Comandante Fidel Castro Ruz: “La muerte no es verdad…”
Por Pablo Jofre
Leal
En estos días de noviembre – entre los días 16 al 26 - el presidente cubano, Miguel Diaz – Canel, concluyó una gira internacional que lo ha llevado por Argelia, Rusia, Turquía y la República Popular China. Un periplo interesante, necesario en momentos que arrecia la política de máxima presión contra Cuba y Rusia, esencialmente pero donde no se puede dejar de traer al presente la impronta de un hombre que ha marcado la vida cubana y la latinoamericana.
Y hablo, primero – ya tendremos espacio para el homenaje
- de un viaje necesario pues la manera de enfrentar las políticas agresivas de
Estados Unidos y los suyos es precisamente ampliar el abanico de aliados,
buscar nuevos mercados, formas novedosas de combatir el monopolio del sistema
financiero internacional, bregar contra la tiranía del dólar y ese camino
implica salir, conversar, firmar convenios cooperativos, energéticos,
alimentarios, políticos y hasta militares si ello es necesario.
En su primera parada, en Argelia, Diaz-Canel fue
recibido por el presidente de este país magrebí, Abdelmadjid Tebboune, con
quien depositó una ofrenda floral en memoria de las víctimas de la guerra de
independencia - entre 1954 y 1962 - que este año celebró su 60 aniversario, y
visitó posteriormente el Museo Nacional de los Mártires. Una Argelia que bien
conoce el apoyo de Cuba y en especial del comandante Fidel castro cuando
recibió a cientos de maestros y técnicos de la isla que apoyaron la primera
etapa de la revolución argelina tras la salida de los franceses. Temas de
salud, energético, desarrollo de vacunas fueron parte de las conversaciones
como también el apoyo irrestricto a la autodeterminación del pueblo saharaui,
cuyo territorio es ocupado por el rival de Argelia en la región: el reino de
Marruecos.
La segunda etapa de la gira llevó al mandatario cubano
a Rusia. Allí, Diaz-Canel concretó un hecho de enorme carga simbólica en
momentos en que se conmemoraban 6 años desde la desaparición física del
fallecido líder cubano Fidel Castro Ruz. Y, qué mejor homenaje que el
mandatario cubano, junto a su homólogo ruso, Vladimir Putin, inauguraran un
monumento al fallecido líder de la revolución cubana. Monumento erigido en la
plaza que lleva su nombre, cerca de la estación de metro Sókol de Moscú. En la
ceremonia, Putin recordó su interacción con Fidel Castro y sus palabras
respecto a que “no hay lugar para el dictado y el neocolonialismo en un mundo
justo” El presidente de Rusia también destacó que Fidel Castro dedicó toda su
vida a la lucha por la libertad de los pueblos oprimidos y la igualdad social,
por la celebración de las ideas del bien, la paz y la justicia y es considerado
con razón uno de los líderes más brillantes y carismáticos del siglo XX. (1)
En este recuerdo – del latín recordis que es volver a
pasar por el corazón – traigo a colación aquel escrito de homenaje al
comandante (2) donde señaló que la muerte física de Fidel, un
líder que marcó a fuego la política mundial en general y la Latinoamericana en
particular es sólo un detalle, un evento propio de la vida, el paso natural la
muerte. y, en ese plano, la obra de Fidel sobrepasa barreras físicas,
geográficas, idiomáticas situándose como una figura histórica innegable. Hace
seis años atrás, el mundo se vio sacudido por la noticia de la muerte de un
estadista, un hombre polifacético, dotado de una oratoria brillante, elocuente,
de una inteligencia superior. Líder indiscutible, que marcó la vida política
latinoamericana y referente del resto del planeta: Fidel Castro Ruz.
Tras su paso por Argelia y Rusia, el presidente cubano
se trasladó a Turquía. Allí fue recibido por el presidente Recep Tayyip Erdogan
con quien estudió, conjuntamente, diversas "cuestiones regionales y
mundiales", en particular en lo referente a América Latina y el Caribe. El
encuentro coincide con el 70 aniversario de las relaciones diplomáticas entre
ambos países y la delegación cubana junto a sus pares turcos tuvieron largas
jornadas de trabajo destinadas a concretar acuerdos en salud, turismo, entre
otros temas. La última etapa de la gira llevó a la delegación cubana a China.
Allí, durante dos días, la labor de los representantes de ambos gobiernos fue
ardua. Diaz-Canel afirmó: “En conversaciones oficiales sostenidas con el
presidente Xi Jinping, resaltamos el carácter histórico de los excelentes
vínculos entre ambos pueblos, partidos y gobiernos, basados en coincidencia de
ideales, propósitos y amplia concertación política en foros
internacionales". Diaz – Canel destacó que en su reunión con el mandatario
chino Xi Jinping “Renovamos y proyectamos consensos de una alta prioridad para,
junto a importantes acuerdos suscritos, continuar fortaleciendo la orientación
política de nuestras relaciones y ampliando los nexos económicos, comerciales,
financieros y de cooperación en áreas de interés mutuo”. En cada uno de los
países visitados, el recuerdo de Fidel estuvo presente y en forma simbólica el
día en que se conmemora su fallecimiento, la delegación cubana se encontraba en
China, reforzando lazos políticos profundos con un país que comparte con Cuba
el concepto de soberanía, respeto a la autodeterminación y la búsqueda de
relaciones multilaterales. Conceptos que Fidel defendió a ultranza.
Hecho este apunte sobre el viaje de Miguel Diaz-Canel
volvamos al recuerdo. Aquel que nos señala, que en la noche del viernes 25 de
noviembre del 2016, a las 22:29 horas de Cuba, el dirigente político y líder de
la revolución cubana, Fidel Alejandro Castro Ruz murió físicamente en La
Habana, capital de Cuba, a los 90 años la vida física de Fidel Castro se
extinguió. Tras conocer esta noticia escribí unas letras que vuelvo a traer a
colación. En ese infausto día afirmé: “la Muerte No es verdad Cuando se ha
Cumplido Bien la Obra de la Vida” y mi homenaje es volver a publicar este texto
porque su esencia y el sentir se encuentran intactos.
Fidel Castro Ruz, hijo del inmigrante español
Ángel Castro – gallego de la localidad de Láncara en la provincia de Lugo,
reclutado por el ejército español para la Guerra contra los mambises-
avecindado en Cuba a fines del siglo XIX. Su madre, Lina Ruz, cubana residente
en Pinar del Río, pero también de origen peninsular – de las islas Canarias -
ambos de humilde extracción, que a punto de trabajo lograron una posición
económica sólida. De esa relación nace, en la localidad oriental de la isla:
Birán, un 13 de agosto del año 1926, el ser humano que cambiaría el
rostro de su país, Latinoamérica y que se constituiría en una de las figuras
históricas más grandes del Siglo XX. Educado en el estricto marco
académico y disciplinario de colegios religiosos, tendrían especial influjo en
él la formación jesuita recibida en el Colegio Dolores de Santiago de Cuba y
posteriormente en el Colegio Belén de La Habana de la misma congregación.
Un Fidel curioso, deportista – basquetbolista,
beisbolista - que refrendaría a través de un apoyo sostenido de su gobierno al
deporte cubano convirtiéndolo en el referente latinoamericano en materia de
panamericanos y competencias olímpicas. Una potencia global que elevó muy en
alto el nombre de Cuba en el concierto internacional– Unido a ese hábito por el
deporte, encontramos un hombre ávido de estudiar, leer y formarse. Un joven,
que al ingresar a la Universidad de La Habana vería explosionar su interés por
las causas sociales, acrecentadas al convertirse en dirigente de la combativa
Federación de Estudiantes Universitarios – FEU – donde llegó a ocupar cargos
dirigenciales, a la par de examinar en forma libre las tres carreras que
matriculó: Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales.
Su vocación internacionalista se hizo patente, cuando
el año 1947, con apenas 21 años participó activamente en los intentos de
derrocar al Dictador Dominicano Rafael Trujillo, incluso formando parte del
desembarco por Cayo Confites, que al ser interceptado por las fuerzas del dictador
acabó en su disolución y el escape de Fidel a nado, aprovechando su condición
física privilegiada. El año 1948, Fidel Castro, como delegado de la FEU asistió
a Colombia a la IX Conferencia Interamericana – que creará la actual
organización de Estados Americanos OEA – en el marco de revueltas sociales, que
acabarían con la muerte del candidato a presidente Jorge Eliecer Gaitán,
durante la rebelión conocida como el Bogotazo. De vuelta en Cuba, la
constatación que sólo la lucha activa y resuelta de la sociedad cubana podría
derrotar a la dictadura del sargento devenido golpista Fulgencio Batista –
herramienta del gobierno estadounidense en la isla – Fidel Castro Ruz, junto a
un grupo de 160 revolucionarios concretó lo que se denomina en la historia como
El Asalto al Cuartel Moncada, llevado a cabo un 26 de Julio del año 1953.
Operación que terminó con la detención, tortura y muerte de gran parte de los
combatientes en actos que merecieron la repulsa de la sociedad cubana, logrando
que no se ejecutara extrajudicialmente a Fidel y terminara en prisión junto a
algunos de sus compañeros.
Juzgado
por el poder judicial de la Dictadura de Batista, Fidel realizará su propia
defensa legal, en un alegato final conocido como “La Historia Me Absolverá”
donde deja al desnudo las contradicciones del régimen y las desigualdades que
explican y atienden la necesidad de alzarse contra la tiranía. Un discurso
donde esboza los principales problemas de Cuba en ese momento y la necesidad de
resolverlos: El problema de la tierra, la industrialización, la vivienda, el
desempleo, el problema de la educación y el de la salud. Un manifiesto que
mostró la visión estratégica de un dirigente como pocos en ese momento, no sólo
en Cuba, sino que en Latinoamérica. “En cuanto a mí, señaló Fidel en su
alocución, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie,
preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no
temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos.
Condenadme, no importa, La historia me absolverá”.
Condenado a 15 años de prisión, Fidel es liberado
luego de 22 meses preso en la Isla de Pinos – actual Isla de la Juventud - tras
una amnistía establecida en mayo del año 1955. Convertido en figura pública
política cubana, se traslada a México donde comienza a preparar con un grupo de
compatriota - donde se une el Dr./médico argentino Ernesto Guevara de la
Serna, el desembarco de un núcleo combatiente que propiciara el derrocamiento
de la dictadura de Batista. Así, tras un año de preparación, 82 combatientes, a
bordo del yate Granma zarpan del puerto mexicano de Tuxpan un 25 de noviembre
de 1956, recalando en las cercanías de la Playa de las Coloradas en el
Municipio de Niquero, en la actual Provincia de Granma, una semana después.
Ese desembarco, con problemas que generó la pérdida de
armas y combatientes los obliga a reagruparse y marchar hacia la Sierra
Maestra, marcando así el inicio de la lucha guerrillera del Movimiento 26 de
Julio. Fuerza rebelde, encabezada por Fidel Castro Ruz, que triunfará en la
Guerra de liberación sostenida contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Durante 3 años el Ejército Rebelde, inferior en número y armamento combatió
contra un ejército apoyado por los Estados Unidos – conformado por 70 mil
hombres - y que terminará con el triunfo de las Fuerzas Guerrilleras el 1 de
enero del año 1959 – marcada por la huida del dictador Batista -
Terminada la lucha se da comienzo a una revolución, al trabajo de gobierno en
un Estado que sufriría enormes transformaciones y que cambiaría la cara,
no sólo de Cuba como “Territorio Libre de América” sino que del conjunto de
Latinoamérica y ejemplo a seguir a seguir por los Movimientos de Liberación en
África, Asia y las organizaciones políticas, que encontraron en la revolución
cubana el faro y guía que necesitaban como referencia.
Cuba no ha dejado nunca de
combatir
Con el triunfo de las fuerzas del Movimiento 26 de
Julio, la Cuba revolucionaria, con Fidel a la cabeza comenzaría a enfrentar una
guerra más costosa y que aún hoy 63 años después se extiende con su carga de
desastrosos efectos. Una guerra bárbara de agresiones, de intentos de
magnicidio, de bloqueo y embargos. Del financiamiento de campañas de invasión,
de cercar a Cuba en todos los ámbitos internacionales, sean estos políticos,
económicos o diplomáticos. Una agresión que no disminuyó ni tan siquiera cuando
el campo socialista se derrumbó a fines de la década de los ochenta del Siglo
XX. Y quienes creían que muerto el ámbito de apoyo de esta Revolución
implicaría su derrumbe, tuvieron que reconocer que la dignidad tiene un precio
mayor que aquel que marca el neoliberalismo y así Cuba, cual ave fénix renace
de las necesidades de un socialismo que no dio el ancho pues, a diferencia de
Cuba, no estaba inserto en el ADN de la sociedad.
La revolución cubana, bajo el período conocido como
Guerra Fría, estuvo en la alianza con la ex Unión Soviética con hitos
históricos como la Crisis de octubre de 1962, el apoyo a los movimientos de
Liberación Nacional y Guerras de independencia en Argelia, Angola, Mozambique,
Nicaragua entre otros. Una política de internacionalismo propugnado por Fidel
Castro, que enfrentó una política estadounidense destinada a desestabilizar y
tratar de derrocar al gobierno revolucionario y en especial asesinar a Fidel,
quien sufrió un total de 638 intentos de magnicidio en las formas más diversas.
Una Cuba que ha sufrido y en forma especialísima su pueblo, que indudablemente
estaría en un estadio superior de desarrollo si no existiera esa política de
máxima presión que pende sobre la isla desde el momento mismo del triunfo
revolucionario. Autocríticas ¡todas¡ pero ninguna podría ser válida sino
sentamos como elemento fundamental décadas de ataques, desestabilización,
agresión, muerte y destrucción venido desde Washington y los suyos.
Destaco que la agresión, durante el gobierno bajo la
administración del demócrata y católico John F. Kennedy, fue el sumun de la
criminalidad: Operaciones de sabotaje político, económico, intento de asesinato
de Fidel y otros líderes cubanos, quema de cosechas, introducción de
enfermedades de contagio, apoyo a invasiones y contrarrevolucionarios, sin
contar la intensificación del bloqueo total. La operación Mangosta
comunicada en noviembre del año 1961 que mostró la verdadera cara de Kennedy el
publicitado “político con visión de futuro, el prohombre de la democracia y la
lucha por la libertad de los pueblos, según sus defensores y admiradores” que
simplemente fue el primer responsable estadounidense de esta verdadera empresa
multinacional de atentados y asesinatos políticos.
La Cuba de Fidel, a pesar de los intentos de
destruirla y en ello hacer desaparecer a su máximo líder, será recordada como
el ejemplo de un país pequeño capaz de ayudar a la consolidación de la
independencia múltiples países: la lucha de Angola por consolidar su
independencia de Portugal y el enfrentamiento contra las fuerzas apoyadas por
Sudáfrica y el Zaire del dictador Mobutu Sese Zeko con deseos de apoderarse del
enclave de Cabinda y su riqueza petrolífera. Un combate sostenido contra las
fuerzas terroristas apoyadas por la Sudáfrica del Apartheid como fue la UNITA
del mercenario Jonas Savimbi, que en esa lucha conseguiría, no sólo consolidar
el proceso angolano, sino también lograr la independencia de Namibia y generar
las condiciones que permitieron el derrumbe del sistema del apartheid.
Logro que el propio Nelson Mandela reconocería en su
discurso de toma de posesión como el Primer presidente negro de la Sudáfrica
sin apartheid. Apoyo que tuvo su expresión de gesta militar en la mítica
batalla de Cuito Cuanavale en territorio angolano, que logró derrotar a las
fuerzas sudafricanas y hacerlas retroceder hasta su propio territorio,
atravesando Namibia en persecución de las derrotadas fuerzas blancas de
Pretoria, para así obligarlas, no sólo a no volver a agredir directamente a
Angola, sino que propiciar la Independencia de Namibia y apuntalar el
definitivo derrumbe del totalitario y racista régimen de Apartheid.
El abrazo de dos amigos entrañables, en el inicio de
la Cumbre del Movimiento de los Alineados, en Durban, septiembre de
1998. Foto: Juventud Rebelde.
Escrito en piedra, en una pared de 697 metros, en la
Colina del Parque de la Libertad en Pretoria, aparecen, a la par del nombre de
95 mil combatientes sudafricanos muertos en diversos conflictos, los nombres de
2.107 cubanos que murieron defendiendo la causa del internacionalismo. Los
medios internacionales, como la BBC de Inglaterra daban cuenta de este hecho de
apoyo solidario de Cuba, en la primera visita que realizó a Cuba en julio del
año 1991, apenas un año y medio después de salir de la cárcel en Robben Island
donde permaneció cerca de tres décadas. Sostuvo Mandela, respecto a Cuito
Cuanavale “Aquella impresionante derrota del ejército racista le dio a Angola
la posibilidad de disfrutar de la paz y consolidar su soberanía. Le dio al
pueblo de Namibia su independencia, desmoralizó al régimen racista blanco de
Pretoria e inspiró la lucha contra el apartheid dentro de Sudáfrica (…). Sin la
derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido
legalizadas" sostuvo Mandela ante una multitud el 26 de julio de 1991 en
Matanzas, Cuba.
Con la caída de los socialismos reales el análisis
fino indicaba que la revolución cubana se vendría abajo, una vez destruido el
marco político y económico que sustentaba, en forma mayoritaria un gobierno que
en un 90% comerciaba con el mundo socialista. Fue un golpe durísimo, que
demostró, además, que Estados Unidos ya no necesitaba la excusa del
enfrentamiento este-oeste para seguir desestabilizando a Cuba. No sirve
de justificación para estas acciones, ni siquiera el argumento de los Realistas
Políticos, o de los pragmáticos, e incluso de los que avalan las teorías
geoestratégicas, el hecho que Cuba haya sido aliada de la Unión Soviética, por
tanto, parte integrante de uno de los bloques ideológicos en la llamada Guerra
Fría, pues ¿Cómo se seguía justificando la continuación de la agresión contra
Cuba, cuando no quedaba nada de aquel mundo bipolar? ¿Cómo se entiende, el
endurecimiento constante del bloqueo contra un país soberano, sin existir
ninguna resolución de las Naciones Unidas que avale tal acción?
Cuba ha estado, desde el momento del triunfo mismo de
su revolución a resistir, a un costo altísimo para la población, pero con la
dignidad intacta. Oponer resistencia contra cualquiera de las diez
administraciones estadounidenses que han pasado por la Casa Blanca mientras la
revolución seguía intacta hasta la muerte física de Fidel. Cuba ha
resistido, con un Fidel Castro claro, estratega, visionario y sobre todo un
estadista como ningún otro en Latinoamérica, a la par de los grandes nombres
del Siglo XX. Así les duela a sus críticos que a la hora de su muerte
celebraban en las calles de Miami – la ciudad contrarrevolucionaria por
excelencia – la muerte de quien consideraban su enemigo eterno. Para otros, en
cambio, la muerte de Fidel significó una pérdida sensible “En una época en la
que todos los pueblos oprimidos del mundo padecen la violación de los más
evidentes y básicos principios humanos, como puedan ser la paz, la justicia y
la libertad, afortunadamente existen seres humanos libertadores y
combatientes que luchan hasta su último aliento para mantener izada en el
espíritu y el corazón de la gente la bandera de la libertad y la justicia”. El
Papa Francisco, por su parte, que visitó Cuba en septiembre del 2015 y se
entrevistó con Fidel señaló frente a la muerte del nonagenario dirigente
“lamento la mala noticia de la muerte del líder de la Revolución Cubana, Fidel
Castro Ruz. Expreso mis sentimientos de pesar a los familiares del
difunto dignatario, así como al gobierno y al pueblo de esa amada nación. Al
mismo tiempo, ofrezco plegarias al señor por su descanso”.
La muerte física de un líder, que marcó a fuego la
política mundial en general y la Latinoamericana en particular es sólo un
detalle, un evento propio de la vida, el paso natural la muerte. Y digo que es
un detalle pues para comprenderlo, en toda su magnitud, hay que recurrir al
Héroe Cubano, Al maestro José Martí Pérez, admirado y alentado en
sus estudios por Fidel y la Revolución en el sentido que “La Muerte No es
Verdad Cuando se ha Cumplido Bien la Obra de la Vida” y, en ese plano, la obra
de Fidel sobrepasa barreras físicas, geográficas, idiomáticas situándose como una
figura histórica innegable. Hoy, más que nunca a la par de las figuras
imborrables de la Revolución Cubana como el Dr. Ernesto Guevara de la
Serna, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez Manduley y los millones de
internacionalistas militares, educadores, médicos, obreros, ingenieros,
enfermeras, alfabetizadores, que elevaron el nombre de Cuba hasta los más alto,
se alza el nombre de Fidel Castro Ruz, que entra en la categoría de los
imprescindibles.
Comandante Fidel Castro Ruz, vive en la inmortalidad
de la historia, la que hacen los Pueblos Libres, Dignos, soberanos, en el
Olimpo de los seres humanos que nunca mueren. El eco de su nombre de su ejemplo
libertario y solidario estará siempre presente y resonara en lo más digno leal,
honesto y agradecido no solo del querido pueblo cubano del maestro José Martí Pérez sino de todos lo
pueblos latinoamericanos, Africanos, asiáticos, etc.
Prof. Moreno Peralta /IWA
Lo subrayado interpolado es nuestro
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