¡Que se le dé una oportunidad a la diplomacia!
Escritor,
analista internacional /Addhee.Ong
En una sorpresiva declaración hecha durante una rueda
de prensa el pasado lunes 7, el vocero del Departamento de Estado de Estados
Unidos Ned Price, afirmó que la crisis que se vive en Ucrania “tiene que
terminar mediante el diálogo y la diplomacia” y agregó más adelante que: ”No va
a haber una victoria decisiva en el campo de batalla”.
Sin querer sacar conclusiones a priori y mucho sin que
aún se pueda “cantar victoria”, estas palabras podrían interpretarse como una
señal de que, ante la clara evidencia de que Rusia no va a ser derrotada
militarmente, se hace necesario abrirle un espacio a la diplomacia.
Parece haber quedado atrás el vaticinio de la
secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki, quien el 11 de abril
asegurara que: “La economía rusa colapsará en tres días”. Tampoco se hizo real
el concluyente veredicto de Josep Borrell quien el 28 de agosto afirmó que:
“Rusia ya ha perdido la guerra”. Mucho menos se patentizó el dictamen hecho por
el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, cuando el 11 de octubre
aseverara que “Rusia, en realidad está perdiendo [en] el campo de batalla”.
Varias “ofensivas, contra ataques y contraofensivas”
de papel se han realizado en este período que han causado grandes pérdidas
humanas y materiales con el único objetivo de seguir atrayendo recursos a una
guerra que un militar con mínimos conocimientos operativos, sabe perdida.
Ahora, se están proponiendo una nueva “ofensiva” en el sur, en la provincia de
Jerson, pero ya no lo plantean como objetivo estratégico en el marco del
desarrollo militar del conflicto sino como una forma de obtener una victoria
para colocar sobre una eventual mesa de negociaciones. Rusia ha ordenado la
retirada de sus tropas de la ciudad tras evacuar a 115 mil habitantes.
El argumento del
general Serguéi Surovikin, comandante de la Agrupación
Conjunta de Tropas para solicitar al mando superior la retirada de las
fuerzas militares de Jerson, fue que la ciudad y sus alrededores no pueden ser abastecidos y
llevar una vida normal debido a los constantes bombardeos ucranianos, incluso
utilizando métodos de guerra prohibidos porque se ataca a la población e
instituciones civiles.
Surovikin señaló que el plan ucraniano
de hacer estallar la represa de Kajovka a fin de inundar la ciudad, puede tener
repercusiones desastrosas tanto para la población civil como para las tropas
que incluso podrían quedar totalmente aisladas.
En estas condiciones Surovikin
entiende que lo mejor es organizar la defensa en la margen izquierda del rio
Dniéper preparando las tropas para el combate y liberando “parte de las fuerzas y los medios, que se
utilizarán para operaciones activas, incluidas las ofensivas, en otras
direcciones en la zona de la operación”, es decir en la dirección principal
ubicada en Donetsk.
El Alto Mando ruso aceptó la
apreciación del general Surovikin entendiendo la prioridad de la vida y la
salud de los militares así como de la población civil y ordenó la retirada de
forma segura de las tropas.
El plan original de Estados Unidos
era que Ucrania recuperara Jerson antes del 8 de noviembre para que pudiera ser
mostrado por Biden como manifestación del éxito generado por el apoyo militar y
financiero a Ucrania. Sin embargo, ese objetivo no se cumplió. Hay que recordar
que Estados Unidos prohibió a Ucrania negociar con Rusia en marzo cuando
incluso se realizaron varias rondas. Vale rememorar que uno de los principales y
más entusiastas negociadores ucranianos, Denis Kireev fue misteriosamente
asesinado el 5 de marzo cuando las hostilidades apenas comenzaban, sin que
hasta hoy el crimen haya sido esclarecido.
En todo caso, la decisión de
retirarse de Jerson no cambiará el curso estratégico del conflicto. Lo que si
lo hará, será la introducción en combate de los 318 mil nuevos soldados que se
han estado entrenando en las últimas semanas y que se espera serán incorporados
a finales de noviembre y comienzos de diciembre, produciendo un cambio
definitivo de la correlación de fuerzas militares en el conflicto.
Vale decir que las fuerzas armadas
ucranianas, a pesar del anuncio ruso de retirada, tienen temor de que sea esta otra
manifestación de “maskirovka”, es decir una gran maniobra de engaño tanto en el
plano táctico como estratégico que las fuerzas armadas rusas desde los tiempos
de la Unión Soviética ha desarrollado y que consiste en el falseamiento de las
capacidades, los planes y las operaciones a realizar, tergiversando el
verdadero objetivo de la maniobra,
llevando al enemigo a una apreciación errónea que conduzca a decisiones
equivocadas. Por lo menos, esa es la opinión de Nataliya
Gumenyuk, vocera del comando del sur del Ejército ucraniano.
En el campo de la diplomacia hay
muchas informaciones, algunas desmentidas, otras no confirmadas y buena
cantidad de rumores que llevan a recordar aquel antiguo dicho de que “cuando el
río suena, es porque piedras trae”.
En los
últimos días se dio a conocer que efectivamente hubo conversaciones de alto
nivel entre Estados Unidos y Rusia. Aunque ambas partes se han apresurado a
informar que el asunto de Ucrania no está en la agenda, sino un probable
acuerdo de limitación de armas nucleares bajo formato de Nuevo START (Strategic Arms Reduction Treaty) o Tratado de Reducción de
Armas Estratégicas firmado durante la guerra fría para establecer un límite en el número de misiles nucleares que poseía
cada superpotencia. Este acuerdo debió ser renovado en 2020, pero no se prorrogó por la
negativa del presidente Trump.
En este ámbito, la
vocera de la cancillería rusa, María Zajárova informó que se mantienen “contactos puntuales” con Estados Unidos sobre
asuntos “urgentes”, aunque señaló que entre los dos países no se dan todavía “relaciones
en formato completo” Según sus palabras, “Moscú no se opone a un diálogo
mutuamente beneficioso con Washington”.
En paralelo, el viceministro de Relaciones
Exteriores de Rusia, Andréi Rudenko, aseguró que su país está dispuesto a
entablar conversaciones con Ucrania ”sin exigir condiciones previas a excepción
de la principal, que es que Ucrania muestre buena voluntad”. No obstante,
recordó que fue Ucrania la que se retiró de la mesa de negociaciones en marzo y
que ahora tiene una ley que prohíbe sostener conversaciones de paz con Rusia, asegurando
que su país siempre ha tenido disposición para dialogar.
En este marco, la cadena NBC News dio a conocer
que en una conversación telefónica sostenida en junio, el presidente Biden “se
salió de sus casillas” increpando y gritando duramente al presidente Zelenski
exigiendo que no siguiera pidiendo dinero y mostrara resultados en la guerra
contra Rusia. Así mismo, en fecha más reciente, el Washington Post ha informado
que Biden había solicitado muy encarecidamente a Zelenski que se abriera a la
posibilidad de una salida negociada del conflicto.
¿Qué ha pasado?¿Por qué estos cambios? Podrían
darse muchas respuestas. Tal vez tenga que ver con el interés de Estados Unidos
de priorizar la negociación del tratado START ahora que, con la existencia y
desarrollo de la tecnología de misiles hipersónicos, Rusia muestra una
abrumadora superioridad sobre Estados Unidos en esta materia. De ahí, que
Ucrania haya pasado a un segundo plano de interés, mientras se busca una salida
dialogada al asunto para el que Estados Unidos le podría haber pedido a Rusia
la entrega de Jerson a fin de que Ucrania no se exponga a una derrota total en
la mesa de negociaciones. Es claro, el START es estratégico y de largo plazo,
lo de Ucrania, táctico y coyuntural. Para Estados Unidos y la OTAN, los 120 mil
soldados de Ucrania muertos en estos ocho meses, no tienen mucha importancia.
Para Rusia, cuidar a sus combatientes y a su población civil es tarea de primer
orden.
Subyace la idea de que Rusia no ha podido ser
derrotada en ámbito militar. En el político, el gobierno y Putin en particular
hoy son más fuertes que el 24 de febrero y que la popularidad del presidente
ruso ha aumentado en la medida de desarrollo del conflicto. Tampoco logró Estados
Unidos un aislamiento internacional de Rusia. Una gran cantidad de países se
han negado a hacer parte de las sanciones contra Rusia, incluyendo algunos muy
importantes como China, India, Arabia Saudí, Egipto, Indonesia, Pakistán,
Hungría y Turquía entre otros.
En los terrenos económicos y financieros, aunque
hay afectaciones evidentes, la economía rusa ha soportado las miles de
sanciones en su contra, el rublo es hoy más fuerte y los ingresos han roto
todos los récords, revirtiéndose además en graves consecuencias para los
sancionadores.
Así mismo, es importante decir que Estados Unidos
fracasó en su intento de solicitar a la OPEP un aumento de la producción del
petróleo necesario para fortalecer sus finanzas, toda vez que debe importar
diariamente 7 millones de barriles para solventar su consumo, sin alterar las
reservas estratégicas. Por el contrario, la OPEP no sólo no aumentó, sino que
disminuyó la exportación en 2 millones de barriles diarios, asestándole un duro
golpe económico y político a Biden que vio como uno de sus principales aliados,
Arabia Saudí, pujó para llegar a esa cifra después que Rusia había propuesto
una disminución de “sólo” un millón de barriles.
La situación económica de Europa y del propio Estados
Unidos está siendo cada vez más afectada lo cual ha comenzado a producir
cambios políticos no deseables como lo han podido testimoniar dos gobiernos
caídos en Gran Bretaña, así como los de Suecia, Italia, Bulgaria entre otros y
una derrota del partido demócrata en las elecciones parlamentarias de Estados
Unidos lo que según el propio presidente Biden presagia “dos años horribles”
para el país. Mientras tanto Xi Jinping se religió como secretario general del Partido
Comunista de China y Vladimir Putin continúa siendo el presidente de Rusia,
ahora con una solidez mucho mayor.
Por otro lado, también podría interpretarse que
Estados Unidos y la OTAN se han comenzado a dar cuenta de que estas
repercusiones, que dicen relación con el ámbito estratégico, forman parte del
gran engaño al que fueron sometidos por Putin cuando inició en febrero una gran
operación militar envolvente, para después irse retirando de territorios
ocupados al comienzo de la operación que no tienen relación con los objetivos planteados
desde un primer instante. Los recuerdo: liberar a Donetsk y Lugansk,
desmilitarizar y desnazificar Ucrania.
Vale decir que mientras las tropas rusas se
retiran de Jerson, están desarrollando desde hace dos días, una potente y
exitosa ofensiva en Donetsk que crea mejores condiciones para conseguir el
objetivo estratégico de capturar Kramatorsk y Slaviansk, los dos centros
urbanos de cierta significación todavía en manos de Ucrania. Esa misión debería
resolverse con la introducción en combate de las tropas de refuerzo recién
movilizadas.
Al cumplirse esta misión, los objetivos de la
operación militar especial se habrían logrado en gran medida, las fuerzas
armadas ucranianas han quedado semi destruidas, hoy solo funcionando en un 30%
de su capacidad inicial al 24 de febrero, el resto es solventado por la OTAN en
su parte material, mientras que el recurso humano sigue siendo entregado por
Ucrania. Cuando finalice el conflicto, el país deberá comenzar a pagar los casi
cien mil millones de dólares que hasta ahora ha recibido en créditos sin saber
de dónde va a sacar recursos para pagarlos, transformándolo de hecho, en un
país inviable a futuro cuando han perdido la parte más importante de su
potencial industrial y grandes cantidades de las mejores tierras productivas.
El objetivo de desnazificar se mantendrá latente, pero ahora le tocará a Europa
hacer su parte cuando miles de terroristas que se habrán quedado “sin trabajo”
se diseminen por el Viejo Continente, llevando con ellos su carga de odio,
muerte y destrucción.
Repito, sin querer “echar las campanas a volar”,
pareciera que llegó el momento de darle una oportunidad a la diplomacia para
que vengan tiempos de dialogo, de negociación y de acuerdos. Ojalá que así sea.
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