Felipe Berríos: “La Fundación para la Confianza se presta para un show mediático a través de su abogado Hermosilla”
Leslie Ayala y Catalina BatarceEl jesuita
habla por primera vez de las denuncias que lo mantienen suspendido de sus
funciones como sacerdote y alejado de La Chimba, donde vivía antes de que se
abriera una investigación previa canónica por “actos de significación sexual”.
En espera de lo que haga ahora el Vaticano, apunta a que detrás de la acusación
en su contra hay una estrategia comunicacional impulsada por el abogado Juan
Pablo Hermosilla, avalada por la fundación en que trabaja, y asegura: “Esto es
un juicio mediático y mediáticamente estoy marcado”.
Cuatro
meses y medio han transcurrido desde que el sacerdote jesuita Felipe
Berríos (65) se alejó de La Chimba, de la vida pública y del ejercicio
de su labor sacerdotal. Tuvo que trasladarse a Santiago, luego de que el 1 de
mayo el provincial de la Compañía de Jesús, Gabriel Roblero, le comunicara que
habían recibido una denuncia en su contra por hechos de
connotación sexual y que, por lo mismo, habían decidido abrir una investigación
previa canónica.
Está
viviendo en la casa de un familiar, algo que aún le parece extraño, ya que en
sus 45 años en la congregación nunca alojó en la residencia de un pariente, ni
tuvo un contacto tan intenso con ellos, pues su vida religiosa se volcó a la
calle. Alejado de la mediagua en que habita en Antofagasta, su refugio
ha estado en un taller que hay en la misma casa, donde pasa la mayor parte
del día realizando sus trabajos de carpintería. Combina esa pasión con la
lectura de una serie de libros, entre los que menciona una biografía de
Bernardo O’Higgins, otra de Alexander von Humboldt y sobre la historia de la
Patagonia.
Hasta
ahora había permanecido en silencio, pero luego de tres semanas en que ha
reflexionado sobre el informe que estableció la “verosimilitud” de las
denuncias, y envió los antecedentes al Vaticano, accedió a hablar con La
Tercera y profundizar en su versión de todo lo ocurrido.
¿Cómo
fue enterarse de la primera denuncia en su contra?
Mi
reacción fue la de cualquier persona a la que acusan de algo que no ha hecho:
incredulidad, desazón, rabia. Me gustaría decirle otra cosa, pero no le puedo
mentir. Me he acordado de tantas personas que he conocido en mi vida sacerdotal
y a las que he tratado de apoyar producto de las situaciones de injusticia que
les ha tocado vivir. Ha sido duro.
¿Sintió
que alguien en particular le dio la espalda?
No,
me refería a gente que a mí me tocó apoyar. La gente que me conoce y confía en
mí ha estado muy presente durante todo este tiempo.
Es
distinto acompañar a vivir en carne propia lo que usted cataloga como
injusticia. ¿Cómo ha sido esa situación?
Ha
sido complejo, sobre todo en lo referente a la posibilidad de defenderme,
porque en el caso de una acusación canónica, yo prefiero la justicia abierta de
todos los chilenos donde poder defenderme. Esa sensación de injusticia, de
tener una jurisprudencia distinta a la de todos los chilenos es lo que más
duele.
¿Conocía
a la denunciante o qué recuerdos tenía de ella y su familia?
Conozco
solo a una de las cuatro denunciantes. Hace unos 25 años conocí y acompañé a
padres y madres que perdieron a sus hijos en un terrible accidente. Entre ellos
estaban los abuelos de una denunciante. Las veces que teníamos misas y
aniversarios se juntaban muchos familiares y siempre había un grupo de niños
dando vueltas. Entre ellos estaba la denunciante, que entonces tendría unos
siete años.
¿Reconoce
haberla recibido en su oficina a petición de su madre, como ella cuenta en su
testimonio?
Ante
la abogada investigadora declaré que conocía a su familia, claro. Recuerdo muy
bien ese momento, pues fue algo excepcional, ya que mi trabajo pastoral en
Infocap no era con adolescentes, sino que con adultos y universitarios. Pero
esa vez la mamá me pidió que conversara con su hija, que para entonces tenía 14
años, porque la niña estaba muy angustiada por un problema personal que no voy
a revelar. Conversé con ella mientras su mamá y mi secretaria estaban a pasos
de donde conversábamos. Fue algo breve, solicitado por su madre, y luego ambas
se fueron agradecidas. Y eso fue todo.
¿Y
qué pensó cuando en La Segunda y Chilevisión la Fundación para la Confianza
habla de la existencia de varias denunciantes que testificaban en su contra?
Mire,
más allá de lo publicado en uno u otro medio, lo indesmentible es que acá se
montó una estrategia comunicacional. Le recuerdo que la propia abogada
investigadora contratada por la Compañía de Jesús salió a desmentir varias de
esas publicaciones.
¿A
qué se refiere con lo de estrategia comunicacional?
A
eso iba, al tema de fondo. Acá hay un modus operandi muy claro de la Fundación
para la Confianza, que se presta para un show mediático a través de su abogado,
el señor (Juan Pablo) Hermosilla. Mire los hechos: antes de que se conociera el
resultado preliminar de la investigación previa e incluso antes de que haya una
resolución del Vaticano -camino que ellos eligieron para denunciar-, la
fundación filtra información a la prensa y protagoniza reportajes incluso en
televisión. Y acá quiero ser muy claro: la Fundación para la Confianza lleva
adelante una causa loable y necesaria para contribuir a que no haya abuso
infantil en Chile, causa que comparto en un mil por ciento. Sin embargo, es
evidente que en el último tiempo sus prácticas y estándares no han sido los
adecuados.
¿Por
qué cree que surgieron en este momento las denuncias? ¿Qué explicación les da?
Lo
desconozco y no tengo teorías al respecto. Sólo le puedo decir que me llamó la
atención que en una de las ocasiones en que declaré voluntariamente ante la abogada
investigadora, ella me preguntó mucho por mis razones para irme en misión
humanitaria a África en 2010, qué hice allá, por qué regresé, etc. Recuerdo que
cuando me fui se especuló mucho y se afirmaron cuestiones inverosímiles que con
el tiempo todas resultaron ser falsas. En esa época y por meses muchos buscaron
hasta debajo de las piedras y no encontraron lo que esperaban.
¿A
qué especulaciones se refiere?
Yo
me enteré cuando volví que se rumoreaba que me había robado plata, que me
habían expulsado, que había dejado embarazada a una chiquilla, que había tenido
un hijo. Todo eso fue desmentido con el tiempo, eran puras invenciones.
Usted
descarta haber incurrido en delitos. ¿Cree que pudo haber cometido actos
impropios por ser considerado un cura cercano y que hoy esas situaciones se
resignifiquen?
Nunca
me he aprovechado de mi condición de sacerdote y, como ya dije, tras conocer
los relatos puedo afirmar que no he cometido los actos de supuesta
significación sexual que se describieron ante la investigadora y que la
Compañía de Jesús describió como “tocaciones y diversos traspasos de límites”
en mi ejercicio como sacerdote. Y más aún, ese mismo comunicado declaró
inverosímil la parte del relato de una denunciante, que hoy tiene 32 años, en
que ella aludió a una supuesta imagen en la que habría recordado una relación
sexual que me involucraría. Pero eso quedó totalmente desacreditado.
Críticas a la
congregación
¿Qué
es lo que más le ha afectado en todo este proceso?
Como
toda persona, he pasado por diferentes sentimientos y emociones. Pero sabe qué,
lo que más me afecta es el trato desigual, trato desigual que también se
refleja en que la Iglesia tenga una justicia paralela a la justicia de todos
los chilenos, que prescinde de la justicia ordinaria. Un mundo inquisidor,
secreto y en el que no puedo defenderme.
“¿Con
qué se queda la gente? Con la parte del comunicado en la que se habla de
“verosimilitud”, de “actos de significación sexual” y de “siete” denunciantes.
Esas tres afirmaciones sepultaron la presunción de inocencia”.
¿Se
refiere a cómo ha llevado el tema su congregación..., está dolido?
Le
respondo analizando el comunicado de prensa en que la Compañía de Jesús informó
el fin de la investigación previa, porque eso fue, una investigación previa, no
final. En ese comunicado la Compañía no habla de “víctimas” ni de
“compensaciones”, como sí lo hizo en otros casos. Pero, claro, nadie se ha
molestado en reparar en eso ni ninguna autoridad jesuita lo ha destacado,
porque acá todo es silencio, secreto, tomar distancia. ¿Con qué se queda la
gente? Con la parte del comunicado en la que se habla de “verosimilitud” de los
hechos, de “actos de significación sexual” y de las “siete” denunciantes. Con
esas tres afirmaciones sepultaron cualquier presunción de inocencia, lo que no
es aceptable. ¿Por qué la Compañía no explicó claramente que un hecho sea
verosímil no significa que eso haya ocurrido? Necesitaríamos cientos de
cárceles para poder meter a gente presa por cuestiones creíbles. Tampoco
entiendo por qué la Compañía no explicó qué entienden por lo que ellos
denominan “actos de significación sexual”, cuando, durante la investigación, se
nos dijo en cambio que se trataba de “actos impropios”.
¿Se
refiere a los testimonios allegados a la investigación previa, por los cuales
declaró?
En
efecto, los testimonios entregados hablan de conductas inadecuadas, de lenguaje
inapropiado, de supuestas tocaciones de muslos y glúteos, abrazos, pero nunca
de relaciones sexuales, ni consentidas ni no consentidas; tampoco se refieren a
tocaciones de genitales. Y luego, ¿por qué el comunicado habla de siete
denunciantes? Durante la investigación se me indicó que hubo cuatro denuncias y
que entre las más de 40 personas que prestaron testimonio, había otras tres que
testificaban en mi contra, pero que no eran denunciantes. Y varios de esos 40
testigos declararon que nunca observaron conductas inadecuadas de mi parte.
Pero una vez más, eso no lo dice nadie, tampoco el comunicado.
¿Qué
esperaba de este proceso?
Hubiera
esperado mayor ecuanimidad. Los jesuitas, como toda la Iglesia, se sienten con
“tejado de vidrio” por los delitos cometidos por sacerdotes y religiosos y sus
ocultamientos, que hacen que hoy actúen aterrados de que se les acuse de
encubridores. Las injusticias no se enfrentan doliéndose de ellas, sino que
desenmascarándolas, aunque esto tome tiempo.
¿Cómo
fue su contacto con la abogada María Elena Santibáñez y qué le pareció la forma
en que llevó la indagación?
Me
pareció una persona seria, profesional, amable. Pero pienso que para cualquier
buen abogado penalista debe ser complejo limitarse a constatar sólo la
verosimilitud de un relato sin tener la posibilidad de trabajar para comprobar
si los hechos descritos realmente ocurrieron.
Tras
el informe de Santibáñez, ¿qué pasos piensa dar ahora?
El
proceso canónico seguirá su curso en el Vaticano, no sé cuánto dure ni qué vaya
a salir de ahí. Pero a mí me interesan más los tribunales de justicia chilenos,
por eso me autodenuncié. Que el juicio sea justo, que se conozca de qué se me
acusa, que haya transparencia y que, por supuesto, se proteja a quienes me
denunciaron, tanto en su identidad como en el trato durante los
interrogatorios. Esa es la justicia que busco, de cara a los chilenos.
“Fui
emplazado públicamente por una fundación, por un abogado y por muchos usuarios
anónimos en redes sociales y medios de comunicación, y ahora resulta que me
critican por querer tener una investigación justa y transparente”.
Su
autodenuncia ante la Fiscalía generó algunas críticas. ¿Pensó que esto podía
afectar a sus denunciantes?
La
justicia tiene contemplado el cuidado de los denunciantes y sus identidades.
Fui emplazado públicamente por una fundación, por un abogado y por muchos
usuarios anónimos en redes sociales y medios de comunicación y ahora resulta
que me critican por querer tener una investigación justa y transparente. O sea,
hay gente que tiene derecho a acusarme de conductas impropias, a filtrar
información falsa a los medios, etc., y resulta que yo no tengo derecho a pedir
una investigación. No soy ingenuo y sé que mucha gente detesta a los curas,
pero, por favor, tengo derechos y uno de ellos es demostrar que no he cometido
los actos de los que se me acusa.
Cautelares como condena
¿Cómo
fue para usted que le impusieran como cautelar el dejar su casa en La Chimba?
Muy
triste. Dejar de improviso mi trabajo, mi casa, a mi perra, mi gata y
especialmente a la gente de La Chimba y que se me impusiera una medida cautelar
sin siquiera conocer la acusación, la cual pude leer varios días después, es
una vivencia muy triste. Espero que el provincial levante a la brevedad esa
cautelar, pues no hay motivo para mantenerla. Colaboré ampliamente en la
investigación y ya presté declaración. Tengo un trabajo en La Chimba y muchos
pobladores me han manifestado que me necesitan de vuelta, así es que espero
volver pronto.
¿No
teme recibir eventuales recriminaciones a su retorno?
No.
La gente de La Chimba me ha pedido volver, quieren que yo vuelva. Me necesitan
allá, he mantenido contacto por Zoom y por teléfono. La presión de ellos, por
el contrario, es por qué no vuelvo.
¿Le
afecta estar suspendido del ejercicio público del sacerdocio?
No
veo el sacerdocio como un espacio para ejercer públicamente el poder para
realizar sacramentos. Al contrario, he dado muestras de que mi vida sacerdotal
está desvinculada del poder y busca dar testimonio del Evangelio desde y con
las personas. Después de tantos años tengo claro que mientras más alejado del
poder esté un sacerdote, más testimonio dará del Evangelio.
Tampoco
se le permite acercarse a menores de edad...
Se
supone que estas investigaciones canónicas preliminares deben ser discretas
para cautelar tanto la identidad del denunciante como la presunción de
inocencia del denunciado. Pero cuando se divulgan de la manera en que se hizo
en este caso, estas cautelares que se aplican pasan a ser una condena.
¿Podrá
continuar con su trabajo como sacerdote ante una denuncia que usted siente es
injusta?
Una
denuncia no es algo injusto, lo injusto ha sido la manera en que se presenta y
la no posibilidad de defenderse que uno tiene en una investigación previa.
Ahora, mi vida sacerdotal, el jugármela por Jesucristo e identificarme con la
gente con la que Él se identificó, va a seguir así. Pero esto es un juicio
mediático y mediáticamente estoy marcado.
Por
eso, ¿cree que tras la denuncia podrá seguir ejerciendo el sacerdocio?
Eso
no depende de mí, estamos todavía en la investigación previa, falta un proceso
largo y no es una decisión que dependa de mí.
¿Tiene
confianza en que haya decisiones que puedan demostrar la inocencia que
defiende?
En
el sentido comunicacional, me parece que el daño ya está hecho. Lo otro,
prefiero esperar a la justicia civil, a la que estamos expuestos todos los
chilenos, porque es transparente, la gente puede saber de qué se me acusa y
tengo posibilidad de defenderme.
¿Ha
pensado renunciar al sacerdocio?
Mi
vocación es jugármela por el Evangelio de Jesús, identificarme con quienes Él
se identificó. Es lo que he tratado de hacer toda mi vida y lo que seguiré
haciendo.
“Los
jesuitas, como toda la Iglesia, se sienten con “tejado de vidrio” por los
delitos cometidos por sacerdotes y religiosos y sus ocultamientos, que hacen
que hoy actúen aterrados de que se les acuse de encubridores”.
Ser o no ser Jesuita:
Estimados amigos asociados:
Estudiantes secundarios y universitarios maltratados criminalizados, etc., por el régimen del mal menor/Boric, por el aparato represivo criminal concertacionista/Nueva Mayoría II, por exigir sus derechos, empezando por una educación libertaria, publica, de calidad y gratuita, nos han pedido en el contexto de la “Libertad de prensa”, que no existe en el Chile virtual, de la oligarquía empresarial, financiera/ bancaria/ agiotista, agrícola monopolista administrado por la clase burguesa politicastra/castrense corrupta que publiquemos la entrevista del sacerdote Jesuita Felipe Berrios del Solar, porque ella no ha llegado a la mayoría el Pueblo.
Una
vez más, reiteramos, sin prensa libre, definitivamente no existe Democracia
Mayoritaria con respeto por las minorías. Cuando las opiniones al alcance del
pueblo, como en el Chile Virtual están controladas y manipuladas, cuando la
verdad se deforma para ser ajustada rigurosamente al punto de vista oficial de
los dueños de la Celestina Universal, la clase oligarca empresarial antes
señaladas, dueña de los medios mediáticos mercuriales, en especial del oráculo
mercurial y la telebasura/internet, y quienes infrinjan la regla, el mandato,
corren el riesgo en sus libertades personales y otros formas de persecución, la
Dignidad humana brilla por su flagrante ausencia y esta negada de hecho la vida
democrática.
Haciendo
una excepción, toda regla la tiene, publicamos
la entrevista del sacerdote jesuita Felipe Berrios del solar, por la admiración
y el respeto que sentimos por la lucha – “Luchar es vivir” y el legado, obra de
la compañía de Jesús, en especial, la obra vocacional realizada en la Chimba Antofagasta,
por el sacerdote Berrios del Solar.
En
mi querida e inolvidable Universidad del Norte/Chile – consigna fundacional, unir la luz con el sudor -, desaparecida
por la dictadura cívico militar, y por la educación libertaria, de calidad de
mis queridos e inolvidables profesores, Jesuitas en especial, yo aprendí que la
militancia jesuita vocacional suele deparar hondas satisfacciones pero tiene
sus exigencias: no se puede actuar a medias. Es preciso darse por entero y
consagrar sin reserva, algo así como una reviviscencia de la alternativa hambletiana
ser o no ser jesuitas.
Es
sabido que el perverso sistema
capitalista salvaje lo que no puede destruir lo frivoliza. Ayer el
imperio Español inepto, sibarita, maltrato, persiguió, asesino a los
consecuentes hijos de la congregación, los expulso al exilio de Latinoamérica
con la complicidad de la jerarquía de la empresa católica: todo ha sido imposible
no han podido desaparecer a la Compañía de Jesús.
De mis queridos y siempre presentes profesores jesuitas, Prof. DR. Carlos Aldunate Lyon SJ, Prof. Dr. José Donoso Philips, entre otros aprendí sobre la importancia de la educación libertario, porque solo a partir de ella se puede construir una verdadera sociedad humana, en la cual ninguna persona/ser humano sobrevive al margen. Reflexión, dialogo, y lucha para transformar el sistema capitalista salvaje. “Nadie es analfabeto y sobrevive en la miseria, porque quiere serlo. Nadie es delincuente porque quiere serlo”: ¡Hijos de Bizancio!, la delincuencia es un fenómeno social, hay que preguntarse por las causas, porque no hay efecto sin ellas. La educación libertaria, de calidad, gratuita, termina con ambas y permite la construcción de una sociedad digna, libre, culta y soberana.
Para
entender la convicción revolucionaria de los estudiantes chilenos, su
compromiso real, hasta las últimas consecuencias por darse una nueva constitución
elaborada y sancionada soberanamente por el pueblo, en el marco de una asamblea
legislativa constituyente y el maltrato y la criminalización de que son víctimas,
hay que buscarlas en el sistema capitalista salvaje y su régimen testaferro, el
mal menor/Boric, producto de una flagrante, traición y de la mentira
generalizada.
Como colofón, jóvenes estudiantes vuestros perseguidores que les hostigan, acosan y criminalizan, son los mismos del sacerdote Felipe Berrios del Solar. Piensen, el régimen le ofreció un cargo en el ministerio de la viviendo para solucionar el problema de los campamentos/poblaciones callampas, como era de esperar, un ser humano con la dignidad, un jesuita con vocación como el sacerdote Felipe Berrios del Solar, lo rechazo, jamás se prestaría para seguir engañando a los seres humanos, los marginados, los sin voz ni justicia, por los que lucha por la justicia social y se identifica. Sin lugar a dudas el sacerdote jesuita Felipe Berrios del Solar debe estar muy preocupado por el desalojo ordenado por la Corte Suprema y su justicia en la medida de lo posible del campamento Reñaca alto.
Con
esperanza y memoria, luchar es vivir, solo merecen la libertad y la vida
quienes cada día las conquistan.
Prof.
Moreno Peralta/IWA.
Secretario
Ejecuto ADDHEE.ONG
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