Más allá del folclore:
Si tan solo
tuviéramos dos dedos de frente y con esto la capacidad básica de
raciocinio, entenderíamos que los Pueblos Originarios lo son todo y
que nos debemos a ellos, así hayamos llegado a la cúspide de la educación
superior o de la falsificación: pues somos seres plásticos y de
apariencias. Prioridades para muchos de nosotros que creemos que somos
otro paisaje que está muy lejano de la raíz de la cepa de donde
venimos.
“Aquí solo hay dos culpables: Tú por sojuzgar a mi pueblo y yo por querer liberarlo”
Si tan solo la
infinidad de lecturas de libros de autores famosos que solemos fanfarronear en
redes sociales nos sirvieran de algo. Si tan solo la infinidad de destinos
turísticos y viajes en primera clase que solemos presumir en redes sociales nos
sirvieran de algo. Si las maestrías, si los doctorados nos sirvieran de
algo más que para el codeo con gente que también como nosotros se
cree otro paisaje.
Si sirviera de algo
el buen gusto por la comida fina y las bebidas lujosas que solemos
presumir en redes sociales, nuestro buen tino para gritar a los cuatro vientos
que nuestra economía es estable que nos podemos dar lujos que otros no. Lujos
en un mundo de plástico y apariencias muy lejano al de los Pueblos
Originarios.
Si todo eso sirviera para algo sabríamos que estamos perdidos, que nos
lanzaron al culo del abismo y que seguiremos rodando sin parar en un vacío sin
fin donde las masas amorfas que conformamos se convierten en
alcornoque. Que somos las madejas, las marionetas, los hilos que otros
mueven para su conveniencia, creándonos una ilusión fantasmagórica de lo que es
el progreso.
Y creemos que ellos
que nos tienen carro, que no tienen lociones finas, que no tienen carreras
universitarias, que no comen en restaurantes cinco estrellas, que no viajan en
primera clase, que no toman vacaciones alrededor del mundo, que no sonríen para
quedar bien, que no fingen para encajar, que no se codean para obtener, que no
se aventajan a los demás, que no meten zancadilla para ganar, que no
fanfarronean un plato de comida y que desconocen el mundo de las redes
sociales, el de las pretensiones y el del qué dirán: son los
incultos y manipulables.
Creemos que las
etiquetas son las que nos hacen, entonces vamos por la vida como: licenciados,
doctores, politólogos, que no sé qué y que no sé cuánto y que cúcara mácara… Y
somos el colmo de la ignorancia, porque si las etiquetas nos sirvieran de algo
sabríamos que estamos cagados, que nunca fuimos, que somos producto de un
sistema de clases que nos ha manejado a su antojo. Sabríamos que esos pueblos
que nosotros solo vemos como el folclore lo son todo. Sabríamos que
ninguna universidad nos enseñará tanto como la sabiduría de esas manos
milenarias, de esos labios que comparten de generación en generación pócimas,
leyendas, sistemas sociopolíticos, conocimiento ancestral que ninguna educación
superior podrá igualar nunca. Porque antes de las universidades, de los
automóviles, de los aviones, de las invenciones de este mundo de apariencias y
de compra-venta, ya existían los Pueblos Originarios.
Si tuviéramos la
humildad, el agradecimiento, el entendimiento y el corazón abierto
aprenderíamos mucho de ellos porque no hubo, no hay y no habrá gente tan capaz,
humilde, inteligente, honesta y solidaria como la de los Pueblos Originarios. Y
de éste lado, en este paisaje lejano, muy lejos de la cepa, donde estamos
nosotros los mediocres y fanfarrones, donde pululan los títulos, las
etiquetas, las fotografías con filtros, la barbaridad de las redes sociales,
nunca tendremos el nivel de conciencia, de solidaridad, ni de
conocimiento que tienen los Pueblos Originarios.
Pasaremos nosotros,
insignificantes, como partículas de polvo en la inmensidad de la atmosfera
y el tiempo y, ellos permanecerán. No, no nos necesitan, ellos son
autosuficientes, en cambio nosotros apenas somos unas marionetas de
plástico que con el calor de derriten, ellos en cambio son las
permanencia y el origen. Ojalá que antes de que sea tarde para nosotros,
un día aprendamos a ser agradecidos y aprendamos a verlos más allá del folclore que
este sistema racista y clasista nos impuso. Otra humanidad seríamos.
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado
02 de abril de 2019, Estados Unidos.
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