidencias, dan cuenta de que durante las luchas emancipatorias, la oligarquía y la élite peruana traicionaron primero al general San Martín Matorras y luego al general libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco.

Años después, cuando en Lima gobernaba Felipe Salaverry, los generales Agustín Gamarra y Luis de Orbegoso se unieron para derrocarlo. El entonces presidente de Bolivia Andrés de Santa Cruz que ambicionaba crear una confederación peruano-boliviana que reuniera al Alto y al Bajo Perú, pactó con Gamarra con ese objetivo. Pero, a pesar de su común rechazo hacia Salaverry, ambos generales se distanciaron, siendo ahora Orbegoso el que se alió con Santa Cruz mientras que Gamarra concordó con Salaverry para luchar contra ellos.

Solo unos años después, en 1837, cuando Chile invadió la Confederación Perú-Boliviana, exiliados peruanos apoyaron a Chile y lucharon en contra de su país de origen. Así mismo, a mediados de ese siglo, Perú fue objeto de una de las pocas incursiones militares propiciadas por España tras su derrota en América. En 1862, una flota al mando del almirante Luis Hernández Pinzón ocupó territorio bajo soberanía peruana para exigir que el gobierno cumpliera ciertas demandas de ciudadanos españoles que habitaban en el país. El Almirante José Manuel Pareja enviado a sustituir a Hernández Pinzón impuso condiciones humillantes al Perú a cambio de devolver el territorio ocupado lo cual fue aceptado por el gobierno en 1865, a pesar que hubo un sector de la sociedad que se opuso al acuerdo asumido por el régimen.

El único período de gloria del Perú en el siglo XX se vivió durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado que inauguró una etapa de transformaciones profundas de la sociedad y el Estado llevando adelante reformas a favor de los sectores más excluidos y recuperando para el Estado, empresas transnacionales de la minería y la energía que esquilmaban al Perú, llevándose al extranjero la gran riqueza del país. Así mismo, Velasco desarrolló una profunda reforma agraria que se hundió como una daga en el corazón de la tradicional propiedad latifundista, primero en la costa y después en la sierra, instando a los campesinos a no crear pequeñas propiedades agrícolas minifundistas, sino avanzar en la creación de asociaciones comunitarias para trabajar la tierra.

Velasco Alvarado enfermó gravemente en 1973 y en 1975 fue traicionado por su segundo al mando, el también general Francisco Morales Bermúdez que lo derrocó, comenzando un proceso de regresión de todas las medidas populares tomadas por su antecesor.

…Y así llegamos al pasado reciente y al presente:  seis presidentes electos desde el año 1990 que hicieron campaña por un proyecto y gobernaron con otro: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Pedro Castillo. Si a ellos le sumamos los sucesores constitucionales Martín Vizcarra y Manuel Merino, tenemos ocho mandatarios que tras el fin de sus gestiones (algunos finalizadas antes del tiempo reglamentario) han sido investigados por la justicia por corrupcion, en algunos casos juzgados, Toledo detenido y protegido por Estados Unidos, e incluso el caso extremo de Alan García quien prefirió recurrir al suicidio a fin de evitar enfrentar la justicia.

Pedro Castillo ha sido el primero y el único entre todos ellos que emergió de ese Perú profundo, excluido y marginado por siglos, que ha sido objeto primordial de las consecuencias nefastas de la traición de las élites. Nunca lo dejaron gobernar, desde el primer momento el fujimorismo y el establishment limeño se confabularon para hacer inviable su gestión. Nunca pudieron comprobar sus actos de corrupción. Un destacado abogado peruano que dista mucho de ser su adepto me confesó que el más mediocre de sus colegas hubiera podido desmontar cada una de las acusaciones que se le hicieron. Se violentó “legalmente” el estado de derecho sobre la base de una constitución elaborada y aprobada por una dictadura cívico militar.

Tamaña presión, a la que no estaba acostumbrado ni preparado para enfrentar, lo llevó a cometer errores, el peor de ellos, no confiar en el pueblo ni convocar a una Asamblea Constituyente para que fueran los peruanos en la calle quienes defendieran su derecho a construir un país mejor. Lo cierto es que la tercera solicitud de vacancia no iba a conseguir los 87 votos necesarios para derrocarlo

Visto en perspectiva, fue mucho más honorable la salida de Manuel Zelaya por intentarlo que la de Pedro Castillo por su parálisis. Castillo no midió la correlación de fuerzas e incluso debió haber pensado que el instrumento decisivo para controlar del poder, que son las fuerzas armadas, lo apoyaban. Aunque tal vez, ni le pasó por la cabeza darse cuenta que no era así.

Dina Boluarte, gobernando en absoluta orfandad, ha tenido que ir reculando en sus objetivos. De afirmar que había sido elegida por el pueblo para gobernar hasta 2026, ha tenido que aceptar un adelanto de elecciones para 2024, aunque ya le ha hecho saber a algunos de sus partidarios más cercanos que tal vez esa fecha sea muy lejana. Fuentes amigas en Lima que han consultado a los magistrados de la Junta Nacional de Elecciones me han informado que ellos han comentado que estarán listos para que, sin violar la ley y tras una reforma constitucional, las elecciones puedan realizarse en julio-agosto de 2023.

Boluarte debería aceptar esta posibilidad, proponérsela a la clase política y esperar su respuesta. Los escenarios son dos: que la propuesta sea aceptada, tras lo cual seguramente se desactivarán transitoriamente las manifestaciones y el escalamiento de la violencia, aunque sin solución definitiva porque ella provendrá solo de la realización de una Asamblea Constituyente que cambie las reglas y genere condiciones para la gobernabilidad y la estabilidad política.

Pero, en caso que las élites representadas en el Congreso no acepten el adelanto de elecciones para 2023, se estará echando “gasolina al fuego” y habrá que prepararse para lo peor, incluyendo una guerra civil.

Un diplomático amigo acreditado en el Perú me ha dicho que las manifestaciones, más que apoyo a Castillo, son expresión del hartazgo del pueblo por el desprecio, la humillación, la marginación y el racismo de parte de la oligarquía limeña y el Congreso hacia los sectores humildes de la sociedad, en particular los del interior del país, de la sierra y de la selva.

Boluarte no tiene posibilidades de gobernar, no posee fuerza política o social alguna que la apoye, es una rehén del establishment, de la derecha representada en el Congreso y de las fuerzas armadas. Intentó apaciguar la situación nombrando un gabinete tecnocrático de tercer nivel que no tiene experiencia, capacidad ni manejo político para enfrentar una crisis de las dimensiones del conflicto que vive el Perú. Si las protestas siguen y escalan, el país va a ser militarizado, lo cual conducirá a la “legalización” de la represión sin que sea posible medir las consecuencias que ello tenga

En el plano internacional se ha manifestado la incapacidad de la embajada de Estados Unidos para dar una respuesta a la situación,  dándose la paradoja de que no se sabe si su inmovilidad es positiva o no. La declaración de 4 presidentes latinoamericanos solo se puede comprender como una manifestación de voluntades a partir de la obsesiva idea del presidente Gustavo Petro de considerar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como la sacro santa instancia que solucionará todos los problemas de la región.

Alberto Fernández, por su parte, ha pasado de llamar por teléfono primero y dar su apoyo a Boluarte, para ahora reconocer a Pedro Castillo a través de la declaración de los 4 presidentes. Un verdadero desatino, sobre todo cuando él, como presidente pro tempore de la CELAC debió haber convocado a la institución para buscar un punto de vista común respecto de la crisis peruana, de la misma forma como lo hizo Néstor Kirchner quien como secretario general de Unasur convocó de inmediato a los mandatarios regionales a reunirse el 30 de septiembre de 2010 cuando se intentó dar un golpe de Estado contra el presidente Rafael Correa. Los jefes de Estado de la región acudieron a Buenos Aires esa misma noche ejerciendo una fuerte presión que jugó un papel importante en la resolución del conflicto en Ecuador.

Finalmente, dos actores decisivos de cara al conflicto se encuentras agazapados en medio de sus contradicciones. Esto se manifiesta sobre todo al interior de la iglesia católica en la que obispos “anti francisquistas” y “francisquistas” se debaten en la dicotomía de apoyar al gobierno y a los golpistas del Congreso o ejercer una fuerte presión hacia una solución más profunda y permanente del conflicto.

Por su parte, las fuerzas armadas conservan la tradicional posición golpista y reaccionaria de los últimos 50 años, pero un sector minoritario del ejército, heredero de la tradición velasquista se encuentra agazapado esperando un mejor momento -que no se sabe si se va a producir y cuándo- para ponerse una vez más, como hace 54 años, al lado del pueblo peruano y en defensa de sus intereses.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

Perú: todo está en la historia:
“Los espíritus de Tupac Amaru y del general Juan Velazco Alvarado no descansan en paz”…

“La lucha de los Pueblos latinoamericanos con Dignidad, Libertad, Democracia mayoritaria, educación/cultura, Soberanía, Solidaridad y Justicia Plena. Su gloriosa aurora por construir, la Patria Continente América Latina y el Caribe”. Prof. Moreno Peralta.

Estimados amigos asociados:

Los Pueblos Latinoamericanos luchan por su sagrado derecho de realizar este desafío histórico más arriba señalado, construir la Patria Continente América Latina y el Caribe. ¿Por qué han fracasado? No se ha entendido o no se quiere entender que “La historia de todas las sociedades que han existido y existen hasta nuestros días es la Historia de la lucha de clases. Hombres y mujeres libres, y esclavos, opresores y oprimidos se han enfrentado siempre, han mantenido una lucha constante”.

El fracaso de los Pueblos Latinoamericanos viene y seguirá viviendo de error de creer que el cambio estructural pasa por el camino intermedio, “la antesala de la traición”, controlado por la clase oligarca empresarial, financiera- bancaria/agiotista, agrícola monopolista y su clase burguesa testaferra politicastra/castrense corrupta.

Como colofón no ha socialismo marxista sin lucha de clases, no confundirlo con la social democracia o la democraciacristiana, “dos cadáveres putrefactos”, dos atajos oportunistas, pragmáticos contemporizadores, sin salida. Los Pueblos Latinoamericanos y Caribeños han sido traicionados desde el comienzo de su lucha por la independencia del maldito colonialismo español, pasando al maldito colonialismo Estadounidense/yanqui, “América para los Americanos/yanquis”. La “historia oficial” – que impone y financia la oligarquía empresarial antes señaladas y el capital buitre foráneo – se repite como farsa y luego como tragedia”…

Basta ya de eufemismos, ninguna convergencia histórica, el ideal bolivariano de unidad en la diversidad  de los Pueblos Latinoamericanos, desde Rio Bravo a los territorios Antárticos, por ejemplo, parece lo más natural: Disgregados, incomunicados, explotados, enajenados y colonizados. Este desafío histórico vigente debe asumirse como un ideal común, pues son comunes a todos los Pueblos Dignos, Libres, Soberanos y Solidarios la esperanza de progresos y los peligros de vasallaje. Hora es de repetir que, si no llegara a cumplirse tal destino sería inevitable, su nueva colonización, como pérfidamente lo plantea la monarquía franquista sibarita corrupta española y su régimen testaferro social demócrata con su maquiavélico, hipócrita proyecto, “Una nueva cumbre americana sin exclusiones, Comunidad Europea/Latinoamérica”, con el apoyo del régimen de Estados Unidos y los cómplices regímenes burgueses corruptos latinoamericanos actuales, cautivados por la diplomacia del dólar.

Frente a las fuerzas inmorales del paso y del presente la esperanza de lograr La Gloriosa Aurora Latinoamericana, por los Pueblos de América Latina y el Caribe con la construcción de la Patria Continente de América Latina y el Caribe, en el marco del legado del General Libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco.

Es la hora de Latinoamérica, los Movimiento Populares Revolucionarios y sus vanguardias la Clase Trabajadora y su juventud han entendido como lo están haciendo con su lucha el Pueblo Peruano de Tupac Amaru y del general Juan Velazco Alvarado que “solo merecen la Libertad y la Vida quienes cada día las conquistan”. La verdadera historia la hacen los Pueblos luchando por la realización de su Gloriosa Aurora Latinoamericana, su Razón Rebelde del ser humano latinoamericano, su Derecho natural.

Prof. Moreno Peralta/IWA.

Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG

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Perú: ¡Todo el apoyo y solidaridad a las movilizaciones de las y los trabajadores y campesinos!

Tras la destitución por “vacancia” y detención de Pedro Castillo y la asunción de la vicepresidenta Dina Boularte, el Perú está cruzado por manifestaciones, paros regionales, cortes de rutas y tomas de tierras, aeropuertos y universidades.

Las acciones van claramente contra el régimen de Boularte, que se ha rodeado de dirigentes derechistas, partidos patronales corruptos y grandes empresarios y ratificado el rumbo económico de hambre y saqueo impuesto desde la dictadura fujimorista y continuado por todos los gobiernos. Al mismo tiempo ha decretado el estado de emergencia para reprimir las protestas, apoyándose en las Fuerzas Armadas y la PNP (Policía Nacional del Perú).

Decenas de miles están saliendo a la calle en estos días. Esto se masifica con acciones masivas en 20 de las 24 regiones del país. La represión también está en ascenso: ya se registran, desde el domingo pasado, más de 20 muertos y 200 heridos, sumado a miles de detenidos.

La presidenta Dina Boularte, que en un principio había expresado su intención de permanecer en el poder hasta 2026, ahora habla de adelantar las elecciones a 2024 y luego incluso a 2023. La crisis por arriba sigue. Dos ministros ya renunciaron por los crímenes de la represión.

Pero la movilización no se detiene, reclamando que se vaya ya mismo el gobierno, los parlamentarios y elecciones libres.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) damos todo nuestro apoyo a las manifestaciones, cortes de rutas y tomas que se están registrando en todo el país. Repudiamos la represión y acompañamos el reclamo de que se vaya el régimen de Dina Boularte y el congreso corrupto. Que se vayan todos es el grito popular. Exigimos la libertad de Pedro Castillo, sin que esto implique ningún apoyo político a su figura ni a su gobierno. Por comités de lucha unitarios y democráticos, junto a los comités de defensa y las organizaciones sociales y políticas en lucha para desarrollar la movilización y por su coordinación nacional. Llamamos a unir todas las luchas para avanzar hacia una huelga nacional por los siguientes puntos:

¡Fuera el régimen de Dina Boularte! ¡Qué se vayan todos!

Basta de represión. Abajo el estado de emergencia. Castigo a los responsables de los muertos y heridos.

Exigimos la libertad de Pedro Castillo y demás presos políticos.

Abajo la constitución fujimorista. Por elecciones ya a una Asamblea Constituyente libre y soberana.

Por un gobierno de las y los trabajadores y el pueblo para lograr los cambios de fondo que necesita el pueblo trabajador con un plan económico alternativo obrero y popular.

Desde la UIT-CI llamamos a la más amplia solidaridad internacional en apoyo de la lucha del pueblo trabajador, campesino e indígena peruano. Llamamos a marchar y realizar acciones unitarias frente a embajadas y consulados en todo el mundo.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

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